lunes, 6 de diciembre de 2010

¡QUE PEQUEÑO ES EL MUNDO!

Van a cumplirse ya diez años de mi salida de España y de mi llegada a Isla Margarita (Venezuela) como primer destino en la huida de mi mismo. Allí encontré a una joven preciosa llamada Yoneida, que fue mi dicha y mi tormento y pudo ser la causa de mi muerte.

Después de su salida de Isla Margarita, caí en una terrible depresión y tuve que pagar las consecuencias de un amor pluscuam-imperfecto en el que mi orgullo ganó todas las batallas, pero no así mi corazón que jamás pudo borrar la terrible herida que en él me había dejado.

Yoneida era la alegría misma; la reina de aquel presente y la que había elegido como guardiana de mi futuro, llegando a quererla casi tanto como terminé odiándola.

Siempre hablé de ella, a mi actual esposa, como el ejemplo que no debía de seguir, pero finalmente, con la suspicacia que caracteriza a la mayor parte de las mujeres terminó comprendiendo lo locamente enamorado que había estado de Yoneida, a pesar de lo mal que se había comportado.

¡QUÉ GRANDE HA DE SER EL AMOR EN UNA MUJER, PARA QUERER HACER LLEGAR AL SER AMADO NOTICIAS DE LA MUJER QUE ANTES ÉL QUISO, SIN MAS PRETENSIÓN QUE VERLE FELIZ!.

Ya hace algún tiempo, quiso Milena que le facilitara los datos personales de aquella chica con la que había convivido en Isla Margarita, confesándome que estaba tratando de localizarla lo cual se me antojó una empresa imposible y no tuve inconveniente en darle LO ÚNICO QUE ME QUEDABA DE ELLA ADEMÁS DE SU RECUERDO: SU NOMBRE Y SUS APELLIDOS.

Anteayer me comentó que ya la tenía localizada y hoy estaba radiante de alegría porque Yoneida le había mandado un correo en el que me manifestaba su cariño y su alegría por saberme vivo y en "buen estado de salud", haciéndome saber que jamás se había desprendido del celular que le regalé con la esperanza de que algún día la llamara.

A mí se me han olvidado todos los rencores y no he tenido que emplear ninguna frase de despecho cuando le he escrito, porque nada le tengo que reprochar, que no sea, el que no supiera valorar el inmenso cariño que siempre le profesé.

No he podido tener en la cabeza otro pensamiento que no fuera el de ella durante todo el día y no se por qué me ha venido a la memoria una novela de Gabriel Miró cuya frase final siempre odié porque no encajaba con mis sentimientos de adolescente: " Lo que no podré explicarme nunca, es cómo habiéndola querido tanto, he podido vivir sin Elena".

A lo largo de los cincuenta y pico años transcurridos después de la decepción de aquella frase, que a lo largo de la vida se ha ido imponiendo, debido a los incontables episodios amorosos que a lo largo de mi vida han tenido ese mismo final. el que la vida me haya obligado a aceptar como algo real e inevitable la tan por mi vilipendiada frase, no significa que no siga odiándola y además vea en ella una connotación de fracaso y de decepción que no sabéis cuánto me pesa.

Pero no voy a entrar en disquisiciones que pretendan reivindicar mis convicciones, ni trataré de hacer una reposición de aquellas etapas de mi vida que en verdad, ENCIERRAN MÁS AMOR Y TERNURA DE LO QUE PUEDAN IMAGINARSE POR LA LIGEREZA CON QUE TRATO EL ASUNTO.

Espero que no se enoje Dios conmigo si Le pido que proteja a todas las mujeres a las que he amado y han dejando una huella en mi alma.

En cuanto a la frase final a mis desencantos, no puedo repetir la que tanto me hirió en la adorable etapa de mi adolescencia...; por más que lo intento no puedo olvidar mis sentimientos y odio y odiaré a aquel personaje que la dijo, con el que fatalmente me ha tocado tener que convivir en todos y cada uno de mis fracasos. SERIA DESHONESTO CON VOSOTROS... Y CONMIGO MISMO SI LO HICIERA.

1 comentario:

Io dijo...

"¡QUÉ GRANDE HA DE SER EL AMOR EN UNA MUJER, PARA QUERER HACER LLEGAR AL SER AMADO NOTICIAS DE LA MUJER QUE ANTES ÉL QUISO, SIN MAS PRETENSIÓN QUE VERLE FELIZ!"

Pues a mí esta frase me ha calado más, la frase y lo que representa: el amor incondicional. Bravo por ella.

El tiempo se lleva nuestros rencores, afortunadamente. Y lo que a veces hace con el amor es transformarlo, suavizar los sentimientos propios de una pasión para revivirlos con una dulce y serena calma, guardar un buen recuerdo de aquella persona que, hiciese lo que hiciese, consiguió que no la olvidasemos.

Lo de Facebook es verdad. La cantidad de detectives privados que se habrán quedado sin trabajo :)

Habrá más vidas. Y cometeremos los mismos errores :)

Un beso.