martes, 12 de febrero de 2013

FÁBULAS CONTEMPORÁNEAS

El Sr. Vidal, dando pasitos cortos y bien orientados, llegó a su meta. ¿Quién iba a pensar que un humilde cortador de forros iba a crear una gran empresa? 

Cuando yo salia del colegio, después de merendar, solía ir a su casa a jugar con Antoñín el menor de sus hijos. 
Poco después, sonaban las sirenas de las fábricas anunciando la salida de los trabajadores, y sin pérdida de tiempo, el Sr. Vidal, canturreando como era su costumbre,  llegaba a su casa después de su jornada de trabajo. 
Mientras se duchaba, su esposa Josefa, le preparaba una merienda-cena que él se engullía en un plis plas,  y con el último bocado se encerraba en un cuartito que no tendría mas de diez metros cuadrados, por cuya ventana, que daba al patio donde nosotros jugábamos, se escapaban y llegaban a nuestros oídos las notas de sus cánticos, sobre todo cuando de su variadísimo repertorio empezaba con la zarzuela, momento éste en que elevaba considerablemente el diapasón.

 Tenia un semblante serio que intimidaba, pero volviendo mi mirada de forma restrospéctiva hacia él, solo veo a una bellísima persona.

 En aquel cuartíto de la casa, con los retales desechados por las fábricas, que sin embargo  para él todavía tenían utilidad, confeccionaba zapatítos de chicarro para niños que empezaban a andar. Así, día a día, semana tras semana, le fue aumentando la demanda, hasta llegar a tener una de las mejores fábricas de calzado de niño, ya a todas las escalas.

No le llegó el triunfo de inmediato, teniendo que sortear muchas vicisitudes, dadas las crisis a las que nos tiene acostumbrados este sector de la producción, pero pudo superarlas todas, gracias a lo que siempre habia sido su consigna  "Prudencia". El Sr. Vidal, no hacia referencia a la Prudencia como tal. Él se limitaba a aconsejar a sus hijos diciendo: "Olivica comia, huesesico al suelo".

La lucha de los dos hijos mayores para conseguir la aprobación del padre en cuanto a llevar a cabo sus personalisimas ideas, siempre fracasó ante la oposición del padre que tenia muy presentes las enseñanzas que le habian dado todos sus años de experiencia, hasta que, ya viejo, tuvo que dejar las riendas del negocio en manos de sus hijos que deseosos de demostrar que sus iniciativas eran las más acertadas, dieron rienda suelta a todo lo que teóricamente consideraban como bueno, a pesar de saber que su padre siempre se había opuesto.

Conclusión:

La marca de calzado que tantas glorias había dado a la família se fue a pique, quedando todos en la mas espantosa ruina, teniendo el Sr. Vidal que ceder hasta su propia casa para cubrir parte de la deuda que generó el fracaso, viviendo de favor en ella hasta su muerte, gracias al buen corazón del acreedor que se la adjudicó, mientras que los hijos dejaron de ser empresarios para pasar a ser trabajadores, es decir, todo lo contrario que había ocurrido con su padre.

 "EL DIABLO SABE MÁS POR VIEJO QUE POR DIABLO",  Y EN LA VIDA, COMO EN EL NEGOCIO, SIEMPRE QUE VAYAMOS A INICIAR UN NUEVO CAMINO, TENEMOS QUE TANTEAR CON MUCHO TACTO  PARA NO DAR UN TRASPIÉ.

HIJOS, ESCUCHAD SIEMPRE EL CONSEJO DE VUESTROS PADRES.


2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...


Creo que son muy comunes estos errores en muchos campos: el renovarlo todo sin más, el hacer giros radicales despreciando lo antiguo, con ansias de mejora inmediata, cuando es en esa base de la experiencia de tantos años donde radicaba el éxito.

Leyéndote me recuerdas a Galdós, el escritor costumbrista que más me gusta.

pichiri dijo...

Gracias hijo, que Dios te lo pague.