domingo, 28 de julio de 2013

SEAMOS SENSATOS AL JUZGAR.


Es muy aventurado romper las fronteras impuestas por nuestros convencionalismos y si se hace, son muchos los riesgos que se corren. Por lo pronto, te puedes atraer la antipatía, de los que te lean o de los que te oigan, porque la sinceridad se suele pagar con un alto precio.

Por eso, siempre que hablemos sobre la raza humana y le apliquemos las generalidades que por reiteración y reincidencia nos caracterizan, cuando alguna de nuestras manifestaciones esté relacionada con cuestiones en las que todos actuamos con el mayor sigilo en busca del incógnito, DEBEMOS DEJAR UNA GRAN PUERTA ABIERTA A LA EXCEPCIÓN, PARA QUE TRAS ELLA SE COBIJEN TODAS Y TODOS LOS QUE EN VERDAD SE CREAN AL MARGEN DEL ASUNTO Y TAMBIÉN LOS QUE, CON EL MAYOR CINISMO, QUIERAN ACERCARSE A ELLOS PARA PASAR INADVERTIDOS. ASÍ, CON SU VERDAD O SIN ELLA, NADIE PODRÁ SENTIRSE ALUDIDO NI AFRENTADO POR TALES DISQUISICIONES. 

ABRO PUES LA PUERTA DE ESA EXCEPCIÓN Y QUE TRAS ELLA SE ACOJAN  TODOS LOS QUE SE SIENTAN LIMPIOS DE CORAZÓN, A QUIENES TAMBIÉN DE CORAZÓN FELICITO.

Podría hablar sobre otros muchos temas que todos conocemos y a los que se podrían aplicar las mismas o parecidas consideraciones que las expuestas en el que hoy me ocupa, manifestando que si es este el que he elegido, es porque creo que a todos nos afecta, directa o indirectamente, salvo las excepciones a las que aludí y a las que cualquiera de ustedes puede acogerse.

A todos los niveles, muchos de los que presumen de inocencia y de intachable virtud, podrían inspirar a la vista de sus autenticas vidas, novelas con tal gama de enredos que podrían competir con cualquier Telenovela, y  muchas jovencitas y jovencitos, que nos iluminan con su supuesta "inocencia", nos sorprenderían al verlos, en su ambigüedad, como una mercancía tangible sujeta a la oferta y la demanda.

Esta doble personalidad, de la que solo mostramos una cara en nuestro ámbito, nos permite aparentar lo que no somos a lo largo del quehacer cotidiano, permitiendo además en nuestro anonimato que podamos juzgar sobre los demás en base a unos convencionalismos hipócritas que califican o descalifican, según convenga al personaje que en cada momento estemos representando.

Siempre es deplorable el que alguien tenga que alquilar su cuerpo para conseguir un logro, pero a veces, el alcance del logro perseguido tiene un fin tan alto que puede influir en el criterio de los demás, llegando incluso a justificarlo sin que según nuestro criterio se atente a la Virtud. 

Pero ¿Somos nosotros los que podemos justificar los actos por otros cometidos? 

 La Comprensión perdona el pecado en ciertas circunstancias, especialmente si se ha cometido por solucionar un grave problema Y SUS REPERCUSIONES SOLO AFECTAN A QUIEN LO EJECUTA.

EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS ¿QUIEN ES LA VICTIMA EN LA TRANSACCIÓN?

¿Quien busco al cliente para lograr su buen fin o quien buscó a la supuesta victima en busca de placer?

SI LA SUPUESTA VICTIMA NO ENCONTRARA CLIENTE, estaríamos ante un verdadero problema de conciencia ya que, SI  POR SUS CIRCUNSTANCIAS ERA PERMISIBLE Y JUSTIFICABLE SU PRETENSIÓN POR EL IRRENUNCIABLE BUEN FIN QUE PERSEGUÍA; POR SU FRACASO,  DEBERÍA SER DIGNA O DIGNO DE NUESTRA LÁSTIMA, AL NO HABER CONSEGUIDO, SIQUIERA POR ESE CONDUCTO, ESE FIN SUPREMO QUE ANTE TODOS LA JUSTIFICA O LO JUSTIFICA.

¿Como es posible que nos pueda inducir a la tristeza la no culminación de un acto que nuestros convencionalismos condenan?

Si acaso lo que nos decepciona es el que no haya logrado su fin, ¿No será verdad que el fin habrá prevalecido sobre la virtud? o ¿es que la virtud puede y debe obviarse según las circunstancias?

Y EN OTRO ORDEN DE COSAS,

SU POSIBLE CLIENTE QUE EN CUALQUIER OCASIÓN,  POR LO GENERAL, HABRÍAMOS CALIFICADO DE ""CANALLA"", EN ESTA, AL SER EL INSTRUMENTO QUE PODRÍA HABER CULMINADO CON SU APORTACIÓN EL ELOGIABLE FIN QUE SE PERSEGUÍA, ES TAN NECESARIO QUE ANTE SU AUSENCIA PODEMOS SENTIR  UNA INCONCEBIBLE DECEPCIÓN.

Es decir, la ausencia del "despreciable seductor"es la causa del fracaso del acto heroico, al no haberse conseguido su dinero que es en realidad el que hubiese propiciado la consecución del buen fin que se perseguía.

¿Quien no hubiera deseado que apareciese ese "lo que sea" y no solo solucionase ese problema sino que se brindara para solucionar cualquier otro que le surgiera en el futuro?

Esto es una verdad como un templo y cualquier otra disquisición no es mas que rizar el rizo.

 ¿Que pasaría si su fracaso fuera porque después de CONSUMAR EL HECHO NO LE PAGASEN LA CANTIDAD CONVENIDA? ¿Seria entonces una victima por lo que hizo o por haberse quedado sin cobrar? ¿ Para que seguir?... "TODO ES UNA FARSA"

Leí ya hace tiempo, un cuento de Felisa Moreno en el que se describía a una joven de los suburbios que diariamente regresaba a su casa, cansada y fracasada, después de haber pasado todo un día intentando, a cambio de su cuerpo conseguir el sustento de los suyos.
Le comenté que lo que realmente nos debía arrancar una lágrima en ese cuento, es el que la protagonista, a pesar de su esfuerzo, no lograse paliar sus necesidades. COSA QUE LA ESCRITORA NO HABÍA CONTEMPLADO EN SU RELATO, SIENDO COMO ERA LA ÚNICA REALIDAD.

SI EN VEZ DE VENIR CANSADA Y FRACASADA, HUBIERA REGRESADO EN TAXI, MAGNÍFICAMENTE VESTIDA, ENJOYADA, CON VARIAS BOLSAS DE VÍVERES Y CON LA AGENDA DE CITAS CUBIERTA EN LOS SIGUIENTES QUINCE DÍAS, SEGURO QUE NO HUBIERA DESPERTADO NINGÚN SENTIMIENTO DE TRISTEZA. Y SI EN VEZ DE REGRESAR A LOS SUBURBIOS SE HUBIERA RETIRADO CON SU MERCEDES BENZ DESCAPOTABLE AL PISITO QUE LE HABÍA PUESTO UNO DE SUS QUERIDOS EN EL PASEO DE LA CASTELLANA DE MADRID, PUES MUCHÍSIMO MEJOR.

NO NOS ENTRISTECE EL SACRIFICIO, NOS ENTRISTECE EL FRACASO.

Si a través del sacrificio se logra lo previsto ¡Que dulces son los días de vino y rosas!.

LOS FINES DE CADA CUAL SON DE SU SOLA INCUMBENCIA Y LO QUE PARA UNOS ES UNA NIMIEDAD, PARA OTROS ES SU MAYOR ANHELO.

¡SOLO ANTE EL FRACASO SURGEN LOS LLANTOS Y EL CRUJIR DE DIENTES!

 La que pudo ser La Heroína perdonada y ensalzada, SI NO TRIUNFA EN SU PROPÓSITO, no pasará de ser La Inconsciente victima de esta sociedad o la puta frustrada, según la bondad del que la califique. 

Sobre ciertos supuestos en los que las circunstancias "obligan", que suelen coincidir con la mayoría de las historias que todas estas chicas o chicos nos pudieran contar,  TENGO MUCHO QUE DECIR PERO CALLO. La situaciones hablan por si mismas y las conciencias, según el resultado de cada particular aventura serán las que primarán en el futuro, LO QUE NO PUEDO PERMITIR ES QUE LA VIRTUD QUEDE EN ENTREDICHO, ni que la sometemos a un baremo que la califica o descalifica, permitiéndonos incluso  llegar al extremo de considerarla inoportuna si su presencia implica un mal mayor, según nuestro humano criterio.

 ¡Si así pensamos y así actuamos LA VIRTUD NO TIENE YA NINGÚN FUNDAMENTO!

Para mí, sinceramente, QUIEN VERDADERAMENTE ES DIGNA DE NUESTRA CONMISERACIÓN, LA QUE NO PRECISA DE NINGÚN PERDÓN Y LA QUE EN REALIDAD SI QUE ES UNA VERDADERA VICTIMA, es la que al regresar a su casa después de haber estado fregando escaleras, cansada y abatida por no encontrar un trabajo mejor, pero contenta por estar contribuyendo con su esfuerzo a paliar el hambre de su familia, unos cuantos desalmados la atacan, la violan y la dejan maltrecha en cualquier descampado.

TODO LO DEMÁS, NO CREO QUE ESTÉ AL ALCANCE DE NUESTRA CONSIDERACIÓN Y MENOS DE NUESTRO JUICIO. PERO  "OJO", TAMPOCO SOMOS QUIENES, PARA EXTERIORIZAR ANTE SU PRESENCIA ALGÚN TIPO DE DESPRECIO.


viernes, 12 de julio de 2013

LA CAIDA DE UN COLOSO.

Se levantaba con las primeras luces del sol como ya era su costumbre. A esa hora, sin excepción, la necesidad de orinar lo empujaba de la cama con tal premura que parecia que su necesidad estuviera aliada con la aurora para no permitirle que dejara de recibirla en todo su explendor.

Como si estuviera sincronizado, tras la última sacudida de su disminuido falo, rompia el silencio que le rodeaba con una rastra de pedos tan sonoros, que le hacian dibujar una sonrisa de exultante complicidad, esperando unos segundos para ver si de las habitaciones adyadcentes surgia alguna sometida queja y cuando oia algún resoplido de desespero, explosiónaba en carcajadas, que en mas de una ocasión daban lugar al inicio de otro tipo de evacuación mas consistente.

De una forma u otra, al situarse ante el lavabo se provocaba el mismo, con el cepillo de dientes, una tos de perro con la que trataba, desde lo mas hondo, arrancar las flemas acumuladas, con unos logros sustanciosos y reiterados, que llegaban a ponerlo rojo en los últimos intentos, cuando los pequeños residuos se resistian a desprenderse de los ennegrecidos bronquios de los sufridos pulmones de tan abatido cuerpo.

"Este fumete me vá a matar", decia mientras encaminaba sus pasos hacia la cajetilla para encender el primer cigarrillo de la mañana.

Habia estado muchisimos años sin fumar y quizás fuese eso lo que le salvó en la operación a corazón abierto que habia sufrido doce años antes, pero como tras ella, las circunstancias lo sometieron a una gran tensión y desesperanza, volvió al vicio, hasta que por los azares de la vida, descubrio que aún valia la pena vivirla y volvio a dejar de fumar durante casi siete años en que yendo a cumplir los setenta y uno, dandose cuenta de que mas que vivir estaba vegetando, volvió al cigarrillo mas que por vicio, por el solaz entretenimiento que este le proporcionaba en las largas horas de somera inactividad.

El primer pitillo matutino lo fumaba completamente desnudo frente al computador, viendo si había recibido algún correo, con el desengaño reiterado que suponia comprobar que las únicas entradas jamás correspondíasn a los correos deseados, siendo la campanilla del despertador de su esposa la que lo obligaba a vestirse con algún decoro, antes de que la niña se levantase para ir al colégio, siendo su atuendo cotidiano una pantaloneta, única prenda que había venido utilizando para estar en casa, desde que descubrio su ya evidente vejez.

Algunas veces colaboraba con su esposa poniendo de comer a los multiples animales que adornaban su pequeña hacienda, siendo esta la única labor que esporádicamente lo sacaba de su rutina. La fatiga que últimamente le producia cualquier esfuerzo y la lamentable experiencia sufrida en el último viaje que en solitario habia hecho a la capital,  en la que vió reflejadas en si mismo situaciones que con anterioridad contempló en otros con tristeza, lo decidieron a no salir mas del reducto de su predio, a no ser acompañado y siempre por motivos de fuerza mayor.

Los atractivos de la vida que para él siempre fueron un incentivo irrenunciable y que como un imán constantemente le atrajeron, pasaron a formar parte de sus recuerdos; las ilusiones que acarició a lo largo de su vida, aún pendientes, se fueron frustrando, postergandose y diluyendose hasta tener que renunciar a ellas por ser ya inaccesibles; el penúltimo gran viaje que haría, cuando por el éxito de su más ferviente ilusión tuviese algo que ofrecer, tambien tenia todos los visos de estar destinado al fracaso. La esperanza y la paciencia eran ya sus únicos soportes y las pocas veces que intentó sobreponerse a su disminuida consistencia, saliendo de paseo para hecer algo de ejercicio, su voluntarioso esfuerzo, solo le propició un regreso de fatiga y malestar que hicieron que el remedio fuera peor que la enfermedad.

-Sr. Juan, ¿no sabe que el tabaco le perjudica? ¡Usted no debe de fumar!-

Le decia una jovencita que tiempo atrás le despertaba y complacia sus instintos y a la que ahora miraba con toda candidez.

Si, si, voy a dejarlo, te lo prometo, contestaba... , imaginando ilusionado que con suerte, ese podria ser el último día de su vida.

  

jueves, 11 de julio de 2013

UNA INQUIETUD QUE YA NO HA VUELTO A MOLESTARME.

Es raro encontrar un alma que no esté contaminada por alguna impureza. La antítesis virtud-pecado mantienen una pugna constante, a pesar de nuestra lucha para que el fiél de la balanza se incline siempre del lado de la virtud.

Es lógico que reaccionemos con contundencia ante la injusticia, pero a veces, nos resulta inevitable el sentirnos atraidos por ella, aunque en estos casos así no la califiquemos. Esto suele suceder siempre que en nuestro afán de conseguir los logros que creemos irrenunciables, utilizamos todos los medios lícitos y menos lícitos que tenemos a nuestro alcance para lograr nuestro fín, olvidando los derechos de los que en fiel competencia, luchan por esos mismos logros, o simplemente arrebatandoselos cuando ya los hayan conseguido.

Tanto en un caso como en el otro, trás el razonamiento, podemos elegir entre un amplia gama de valores que pueden llegar en el primer caso, desde renunciar a nuestro derecho por tolerancia, a ser implacables exigiendo todo el peso de la ley y en el segundo, desde someter nuestros malos propósitos con limpia resignación, a dejarnos arrastrar por nuestros obcecados impulsos a pesar de las seguras consecuencias que de una forma u otra, sobre nosotros sobrecaeran aunque solo sea en la conciencia..

Podria parecer que sobre los ejemplos dados no hay otras alternativas, sin embargo, en lo que se refiere a la renuncia de nuestros derechos "por tolerencia", que en principio podria parecernos loable y virtuoso, hay mas casos de los que pudieramos pensar, en los que esa postura altruista está influenciada gravemente por el "TEMOR" que pueda albergar el que renuncia, en cuanto a las consecuencias presentes o futuras que pudieran acarrearle tales exigencias, especialmente en el plano terrenal y he ahí, QUE LO QUE PUDIERA SER UN EJEMPLO DE ALTRUISMO Y TOLERANCIA, EN REALIDAD NO ES MAS QUE UNA MUESTRA DE COBARDIA

En cuanto al ejemplo puesto sobre la "limpia resignación", mas bien creo que se acepta, no porque en el razonamiento al que he hecho referencia se haya impuesto el derecho de los demás a los anhelos mas o menos concupiscentes del que se resigna, sino tambien EL MIEDO a las consecuencias que por su falta de resignación pudieran recaer, sobre él, Y SOBRETODO sobre su familia y sobre aquellos amigos que pudieran haber tenido un buen concepto sobre su persona. POR LO QUE EN PRINCIPIO PUDIERA CALIFICARSE COMO UN TRIUNFO DE LA VIRTUD A TRAVÉS DE LA RAZÓN, VUELVE A QUEDARSE EN OTRO ACTO DE COBARDÍA.

Podria parecer entonces, que en los ejemplos inciciales, contemplados desde otra perspectiva, LA VIRTUD, no juega el papel primordial y decisivo en los actos de los hombres, pero estariamos olvindando la posibilidad de que el que RENUNCIA a su derecho lo haga realmente por bondad y tolerancia y que el que se RESIGNA, lo haga solamente por evitar LA INJUSTICIA.
POR LO QUE AL CUESTIONAR ALGO TAN INCUESTIONABLE COMO LA VIRTUD, SOLO HE PRETENDIDO HACER VER, QUE NO NOS DEBEMOS DEJAR LLEVAR POR LA APARIENCIA, EN LOS ACTOS DE LOS HOMBRES, PROCURANDO DISTINGUIR A LOS REALMENTE VIRTUOSOS, DE LOS QUE ADOLECEN DE TEMPERAMENTO Y VALENTÍA  Y DE LOS QUE SERIAN CAPACES DE LAS PEORES INSIDIAS SI SUPIERAN QUE JAMÁS IBAN A SER DESCUBIERTOS.  

 Cuando el pecado responde a habitos generalizados, individualmente, lo solemos admitir, por lo que en sí, a todos nos concatena, algo así como lo de "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra."

No somos muy dados a exigir en nombre de otros y solo cuando por la reiteración indiscriminada asumimos que el riesgo nos acucia por igual a todos, es entonces cuando ante el temor de ser la próxima victima, tomamos cartas en el asunto.

No siempre el razonamiento nos lleva a adoptar posturas supuestamente virtuosas. A veces, enervados por mil causas que no pretendo justificar, la tolerancia y la resignación pierden la batalla, pudiendo llevar las exigencias a extremos inimaginables y las tentaciones a su culminación inicua.

Es por tanto muy aventurado preever puntualmente cual va a ser la conducta humana ante unos determinados hechos, siendo siempre una arriesgada aventura poner la mano sobre el fuego en favor o en contra de cualquier individuo en cuanto a su integridad.

Incluso los mas honorables, en alguna ocasión pueden haber dejado volar por su imaginación ideas reñidas con la ética, siendo este un solaz en el que, creo, todos solemos caer con relativa frecuencia de forma incosciente, enfadandonos después con nosotros mismos, por habernos recreado en tales pensamientos al percatarnos del alcance y trascendencia de tan peregrinas lucubraciones, aunque sepamos con todo rigor, que jamás las hubieramos materializado.

Y como es posible que a alguien pueda preocuparle esta realidad, como a mi tambien me preocupaba, voy a contarles una historia real que a mi me produjo un gran alivio:

Seria ya más de medianoche y estaba pescando en la bahía de la Albufereta de Alicante.

Se acercó a mi otro pescador, sin duda, buscando compañia y trás una larga charla en la que no sé como, hablamos del pecado, le dije:

Es dificilisimo estar limpio de pecado, ya que aunque solo sea de pensamiento, son incontables las veces que caemos en él.

Su contestación fué muy sencilla y muy tranquilizadora:

 "Querido amigo, si mañana volvieras a venir a pescar a este mismo lugar, cabe la posibilidad de que una gaviota se pose sobre tí. Ante la sorpresa, es posible que la dejes unos instantes, pero si después la espantas nadie dejará de aplaudir tu actitud.
Lo que no seria correcto es que permitieses que anidase en tu cabeza y defecase sobre tí sus escrementos.

J.R. CABRERA AMAT.

miércoles, 10 de julio de 2013

DE LOS OLVIDADOS - El Paticas Manicas.

Debemos estar agradecidos a nuestros historiadores locales, que con el rigor impuesto por su cometido, han dejado constancia de personas y acontecimientos que estaban condenados a quedar en el olvido si su mano no los hubiera trasladado al papél.

Pero hay otra historia cotidiana que no se suele tener en cuenta por estos eminentes paisanos a los que admiro y respeto, y es por ello, por lo que sin otro animo que no sea dejar algún vestigio de "los olvidados," de vez en cuando hablo de alguno de ellos para que no queden en el total anonimato.

El Paticas Manicas era un singular personaje, que no creo que pesase mas de veinticinco kilos. No le faltaba ningún miembro, ni le afeaba ningún muñón, siendo su único defecto el que todo en él estaba proporcionado con el tamaño de su cuerpo, del que podrán tener una idea cuando les diga que se trasladaba de un sitio a otro sentado en la plataforma de un patinete, de los que utilizan los niños para jugar, sin mas aditamento que un minúsculo cojín en el que apoyaba sus también minúsculas posaderas, mientras descansaba sus piernecitas encogidas en el resto de la tabla. Lo conducía el mismo, apoyadas sus manos en las empuñaduras del manillar, mientras que con una vara cuya punta se ajustaba a una muesca de la base en la que iba acomodado, el desocupado de turno, por una propina, empujaba con tiento el improvisado carruaje.

Tenia un muy mal genio, el hasta ahora para vosotros desconocido personaje, del que daba muestras cuando su acompañante, al perder el compás, separaba la vara de la muesca y al tratar de reincorporarla a su debido lugar, por error, empujaba el cojín donde iba sentado el impedido. Llegando a ser insufribles sus improperios cuando en vez de el cojín eran sus posaderas las que sufrían el impacto.

En alguna ocasión por circunstancias que desconozco, se trasladaba a cosqueretas, como si fuera una lapa sujeta a la espalda del que lo llevaba, amarrando sus brazos en el cuello del sufrido acompañante, que con sus manos, para que no se escurriese, sujetaba la pequeña carga que desde lejos parecía ser una pequeña mochila.

Su cuerpo era delgado y muy proporcionado a su tamaño y su aspecto que era agradable, lucia un rostro agraciado y un pelo, mas bien rubio, peinado con una onda como estaba a la moda, pudiendo verse en él cierta distinción que infundía respeto.

Era maestro y ejercía media jornada, dedicando la tarde a sus hobbys, entre los que sobresalía su afición al fútbol; no perdiéndose ningún partido, ni siquiera los entrenamientos del Club Deportivo Eldense y en su defecto, iba a La Granja, Cafeteria Bar venida a menos, a jugar al dominó o a la garrafina hasta la hora convenida con su "porteador", que después, con todo sometimiento, tenia que esperarlo hasta las tantas sin atreverse a rechistar.

Era un temible contrincante y jugar con él como pareja era casi garantía de éxito, pero como cualquier error lo exasperaba, por temor a sus desconsideradas críticas, a veces se le daba de lado por los que no estaban dispuestos a soportar sus, generalmente, desmedidos insultos, acostumbrado como estaba a la inmunidad que le daba su deficiencia.

De vez en cuando encaminaba los pasos de su acompañante a la "Casa de las Josefinas", prostíbulo muy afamado en Elda y sus alrededores, en el que siempre me pregunté que coño haría si su miembro tenia las proporciones que le correspondían de acuerdo con el tamaño de su cuerpo.

Ahora encuentro algunas respuestas a esa pregunta que me hice y teniendo en cuenta sus circunstancias, aún me sonrió, NO POR CONMISERACIÓN SINO POR LA SIMPATÍA QUE ME INSPIRA EL QUE NO SE INHIBIESE ANTE AQUELLAS HERMOSISIMAS MUJERES A PESAR DE SUS SUPUESTOS DISMINUIDOS ATRIBUTOS.

En alguna de esas tardes en que no había encontrado compañero para el dominó, me invitó desinteresadamente a jugar un mano a mano, y con el tiempo, tras tomarme cierto afecto, a la par que corregía mis errores, me contaba chascarrillos de unos y otros, aconsejándome, "generalizando", mientras con la mirada me indicaba el rastro..., en quien podía o no confiar, llegando a conocer por su boca interesantes historias, cuyos protagonistas siempre dejó en el incógnito, aunque no las pistas que los delataban, de las cuales, me temo que nunca se sabrá, porque los cronistas las ignoraron y yo, por la promesa que le hice, jamás las pondré al descubierto.





martes, 9 de julio de 2013

¡LO QUE SON LAS COSAS DE LA VIDA!

Cuando tiempo atrás, ni había pasado por mi imaginación cambiar mi residencia y menos fuera de mi querida provincia de Alicante, a veces, al pensar en el eterno reposo de los muertos, quizás influido por algún gen heredado de algún ancestral antepasado egipcio, me inquietaba el frío que debían sentir en las larguísimas noches del crudo invierno y en las no menos frías y tardías madrugadas de la fría estación, en las que se me antojaba que los pobres difuntos no podrían conciliar el sueño en aquellas fosas, huérfanas del mas mínimo calor.

Solía dedicarme a estas tétricas conjeturas, cuando mas calentito y confortable me encontraba en mi casa, disfrutando del fuego de la chimenea, que además de brindarme su calor, me distraía con las sinuosas figuras que modelaban las fulgurantes llamas, que se desvanecían y volvían a surgir, como comparsas de un interminable desfile, al ritmo de las inauditas melodías del silencio, solo perturbado por el chisporroteo de la leña, que cuando llegaba el fuego a lo mas profundo de sus entrañas, dejaban escapar como si fueran gritos, los últimos vestigios de su aún latente vida.

Me entretenía lucubrando en aquellas veladas la forma de asegurarme un reposo eterno, no perturbado por esos helores tan temidos por mí y concebía con un manifiesto infantilísmo, impropio de un hombre ya maduro, rudimentarios proyectos que pudieran paliar esos fríos que yo aún recordaba de mis tiempos de estudiante, cuando en Salamanca, en la Calle del Prior, que era una verdadera nevera, la casa de sillares de granito donde me alojaba, se mantenía congelada desde sus cimientos varios grados por debajo de cero hasta bien entrada la primavera.


Juro que lloré muchas noches por el dolor que me producía el frío al meterse en mis huesos mientras me castañeteaban los dientes, emulando al inolvidable Stan Laurel en alguna escena de terror. 

Solo pude combatir estos rigores, añadiendo a la ropa de mi cama: mi abrigo y el del Sr. Zandueta, navarro cincuenton y soltero que estuvo beneficiandose a la patrona, mayor que él, hasta que ésta estuvo de buen ver, según me dijeron.

Que hermoso era el abrigo del Sr. Zandueta, Tenia todas las trazas de haber pertenecido a algún alto mando del ejercito en las campañas en la estepa rusa. Era de piel. Grueso, y mas liviano de lo que aparentaba, pero una verdadera barrera para cualquier tipo de inclemencia. La píél era suave y brillaba como si a menudo fuera cepillada con reiterada dedicación. 


Tenia que ser el último en acostarme para descolgarlo de la percha del comedor donde solía dejarlo aquel hombretón al que muy poco vi reír, y lógicamente, para volver a ubicarlo en su debido lugar, tenia que ser el primero en levantarme para no ser decubierto.

Es muy cierto que con el abrigo del Sr. Zandueta solventé casi, mi problema salmantino, pero en lo que se refiere a mi descanso eterno, jamás encontré una solución racional, y en mi inquietante quebranto en mas de una ocasión clamé al cielo, recitando un verso de Gustavo Adolfo Bequer que decía; ¡Señor, que solos se quedan los muertos!, pero añadiéndole tres palabras, que de por si, dejaban al descubierto mi preocupación, quedando así el verso: ¡Señor, que solos "y que fríos" se quedan los muertos.

Ahora vivo en Barranquilla (Colombia) en plena zona tropical con una temperatura casi constante de 32º centígrados. En las noches de calma chicha el calor se hace insoportable si no pones en marcha el aire acondicionado o el abanico. El destino ha hecho que de mi se borre aquella terrible inquietud; "Lo que son las cosas de la vida". Lo que me apremiaba no puede estar mas lejos de mi actual realidad, y en estas tierras calientes, lejos de los fríos  que me inquietaban entonces, pensando en los muertos, solo cabe ahora intuir que para su mejor descanso, pedirán en todo caso " un soplo de brisa " en los achicharrantes calores del mediodía.

He aquí otro motivo que me obliga de nuevo a pensar..., y así lo estaré haciendo hasta que, espero que nunca, por cualquier designio del destino, para mi mal, vengan a decirme y me convenzan, de que los muertos, no gozaron nunca, ni gozan, ni gozarán jamás, de esa sensación impagable que, creo que todos alguna vez hemos gozado, de "saberse dormido cuando duermes apaciblemente".


Ya veis que poco es y no sabeís la paz que me infunde. Casi, casi, es ya un motivo para poder morir en paz. Y no quiero que jamás venga nadie a decirme que vivo en un error, si es que en el estuviera, aunque quedase plenamente comprobado científicamente, que ni en el pelo, ni en las uñas, ni en lo mas profundo de nuestros huesos, ni en el polvo de sus cenizas, quedará jamás en los muertos, un vestigio de potencial y latente vida.

sábado, 6 de julio de 2013

EL COFRE

Desde el Siglo IX, los Señores Feudales ejercieron su poder a lo largo y ancho de vastos territorios, sometiendo a sus siervos a toda clase de desmanes; los campesinos sufrían la plaga de las clases privilegiadas, relacionadas entre sí por los lazos del vasallaje, recibiendo la protección del Señor Feudal, representada por su fuerza militar que no era otra que la leva obligatoria de los propios campesinos y demás siervos a los que teóricamente tenia la obligación de proteger y que terminaban en una incongruencia total al convertirse en el amparo de sus teóricos protectores.

 La autoridad del Rey no intervenía en las decisiones de los Señores Feudales en todo el territorio de sus feudos, llegando a ser tan alto su poder que cuando se dirigían al monarca para tratar asuntos que podian afectar a su soberana, solían encabezar sus escritos de la forma siguiente: "Nos, que somos tanto como Vos y juntos mas que Vos..."

En este estado de cosas, los reyes se veían obligados a mantener muy buenas relaciones con estos Caballeros si no querían verse desprovistos de su apoyo en los momentos en que se precisaba la colaboración de todos para la buena marcha del Reino, otorgándoles títulos nobiliarios y otras prebendas que cada vez fortalecían mas sus estatus.

Como quiera que por aquellos tiempos estaba establecida a raja tabla la ley del Mayorazgo, los primogénitos varones de estos nobles eran los que heredaban los títulos, tierras y demás fortuna de la familia, mientras que los demás hijos, a los que se daba el apelativo de "segundones desheredados," no tenían más remedio que seguir la carrera militar o religiosa, como único medio de alcanzar una posición respetable que hiciese honor a su casta.

A principios del siglo XIII, el primogénito de una de las familias privilegiadas de uno de esos Feudos,  renunció a los bienes materiales que le pudieran corresponder y cediéndolos en favor de su hermano, abandonó las que podían haber sido sus tierras para acompañado de otros jóvenes que sentían sus mismas inquietudes dedicar sus vida, por verdadera vocación, al servicio de Dios.

Salieron de sus casas vestidos con harapos, dando ejemplo de pobreza, dedicándose a predicar sobre la hermandad entre todos los seres y cosas del universo, ayudando a los campesinos en sus tareas, conviviendo con ellos y arreglando los desperfectos que la desidia había ocasionado en las ermitas que encontraban a su paso, algunas de ellas al borde de la total ruina.

En cierta ocasión oyó una voz que le decía, es hora de que empieces a reparar mi iglesia que está calleándose a pedazos.

No creo que haga falta que me extienda demasiado para que ya hayan deducido que me estoy refiriendo a San Francisco de Asís, y quiero hablar de él porque hay algo que desde siempre me ha inquietado. Me refiero a las conclusiones equivocas en las que solemos caer cuando alguien por los motivos que solo a Dios incumben, adopta una actitud contraria a la que los demás siguen, aunque dicha actitud por los sacrificios en ella inherentes, sea digna de encomio.

Siempre habrá quien diga o piense: "algo persigue ...; es un peligro para...; trata de embaucarnos y así...,
EXPRESIONES ESTAS QUE TANTO SE OYERON A LO LARGO DE LA VIDA DE TAN HUMILDE SANTO. 

He querido poner el ejemplo de San Francisco de Asís porque después de transcurridos casi ocho siglos desde su muerte, no creo que ni en el la mente mas retorcida pueda haber un ápice de duda sobre su buena fe en todo lo que trató de transmitirnos, ni en cuanto al alto alcance de sus enseñanzas, por lo que tomando a este insigne personaje como ejemplo, sin tratar de hacer comparaciones, manteniendo las distancias y buscando tan solo hallar algunos rasgos de similitud, en cuanto a honradez sin tacha, total y fiel entrega a su servicio y nulas pretensiones materiales, creo que podemos hallar tantísimos ejemplos de virtud que quedaríamos sorprendidos y avergonzados ante las insidias, calumnias y deméritos  que en el presente, en el pasado y aún hoy mismo en los libros de la "historia", se han obviado, quedando en entredicho muchísimas personas y personajes a quienes siempre debíamos haber estado agradecidos.

No culpo a nadie de estos prejuicios porque si en cuanto a bondad no reconocida podemos hallar miles de ejemplos, se pueden contar por cientos de miles los que nos embaucaron persiguiendo unos fines particularismos, terminando siendo un peligro y a veces causa de grandes males.

No es hora de lamentarnos por los unos ni soliviantar a nadie por los otros, pero si quiero aportar mi granito de arena tratando de que en lo sucesivo seamos mas cuidadosos a la hora de juzgar y sobretodo romper una lanza para que NUESTROS INSIGNES HISTORIADORES CRIBEN LA PARVA y bajen de sus pedestales a los que no merecen otro galardón que los califique que el de EMBAUCADORES y reivindiquen a los que injustamente fueron  INJURIADOS, poniendo A CADA CUAL EN SU SITIO, para que al menos, los hombres vean que hay una justicia terrenal y puedan constatar sin ya lugar a dudas que con mas motivo ha de haber una justicia divina.

Y como empecé hablando de una época y un personaje, voy a terminar hablando sobre lo mismo, para reforzar si cabe el por qué elegí a este humilde Santo.

En la impedimenta que acarreaba tan insigne alma de Dios a lo largo de todos sus viajes, se dice..., que siempre llevaba un cofre de medianas dimensiones que cuidaba con especial esmero. Todos sus allegados sabían lo que en el había pero ante los demás corría la sospecha de que en él guardaba dinero y joyas que al salir de su casa conservó para asegurar su supervivencia ante cualquier emergencia, así como las dádivas de mas valor que había ido acumulando a lo largo de sus innumerables peregrinajes.

Cuando San Francisco murió se cuenta..., algunos comparecientes a su entierro exigieron que en presencia de todos se abriese el Cofre que tanto había dado que hablar y para sorpresa de los mas mal pensados, en él hallaron las herramientas de albañilería que había utilizado en su primera etapa de servicio, arreglando las casas de los mas pobres campesinos y las ermitas deterioradas que encontraba a su paso: Una plomada, una llana; un palustre, una piqueta, un martillo, algunos clavos y dos manojos de cuerda.

Ese fue el tesoro que San Francisco, con sus manos estigmatizadas pudo ofrendar a Dios.

SIMILARES OFRENDAS LE HABRÁN SIDO PRESENTADAS, POR MANOS ENCALLECIDAS O BIEN CUIDADAS, SIN ANTES HABER SIDO EXPUESTOS SUS TESOROS ANTE SUS ENEMIGOS, PARA ACALLAR SUS SOSPECHAS, SUS ANTIPATÍAS Y SUS ODIOS, SURGIDOS SIN MAS BASE QUE LA DE NO HABER SIDO SEGUIDORES DE SUS DOCTRINAS O DE SUS EXCELENCIAS.




viernes, 5 de julio de 2013

UNA INCURSIÓN EN EL PASADO

He salido del Colégio, tengo nueve años y unas ansias locas de reunirme con mis amigos de la calle para jugar. Mi madre me besa cuando llego a casa y sin mas preambulos, corta una buena rebanada de pán y sobre ella, echa con tiento un chorrito de aceite de oliva, esperando que la molla se empape para que mi merienda tenga el suficiente alimento; después le pone unas pizquitas de sal para darle mas sabor.

Mientras hace los preparativos, sacio mi sed, orientando a mi boca con gran maestria, el pitorro del botijo que sobre un plato, se mantiene al fresco en el hueco de la ventana, a cuyo través se ilumina el comedor con la luz del patio y al ponerme frente a ella, veo su jaula y me acuerdo que he de dar de comer a mi Cobaya.

En un plis plás, cumplo mi obligación, me engullo la merienda, hago el paripé de que estoy haciendo los deberes de la clase y pido permiso para salir un ratito a jugar.

Bajo las escaleras de tres en tres sujetandome a la baranda de medio lado y en el último tramo doy un salto a manos libres de hasta cinco o seis escalones. Me detengo en el portal y oriento mi vista hacia un lado y después hacia el otro, comprobando que en la calle no hay ni un solo amigo.

La cruzo en diagonal y una vez superado el Bar de Miguel y de Mercedes y El Cuartico de Roberto, entro en la explanada que antecede a la entrada del Cine Ideal Cinema. Está vacia..., solo está el Galileo en un rincón, con su pata cortada hasta la ingle y la otra extendida casi al rás del suelo, sentado en un minúsculo taburete engrasando su triciclo y un par de chicas observando los afiches y las carteleras de las peliculas que se van a dar. Salgo de aquel pátio y me dirijo a la fábrica que colinda por ver si en su amplia entrada están jugando al futbol. Silencio total.

La casa del Cabecilla está enfrente... ¿Está Antoñin? Pregunto a su madre desde la puerta que está abierta.
- Nó, Juanito, Salió ya hace mas de media hora.
Armando, El Morro Goma, tampoco está en su casa...

Desando lo recorrido y me dirijo a casa de Pedro y ni él, ni sus hermanos Alejandro El Calderilla, ni Juanji El Cabeza Buque han dejado recado de a donde iban.

Al salir, me topo de frante con Vicentín El Chato que anda a toda prisa y por él me entero que todos se han ido a ver entrenar al Eldense, primer equipo local, que milita en la Tercera División y que los Miercoles, entrena a puerta abierta en El Parque, el Campo de Futbol Municipal. El otro equipo eldense es La Unión Deportiva pero como está en Primera Regional no nos causa el mismo entusiasmo.

Me acomodo al paso del Chato, que mas bien es un pequeño trote y trás dejarnos atrás a derecha e izquierda, la Taberna del Tio Bernardo; la Panaderia del Tio Aramís; la casa de D. Francisco Hellín Almodovar; La Casa del Primer Legón, como siempre con los portones cerrados; La Escuela de D. Antonio Borruel; el Taller de Mármol de Silvestre; el despacho de La Curtidora Alicantina; La Tienda de Ultramarinos de Sebastián; la Esquina del Guardia; La Jaula, donde cuando no hay gente, el Tio Pepe nos deja jugar al billar,para pagarle el sábado; El Garaje Monumental, inmenso y vacio; el Despacho Central donde se recogen las mercancías para después transportarlas a través de la Renfe; La Fonda y el Gimnasio de Genaro,  dejando atrás, a la derecha la calle Pizarro, llegamos a "La Fuente de los Burros", situada en una placeta trapezoidal a la derecha de la Avda. de Chapí y frente al Garaje Mendiola también vació, al igual que la Fábrica de Almendras con la que colinda, que desde mucho está cerrada.

Enjugamos el sudor sumergiendo nuestras cabezas en la fuente, que realmente es un abrevadero de acémilas, casi único medio de transporte local y tras una corta espera, regresa el Chato con una gaseosa fresquista, que con la calderilla de unas sisas ha comprado en la Fabrica de Hielo de Tobias Vergara. La compartimos como buenos amigos y de inmediato reemprendemos nuestra marcha, no tardando en llegar a nuestro destino.

Allí están todos, sin faltar Horacio El Viejo, Luis El Sevillano, Pascualico El Tartana; Pepe El Cinco Minutos, Angelito El Cuco, Pepe El Cojo, incluso Antonio Olmos que no suele ser muy adicto a nuestra pandilla.

Terminado el entrenamiento sin que faltasen las risas y los chascarrillos, burlándonos de los fallos de los "mas malos", casi todos amateur de la cantera local y de Petrel, que con el tiempo vendrían a darnos algunas glorias coincidiendo con la Presidencia de D, Luis Cremades que fué el promotor y mayor entusiasta de nuestras mejores etapas futbolisticas, salimos del recinto impregnados de tal espíritu deportivo, que retamos a un partido de fútbol a otro grupo que tambien habia acudido al entrenamiento, plantándonos cara en uno de los solares del Campico, sufriendo una derrota tan amplia que no la podré olvidar.

Ya casi anocheciendo, vuelvo a mi casa, cansado y hambriento, esperando que mis padres no me regañen si me he pasado de la hora, pero no es así. Los encuentro sentados apaciblemente en aquellas sillas de anea..., tomando el fresco en la acera, a la puerta de la casa de mis abuelos, que viven abajo de nosotros. Yo he sido el primero en volver y esperamos que lleguen mis otros hermanos para cenar todos juntos como Dios manda. Mi madre me sienta en sus rodillas con cariño y mientras yo me acomodo pasando uno de mis brazos por su cuello, mi padre, poco dado a las caricias, con manifiesto orgullo, me mira con una sonrisa inefable de satisfacción.


jueves, 4 de julio de 2013

EL GRAN VIAJE

A lo largo de nuestras vidas, dudo que alguien, en alguna ocasión, no haya deseado con ansiedad un determinado viaje; poder tener una experiencia nueva que nos saque de la rutina diaria; comprobar con nuestros ojos las maravillas de las que hemos oído hablar; seguir sendas, a partir del punto en que otros las dejaron, para descubrir lo que ellos nunca vieron; o simplemente, como suele ocurrir, para darnos cuenta de lo insignificantes que somos.

La imaginación nos puede llevar casi sin esfuerzo a cualquier lugar del mundo del que tengamos alguna referencia; esforzándonos un poquito más, también podemos llegar a lugares de los que nada conocemos y que imaginamos tan solo por el exotismo de sus nombres, a riesgo de que si algún día los llegásemos a visitar, suframos una terrible decepción, dada nuestra generosidad a la hora de derrochar belleza sobre todo lo que desconocemos, aunque también entra dentro de lo posible que la realidad supere a la imaginación, como sin duda sucederá a los que tengan la suerte de llegar al Cielo.

He hecho muchos viajes a lo largo de mi vida, descubriendo culturas muy diferentes a las que siempre conocí; costumbres descaradamente opuestas a las mías e idiosincrasias que aún me cuesta trabajo comprender.

Pero siempre ha habido un viaje por excelencia que he preparado muchas veces y que siempre he tenido que posponer cuando ya estaba a la espera en el andén. Las muchas cosas que aún tenia que resolver y sobretodo la voluntad de Dios, siempre me lo han impedido, pero no he cejado en el empeño y lo tengo guardado como un premio final, que acaricio en mi mente siempre que creo estar preparado para tan larga singladura, me refiero a LA MUERTE.

El viaje final por antonomasia, la puerta abierta que vendrá a aclarar todas nuestras dudas, el episodio mas excelso de nuestra existencia, la resplandeciente luz; el final de todos nuestros pesares, el camino de nuestra dicha eterna, el olvido de nuestros rencores, la culminación de todas nuestras aspiraciones, la indescriptible dicha de estar cerca de Dios...

Sé que muchos habrán que puedan hablarme de la posibilidad que yo también me he planteado muchas veces y que descarto, de que tras LA INEVITABLE VISITA DE LA PARCA, solo quede de nosotros el recuerdo de quienes nos quisieron, nos amaron, nos apreciaron o nos odiaron con suficiente fuerza como para poder sobrevivir en su recuerdo. DESPUÉS DE ELLOS NADA QUEDARÁ DE NOSOTROS.

Pero aún así, y aconsejando se alejen de esa posibilidad, los que en ella crean, no sé que exista una mayor paz que la que nos brida el sueño. Lo he comprobado cuando sin saber como, me he dado cuenta de que estaba dormido, sin ya importar, la suerte o la desgracia, el amor o sus sinsabores, la notoriedad o la mas humilde condición.

 ES EL ÚNICO MOMENTO EN QUE TODOS SOMOS IGUALES Y SI NO DESPERTÁSEMOS Y ESE SUEÑO ES ETERNO EN LA INCONSCIENCIA, NO CREO QUE VAYAMOS A ECHAR DE MENOS NADA QUE NO PODAMOS DESEAR, NI QUEDE UN SOLO RESQUICIO EN NUESTRA INEXISTENCIA QUE PUEDA ALBERGAR AL DESENCANTO.

Me apunto pués a ese viaje para cuando Dios quiera y si no fuera porque hay muchas cosas que a este mundo aún me atan y me hacen sentirme obligado para con los demás, estoy seguro que pediría se me concediese la aventura, con la misma ilusión con que también pedía a mis padres me llevaran de excursión a merendar, los días de la Mona de Pascua, al Arenal, al Santo Negro o La Casa de la Tía Gervasia, parajes de mi Elda querida, que ya hace mas de sesenta años que no he vuelto a ver y que seguro que ya no son como lo fueron y que en mi recuerdo quedan.

martes, 2 de julio de 2013

VOLVIENDO A DIVAGAR.

Cuando me siento dispuesto a trasladar al papel algún pensamiento, las ideas, las inquietudes..., se suelen arremolinar en una lucha incruenta por ser las primeras en salir a la luz. Por eso, muy a menudo, divago dejándome arrastrar por esa fuerza inconmensurable con que me presionan, pasando a ser un simple amanuense que escribe al dictado lo que escucha, siguiendo el orden impuesto en una lucha en la que la cortesía no tiene cabida..

Al final, me doy cuenta que el resultado de "mi escrito" ni se acerca a lo que yo pretendía, pero como no dejan de ser verdades todos los incisos que me han desviado de mi propósito inicial, claudico dejando para otro momento lo que trataba de decir, que al fin y al cabo, si no ha luchado con suficiente denuedo como para imponer su turno, bien puede ser que no mereciese tampoco el que yo a toda costa lo impusiera.

Pasa a formar parte este ejemplo de lo que es la vida misma, en cuanto a la importancia del esfuerzo, la constancia y la lucha en el logro de nuestras aspiraciones. No creo que haya mayor desconsuelo que el llegar a preguntarnos, cuando ya no hay solución, que hubiera sido de nosotros si hubiéramos redoblado nuestro esfuerzo en aquellas empresas que abandonamos por apatía o comodidad; cual habría sido nuestro destino si hubiésemos puesto mas empeño en nuestros estudios; que habría ocurrido si hubiéramos insistido para conseguir aquel trabajo que tanto se acoplaba a nuestro temperamento; que habría pasado si hubiéramos subido a aquel tren; si hubiésemos pedido perdón con mas vehemencia; si nos hubiéramos atrevido a hablar; si hubiésemos sido lo suficiente  prudentes para callar...

Y es que en la vida, divagamos igual que lo hacemos cuando escribimos, con la gran diferencia de que lo escrito se puede tachar y enmendar, mientras que en la vida, las cuartillas no se pueden sustituir, ni tachar, ni enmendar y lo en ellas escrito tendrá las consecuencias que todos sabremos en el momento en que nos hagamos la fatídica pregunta... ¿Que hubiera sido de mi si...?