Es raro encontrar un alma que no esté contaminada por alguna impureza. La antítesis virtud-pecado mantienen una pugna constante, a pesar de nuestra lucha para que el fiél de la balanza se incline siempre del lado de la virtud.
Es lógico que reaccionemos con contundencia ante la injusticia, pero a veces, nos resulta inevitable el sentirnos atraidos por ella, aunque en estos casos así no la califiquemos. Esto suele suceder siempre que en nuestro afán de conseguir los logros que creemos irrenunciables, utilizamos todos los medios lícitos y menos lícitos que tenemos a nuestro alcance para lograr nuestro fín, olvidando los derechos de los que en fiel competencia, luchan por esos mismos logros, o simplemente arrebatandoselos cuando ya los hayan conseguido.
Tanto en un caso como en el otro, trás el razonamiento, podemos elegir entre un amplia gama de valores que pueden llegar en el primer caso, desde renunciar a nuestro derecho por tolerancia, a ser implacables exigiendo todo el peso de la ley y en el segundo, desde someter nuestros malos propósitos con limpia resignación, a dejarnos arrastrar por nuestros obcecados impulsos a pesar de las seguras consecuencias que de una forma u otra, sobre nosotros sobrecaeran aunque solo sea en la conciencia..
Podria parecer que sobre los ejemplos dados no hay otras alternativas, sin embargo, en lo que se refiere a la renuncia de nuestros derechos "por tolerencia", que en principio podria parecernos loable y virtuoso, hay mas casos de los que pudieramos pensar, en los que esa postura altruista está influenciada gravemente por el "TEMOR" que pueda albergar el que renuncia, en cuanto a las consecuencias presentes o futuras que pudieran acarrearle tales exigencias, especialmente en el plano terrenal y he ahí, QUE LO QUE PUDIERA SER UN EJEMPLO DE ALTRUISMO Y TOLERANCIA, EN REALIDAD NO ES MAS QUE UNA MUESTRA DE COBARDIA
En cuanto al ejemplo puesto sobre la "limpia resignación", mas bien creo que se acepta, no porque en el razonamiento al que he hecho referencia se haya impuesto el derecho de los demás a los anhelos mas o menos concupiscentes del que se resigna, sino tambien EL MIEDO a las consecuencias que por su falta de resignación pudieran recaer, sobre él, Y SOBRETODO sobre su familia y sobre aquellos amigos que pudieran haber tenido un buen concepto sobre su persona. POR LO QUE EN PRINCIPIO PUDIERA CALIFICARSE COMO UN TRIUNFO DE LA VIRTUD A TRAVÉS DE LA RAZÓN, VUELVE A QUEDARSE EN OTRO ACTO DE COBARDÍA.
Podria parecer entonces, que en los ejemplos inciciales, contemplados desde otra perspectiva, LA VIRTUD, no juega el papel primordial y decisivo en los actos de los hombres, pero estariamos olvindando la posibilidad de que el que RENUNCIA a su derecho lo haga realmente por bondad y tolerancia y que el que se RESIGNA, lo haga solamente por evitar LA INJUSTICIA.
POR LO QUE AL CUESTIONAR ALGO TAN INCUESTIONABLE COMO LA VIRTUD, SOLO HE PRETENDIDO HACER VER, QUE NO NOS DEBEMOS DEJAR LLEVAR POR LA APARIENCIA, EN LOS ACTOS DE LOS HOMBRES, PROCURANDO DISTINGUIR A LOS REALMENTE VIRTUOSOS, DE LOS QUE ADOLECEN DE TEMPERAMENTO Y VALENTÍA Y DE LOS QUE SERIAN CAPACES DE LAS PEORES INSIDIAS SI SUPIERAN QUE JAMÁS IBAN A SER DESCUBIERTOS.
Cuando el pecado responde a habitos generalizados, individualmente, lo solemos admitir, por lo que en sí, a todos nos concatena, algo así como lo de "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra."
No somos muy dados a exigir en nombre de otros y solo cuando por la reiteración indiscriminada asumimos que el riesgo nos acucia por igual a todos, es entonces cuando ante el temor de ser la próxima victima, tomamos cartas en el asunto.
No siempre el razonamiento nos lleva a adoptar posturas supuestamente virtuosas. A veces, enervados por mil causas que no pretendo justificar, la tolerancia y la resignación pierden la batalla, pudiendo llevar las exigencias a extremos inimaginables y las tentaciones a su culminación inicua.
Es por tanto muy aventurado preever puntualmente cual va a ser la conducta humana ante unos determinados hechos, siendo siempre una arriesgada aventura poner la mano sobre el fuego en favor o en contra de cualquier individuo en cuanto a su integridad.
Incluso los mas honorables, en alguna ocasión pueden haber dejado volar por su imaginación ideas reñidas con la ética, siendo este un solaz en el que, creo, todos solemos caer con relativa frecuencia de forma incosciente, enfadandonos después con nosotros mismos, por habernos recreado en tales pensamientos al percatarnos del alcance y trascendencia de tan peregrinas lucubraciones, aunque sepamos con todo rigor, que jamás las hubieramos materializado.
Y como es posible que a alguien pueda preocuparle esta realidad, como a mi tambien me preocupaba, voy a contarles una historia real que a mi me produjo un gran alivio:
Seria ya más de medianoche y estaba pescando en la bahía de la Albufereta de Alicante.
Se acercó a mi otro pescador, sin duda, buscando compañia y trás una larga charla en la que no sé como, hablamos del pecado, le dije:
Es dificilisimo estar limpio de pecado, ya que aunque solo sea de pensamiento, son incontables las veces que caemos en él.
Su contestación fué muy sencilla y muy tranquilizadora:
"Querido amigo, si mañana volvieras a venir a pescar a este mismo lugar, cabe la posibilidad de que una gaviota se pose sobre tí. Ante la sorpresa, es posible que la dejes unos instantes, pero si después la espantas nadie dejará de aplaudir tu actitud.
Lo que no seria correcto es que permitieses que anidase en tu cabeza y defecase sobre tí sus escrementos.
J.R. CABRERA AMAT.
No hay comentarios:
Publicar un comentario