miércoles, 2 de noviembre de 2011

MIS LIBROS

Mis libros..., tan útiles; siempre dispuestos a sacarme de la duda, a recordar mis olvidos, a confortarme el alma, a informarme con todo lujo de detalles, o si lo prefiero, a cumplir este cometido con puntual concisión.

Mis libros..., rebosan en los anaqueles y se apilan sobre mi mesa, abigarrados en un desorden ordenado que hace más humana su sobria e inmutable humildad.

Siempre están a la espera de mi llegada, pacientes, silenciosos; ocupando sus limitados espacios en los que, incomprensiblemente, caben tantas vidas. Cuando me ven llegar revitalizan sus latentes historias, imaginando que hoy puede ser el día en que les llegue su turno. Turno que señalará mi dedo indice cuando los seleccione de entre los demás para que aboquen en mi alma sus verdades o sus quimeras.

Si llego con algún libro nuevo, casi los oigo cuchichear. Si pudieran, se asomarían a lo largo del corredor que queda libre en sus estantes, delante mismo de ellos. Quieren estar al tanto de la novedad y si es posible comprobar si el nuevo ejemplar se debe a la pluma de quien tambien los creó a ellos.

A veces, esto ocurría, y como hermanos, luchaban por un hueco donde poder alojar junto a ellos al recién llegado, pero desde hace algún tiempo, por falta de espacio, cualquier libro nuevo es un intruso, porque los demás saben, que indefectiblemente, alguno de los que han estado en permanente convivencia con ellos, o ellos mismos, serán desterrados a uno de los montones apilados, perdiendo el puesto que siempre pensaron que sería su último reducto.

Los que están apilados en montones, saben que jamás me olvido de ellos, pero siempre es un trauma para los que están bien ubicados, temer que puedan ser condenados a un forzoso destierro; sobre todo cuando no han conseguido, por no haber sido leídos todavía, ese pequeñísimo espacio al que todos aspiran en los estantes de mi alma.

Amo a mis libros y ellos me adoran. Cuando paso mis dedos por sus lomos, me ronronean y me tientan con sus títulos sugestivos. Yo ojeo las páginas de alguno de ellos con cierto escepticismo, pero ellas acaban seduciéndome..., embriagándome..., sometiéndome..., de tal forma, que acabo por dejarlos entrar en mí, para que ocupen ese pequeñísimo lugar, al que antes aludía, en los paneles de mi alma.

Después, cuando paso ante el, nos miramos con mutua complicidad sabiendo que ya nos conocemos y que no descartamos el que podamos reincidir algún día en nuestra fascinante aventura.

A veces busco un título concreto. Suelo saber dónde se encuentra cada uno de ellos, pero no es raro que el muy avieso, con pertinaz recato se oculte ante mi vista mientras otros menos tímidos aprovechan mi afán para mostrarse, quedando a veces sorprendido al llegar a mis manos títulos que ni siquiera recordaba que tenía, siendo esos reencuentros como cuando vuelves a ver algún amigo que estuvo largo tiempo ausente.

El pertinaz deseo de búsqueda me impide entretenerme en el hallazgo y sigo el escrutinio. confundido al ver que paso el dedo por dos veces sobre el mismo ejemplar, señal inequívoca de que ya he revisado el total de mi existencia.

Luego, ya vencido, lo encuentro donde siempre pensé que estaba, habiéndome pasado inadvertido porque su lomo no era verde como yo presumía, sino de un amarillo intenso.

Y así me paso el tiempo que no tengo ocupado por mis obligaciones, leyendo, releyendo, consultando..., y a veces solamente admirando mi muy querida biblioteca que ya es parte de mi y en la que quiero, si algún día me atreviera, poder lucir en el mejor estante, un humilde ejemplar salido de mi mano y sin duda alguna, de mi corazón.

martes, 3 de mayo de 2011

UNA TARDE COMO CUALQUIER OTRA

Hola, Don Juan Ramón de los Cabreras, ¿qué hacéis? - me dice, mientras a modo de caricia me pone su mano izquierda sobre mi hombro y la derecha sobre mi calva.

- Ya ves, aquí, leyendo, cultivándome ahora en la vejez, cuando ya casi tengo un pie en la tumba.

- Muy bien, bueno..., ya sabes..., me voy a casa de mi madre.

- Ya me lo habías dicho antes, mil veces.

- Lo sé, pero quiero que siempre sepas donde estoy por si me necesitas, ¿me oíste?
Si algo quieres de mí marca el número de "Chepa", que ella me avisa, ¿de acuerdo?

- De acueeerdo.

- El número de Chepa está en el celular, ¿te acuerdas? Te lo dejo tambien aquí, anotado en
la libreta por si acaso.
Cuídate, mi muñeco. Te dejo la puerta cerrada no se te vaya a colar alguna peladita, y no le
vayas a abrir a nadie, mi lindo. Chao, ahí tienes la nevera por si te diese algo de gana. Chao...,
chao, mi amor, cuídate.

- Vale, vale, vale. Cuídate tú también, reina.

A la media hora suena el teléfono.

- Haló?

- ¡Hooola, mi amor...!, ¿Como te encuentras? Acabo de llegar..., me bajo paseando a casa de
Bibiana.
Ya sabes, llamame si algo quieres. Yo regreso enseguida.

- No hace falta que te des prisa. Yo estoy entretenido. Distráete tu también marujeando y luego
me cuentas.

- Por aquí todo está aburrido.

- ¿Aburrido? Pues de a chavo las cosas que después me cuentas. Sin ir más lejos, lo de los dos
sicarios de ayer. Trataron de matar a un motorista a la vuelta de la casa de tu madre. Lo venian siguiendo y allí mismo le propinaron cuatro tiros en la espalda.

- Si, pero cuando yo fuí ya se habían llevado al herido. Dicen que se arrastraba, tratando de subir
a la acera, mientras pedía que le ayudasen.

- Y antes de ayer, ¿no se llevaron esposados a tres jovenes del barrio que estaban borrachos?

- Claro, uno de ellos era el hijo mayor de mi amiga Gabriela. Los pusieron a barrer las calles y
enseguida se les pasó la borrachera, pero aún así los tuvieron barriendo casi hasta las cinco
de la mañana, según me ha contado mi amiga.

- Bueno, déjame ya tranquilo, sino después ya no tienes nada que contarme, estoy bien y no
necesito nada.

- Bueeno hijo..., te saludo y me contestas con dos piedras en las manos.

- No es eso, es que para seguir hablando por telefono, no valía la pena que te hubieses ido.

- Pues entonces me vuelvo.

- No. ¡Te lo prohibo! Si vienes tengo que estar pendiente de ti para que no te aburras. Prefiero
que te distraigas por ahí y así después me coges con más deseo.

- Ya sabes que yo con estar contigo soy feliz.

- Pero yo no puedo ser feliz viéndote a mi lado aburrida y si te atiendo para que no te aburras, no
puedo atender las cosas que tengo que atender.

- Ah, ¿prefieres atender otras cosas antes que a mí?

- No, mi amor, tú eres lo primero, pero ¿no te cansarás quedándote aquí encerrada en la casa?

- Yo no, pero sé que tú sí que te cansarás de mí porque quieres escribir y yo te interrumpo y te
distraigo.

- No mi vida, tú puedes interrumpirme tantas veces como quieras, ya sabes que como mejor
estoy es abrazado a tí.

- Y yo como mejor me siento es viéndote feliz.

- Por eso es por lo que me gusta que salgas, porque así me siento feliz, sabiéndote distraída y tú
me sabes feliz porque pienso que tú lo eres.

- Bueno, entonces... ¿quieres que me quede?

- Si cariño, yo aunque esté ocupado siempre te pienso. Piénsame tú tambien y así los dos felices.

- De acuerdo, mi amor. Cuídate mucho y no me olvides. ¿Qué quieres que te lleve para la cena?
¿Qué te apetece?.

- De momento nada. Tráeme lo que tú quieras.

- Ay..., dame una pista.

- Tráeme un helado.

- Eso no lo puedes comer por el azúcar.

- Tráeme un arroz frito con camarones.

- ¿Y dónde metemos toda esa grasa con tu colesterol?

- ¿Ves, para qué me preguntas? Tráeme lo que tú quieras, que sepas que no me perjudica.

- Bueno, ya lo pensaré.

- Bien, pero piensa tambien en algo para tí.

- No, porque después te da golica.

- Te prometo que no.

- ¿Seguro?

- Seguro.

- Pues mira, ni para ti ni para mí, nos arreglaremos con lo que haya por allí.

- Lo mejor que puedes haber pensado, vida mia. ¿Ves con un poco de dialogo las cosas que hemos
arreglado?

- Te burlas de mí. Ya no me quieres.

- Espérame en casa de Bibiana y no te muevas. Me voy contigo porque no quiero ni que pienses
que no te quiero. ¿Acaso dudas de que no te cambiaría por nada del mundo?
- Yo lo sé pero a veces me gusta comprobarlo. No vengas, mi vida, te creo amor mio. No quiero
interrumpirte mas. Inventa bonitas historias. Chao... chao.

jueves, 28 de abril de 2011

LOS HUMILLADEROS

Al borde de los caminos que daban entrada o salida a los pueblos, solía haber antiguamente, un lugar de devoción con una cruz o una imagen, que recibía el nombre de humilladero, porque tanto los que llegaban desde lejos, como los que pensaban salir por largo tiempo, o simplemente los devotos que por allí pasaban camino de cualquier parte, inclinaban la cabeza y doblaban la rodilla para, entre dientes, invocar a Dios en una personalísima oración.

Había humilladeros circulares o cuadrados, con piso de tierra o empedrados, con columnas o sin ellas, con techo o a cielo raso, con cruz de madera o de hierro o de piedra o sin ninguna de ellas pero sí, con una imagen bendecida. Podían estar a la intemperie más desolada o bajo la sombra de un frondoso árbol; emparrados o cubiertos de techo; con bancada alrededor de su perímetro o formando pequeñas gradas que culminaban en la base de su cruz.
Estos últimos eran los que a mi mas me gustaban, especialmente si estaban en alto, porque se divisaban desde lejos y mitigaban el cansancio, cuando al regreso de una larga jornada, nos anunciaba la cercanía del pueblo.

Yo he conocido estos humilladeros donde ya no existen. El progreso arrambla con todo y no respeta ni las tradiciones más excelsas.

Pero aún hay aldeas y pueblos donde se conservan, como testigos mudos del paso de los años, guardando en su haber tantas plegarias que solo paz debía hallarse en lugares tan santos.

Sin embargo, en los tiempos oscuros de rencillas y odios reprimidos, también sirvieron como lugar de acecho, en la espera paciente del paso del rival vecino, para exigirle las cuentas pertinentes bajo la ley del filo del cuchillo.

También hubo quien iba a ese lugar sagrado, a la hora en que las mozas regresaban de las eras, ya desenfundadas de esos sayones que las protegían en su trabajo rudo, con la intención lasciva de si por un casual alguna de ellas, o tal vez varias, al inclinarse ante la cruz devotas, luciendo ya atuendos mas livianos, huyendo del calor, dejaban entrever sus pantorrillas o parte de sus senos. Y allí, atentos cual objetivo de cámara, al instante, poder captar y grabar en sus retinas la imagen más hermosa, para después tener por mucho tiempo, ante tan virtual recuerdo, un motivo constante de tormento.

En los humilladeros, se solían despedir los duelos. También despedían los padre a los hijos cuando estos partían en busca de nuevos horizontes. Allí hicieron un alto para dar gracias los que regresaron triunfadores y ricos, y allí escondieron su vergüenza los fracasados que afligidos regresaron con las manos vacías; los que volvieron con una profesión aprendida; o los que al menos trajeron la experiencia que tanto vale para vivir la vida.

Pero la mayor desgracia es la de los que nunca volvieron por ingratitud, o por haber acabado muertos en cualquier contienda infame.

Fueron muchos los que declararon su amor a una moza en el humilladero. Pedro, Juan Hipólito, Roberto, Ovidio,... allí se declararon a otras tantas beldades que estuvieron pariendo año tras año, mientras Dios lo quiso, para cumplir el ciclo de la vida que no es poco.

Y de estas rústicas camas, de los pequeños pueblos, surgieron las no menos rústicas cunas que arroparon a la mayor parte de LAS GRANDES FIGURAS DE NUESTRA HISTORIA.

miércoles, 27 de abril de 2011

RECORDANDO A JOSÉ MARÍA EL COJO Y A SU PADRE, ANGELILLO

Mis recuerdos, a veces, se escapan de Elda, mi ciudad natal, para incursionarse por esos benditos campos de Monóvar. En ellos, no es fácil encontrar presencia humana, aunque se intuye. Está en el esmerado labrado de sus tierras; en la limpieza de sus márgenes; en el recien cabado de las cepas; en el rojizo suelo con que el sulfato de hierro las rodea y al mismo tiempo que les da fuerza las proteje; en el azufre que mancha sus pámpanos tratando de evitar a los insectos y en suma en todo el amor que hay desparramado por doquier.

No puedo evitar sesgar un pequeño racimo al paso. Las uvas ya están dulcísimas y su jugo hecho un caldo en el achicharradero, ni calma mi sed, ni mitiga mi calor, pero deja en mi boca y en mis labios un sabor a tarde de verano que me obliga a relamerme una y otra vez. Los bancales desatendidos son signo inequívoco de muerte o de ausencia. No cabe la desidia en esta gente noble y abnegada. Podrán vender o mal vender pero nunca dejar en el abandono lo que recibieron limpio y aseado de manos de sus padres.

Y así se expresan todos, saliendo algunas veces esas palabras de boca de algún anciano que ni me explico cómo puede tener fuerza todavía para llegar a la ladera o a la cañada donde, según él dice, aún se entretiene cuando el cuerpo, caprichoso, no le pone la zancadilla.

Entre estos labriegos me llamó por un tiempo la atención una pareja, padre e hijo, que vivian juntos en una cueva situada en la rambla que recorre la aldea de Las Casas del Señor, como si fuese su espina dorsal. Frente a la cueva, cruzando la rambla, una lindísima casa estaba a disposición de ambos, pero por más que les increpasen para que fueran a vivir en ella como personas civilizadas, ellos se negaban dando muestras inequívocas de que en la cueva se encontraban la mar de bien, sin que nadie les llamara la atención por esto o lo otro; haciendo sus fogatas y sus comidas de acuerdo con lo que el frío o el calor requería y con lo que su despensa les deparaba, sin más complicación que rebuscar en sus alforjas, generalmente enriquecidas con las provisiones que la familia les iba arrimando.

El padre se llamaba Angel y todos le decian Angelillo. Era muy avezado en su oficio, sagaz en las preguntas y cauto en las respuestas, y cuando hacía un trato, no sé por qué, me daba la impresión de que cruzaba los dedos por detrás de su espalda para concederse a sí mismo mediante aquella formula esotérica, la facultad de poder decir después que habia dicho pan, donde sin duda alguna habia dicho vino. En pocas palabras, no era muy de fiar. Ya hacía muchísimos años que habia cumplido los ochenta, pero tenía una agilidad y una vitalidad propias de un adolescente. Era bajito, solía llevar chaqueta, aunque bajo de ella en el buen tiempo no llevase mas que una camiseta y su pelo, que conservaba totalmente, era completamente blanco sin que por él hubiese pasado un peine desde la comunión de su último bisnieto. Tenía una vocecita gutural y chillona, pero como no alzaba mucho el diapasón, no resultaba cansina.
Cuando se interesaba en alguna conversación, era muy habitual en él decir lo que imaginaba que iba a ser el final de tu frase antes de que la dijeras, por lo que al equivocarse continuamente tenías que estar también corrigiéndole de continuo y a veces, ya molesto, tras una corrección, movía la cabeza a un lado y otro como diciendo, "tú dirás lo que quieras, pero lo que ibas a decir es lo que yo he dicho."

Como me gustaba llevarme bien con ellos y no quería que se enfadase, cuando él se adelantaba a lo que iba a ser la terminación de mi frase y su error no rompia del todo el hilo de la trama, le asentía con un gesto afirmativo, aunque se hubiese equivocado, y seguia mi cuento de la mejor manera.
Tenía un pequeñísimo tractor que lo trasladaba a cualquier punto por malo que fuese el camino, y su hijo José Maria, al que apodaban El Cojo lo seguía a todas partes, acurrucándose en la tarima de madera que a forma de remolque iba anexa al tractor, enrrollándose como un perrito y agarrándose a la tabla como una lapa. El pobre José Maria nació tullido y lo único que le fue creciendo en proporción fueron los brazos y la cabeza. El resto del cuerpo lo tenia completamente atrofiado, siendo su caja torácica no mayor que la de un niño de diez años. José María solamente movia las extremidades superiores y la cabeza, arrastrando el resto de su cuerpo, pero como era muy menudo y el mal le venía de nacimiento tenía tan aprendidas todas las martingalas que eran precisas para moverse, que dentro de lo que cabe, lo hacía con tal naturalidad que a todos nos sorprendia.

Tenía una mirada bondadosa, igual que aquella con la que su madre, me imagino, lo miraba, cuando su amor no era suficiente para transformarlo en un niño normal, pero como ocurre con casi todos los niños que han sido perseguidos por la incomprensión, la mala fe y la mofa de los niños, que siempre han sido los peores verdugos, mientras te miraba, parecía estar pensando cuándo ibas a empezar a herir sus sentimientos. Por eso, el lento progreso que experimentaba su amistad y la sensación que se respiraba cada vez que nos encontrábamos, como si fuera, casi, la primera que nos veiamos. Era muy característico en él, el apartar de tu alcance aquello que observaba que llamaba tu atención, especialmente cuando habías pedido que te lo prestase por un momento. Cuando esto ocurria soltaba una carcajada como si estuvieses bromeando, pero si insistías, te lo acercaba muy a regañadientes, sin llegar a soltarlo de la mano o como poco, sin perder el objeto de vista y después lo apartaba abiertamente lo más lejos posible y con disimulo, poco a poco iba tapándolo con esto y con lo otro hasta que quedaba completamente fuera de la vista.

Por eso era mejor no pedirle nada, y cuando era él, el que algo te mostraba, podías estar seguro de que era una inequivoca muestra de confianza y amistad.

Era muy ambicioso y ahorrativo y solo gastaba su dinero para comprar tierra, si ésta se la vendian a muy buen precio. José María podría tener en los tiempos de los que estoy hablando alrededor de cuarenta y cinco años, no era feo de cara y solo la deformación de su cuerpo era lo que lo afeaba. El esternón le apuntaba hacia el frente como si fuera una quilla y sus hombros, cuando apoyaba los brazos en el suelo, casi se incrustaban debajo de sus orejas. Aún así , no sé si dirigido por su ingenio o por el de algún magnífico mecánico, se hizo construir a partir de la extructura de una moto Vespa un tinglado a forma de carromoto compacto en el que él, solo o acompañado de su padre, se trasladaba a las aldeas circundantes para vender articulos de primera necesidad de los que se aprovisionaba generalmente en Pinoso o en Monóvar, cercanas a Las Casas del Señor, para así obtener un beneficio adicional al que le proporcionaban las cosechas de sus tierras.

Aunque cueste creerlo, sus tierras estaban perfectamente atendidas y lo digo, levantando mi mano para dar fe de mi palabra, porque ese viejete casi nonagenario, con su pequeño tractor labraba y abonaba y en un plis plás se subía a los almendros más altos como si fuese una ardilla para podarlos en el invierno o para ir golpeando desde la altura, las almendras a las que no habia alcanzado desde abajo, mientras el tullido, con una agilidad pasmosa y como si se tratara de una oruga gigante se arrastraba recogiendo las almendras que caian fuera de las redes, depositándolas sobre ellas, para luego, al alimón con su padre, verter su contenido en los correspondientes sacos, que después, sobre la plataforma del remolque antes descrita, trasladarlos a la cueva, donde en amor y compañia sacaban la cortezas casi desprendidas de la cáscaras de la almendra propiamente dicha.

Siempre estaban activos y cuando hablaban conmigo, considerándome mas versado que ellos, me colmaban de preguntas, cual de ellas más lejos de lo que se suponía podía ser la conversación de aquella gente, que equivocadamente no aparentaba gozar de una cultura que para él hubiese querido cualquier bachiller.

Los cálculos sobre el rendimiento de la almendra era una de las cosas que más les gustaba tocar, pero como el que yo estuviera presente no interrumpia sus labores, preguntaban y escuchaban mientras separaban las almendras del piquet y las del cid de las marconas y de las mollares, para después separar las marconas de las mollares ya que si iban mezcladas las pagaban todas por el mínimo precio y separadas las marconas eran bastante más caras que las del piquet y las del cid y las mollares mucho mas caras que las marconas.

En estas consideraciones y entre pelar y separar se nos pasaba la mañana y cuando llegaba la hora de almorzar, sabiendo que no eran muy dados a invitaciones y agasajos, sacaba la comida de mi mochila y siguiendo el ritual de ellos aprendido me ponía a comer sin decir palabra, sin ocurrírseme ni mucho menos insinuar si algo de lo que habia a la vista les apetecia.

El pobre viejo llegaba a su fin, lo adiviné porque me preguntó si le compraba el tractor y las ovejas. Pocas ganas debían de quedarle para desprenderse de lo que le distraia y daba vida.

José María ya hacía tiempo que no le acompañaba. El asma lo asfisiaba y necesitaba estar quieto. Tenia los pulmones oprimidos en la carcasa de un torax de niño, y sólo podia respirar ayudándose con un aerosol que cada dia le hacía menos efecto.


Practicamente murieron a la par, padre e hijo, los amigos del alma que aún deben deambular por sus bancales, viendo pintar la oliva y arrancando los mamantones para que no pierda la fuerza el árbol.

Seguro que cuando Dios los llame para su juicio los encontrará a la sombra de aquellos gigantes que había a la orilla de la rambla del vertedero y Dios podrá ver que su obra está bien atendida, contemplando la tierra labrada con esmero, los árboles podados y cuajados de flor y las márgenes completamente limpias a golpe de legón. Y visto eso, no querrá hacer mas indagaciones y se los llevará directos al cielo.

No les faltaron rezos y misas, pero sin duda lo que más agradecieron fueron las palabras de su familia cuando casi a la par dijeron: "NO PODEMOS DEJAR QUE SE PIERDAN ESOS BANCALES QUE HAN SIDO LA VIDA DE NUESTRO PADRE Y DE NUESTRO HERMANO."

domingo, 24 de abril de 2011

LA ESQUINA DEL GUARDIA Y EL TIO ATAULFO


Ya que estoy en la racha, quizás fuese el momento oportuno de hablar un poco más sobre mis vecinos y mis amigos en las diferentes etapas de mi vida, pero también creo que debiera hablar de mi pueblo, de su forma de vida, sus costumbres, su carácter, sus tradiciones, sus leyendas....

Como todo lo que cuente será en su mayoria parte de lo que he vivido, también servirá para que me conozcais un poco mejor, sabiendo como sabéis que si en algo siempre me he excedido es en la sinceridad.

La foto de la Esquina del Guardia que estáis viendo, se haría, sin duda, más de veinte años después de los hechos que voy a relatar en esta entrada. Lo sé porque, como observaréis, aparece un automóvil Simca 1000, y este coche empezó a venderse junto con los deslumbrantes Dogge Dart algo después de haberme casado, por lo que la foto data de más de veinte años después de nuestro paso por esta esquina en los tiempos de mi relato...

...Mis padres no me habían otorgado todavía el visado para deambular por mi cuenta por las calles de mi pueblo y solían llevarme pegado a ellos a todas las partes a donde iban, especialmente al cine en los días festivos, así como al Casino Eldense los domingos por la mañana después de misa, obligación ésta que trataron de arraigarme.

También era una costumbre pasear por el campo las tardes de invierno soleadas, aprovechando el paseo para hacer un abundante acopio de linsones, con los que se preparaban unas ensaladas muy nutritivas.

Entre las salidas que hacía con mis padres, me encantaba acudir a casa de D. Luis Azorín y Doña María Juan, especialmente a su casa de verano, una finquita muy bien cuidada situada en el camino de la estación, junto a la casa de Dª Bienevenida Juan, hermana de D.ª Maria. A todos ellos, a sus hijos y a aquel lugar dedicaré un artículo por entero porque sin duda lo merecen y quizás pueda seros interesante.

No obstante a lo dicho, de forma tácita mis padres ya empezaban a permitirme alguna escaramuza sin tener que dar mas explicación que "vuelvo enseguida." Incluso en alguna ocasión si me venían a buscar y veían que estaba jugando felizmente, me permitian quedarme con los amigos recomendándome que no me alejase y que si me apetecía merendar lo hiciese en casa de mi abuela.

Mi mundo fuera del colegio y de mi vida familiar se limitaba a un entorno que no superaba mi calle y las adyacentes, salvo los itinerarios que ya había recorrido con mis padres de forma reiterada. Sabia como ir al Casino Eldense, a la Iglesia de Santa Ana, incluso a la casa de verano de D. Luis Azorín, que ya estaba a una respetable distancia de mi casa y en su itinerario habia que pasar por toda la calle de San Roque, hasta desembocar en la Avenida que conducia al puente que daba inicio al camino de la estación, a la sombra de la mole de un grandísimo Castillo del que cuando fuí ya un hombre maduro solo quedaba parte de la torre del homenaje, tal fue la desidia de los habitantes de aquellas laderas desoladas, que construyeron sus viviendas con los materiales que erosionaban del Castillo ante la inoperancia de unos alcaldes que nunca demostraron el menor interés por mantener esa reliquia, aunque creo que por fín se ha hecho algo en su favor. Más vale tarde que nunca.

A poca distancia de la base de la ladera que como cortada a pico servía de base a aquella mole, con incipientes muestras de su inmediata ruina, un puente montado sobre pilares y arcos de piedra en silleria, con barandillas de hierro forjado adornado de algunas filigranas, daba paso a la otra orilla de nuestro histórico rio Vinalopó al que por cierto, algunos sábios de la última hornada han querido arrebatar la autoria de la muerte en sus aguas por ahogamiento del famoso Amilcar Barca, aduciendo inocentemente que en un rio tan poco caudaloso no podia ahogarse un tan famoso personaje. ¡Como si los ríos no cambiasen a lo largo de los siglos! ¡Ya quisiera haber visto a estos analfabetos con su toga y birrete en medio de las aguas de este río cuando se le ocurre tener una crecida! Yo he visto más de una en que las aguas han pasado por encima de sus altisimos arcos a pesar de su anchísimo cauce, en las que el río podia haber ahogado a Amilcar y a todo su ejército, pero siempre habrá quien dé un diez a estas eminentes lumbreras por sus excepcionales dotes de observación.

Al hablar de avenidas no vayais a creer que eran como las de ahora; por aquellos tiempos no había ninguna calle asfaltada y al hablar de avenida nos referiamos a las calles más anchas, aunque en general todo eran caminos de tierra que se encharcaban y embarraban cuando llovia, para desdicha de nuestros padres y alegría nuestra, que jugábamos sin límite poniendo barreras a la corriente con piedras y barro, hasta llegar a hacer magníficas obras de ingenieria.

Nuestros padres sabían de nuestros juegos y permitían que nos dejáramos llevar por nuestra fantasía. La calle estaba practicamente exenta de peligro. Hay que tener en cuenta que en los tiempos de los que hablo, el parque móvil de Elda se limitaba a dos coches de punto, que así se llamaba a los táxis, uno de Faustino y otro de un alemán o austriaco afincado en Elda; una furgoneta propiedad de Emiliano Bellot, tío de mi amigo Paquito Bellot y dos automóviles, cuyos propietarios eran D. Antonio Porta Rausa y D. Paco Vera Santos, uno fabricante y otro viajante de calzado, y en cuanto a motos sólo había una de 0.75 cc. de marca Moto Guzzi-Hispania que le compró Maxi Aguado, el fabricante de hormas, para su hijo cuando cumplió la edad para poder conducirla y dos Lubes de 1,25 cc. que causaron furor.

Habrá que comprender que la tranquilidad de las calles era casi absoluta en lo que se refiere al tránsito motorizado, si exceptuamos el tramo de carretera general Madrid-Alicante, que discurría por la calle Jardines y la Avda. de Chapí que logicamente estaban más concurridas y por las que logicamente nos tenían prohibido transitar.

Desde muy temprano por la mañana, hasta que se encendían las luces eléctricas había, de forma permanente, un guardia dirigiendo el tráfico. La plantilla de Municipales- que así se llamaba a los Policías Locales de aquellos tiempos- no creo que llegase a diez, y eso que había un guardia fijo en el Mercado y otro en la puerta del Alcalde, lugar que ocupó "Lino" hasta que se retiró, aún así a todos nos parecia que eran demasiados, tal era la paz y la tranquilidad que se respiraba, mientras que hoy no estamos seguros con nunguna salvaguardia. ¡EL PRECIO DE LA LIBERTAD!

De todos los guardias que dirigieron el tráfico en esa esquina, destaca el inolvidable "Barrilico"; ancho de espalda, corto de cuello, bajo de estatura y cara agradablemente simpática que gesticulaba y bailaba al son de su silbato, toreando como aquel que dice las grandes moles que ya empezaban a pasar por nuesto pueblo, de las que alguna, tuvo que hacer infinidad de maniobras para poder tomar el giro de la esquina sin llevarse por delante la tienda del sastre que me hizo el primer traje de mi vida, que en la fotografia permanece cerrada y en cuyos muros aún se pueden apreciar los restregones de algún que otro camión.

Creo que fue la época del Barrilico y de Brotóns la que coincidió con el desvió de la carretera, disminuyendo muy consideráblemente su tráfico, y aunque el guardia siguió acudiendo a la esquina, ésta nunca volvió a ser lo que fue, aunque lo siga siendo en mi recuerdo.

A espaldas del guardia, que siempre daba frente a la calle Jardines, y ocupando un pequeño espacio de la tambien pequeña y destartalada placita que allí había, se instalaba un carrico con toda clase de frutos secos, pandehigos, altramuces, anisicos, caramelos, estrato y regaliz, entre otros artículos. Lo regentaba un hombre de amplio mostacho cuyos extremos ensanchados como si fueran aspas, amarilleaban por el humo del tabaco. Su semblante recordaba a lo que no sé por qué mi imaginación me sugiere como un soldado de fortuna o un filibustero, aunque su caracter era apacible y su faz predispuesta a la sonrisa amable. Es sorprendente que con la edad que yo podía tener recuerde hasta el último detalle de su aspecto, incluso de su atuendo, con aquellas camisas de felpa, chaleco con bolsillitos y pantalón de pana marrón o gris cubriendo un cuerpo enjuto de casi 1,7o de altura. Calzaba alpargatas sin calcetínes y cubría su cabeza con una gorra que cuando se la quitaba para secarse el sudor dejaba a la vista una galea aponeurótica totalmente calva y ostensiblemente blanca, por estar casi de continuo protegida del sol.

El carrico del Tio Ataulfo, que así se llamaba, quien gracias al milagro de la palabra vuelve a renacer, estaba en línea con uno de los laterales de la placita, en cuyo fondo, siempre mirando desde la espalda de nuestro guardia de turno, había una fuente. A ella es adonde normalmente acudian mis hermanas y también a veces mi madre a abastecerse de agua para beber y para guisar, ya que la que llegaba a las casas tenia un sabor perverso y nunca se utilizaba para el consumo humano. Yo acompañaba a veces a quien fuera a la fuente, pero si podia lo evitaba porque generalmente habia que hacer cola y nunca me gustó tener que esperar, aunque me gustaba oír después las historias que contaban mis hermanas sobre lo que había ocurrido en la fuente, de las que yo, a pesar de estar allí, ni me había enterado.

En la casa que hacía esquina con la placita, en cuya planta baja muchísimos años después se instalaría la Armeria Torres, justamente a la derecha del carrito del Tio Ataulfo, según la referencia que ya conocemos, ocurrió un luctuoso suceso que fue muy famoso por lo macabro.

Un miembro de esa casa, varón, sin motivos que pudieran paliar tan desdichada decisión, se ahorco dejando balancear su cuerpo sobre una inmensa hoguera que previamente habia prendido debajo de donde tenia que quedar colgado su cuerpo.

Unos y otros, de las más distintas formas, van desapareciendo sin dejar más rastro que el recuerdo que pueda quedar de ellos en los que los quisieron de su inmediata generación y quizás, si lo hay, lo que alguien como yo pueda sacar a la luz sesenta y tantos años después; los que se van, siempre dan paso a los que llegan, aunque con los que se van, algo nuestro se va también. Mis deditos aún tratan de conseguir una pipa de girasol a través de la malla metálica que protegia aquellos frutos secos. Nunca lo lograron pero aún están ahí debatiéndose sin éxito, aunque ahora sé que hubiese bastado con pedírsela.

El Tio Ataulfo, del que estoy seguro que nadie se acuerda, ha pasado conmigo y espero que también pase con vosotros un buen rato, recordando aquellos tiempos, que por lo difíciles, tanto nos enseñaron a valorar hasta la mas pequeñas de las insignificancias.

LA PAJA PARA LOS CABALLOS DE LOS REYES MAGOS


La memoria es como un gran desván donde se guarda lo que no es cotidiano, y también lo que dentro de su cotidianidad, en un momento determinado nos impactó de forma especial.


También se guardan los momentos que nos causaron satisfacción; los que tuvieron a flor de piel nuestra sensibilidad; los que nos hirieron y decepcionaron provocándonos desdicha; los que nos hicieron sentirnos orgullosos...


A la memoria no le gusta guardar ciertos recuerdos, pero no puede eludirlos. Aún así, procura que cuanto más nos puedan avergonzar, mejor escondidos queden; mas angosto y oscuro sea el lugar donde se escondan. Los demás recuerdos, los de dichas infinitas y los de tristezas livianas, pululan por doquier, y por su abundancia, a veces, pasa mucho tiempo antes de que los volvamos a reencontrar.
Los más dificiles de hallar, que casi siempre vienen a ser los que más nos sorprenden, son los que vuelven a nosotros de forma imprevista, como un flash que da luz a la memoria, a la que acuden unas imágenes, a veces desdibujadas, que van abriéndonos sus puertas hasta descubrirnos lo que ni siquiera sabíamos que estaba en el inventario de nuestro consciente; algo a veces tan lejano que dudamos si será realidad, llegando a atormentarnos el no poder comprobarlo, cuando no podemos encontrar a quien nos lo corrobore, por estar muertos todos los que podían haberlo hecho.

Siendo adolescente tuve una experiencia que me impresionó. Al hervir, la leche con la que mi madre iba a preparar los desayunos, se desbordó consumiéndose parte de ella al intenso calor de la plancha de hierro de aquél fogón antiguo que a veces llegaba a ponerse al rojo. El olor de esa leche vertida y chamuscada me trajo el recuerdo de mi propia imagen con no más de dos años de edad. Estaba junto a un hombrecito no mucho más alto que yo, que me hacía carantoñas. Sus manos, su ropa, todo él olía a leche y había llegado a mi casa en un carro tirado por un caballo algo mayor que un poney. Me ví subido en el carro y llevado a una casa de campo donde había toda clase de animales y supe que me sentia muy feliz en aquel ambiente.

Me faltó tiempo para contarle a mi madre mi visión y ella, algo sorprendida de que hubiese podido acordarme de ello, me contó que cuando aún era yo muy pequeño, tanto que quizás solo chapurrease algunas palabras, venía a casa un lechero al que se le conocía como Juanico El Cabrero, que tenia amputadas las piernas por debajo de las ingles, protegiendo sus muñones con unos cueros que los envolvían. Aún así daba pasos cortitos cuando media la leche y tenía una agilidad fuera de lo común cuando tenia que subir o bajar del carro.

Juanico "El Cabrero" murió y su ausencia desvaneció su imagen, volviendo a mí catorce años después, porque un olor fue la llave que abrió la puerta de su recuerdo.


Me alegró haberlo recordado y me alegró de que mi madre me hablase sobre él. Había sacado adelante a su familia y a pesar de su supuesta invalidez segaba, alimentaba a los animales, pasturaba, ordeñaba a las cabras y después vendía la leche y los quesos, así como la carne de los animales que sacrificaba, apoyado en sus dos muñones y en los nudillos de sus manos encallecidas, que le arrastraban por el suelo mucho mas ostensiblemente que si fuera un simio.

YO CREO QUE SE MERECE ESTE RECUERDO Y QUIZÁS PUEDA SERVIR DE EJEMPLO PARA QUIEN POR DESGRACIA PUEDA ESTAR EN UNA SITUACIÓN SIMILAR A LA SUYA. PORQUE SINCERAMENTE CREO QUE PRECISAMENTE POR SER COMO ERA Y POR ESTAR COMO ESTABA, GOZÓ MAS INTENSAMENTE QUE CUALQUIERA DE NOSOTROS SUS PEQUEÑAS Y GRANDES SATISFACCIONES.

En mi relato anterior, tuve que hacer esfuerzos para no desviarme de la historia que quería contar. Conforme describía el entorno del lugar donde se estaba iniciando y de inmediato iba a concluir la mayor aventura de mi vida, hasta ese momento, brotaban de mi mente tal cantidad de recuerdos, que si hubiese dado rienda suelta a mi deseo y hubiese hablado de todos ellos, no habría podido concluir lo que en un principio habia empezado a contar. Me abstuve de ello entonces, pero tampoco quiero que se quede en el tintero nada de aquello que por la fuerza con que a mí acude, considere que merece salir a la luz, con la esperanza de que de todo ello, haya algo que pueda serviros si es que quereis aprovechar la experiencia ajena, que ojalá para el mal siempre así fuera y podría ser, si fuéramos mas dóciles y no nos empeñásemos en sufrir en nuestras propias carnes lo que podíamos haber evitado con solo haber hecho caso a quienes sobre ello nos aleccionaron, confiados siempre en sus sabios consejos.

Vuelvo a hacer por tanto alusión a la Funeraria que habia en la C/ Eugenio Montes, frente a donde se ubicaba la Fábrica de Productos Químicos "Karola" Y A LA DERECHA ENTRANDO, DE LO QUE MUCHO DESPUÉS SERIA Y YA NO ES LA FÁBRICA DE ZAPATOS DE JUAN VIDAL BAÑÓN, padre de mi gran amigo del alma Antoñín, El Cabecilla, hoy monje en el Monasterio de Silos desde ya hace más de cuarenta años... , y decía que los días cinco de Enero de cada año, acudía a pedirle un poco de paja al encargado de de los caballos.


Entre otros, había dos negros impresionantes que siempre formaban pareja en la carroza fúnebre de los hombres, (me imagino que sabréis que había otra para las mujeres y otra para los niños, toda ella blanca como la pureza), ambos caballos eran preciosos, pero de ellos, uno era amigable y dócil, por lo que era mi preferido. Sin embargo, curiosamente, solo recuerdo el nombre del más arisco, del mas antipático. Se llamaba "GAONA". El olvidar los nombres que con más motivo debiera recordar es algo que se repite en mi, de forma tan reiterada, que me siento culpable de tales irreverencias, teniendo en cuenta que mi olvido, a veces alcanza a personas que han tenido mucho que ver en ciertos aspectos de mi vida, mientras sin ningún motivo, aparente o real, recuerdo nombres y secuencias intrascendentes. En verdad quisiera llegar a comprender el motivo de este misterio. Y mira por donde en este instante, me acabo de acordar del nombre del otro caballo; de mi preferido: "JEREZANO" Negro como el alma del demonio y tan bueno y noble como no encuentro palabras para describir.

El pedir la paja para los Caballos de los Reyes Magos, y con esto pueden darse ustedes una idea de lo jovencito que debia ser por aquel entonces, se debía a que el regalo que más he ansiado a lo largo de toda mi vida era un toro de cartón piedra que habia expuesto en una tienda que se llamaba Muebles Flori, situada junto al inolvidable Hotel Juanito en la Calle entonces Jardines, luego Queipo de Llano y de nuevo Jardines, salvo que dado el Gobierno actual no la hayan bautizado como calle de La Pasionaria o vaya Vd. a saber.


La estampa de ese toro era mi obsesión y su imagen la he recordado a lo largo de toda mi juventud y aún la recuerdo.

Lo perdí porque los Reyes Magos se enfadaron al ver que no habia dejado algo de comer para sus caballos...¡Qué buena excusa para unos padres a los que sólo les alcanzó para comprarme una vaquita no más grande que un chihuahua, asentada sobre una tablita con cuatro ruedas sobre las cuales se deslizaba la miniatura si se la empujaba adecuadamente.
Cuando veinticinco años después mi hijo Tomás insinuó su deseo por un caballo de juguete, le compré el mas hermoso caballo que encontré en las mejores tiendas de Benidorm, donde por entonces residia. No sé si el se acordará tanto de su caballo, como yo del que nunca tuve, pero lo que si estoy seguro es de que él no aprendió ninguna lección, ni maduró como yo maduré al comprobar que no siempre se alcanzan los deseos.

Y es que por entonces, como está empezando a ocurrir ahora, cualquiera se daba por dichoso si podía llegar a fin de mes habiendo cubierto sus más elementales necesidades, siendo una bendición la dicha inigualable de tener un empleo con el que poder sacar adelante a la familia.


Por eso, en esas circunstancias, cualquier gasto accesorio como los regalos de "los Reyes Magos", por muy tradicional que fuera y con una familia númerosa como la mia, era un suplicio para cualquier padre que no soportase ver la desilusión en los ojos de sus hijos.




De ahí esa mentirijilla sobre la comida de los caballos, que solo descubri años más tarde, pero que mientras tanto sirvió para que comprendiera la causa de mi fracaso, aceptase el escarmiento y a partir de entonces no solo tuvieran la paja, sino tambien los rosigones de pan que iba guardando, así como la ración correspondiente de agua que les preparaba en un par de calderos, poniendo a mis padres en un verdadero apuro al dejarlos sin excusa en los años sucesivos.

sábado, 23 de abril de 2011

OTRO ESBOZO DE MI NIÑEZ


Mi querida Elda, mi pueblo natal, donde empezó a forjarse mi carácter y donde emulé en sueños a todos los genios del universo, sintiéndome capaz de ejecutar las más extraordinarias gestas desde la más tierna edad, en que recuerdo haber querido emprender un viaje a las selvas más remotas del África Central, donde suponía que debía residir Tarzán de los Monos.

Mi edad, la suficiente como para creer poder hacer ese viaje, acompañado de mi mejor amigo por aquel entonces, Paquito Bellot, a bordo del postigo de una ventana, pintada de verde, de madera maciza, de esas que por aquellos años aún se fabricaban, a la que mi hermano Gillermo, once años mayor que yo, me había prometido acoplar unas ruedas que nunca tuvo el tiempo ni el dinero necesarios para ejecutar, quedando el trabajo sin ultimar y con él, mi sueño roto.
Ante los continuos aplazamientos, decidí y pude convencer a mi amigo para que partiésemos al día siguiente, que por ser jueves, no teníamos colegio por la tarde.

Como el supuesto coche estaba sin ruedas, éramos conscientes de que no podríamos subir en él aunque alcanzásemos trayectos cuesta abajo, pero siempre podría servirnos para acarrear, aunque fuese a rastras, los útiles y alimentos que teníamos que llevar en el viaje.

La víspera estuvo llena de nerviosismo, sobretodo para mi amigo, que aunque se dejaba llevar, no estaba tan convencido como yo del éxito que iba a tener nuestro viaje. Además en tan poco tiempo teníamos que conseguir todo cuanto podía hacernos falta, tal como una mochila o una buena bolsa, lo suficientemente fuerte como para que no se rompiese al rozar con las ramas de los árboles, un buen cuchillo que cortase bien, una linterna, una cuerda de dos metros por lo menos, dos cajas de cerillas, una vela, una botella con agua, un par de barras de pan y algunas onzas de chocolate. No haría falta mucho más porque inmediatamente que llegásemos a la selva podríamos alimentarnos con los plátanos y todas las frutas que allí colgaban de las ramas.

A la hora convenida nos encontramos en el portal del patio de David Rico Rico, un niño algo mayor que yo, que después tuve la dicha de que me brindase su amistad, que duró hasta su muerte. El padre de este inolvidable amigo se llamaba D. Recaredo Rico y era el aparejador del Excmo. Ayuntamiento de Elda, quien con su esposa Doña Adelina Rico, formaron un matrimonio que a mi criterio, mientras los conocí, fueron un modelo en cuyo espejo, aspiraba verme reflejado cuando llegase a formar una familia.

Mi amigo Paquito, no vino provisto más que de la merienda y yo lo único que pude conseguir fue, además de la merienda un mechero que me encontré en un cajón, del que saltaba la chispa pero no encendía, aunque pronto convencí a Paquito de que con él podiamos encender fuego haciendo saltar la chispa sobre las hojas secas, que en la selva debían ser muy abundantes.
Sentados en el portal del patio de David Rico empezamos a trazar el plan de de lo que iba a ser nuestro inmediato viaje y, considerando que debíamos estar fuertes, decidimos merendar mientras decidíamos hacia dónde debíamos dirigirnos y calcular el tiempo que más o menos íbamos a tardar.

A pesar de que no llevábamos ninguna impedimenta, decidimos llevar nuestro carro sin ruedas, para con él, acarrear los alimentos y útiles que pudiéramos ir encontrando por el camino, y como el lugar donde nos encontrábamos era la C/ Eugénio Montes, semiesquina a la C/ Antonio Maura, pensamos que lo mejor era dirigirnos a la C/ Lamberto Amat para desembocar en la Carretera de Monovar, que casi seguro nos pondría en dirección de ÁFRICA.

No habíamos recorrido ni la mitad de la C/ Eugenio Montes, cuando a la altura de donde estuvo la fábrica de productos químicos "KAROLA", FRENTE A LA FUNERARIA QUE POR ENTONCES ALLI HABÍA Y DONDE LOS DÍAS CINCO DE ENERO SOLÍA PEDIR ALGO DE PAJA PARA LOS CABALLOS DE LOS REYES, mi amigo Paquito empezó a sentir la morriña de su madre, -encantadora matrona de ojos azules y pelo blanquísimo que solo salió a la calle el día de su entierro, debido a que por el asma y a la excesiva gordura que padecía el asma no podía bajar y subir las escaleras de un tercer piso-, y muy seriamente me dijo:

Juanito, ¿por qué no lo dejamos para otro día, cuando el carro tenga puestas las ruedas? Y MEJOR DOMINGO, PARA PODER SALIR POR LA MAÑANA TEMPRANO.

Yo traté de convencerlo de que era mejor que siguiéramos, ya que ya habíamos empezado el viaje y le aseguré que cuando Tarzán supiera todo el recorrido que habíamos hecho para conocerlo, seguro que nos premiaría con parte de alguno de los tesoros que él conocía, pudiendo volver para hacer ricos a nuestros padres.

Pero como a causa de mi presión, presentí por la forma en que se le humedecían los ojos, que de un momento a otro se iba a poner a llorar, desistí de mi intento y cogiendo la soga que arrastraba nuestro insólito carro sin ruedas, lo hice girar en redondo, no sin alguna dificultad e invité a a mi amigo para pasar el resto de la tarde jugando con los bichos en el bendito patio de mi abuela, lejos de los peligros de las intrincadas selvas.

jueves, 17 de marzo de 2011

ANÉCDOTAS AMERICANAS nº 6

Milena de Jesús Ponce Ojeda, 26 años de edad, madre de una niña de 6 años, ya tres años separada de su esposo por su reiteradisimo mal comportamiento, vivía con sus padres atendiendo sus gastos y los de su hija y ayudando en la casa con lo que podía.
Estaba cansada, y algunas veces, desesperada ante una rutina tan lastimosa y sin perspectivas, pasaban por su cabeza toda clase de ideas. Pero lo que la sostenía era su convicción de que en algún sitio estaba el hombre que la iba a hacer feliz y la iba a sacar de esa miseria, y se había prometido que si lo encontraba lo iba a amar con toda su alma.
Precisamente lo que iba pensando el día que la conocí era: " Señor, yo no soy mala ¿por qué no me ayudas y pones en mi camino un hombre bueno que me quiera?"
Y cuando volvió la cabeza me vio a mí.
Tras conocerla quise asegurarme de que era la mujer que me convenía y todos los informes fueron sin tacha. Pero quien verdaderamente me informó fue ella misma. Me confesó todas sus miserias sin ocultar NADA. Conozco todos sus pormenores y sus por mayores; sus poquitas dichas y sus casi permanentes sufrimientos, no habiendo nadie en el mundo que sepa de Milena tanto como yo, ni siquiera su madre. Conozco hasta aquellas cosas que por ningún conducto hubiesen podido llegar a mí si no hubiesen sido a través de su confesión. Lo que le he preguntado y lo que no le he preguntado pero que ella consideraba que tenia que saber ha sido puesto ante mí, sin ocultar lo más mínimo.
Más que ante mí se estaba confesando con Dios.
JAMÁS ME HA MENTIDO, NI EN COSAS INTRASCENDENTES, JAMÁS, JAMÁS, JAMÁS.
La conocí a finales de abril del 2.OO6 y no ha habido un día, una hora, un minuto que no me haya sentido arropado, querido, mimado y protegido por ella; de día y de noche, despierta y durmiendo.
No hay gota, ni pastilla, ni remedio, ni cita médica que se le pase, ni permite que lleve ningún peso, ni deja de decirme jamás lo muchísimo que me quiere ¡ Y se nota que es verdad ! Y cuando dice que me adora y que me ve guapísimo, hay en ella tal sinceridad que hasta yo mismo me creo un “MORGAN.”
En todo el tiempo que llevamos juntos nunca me ha pedido nada para ella. El dinero que le doy para que vaya ahorrando me lo devuelve cuando ve que voy algo apretado y si algo se compra es porque yo la obligo.
Si despierto por la noche y me acerco a ella, me abraza y me besa con amor. Otras veces es ella la que me busca y me come a besos medio dormida.


Mi existencia inició la cuenta atrás
sé muy bien que ya vivo de prestado,
mas mi amor es tan joven a su lado
que me olvido a menudo de mi edad.

A veces en la noche me despierto
y me siento abrazado con cariño.
Quisiera en ese instante quedar muerto
meciéndome en sus brazos como un niño.

Ella inconsciente presiente que la miro
y entreabre los ojos tiernamente,
se aprieta mas a mí, me come a besos,
acomoda su tez sobre mi pecho,
sonríe dulcemente y se duerme. 


Su candor le da fuerzas a mi alma
¡No se puede fingir en la inconsciencia!
Veo a Dios en su amor, veo su presencia
y hasta siento mas blanda mi almohada.

LO RELATADO EN ESTAS ANÉCDOTAS LO TENGO ESCRITO DESDE HACE DIEZ AÑOS. QUIZÁS ALGÚN DÍA OS CUENTE LO QUE HE VIVIDO A PARTIR DE ENTONCES.
PERO SÍ OS ADELANTO QUE SIGO CON MILENA, SI CABE, MÁS COMPENETRADOS QUE NUNCA.

J.R. CABRERA AMAT.



lunes, 7 de marzo de 2011

"EL AMOR"

Me resulta odioso a mi mismo, ponerme a escribir sobre un concepto metafísico sin más argumentos que mi propia experiencia, pero puedo asegurar a todos, que lo que digo es fruto de largas horas de insomnio y de meditación, siendo uno mas de esos cientos de millones de seres que deambulan insomnes como zombis, sumidos en un mismo pensamiento, que se apodera de nuestra voluntad y que nos aturde o nos eleva o nos empuja hasta el fondo de la más angustiosa de las tinieblas, haciéndonos salir de allí como una exalación por la esperanza del recuerdo de un instante que se entrecuza con una mirada, con una sonrisa, con una palabra que nos vuelve a dar alas para volar aunque sea inutilmente.

Pero tampoco podemos mirar al Amor con tanto recato y con tanta angustia, siendo como es, según yo creo, el motor que mueve nuestras vidas..., el motivo de nuestra existencia.
Hay menos que más agraciados con el amor, que han llegado a él o él les ha llegado, como un destello, como un aroma, como un susurro, y allí han quedado prendidos por tratarse de corazones con la justa medida de pasión, deslindados de la vorágine del mundo.
Las medias naranjas que se ajustan y se complementan, no se reprochan, ni se exigen, ni se enfrentan, porque saben lo que es el amor y saben despreciar la parte de su naturaleza que lo pervierte y lo denigra según el concepto mortal que los humanos tenemos de él.

Ruego pues, tengan conmiseración conmigo en esta empresa que a nadie creo que agrade, a pesar de que voy a tratar de ser ecuánime y siempre me voy a ajustar a la realidad del Amor como concepto, aunque pueda discurrir a veces en paralelo con el concepto generalizado que como veréis, para bien o para mal, es falso y nos pervierte.

El Amor es el sentimiento inmaterial por antonomasia. A veces se ha tratado con jovial irreverencia, calificándolo de torpe y distraido, pero la realidad es que esa sensación de aturdida incompetencia que a veces pueda mostrar, no es más que por su falta de malicia y por su incontrolado deseo de complacer, pero en realidad es el más perfecto, eficaz y trascendental de los sentimientos inmateriales.

El Amor, como otros sentimientos, es un gran desconocido, del que por error, se piensa que no existe porque no encuentran en él, lo que de él esperaban.

No me complace, pero me veo obligado a insistir sobre lo que ya he comentado sobre la Libertad y otros entes sobrenaturales. No es que el Amor no exista, sino que quienes así piensan ignoran su esencia, que no le permite conformarse con lo que confundidamente nosotros creemos que es el ideal del amor, que no tiene nada que ver con él. No estoy diciendo esto de forma peyorativa en cuanto al amor, sino todo lo contrario.
El amor, como sentimiento infinito se ahoga en un mundo finito, salvo que siga el camino de la Ascetica y de la Mística, raras avis, y en su desorientada insatisfacción, que solo podrá hartarse ante la presencia de Dios, busca sin posibilidad de éxito, saciarse en el amor concebido por los hombres en su mundo finito, de ahí su inestable carácter y sus inexplicables cambios.

Otro error que tenemos, radica en la confusión de nuestro concepto de Amor en cuanto a lo que es su realidad. Los Hombres pensamos que el amor se circunscribe a la pareja. Eso no es posible, seria insuficiente de acuerdo con su fundamento.

El hombre no falla al amor como sentimiento infinito, falla en cuanto al concepto de amor que nos hemos forjado, falla en cuanto a promesas incumplidas por el hombre, no por él; falla en cuanto a lealtad, en cuanto a entrega, en cuanto a lo que vds. quieran, pero no en cuanto a lo que es en sí el como sentimiento intrínseco, porque en todo en lo que falla está la muestra de que por encima de todo prevalece su esencia, que de faltar, sería realmente cuando no existiría como tal.

Me hace mucha gracia ver a las mujeres en la compra; observando, de lo bueno, lo mejor; acercándose a los artículos con una atención envidiable, especialmente en el puesto del pescado donde observan el brillo de los ojos, las agallas ensangrentadas, la tersura de las escamas... Incluso intentan ver si trémula el cuerpo, para comprobar que la pieza elegida reune todas las condiciones que exige el buen conocimiento de un pescado fresco.

Con ese mismo entusiamo me imagino que, si no ahora, sí en otros tiempos, procederían las mujeres en la seleción del que para sus adentros, consideraban su media naranja, hasta que el bien de sus sueños o cualquier otro, por las cosas de la vida las llevase al altar, al juzgado o Dios sabe a qué mutuo acuerdo.

No le iría el hombre a la zaga en cuanto al procedimiento de selección, aunque en su caso, en vez de seguir los pasos de la mujer para conocer un buen pescado, optase por seguir los que se precisan para conocer un buen puro; prieto, bien formado, elegante, de buen origen, de perfecta tersura, agradable su olor y en caso de que hubiese sido atrevido, extraordinario su sabor.

¿Qué jovencita al hacer su elección personal hubiera deseado, un hombre...digamos... Sin temperamento?
El joven hubiera reaccionado de igual forma, si no hubiese notado que, en ella, hervía la pasión. Por lo que podemos llegar a la conclusión de que ciertos atributos y ciertas escondidas pasiones son imprescindibles para que pueda surgir la llama del amor tal como lo tenemos concebido; siendo después esos aspectos que los unían, los que quizás, puedan separarlos.
HE AHÍ LA CLAVE DEL ERROR, que no es otro que el haber considerado todo lo considerable, antes de enamorarnos, menos lo que a la larga siempre nos iba a decepcionar y hemos fiado en el amor pensando que él sería nuestro paladín y el desfacedor de entuertos, cuando nosotros no somos para él más que una fuente donde saciar su insaciable insuficiencia.

Dejando al margen al Deseo que es el Hayde del Amor, hay un aspecto que merece tenerse en cuenta y es que el Amor insaciable de sí mismo, se reconoce precisamente por ello, que bien podría ser la única característica que lo identifica en su bondad, pero creo que es también la que lo infama ante quienes se sienten timados; engañados por esas promesas que hizo el hombre, pero no el Amor, que en su insuficiencia de sí mismo, tiende hartar su necesidad, buscando amor y dándolo a mansalva, aunque en ello ponga en juego la semilla de la felicidad que quedó sembrada en tí, mujer y en tí hombre, desde el momento mismo de haberos elegido MUTUAMENTE COMO PAREJA, ya fuera en un altar, en un juzgado, en un ayuntamiento o en el último rincón de la tierra, si es que en ese momento destilaba de vosotros amor por cada una de vuestras vísceras y por cada uno de vuestros poros.

Hay que ser pacientes para alcanzar ese amor que todos deseamos, idéntico al que prometimos y nos prometieron, ese amor adulto y enriquecido en virtud de esa espera que nos ha servido para comprobar que germinaba la semilla que mutuamente sembramos en nuestros corazones, que no tenía nada que ver con las pasiones de la juventud, ni con el cariño, ni con el afecto, ni siquiera con la adoración, con que nos hayamos podido tratar, que no son más que sus insignificantes e intrascendentes muestras, sino con el Verdadero Amor, que cuando actúa de forma magistral y decisiva, se muestra como es, como el que siempre ha sido y como el que siempre será... Un sentimiento que partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y la unión con otro ser.
¿Os parece poco?
PUES ESO NI MAS NI MENOS ES EL AMOR Y LO QUE HAY EN SU ESENCIA.
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domingo, 6 de marzo de 2011

RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS Nº 17 - LA LIBERTAD.

Estaba muy afligida la Libertad al ver que en todas partes la negaban. Tanto, que si hubiese sido posible lo que por su naturaleza no podía ejecutarse, habría acabado con su existencia.

POR ERROR, LOS HUMANOS, SIEMPRE HAN CREÍDO QUE ESTABAN HUÉRFANOS DE LIBERTAD, CUANDO SIEMPRE HA SIDO PARA TODOS, SIN DISTINCIÓN, UNA MADRE AMANTÍSIMA.

NI EL PROPIO DIOS, puede ir en contra de su esencia, ni en contra de la esencia de los seres y cosas que ha creado, y si nos hubieramos preocupado un poco, todos sabríamos lo que es verdaderamente la Libertad y lo que de ella podemos esperar. NO PUEDE ACOMODARSE A NUESTRA IGNORANTE OPINIÓN, LO QUE NO PUEDE CAMBIARSE SI VA EN CONTRA DE SU FUNDAMENTO.
Y he aquí que cuando clamamos libertad no tenemos en cuenta a quienes promulgaron esas leyes que nos oprimen, ni a quienes bajo su amparo se sienten felices y realizados; ni a los que no consideran que sea necesario un cambio, ni a los que NO ESTÁN DISPUESTOS A ACEPTAR LAS IDEAS QUE NOSOTROS TRATAMOS DE IMPONER, PORQUE PENSAMOS QUE SON LAS VERDADERAMENTE JUSTAS.
SI TUVIÉSEMOS EN CUENTA TODO ESTO, AÚN EN NUESTRA IGNORANCIA, VERÍAMOS QUE NUESTRA SUPUESTA LIBERTAD ESTARÍA ATENTANDO CONTRA LA LIBERTAD DE LOS NO DISIDENTES Y BUSCARÍAMOS SOLUCIONES QUE NO ENFRENTASEN NUESTRAS RESPECTIVAS LIBERTADES.

LA LIBERTAD DE HABLAR, DE BLASFEMAR, DE GOLPEAR, DE ULTRAJAR , INCLUSO LA DE ASESINAR POR EL SUPUESTO BENEFICIO DE UNA CAUSA, ¡¡¡SEA O NO COMÚN!!!, ESTÁ EN NOSOTROS INTACTA, DISPUESTA PARA CUALQUIER USO QUE QUERAMOS DARLE.

PERO HAY QUE RECORDAR QUE NO PUEDE HABER LIBERTAD SIN RESPONSABILIDAD Y LA RESPONSABILIDAD SURJE, NO PORQUE HAYAS HECHO USO DE TU LIBERTAD, SINO POR LAS CONSECUENCIAS QUE SE HAN DERIVADO NO DEL USO DE ELLA, SINO DEL DELITO COMETIDO EN SU NOMBRE. Y EL DELITO, LLEVA IMPLÍCITO EL CASTIGO.

El que escribe este relato, siendo muy joven, al estudiar las lecciones de Historia, no comprendía por qué los hombres se dejaban matar en nombre de la Libertad y se preguntaba: ¿Qué buscan en la Libertad los que mueren por ella? ¿...?

Hoy sigo haciéndome la misma pregunta, pero desde entonces, hasta ahora, he barajado varias hipótesis, de las que, la que más me convence, es la de mi siguiente relato:

Tan triste estaba la Libertad, que al verla así la Reflexión no pudo pasar de largo sin tratar de elevarle un poco el espíritu. No ignoraba la Reflexión, el motivo que afligía a la Libertad, porque no hay secreto que mil años dure, pero entre los entes sobrenaturales la discreción es lo que entre los humanos llamamos vital, ya que de otro modo, siempre estarían al descubierto los malos momentos que cada uno de ellos, creo que sin excepción, han padecido en su particular historia.

Prefirió saludarla y esperar a que la otra se desahogase... :
-Vierto estas lágrimas, dijo, no por tristeza, sino por el resentimiento que desde la eternidad, de forma tenaz, siento sobre mí por parte de los hombres...
Y continuó:

-Desde el principio de los siglos LES HE DADO LA OPORTUNIDAD DE ELEGIR SIN INTERVENIR EN SUS DECISIONES, aunque en su mayoría hayan sido deleznables, inoportunas, y hasta encubiertamente injustas. NUNCA JAMÁS HE LOGRADO, QUE TODOS LOS HOMBRES, AUNQUE SÓLO FUERA, LOS DE UNA NACIÓN, ME SINTIESEN DENTRO DE ELLOS.
ME BUSCAN, ME PIDEN, ME EXIGEN..., lo que nunca les he negado.
ESTOY CON ELLOS CON QUE SOLO TOMEN UNA DECISIÓN Y REPROCHAN MI AUSENCIA A PESAR DE QUE ME ESTÁN UTILIZANDO CONTINUAMENTE, CONFUNDIENDO LAS REPRESALIAS A SUS ACTUACIONES ILEGALES CON MI INEXISTENCIA, SINTIÉNDOSE VÍCTIMAS DE LO QUE CLAMAN, SABIENDO QUE NO HAY LIBERTAD SIN RESPONSABILIDAD.

¿NO COMPRENDEN ACASO QUE CUALQUIER REPRESALIA QUE PUEDAN RECIBIR ES LA RESPUESTA A LA INOBSERVANCIA DE LAS LEYES Y NORMAS ESTABLECIDAS Y NO A LA FALTA DE LIBERTAD QUE NO LES ABANDONA NI CUANDO INFRINGEN, NI CUANDO PURGAN, NI CUANDO MUEREN, MOMENTO ESTE EN QUE AÚN TIENEN LA LIBRE OPCIÓN DE PERDONAR O NO HACERLO?

He querido comprender su angustia, porque en su ansiedad mueren con mi nombre en sus labios, pero no hallo respuesta. Se habla de restricciones, de opresiones, de temores, de sanciones y de castigos que se pueden infligir sobre los que actúen en contra de las normas establecidas; de las leyes y de las costumbres que se consideran como buenas en un país, aunque haya disidentes, cuando eso no es por la falta de mi presencia que siempre estará incólume, SIENDO EVIDENCIA DE ELLO PRECISAMENTE ESAS RESTRICCIONES INCUMPLIDAS, ESAS OPRESIONES NO ACATADAS, ESOS TEMORES ENFRENTADOS Y ESAS SANCIONES Y CASTIGOS, SUFRIDOS CON ORGULLO.

No está en mí, -prosiguió la Libertad-, el mérito ni la culpa de lo que pueda ocurrir después de una decisión. YO NO INDUZCO A OBRAR DE UNA MANERA O DE OTRA, O A NO OBRAR. SI LO HICIERA NO SERÍA LA LIBERTAD. YO FACULTO AL HOMBRE PARA QUE ACTÚE SEGÚN SU CRITERIO. De ahí su responsabilidad y no la mía EN CUANTO A LO QUE PUEDA ELEGIR, en lo que nunca influyo porque iría en contra de mi esencia.

Las decisiones de los hombres ni me benefician ni me perjudican y LA OMISIÓN DE ACTUAR ES UNA DE LAS TRES OPCIONES QUE TIENE EL HOMBRE EN EL USO DE ESTA FACULTAD POR LO QUE SI DECIDE NO ACTUAR, ES COSA SUYA Y NO TIENE POR QUÉ EXCUSARSE ANTE SÍ MISMO O ANTE LOS DEMÁS POR FALTA DE LIBERTAD. TENDREMOS QUE HABLAR EN TODO CASO DE: CONCIENCIA..., PRUDENCIA..., COBARDÍA..., DUDA..., ETC., PERO NUNCA DE FALTA DE LIBERTAD.


  • Sabemos que la Reflexión, REQUIERE CIERTO TIEMPO PARA LLEGAR A UNA CONCLUSIÓN RESPECTO A UN RAZONAMIENTO, pero como el monologo de la Justicia tampoco fue muy breve, tuvo tiempo para darle una acertada respuesta que podría ser útil para su amiga y sin mas dilación le dijo:


- Siempre he sentido por ti un gran afecto, precisamente por lo que los humanos no ven en ti. Tanto tú, como yo, como otros muchos, ocasionalmente, hemos sido mal interpretados en el desarrollo de nuestras funciones. PERO EN TU CASO EL DESCONOCIMIENTO DE TU ESENCIA ES CASI TOTAL. Me temo que alguien se ha venido aprovechando de esa ignorancia casi generalizada sobre el concepto de tu esencia y lejos de hacer ver que eres una facultad natural que tienen los hombres para poder decidir el obrar de una manera, de otra, o no obrar, TE HAN VENDIDO COMO UN DERECHO IRRENUNCIABLE  QUE ORIENTA E INDUCE A LOS HOMBRES PARA HACER LO QUE CREAN QUE DEBEN HACER Y DE LA FORMA EN QUE ELLOS PIENSAN QUE LO DEBEN REALIZAR.
Y me atrevería a decir que incluso pierden su concepto de responsabilidad al creerse en posesión de la verdad y de la razón que en cualquier circunstancia surgirá como valedora de sus actos.

Debes dejar de llorar y márchate tranquila. Sigue actuando como hasta ahora lo has hecho y no te responsabilices de lo que es fruto de un engaño en el que no has intervenido.
TODOS LOS MILLONES DE HOMBRES QUE MURIERON EN NOMBRE DE LA LIBERTAD, MURIERON CONFUNDIDOS O ENGAÑADOS. UNOS POR SU PROPIO ERROR, LOS OTROS, POR EL QUE LES INCULCARON QUIENES ALGÚN PROVECHO PUDIERAN SACAR DE ESA IGNORANCIA, ACONSEJÁNDOLES COMO NUNCA LES HUBIERAS ACONSEJADO TÚ, QUE BIEN CLARO HA QUEDADO Y QUE POR ÚLTIMA VEZ RATIFICO, TE LIMITAS A DAR , AL HOMBRE, LA FACULTAD DE HACER DE UNA MANERA, DE OTRA O NO HACER NADA.
PERO NUNCA, NUNCA, NUNCA, LES DICES LO QUE DEBEN HACER.

De lo dicho por la Libertad, y del juicio que se desprende del razonamiento de la Reflexión, ambas con todo el conocimiento de causa y efecto de sus propias esencias y circunstancias, no pueden haber sentencias más absurdas y más falsas que aquellas que se construyen haciendo alusión a LUCHAR O MORIR POR LA LIBERTAD, PORQUE NO ES POSIBLE LUCHAR O MORIR POR LA LIBERTAD SIN ESTAR ATENTANDO CONTRA ELLA, AL ENFRENTARSE CON LAS OPINIONES Y CREENCIAS DE LOS DEMÁS A SABIENDAS ADEMÁS, DE QUE LA LIBERTAD no es ningún sentimiento, sino una facultad, a la que le importa un bledo que actuemos de una manera, de otra, o que no actuemos, siempre que tengamos la opción para poder hacerlo, A PESAR DE SUS CONSECUENCIAS.

viernes, 4 de marzo de 2011

PENSAMIENTOS, OPINIONES Y CONSIDERACIONES CON LAS QUE NO TIENE POR QUÉ ESTAR DE ACUERDO

El paño que cubre los ojos de la Justicia dejó de ser un símbolo cuando se apartó del mundo la verdad. Desde entonces, la Justicia anda ciega y para orientarse se vale de la leyes que los humanos le dictan, a pesar de que las considere injustas. HA PERDIDO SU ESENCIA SOBRENATURAL Y SU CRITERIO. De ahí su ineficacia y su incoherencia.
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Detrás de cada gesto de perdón, hay una verdadera montaña de AMOR.
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Es abominable que la falta de medios ECONÓMICOS pueda impedir llamar a las puertas de la Justicia y si se llega a hacer... que estas permanezcan cerradas.
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¡Qué gran riqueza nos aportan las palabras! Con ellas se construyen los conceptos que la idea concibe en la meditación. No debería hacerse uso de ellas si no fuera para honrarlas y enaltecerlas.
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No creo en ningúna Constitución que para aplicar sus artículos precise una previa interpretación de los mismos. De ser así, NO TENEMOS UNA CONSTITUCIÓN SINO UNA CÁMARA DE CONSULTA, cuyo criterio no se corresponde con el del Pueblo Soberano.
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No se puede permitir como constitucional ningún artículo que permita ambigüedad en su interpretación.
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Por una manzana cambió el destino del mundo, como mínimo dos veces.
Por la efigie de la moneda que dió en limosna, fue reconocido, apresado y llevado a la guillotina Luis XVI .
Por un quítame esas pajas, Isabel I de Inglaterra le rebanó el pescuezo a su prima Maria Estuardo, Reina de Escocia.
Por descuidar la limpieza del laboratorio descubrió Fleming la penicilina...
NO ME CANSARÉ DE INSISTIR SOBRE LA INFLUENCIA QUE TIENEN LAS INSIGNIFICANCIAS, INCLUSO EN EL DEVENIR DEL UNIVERSO.
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Sin considerar su origen, no puede ser sobrenatural ningún ser cuya esencia no dimane de su propia esencia, surgida desde su fundamento.
La Lealtad es un ente sobrenatural. Su esencia dimana de sí misma Y SU INFLUENCIA PUEDE RECAER SOBRE CUALQUIER CRIATURA.
La confianza y la dignidad no son conceptos sobrenaturales. La confianza es una predisposición hacia algo o hacia alguien que se genera en nosotros mismos sin NECESIDAD DE CAUSA O DE RECIPROCIDAD.
La Dignidad es una congruencia absurda. No tiene vida propia porque su sentido adverso o favorable no surje en sí misma, sino que es una circunstancia ajena a su existencia. Puedes ser digno de ser rey o digno de que te partan las narices y siempre va proporcionada al mérito o condición de la persona o cosa a la que va a investir y nunca a sí misma. LO MISMO ES INDIGNIDAD QUE UN REY VISTA Y VIVA COMO UN MENDIGO, QUE EL QUE UN MENDIGO VISTA Y VIVA COMO UN REY, pero es muy digno que el mendigo vista y viva como mendigo y el rey haga lo propio, luego LA DIGNIDAD ES UNA ABSURDA CONGRUENCIA, QUE SOLO PODRÍA TENER CIERTO INTERÉS, CUANDO EMPEZASE A SER UNA INDIGNIDAD.
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Ningún movimiento religioso o político, SEA CUAL SEA SU ÍNDOLE, puede defender en sus principios NI LA INJUSTICIA NI LA MENTIRA. Todo aquel que observe en su entorno estas aberraciones debe plantearse un cambio de SIGLA. Pero ojo, no siempre es el mentiroso el acusado de mentir. Los hechos te darán la verdadera respuesta.
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La mayoría de Partidos Políticos, actualmente, tienen más ERRORES que los unen que ACIERTOS que los separen. El enfrentamiento surje en general por los mutuos odios intrínsecos que se profesan. Ya que la divergencia en los temas puntuales, está dentro de los propios partidos. ¿Ustedes lo entienden?
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Por desgracia, cuanto más dulces son las promesas, más amargos suelen ser son los desengaños.
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Cuando te encuentres muy hundido, recuerda que tu alma es sobrenatural e indestructible y toma el lado bueno de las cosas pensando lo mucho que aún puedes disfrutar volando hacia la cúspide.
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jueves, 3 de marzo de 2011

RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS Nº 16 UNA ELECCION CON POCO ACIERTO

De todas las posibles candidatas que el Amor había barajado como compañera permanente desde el albor del universo, solo quedaron como posibles: LA PRUDENCIA Y LA REFLEXIÓN.
NO ESTABA MUY ALLÁ EL AMOR EN LAS CUESTIONES DEL INTELECTO QUE SIEMPRE HABIA OCUPADO UN SEGUNDO PLANO PARA ÉL.
De ahí el que, al haber comprobado CON LA IMPLACABLE COLABORACIÓN DE SU MADRE "LA BELLEZA", que su opinión no era apreciada por nadie, el  HIJO puso en manos de su MADRE la decisión, pidiendo para él una esposa que pudiese respaldar sus criterios y sus opiniones, fuera de lo que era su fundamento, con todas las garantías de éxito, para poder alcanzar un más alto standing en la burguesa sociedad de los seres sobrenaturales.

LA BELLEZA, NO DEMASIADO AGUDA TAMPOCO en las cuestiones del intelecto, pensó que cualquiera de las dos candidatas reunía meritos más que suficientes, teniendo en cuenta que a las dos les sobraba la sabiduría y el discernimiento que a su hijo le faltaban, por lo que no tuvo inconveniente en que FUERA ÉL QUIEN LIBREMENTE DECIDIERA.

No se percató la dulcísima Belleza, experta en las lides del amor, de que la Reflexión para tomar cualquier resolución, de las muchísimas hipótesis que se planteaba, consideraba todas las posibilidades o probabilidades que podrían darse, lo que implicaba el que fuera lenta en sus conclusiones, pudiendo además su resolución final admitir variantes, dependiendo de que concurrieran o no ciertas circunstancias que podrían modifcar el criterio que inicialmente se tomaba como más adecuado como posible resolución final.
Mientras que LA PRUDENCIA siempre era infalible en sus decisiones, ya que además de su sensatez y su cautela, reconocía inmediatamente entre el bien y el mal, por lo que era rápida en sus decisiones y sus conclusiones finales eran irrecusables.

EL BIEN SUPREMO, QUE TODO LO SABE desde antes de la creación del propio universo, PERO QUE NO DEBE INTERRUMPIR NI COHARTAR la libertad de las acciones..., comprobando, COMO YA SABIA QUE ASÍ SERIA, CIERTA INCLINACIÓN DEL AMOR HACIA LA REFLEXIÓN, CONTEMPLÓ IMPASIBLE CÓMO LA HUMANIDAD DABA UN PASO MÁS HACIA LO QUE ESTABA ESCRITO POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

Nunca nadie pudo sospechar la importancia que iba a tener EL QUE EL AMOR ELIGIERA A LA REFLEXIÓN COMO SU ESPOSA.
Esa templanza, esa cautela, esa moderación que La Prudencia le imponia al AMOR, lo aburría, no descubriendo en ella ni su poder de discernimiento ni su acercamiento a ultranza al bien, mientras que la Reflexión NADA LE IMPONÍA Y CUANDO DE ÉL ALGO QUERÍA POCURABA PERSUADIRLO Y CONVENCERLO CON EL CONSEJO Y LA CONSIDERACIÓN.

En el Edén, el Amor, la Prudencia y la Reflexión habían acompañado y guiado los pasos de Adán y, cuando Dios así lo quiso, de Adán y Eva. Y así fue hasta la eleccion de esposa POR PARTE DEL AMOR, tras lo cual, despechada la Prudencia fue a cobijarse al amparo de su hermana la Verdad, y Adán y Eva PERDIERON A SU MEJOR CONSEJERA para los eventos que se avecinaban.

La ausencia de la Prudencia, hizo más alegres los paseos y las tertulias de los dos matrimonios, que ya que no tenian que poner límite a sus impulsos, cosa que con la Prudencia no se atrevian porque su seriedad les infundía respeto, y nunca pensaron que CUANTO MÁS DULCES FUERAN SUS RISAS, MÁS AMARGOS SERIAN SUS LLANTOS.
El Amor solo deseaba la felicidad de los que con él compartian; la Reflexión era abierta y no tenía juicio propio, las conclusiones que obtenia en sus consideraciones no eran más que las consecuencias de las hipótesis que se planteaba, sobre las preguntas que se le hacian, pero de ella nunca partia ninguna iniciativa y además, cuando era requerida, ante una misma pregunta podian surgir varias conclusiones que POR LO QUE ERA INDECISA y a la hora de divertirse era una más, y Adán y Eva, estaban abiertos a cualquier experiencia, ya que para ellos casi todo era nuevo y su mayor afán era conocer y experimentar, en suma, enriquecer su conocimiento.

Las fuerzas del mal que no habían sido invitadas a las nupcias, pidieron venganza a su mayor representate, tambien ofendido, que vino a planear una insidia que desprestigiaria al Amor y a la Reflexión y cambiaría el futuro de los hombres.

Nada nuevo tengo que aportar a este pasaje por todos conocido, haciendo mención a un detalle que sí quiero que no pase desapercibido:
Como entre las hipótesis que barajó la Reflexión como consejera de Adán y Eva, una de ellas contemplaba la posibilidad de que la Serpiente hablase con verdad y por la lentitud en la elaboración de sus planteamientos no habia llegado todavía a las posibles represalias de su Creador, al llegar a la alternativa DE PODER SER LOS MÁS PODEROSOS, ya nadie quiso ESPERAR PARA ESCUCHAR OTRAS HIPÓTESIS, que como tales no tenían nada que ver con lo que la serpiente les estaba poniendo al descubierto, y como Eva, tras morder la manzana se sintió bien, invitó a Adán a seguir su mismo impulso y el Amor, tan necio como siempre cerró los ojos ante lo que a él le parecía una prueba de amor, sin importarle las consecuencias, como siempre ha hecho desde el principio de la eternidad, mientras la Reflexión aún seguia enfrascada en sus hipótesis, sin prestar mayor atención a lo que estaba aconteciendo, a pesar de que ya era un hecho consumado.

Siendo a partir de entonces cuando comenzó la verdadera historia de la Humanidad, aunque el relato que inmediatamente voy a terminar también hubiera podido ser cierto.

jueves, 24 de febrero de 2011

RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS Nº 15












La Verdad, hija de el Honor y de la Conciencia, es única, inmutable, e indestructible. Porque su esencia emana de sí misma y ella a su vez de su propia esencia, siendo por lo tanto ésta y aquella una misma cosa.

La Justicia, hija de El Respeto y de la Imparcialidad, depende de las leyes QUE LE IMPONEN LOS HOMBRES. No tiene criterio propio, corre el riesgo de ser manipulada y es "varium et mutabilis", practicando además, como muestra de su incoherencia, la concesión de beneficios o la aplicación de castigos a partir de... como si el tiempo VARIASE LA INTENSIDAD DE LOS DELITOS O JUSTIFICASE LA DESIGUALDAD DE LOS DERECHOS.
A mi criterio es el Ente que interviene en nuestra vida al que se le ha asignado el nombre más inmerecido, CREYENDO QUE TODOS ESTARAN DE ACUERDO CONMIGO EN CUANTO A QUE LO QUE REPRESENTA ESTÁ MUY POR ENCIMA DE SU REALIDAD.

Con esta previa presentación de algunos de los personajes que van a intervenir en este relato, paso al meollo de la cuestión, que no es más que un dato histórico, veraz o imaginario, pero que de una forma u otra, cambió la marcha de la historia.

Se dice que LA VERDAD Y LA PRUDENCIA habitan en el fondo de un abismo sin fondo.
Por fuerza es una expresión increíble, pero CUANDO EL RIO SUENA...
Nunca fue fácil actuar sin atentar a la Verdad, que desde siempre se vió coprometida, incluso por su propia familia. Su padre, el HONOR Y SU MADRE LA CONCIENCIA, se sentían muy orgullosos de su imparcialidad de juicio cada vez que era requerida, siendo sabias las sentencias que LA VERDAD PRONUNCIABA, SIEMPRE ASISTIDA Y ACONSEJADA POR SU HERMANA LA PRUDENCIA QUE COMPARTÍA SUS OBLIGACIONES.

LOS ENTES DEL MAL SE CONFABULARON CONTRA ELLA DADO QUE SUS SENTENCIAS , PARA ELLOS INJUSTAS, RECAÍAN SIEMPRE, COMO ERA LÓGICO EN CONTRA DE ELLOS. INICIANDO ALGUNAS ACCIONES DE INTIMIDACIÓN QUE PUSIERON EN SERIO RIESGO LA INTEGRIDAD DE LA VERDAD, QUE ERA LA SALVAGUARDA DE LA RAZÓN CUANDO ESTA SE PONÍA EN TELA DE JUICIO.

ANTE EL CONTINUO RIESGO DE LA VERDAD, QUE PONÍA EN JUEGO SU INTEGRIDAD CADA VEZ QUE TENÍA QUE DIRIMIR, LA PRUDENCIA BUSCÓ LA AYUDA DE LA JUSTICIA Y DEL PODER, QUE NUNCA HABÍAN INTERVENIDO DILUCIDANDO EN NINGUNA CUESTIÓN POR SER UN DESEMPEÑO DESARROLLADO POR LA VERDAD, DESDE LOS ALBORES DE LA HISTORIA.

LA PROPUESTA POR PARTE DE LA PRUDENCIA FUE QUE LA JUSTICIA, FAMOSA POR SU INFALIBLE BALANZA, SÍMBOLO DE QUE "LO TENÍA TODO MUY BIEN MEDIDO", PODRÍA RATIFICAR LAS SENTENCIAS DICTADAS POR LA VERDAD, QUEDANDO ÉSTA MÁS AMPARADA, TENIENDO EN CUENTA QUE LA JUSTICIA , GOZABA DE BUENA FAMA EN CUANTO A IMPARCIAL PORQUE CUANDO USABA SU BALANZA LO HACIA TAPÁNDOSE LOS OJOS CON UN PAÑO PARA NO SABER QUIÉN SOLICITABA SUS SERVICIOS, FAMA ÉSTA QUE LE DABA AÚN MAS PRESTIGIO.
EN CUANTO AL PODER, POR ESTE ACUERDO SERÍA EL BRAZO ARMADO QUE ACTUARÍA EN CASO DE QUE NO SE CUMPLIESEN LAS SENTENCIAS O ALGUIEN INTENTASE ACTUAR EN CONTRA DE LA VERDAD, QUE ERA LA QUE LAS PRONUNCIABA O DE LA JUSTICIA QUE ERA LA QUE LAS RATIFICABA, BRAZO ARMADO QUE ADEMÁS APAGARÍA CUALQUIER BROTE DE ODIO QUE SE PUDIERA SUSCITAR , ANULANDO SI ERA PRECISO A LOS DISIDENTES.

No intervino en este acuerdo LA VERDAD, ajena a todo aquello que no fuese limpiar la imagen de quienes fueran afrentados injustamente y LA PRUDENCIA menos taimada que la Justicia y el Poder, no dudando de la rimbombancia de sus posibles socios, cometió un error tan sonado que las consecuencias no se hicieron esperar.

La Justicia solamente ratificaba las sentencias que de común acuerdo con el Poder consideraban interesantes para su lucro, dejando que prescribiesen todas las demandas que no coincidían con sus intereses o el de sus asociados en tercería, siendo inútil cualquier litigio que solo se amparase en la razón, que en verdad era lo único que importaba.

LA VERDAD SE DESTERRÓ A SÍ MISMA Y LA PRUDENCIA LA ACOMPAÑÓ EN SU DESTIERRO PARA PAGAR ETERNAMENTE SU CULPA, AUNQUE ME CONSTA QUE ACUDE EN NUESTRA AYUDA, A VECES, ACOMPAÑADA POR LA VERDAD, SI LA LLAMAMOS CON MUCHO EMPEÑO.

También las acompañó en su voluntario destierro como parte de su séquito el Respeto, la Decencia, la Comprensión entre otras y otros que siempre fueron Entes muy vinculados con la Verdad, que dejó un vacío del que jamás nos hemos recuperado.

Para hacerse una idea de lo que era LA VERDAD solo tenemos que imaginarnos el conjunto de todos los cristales conocidos en la naturaleza, simétricos o asimétricos, mezclados al azar formando una sola masa en la que se mantuvieran, por separado, todas las propiedades intrínsecas de cada cual y que mirando a su trasluz desde cualquiera de sus caras, a través de todos los demás, siempre se viera el objeto que hubiera al otro lado con las mismas dimensiones, colores y demás propiedades, fuera cual fuera la cara desde la que se le mirara, sin importar que se volvieran a mezclar de nuevo todos los cristales tantas veces como posibles combinaciones matemáticas se pudieran dar. ¿Quién se atreve ahora a hablar de esa verdad en medio de tanta inmundicia?

Sus padres, como ya dije, se sentían al principio muy orgullosos de ella y de su hermana pero pronto hubo asuntos en los que se involucraba el Honor y aunque la Conciencia repudiase ciertas cosas..., tratándose de la buena fama de su marido, se creía en la obligación de intervenir en su favor y Padre y Madre solicitaron de su hija que les diera la razón, lo que por su propia esencia no podía conceder, surgiendo los enfrentamientos y desavenencias consabidas, que fueron otro de los motivos de su huida y desaparición.

En ausencia de la Verdad, definitivamente, vino a tomar sus funciones la Justicia apoyada por LA FAMA que la precedía, UN ENTE QUE SE ACERCA SIEMPRE A QUIENES PUEDEN PRESTARLE ALGÚN PROVECHO Y QUE LOS ABANDONA CUANDO YA NO LE INTERESA y el apoyo de todos a los que hasta el momento había favorecido, en su mayoría DELEZNABLES TRUHANES, OVEJAS NEGRAS DE LOS MAS ALTOS LINAJES, teniendo que enfrentarse solamente a la oposición de una minoría compuesta por algunos de los que salieron perjudicados por las sentencias que no se llegaron a ratificar, INSUFICIENTES PARA OPONERSE A ELLA, DIERON LUGAR A UN TRIUNFO INCONGRUENTE que ya no prescribiría por los siglos de los siglos.

A partir de ese momento ya solo tuvo que ratificar sus propias sentencias. Y aunque el Poder y la Justicia se aferraron mutuamente de forma que no podían vivir el uno sin el otro, tácitamente, se culpabilizaban también el uno al otro de forma recíproca de los desmanes que mutuamente cometían, produciéndose la incongruencia de que realmente ciertas omisiones por parte del Poder Ejecutivo se debían a que la Justicia no había concedido los permisos pertinentes, mientras en otras ocasiones los Jueces venían sentenciando sistemáticamente a personas inocentes o poniendo en la calle a presuntos asesinos por seguir vigentes leyes obsoletas o no haberse legislado sobre cuestiones que interrumpían la buena marcha de la justicia.

NUNCA PUDO COMPRENDER "LA VERDAD", SALIDAS DE BOCA DE JUECES Y MAGISTRADOS, FRASES COMO:

1ª) YO NO PUEDO RESPONSABILIZARME PORQUE LA APLICACIÓN DE LAS LEYES HAGA PARECER UNA SENTENCIA INJUSTA. ¡QUE REVOQUEN ESAS LEYES AQUELLOS A LOS QUE LES CORRESPONDA O QUE LEGISLEN OTRAS NUEVAS.!

2ª) NUESTRA OBLIGACIÓN ES APLICAR LAS LEYES NO CONSIDERAR SI SON JUSTAS O INJUSTAS.

Anoche tuve un sueño. Yo de estas cosas legales sé muy poco, pero salvo la Prudencia, vinieron a mi inconsciente varios de los Entes que se recluyeron con LA VERDAD EN SU RETIRO y algunos de los que aquí se quedaron, Y ME PIDIERON QUE DEDICARA EN ESTA ENTRADA UN PÁRRAFO A ESOS JUECES. SE REFERÍAN A TODOS SIN LUGAR A DUDAS PORQUE AUNQUE CON DUDAS TODOS ACTÚAN COMO LOS QUE SE HAN PERMITIDO EXTERIORIZAR LAS FRASES CON LAS QUE OS HE OBSEQUIADO.

Lo que me pidieron es que RUEGUE A ESTOS PROFESIONALES ADMINISTRADORES DE LA JUSTICIA QUE LEAN LO QUE EL DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA DEFINE COMO PREVARICACIÓN:

"Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario."

Creo haber cumplido con todos los que participaron conmigo, anoche en mi sueño, dándole una pequeña satisfacción al Respeto, la Decencia, la Inocencia, la Humildad, la Comprensión, el Ideal y claro está, la Verdad.
Pero como nunca me he inhibido EN LAS CAUSAS JUSTAS Y MIS PROPINCUOS VISITANTES ME MERECEN MÁS RESPETO QUE ESA JOVEN QUE FINGE SU CEGUERA PONIÉNDOSE UN PAÑUELO SOBRE LOS OJOS, A LA QUE IRRACIONALMENTE LLAMAMOS JUSTICIA.

YO ACUSO DE PREVARICACIÓN a todos los Jueces y Magistrados que A SABIENDAS DICTAN SENTENCIAS INJUSTAS Y SI SE SIENTEN OFENDIDOS QUE SE QUEJEN A LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE LA LENGUA, QUE ASÍ LOS TIENE DEFINIDOS, HACIENDO EXTENSIVA ESTA ACUSACIÓN A QUIENES DEBIERAN ANULAR O CAMBIAR ESAS LEYES INJUSTAS Y NO LO HACEN POR DESIDIA O POR PROPIA CONVENIENCIA.