jueves, 17 de marzo de 2011

ANÉCDOTAS AMERICANAS nº 6

Milena de Jesús Ponce Ojeda, 26 años de edad, madre de una niña de 6 años, ya tres años separada de su esposo por su reiteradisimo mal comportamiento, vivía con sus padres atendiendo sus gastos y los de su hija y ayudando en la casa con lo que podía.
Estaba cansada, y algunas veces, desesperada ante una rutina tan lastimosa y sin perspectivas, pasaban por su cabeza toda clase de ideas. Pero lo que la sostenía era su convicción de que en algún sitio estaba el hombre que la iba a hacer feliz y la iba a sacar de esa miseria, y se había prometido que si lo encontraba lo iba a amar con toda su alma.
Precisamente lo que iba pensando el día que la conocí era: " Señor, yo no soy mala ¿por qué no me ayudas y pones en mi camino un hombre bueno que me quiera?"
Y cuando volvió la cabeza me vio a mí.
Tras conocerla quise asegurarme de que era la mujer que me convenía y todos los informes fueron sin tacha. Pero quien verdaderamente me informó fue ella misma. Me confesó todas sus miserias sin ocultar NADA. Conozco todos sus pormenores y sus por mayores; sus poquitas dichas y sus casi permanentes sufrimientos, no habiendo nadie en el mundo que sepa de Milena tanto como yo, ni siquiera su madre. Conozco hasta aquellas cosas que por ningún conducto hubiesen podido llegar a mí si no hubiesen sido a través de su confesión. Lo que le he preguntado y lo que no le he preguntado pero que ella consideraba que tenia que saber ha sido puesto ante mí, sin ocultar lo más mínimo.
Más que ante mí se estaba confesando con Dios.
JAMÁS ME HA MENTIDO, NI EN COSAS INTRASCENDENTES, JAMÁS, JAMÁS, JAMÁS.
La conocí a finales de abril del 2.OO6 y no ha habido un día, una hora, un minuto que no me haya sentido arropado, querido, mimado y protegido por ella; de día y de noche, despierta y durmiendo.
No hay gota, ni pastilla, ni remedio, ni cita médica que se le pase, ni permite que lleve ningún peso, ni deja de decirme jamás lo muchísimo que me quiere ¡ Y se nota que es verdad ! Y cuando dice que me adora y que me ve guapísimo, hay en ella tal sinceridad que hasta yo mismo me creo un “MORGAN.”
En todo el tiempo que llevamos juntos nunca me ha pedido nada para ella. El dinero que le doy para que vaya ahorrando me lo devuelve cuando ve que voy algo apretado y si algo se compra es porque yo la obligo.
Si despierto por la noche y me acerco a ella, me abraza y me besa con amor. Otras veces es ella la que me busca y me come a besos medio dormida.


Mi existencia inició la cuenta atrás
sé muy bien que ya vivo de prestado,
mas mi amor es tan joven a su lado
que me olvido a menudo de mi edad.

A veces en la noche me despierto
y me siento abrazado con cariño.
Quisiera en ese instante quedar muerto
meciéndome en sus brazos como un niño.

Ella inconsciente presiente que la miro
y entreabre los ojos tiernamente,
se aprieta mas a mí, me come a besos,
acomoda su tez sobre mi pecho,
sonríe dulcemente y se duerme. 


Su candor le da fuerzas a mi alma
¡No se puede fingir en la inconsciencia!
Veo a Dios en su amor, veo su presencia
y hasta siento mas blanda mi almohada.

LO RELATADO EN ESTAS ANÉCDOTAS LO TENGO ESCRITO DESDE HACE DIEZ AÑOS. QUIZÁS ALGÚN DÍA OS CUENTE LO QUE HE VIVIDO A PARTIR DE ENTONCES.
PERO SÍ OS ADELANTO QUE SIGO CON MILENA, SI CABE, MÁS COMPENETRADOS QUE NUNCA.

J.R. CABRERA AMAT.



2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

De la primera a la última, las Anécdotas Americanas atrapan. Me encanta la agilidad de la narración y todo lo que cuentas es muy muy interesante. Aquellos primeros años fueron como una película de muchos géneros distintos. :)

Y sin duda esta última es un colofón perfecto que deja muy buen sabor de boca.

Besos ti y nuestro cariño para Milena y Valery.

Anónimo dijo...

Ya está?
Así termina?
Sin saber quién es la mujer que en casi todo la supera?
JM