viernes, 31 de diciembre de 2010

¿LOCURA O CORDURA?


¿Os había contado alguna vez que cuando estuve internado en el Hospital General Universitario de Valencia me fugué por más de cinco horas?

Estaba tan disminuido físicamente que cuando tenía que orinar debía llevar muchísimo cuidado para no mojarme el pantalón del pijama y mis dolores se habían estacionado en una cota tan alta de suplicio que para combatirlos con cierto grado de eficacia, además de todos los analgésicos que se me suministraban, debía tomar cada tres horas cuatro gotas de morfina.

Mi brazo izquierdo estaba casi inutilizado, debido a que en mi recentísima operación de las Coronarias, al abrir mi caja torácica de forma probablemente poco ortodoxa tuve la mala suerte de que ciertas terminaciones de mis nervios Radial, Cubital y Mediano fuesen arrancadas de mi médula.

Mi insomnio, provocado por el dolor era casi permanente y solamente combatido por la morfina que me sumía en un estado de sopor en el que tenía unas visiones indescriptibles y unos maravillosos ensueños psicodélicos, pero antes de que descubrieran el motivo de ese dolor tan persistente que no correspondia al de un post operatorio normal sufrí lo indecible ya que las enfermeras, creyendo que era un hipocondríaco, me inyectaban agua destilada haciéndome creer que se trataba de morfina para por sugestión hacerme callar.

En este estado de cosas, llegó hasta mí, para acompañar al enfermo que había a mi lado, una joven colombiana que podria tener algo mas de treinta años, a la que no le presté la mas mínima atención en lo que a su físico se refiere, imagínense ustedes como yo estaba, pero sí sentí cierta envidia al ver la dulzura con la que atendía al enfermo que tenía a su cuidado, quedándome gratísimamente sorprendido y complacido cuando al intentar cambiar de posición vi que con suma diligencia me ayudaba y arropaba después, pudiendo ver desde más cerca los encantos que antes me habian pasado desapercibidos.

La sensación que me produjo
el sentir su mirada sobre la mia fue como un embrujo espiritual que a partir de ese momento creó en mí la necesidad de sentirme junto a ella, de ver a través de ella, de pensar como ella y no se por qué fenómeno a la inversa, ella tambien encontró en mí el calor y el cariño del que sin duda estaba huérfana creándose entre nosotros una corriente espiritual tan ostensible que el enfermo al que cuidaba empezó a sentir celos y a tratarla con tal despotismo que el puesto de trabajo que mantenía equilibrada su precaria economía llegó a estar en peligro.

A lo largo de nuestra estancia en el hospital compartimos mis largas horas de insomnio con sus también largas horas de vela en las que hablábamos y nos contábamos nuestros sueños y nuestros fracasos, nuestros propósitos para el futuro y nuestras decepciones del pasado, llegando a haber entre nosotros una comunicación tal que era ya poco lo que no sabíamos el uno del otro.

Ya me habia anunciado al poco de conocernos que próximamente se tendria que marchar de Valencia y con el tiempo, ante la inminencia de su marcha y siendo casi seguro el que jamás volveriamos a vernos, al llegar a mi mano un panfleto en el que se ofrecian habitaciones para alquilar a los familiares de los enfermos que acudían de visita, se me ocurrió hacerme pasar por el padre de un enfermo y concerté telefónicamente, el alquiler de una habitación "para mi y para mi esposa" para una sola noche, diciendo que la ocupariamos a partir de las siete de la tarde del día siguiente.

No voy a entrar en explicaciones de como logré convencerla para que me acompañase en mi locura. Sería largo y tedioso. Lo cierto es que lo logré y quedamos citados para el día siguiente a la hora convenida y en el lugar previsto.
Media hora antes de la fijada ya me encontraba en los servicios de la planta y tras cambiarme y guardar la ropa que me había quitado en una bolsa que llevé conmigo, salí del hospital camino de mi cita, que resultó ser la mas cómica, triste y extravagante que jamás he vivido y en la que reímos por nuestras apariencias y lloramos por nuestras realidades, brillando por su ausencia cualquier escena que pudiese recordar un encuentro apasionado,aunque lo fuera y mucho, a pesar de estar disminuido totalmente en todos mis atributos y ella también desentrenada tras largos años de soledad.

De regreso me cambié de ropa en el taxi y entré en el Hospital como uno de tantos que a veces salen a despedir a sus familiares, pero antes de entrar, estando aún a la vista de la que hacía poco había sido mi compañera de travesura, dos guardias jurado del Servicio de Vigilancia me abordaron pidiendo que me identificase, comprobando que era el enfermo que se les había escapado y al que iban buscando hacía ya dos horas.

Mi irreflexiva aventura podía haberme costado la expulsión del Hospital, pero me justifiqué diciendo que había estado en un bar cercano viendo una pelicula de Tarzán que no habia visto desde que era pequeño y me había olvidado hasta de donde estaba y tanto los guardias como la enfermera jefe vieron en mi excusa tal inocencia que me perdonaron y no dieron parte, asegurándome que no me dejarían pasar una nueva falta.

Esa noche no pude dormir, no ya por el dolor sino por todos los arrebatos vividos y por la emoción de mi sueño realizado, que hubiese pesado como una losa sobre mí, durante toda mi existencia si no lo hubiese logrado.

Hoy me doy cuenta de que todo aquello, que parecia olvidado, ha pasado por mi presente, con la nitidez y la prestancia con que fue vivido.

Y es que, aunque la magia del tiempo pueda intentar desvanecerlos, los recuerdos, nada ni nadie podrá jamás destruirlos.

ANÉCDOTAS AMERICANAS 3

Una vez emancipado me urgía conseguir alojamiento.

Compré la prensa y me dispuse a leer las ofertas en la acogedora terraza de una cafetería céntrica (aquí se conocen como "panaderías") Todas las mesas estaban ocupadas, pero me ubiqué en una en la que solamente había una chica (muy atractiva, por cierto) que amablemente accedió a compartirla conmigo.
Abrí el periódico por la página "Oferta de habitaciones" y cuando me disponía a anotar algunos teléfonos me dijo la chica: "Si busca una habitación no pierda el tiempo, llevo toda la mañana haciendo llamadas a los teléfonos que ahí aparecen y todo está ocupado. En estas fechas ya sabe Vd, la isla se pone a rebosar. Sólo es posible que encuentre algo en la página "oferta de apartamentos” pero además de que son muy caros, dudo que se lo alquilen por menos de un mes."
Como yo no iba a volver con "El Piña" probé suerte y encontré un apartamento que por la descripción me pareció cómodo y elegante . Estaba totalmente amueblado, incluida la cocina. Tenía aire acondicionado, piscina, vigilante de seguridad y no era demasiado caro, por lo que lo reservé y me dispuse a ir a cerrar el trato.
La chica saltaba de contento cuando le sugerí alquilarle una de las habitaciones y no digamos cómo me sentía yo al pensar inocentemente que iba a reducir el costo del apartamento. No acerté en ello pero sí en cuanto a la solapada intención que llevaba implícita mi propuesta y que no era otra que la de poder obtener en nuestra convivencia otras prestaciones muy apetecibles.
Yoneída, cuyos apellidos silencio por razones obvias, era un tipazo de mujer y tenía una belleza original y agresiva. Era alta, con el aspecto atlético de una nadadora, bien proporcionada, piel dorada, pelo rubio muy ondulado, ojos color miel, serenos y profundos; labios carnosos y sensuales y dentadura perfecta y blanquísima. Tenía un aspecto serio y reservado que infundía respeto, pero cuando se la trataba era simpática y extrovertida.
Desde el primer día compartimos la misma cama.

El segundo día llamó a su madre y la primera frase que le dijo fue: "Madre, ya tengo esposo", yo miré a un lado y a otro y al no ver a nadie más supuse que se refería a mi, confirmando mi sospecha y por lo tanto siendo el segundo en enterarme de su sublime decisión cuando me pasó el teléfono para que hablase un poquito con su madre "MI RECIÉN ESTRENADA SUEGRA."
Contrariamente a cualquier cosa que esperase oír, me saludó cordialmente y me pidió que cuidase mucho de Yoneída y que tuviese paciencia si en alguna ocasión no hacia las cosas bien, porque era muy niña y yo tenia que ir educándola a mi gusto.

Realmente, por lo que me había contado, no había tenido mas experiencia que la de ser la esclava de un sinvergüenza que la había estado maltratando desde los catorce años y al que había abandonado tras la última paliza que le propinó.

Yoneida era muy tierna y me dio muchísimas muestras de cariño. Por la mañana se levantaba antes que yo y me preparaba unas arepas, café con leche y zumos. Me daba la medicación, me ponía las gotas, me rascaba la espalda, me afeitaba, me daba masajes, me depilaba, me arreglaba las manos y los piés, me sacaba las espinillas; era un espectáculo verla cocinar por la mañana, con el delantal y sin más ropa que las braguitas y el sujetador.

No se separaba de mí hasta que me lo había comido todo y si no quería comer, entre mimos y regaños conseguía que lo hiciera; pero...

Descubrí, de la forma que ya os diré, que seguía comunicándose por teléfono con su verdugo y que incluso el día de los enamorados le había mandado a través de un servicio de mensajería un regalo, pagado naturalmente con mi dinero. Esto, unido a que me mentía muy a menudo me decepcionó de tal modo que la eché de mi casa a pesar de que ya se había clavado en mi corazón.

¡Qué pena me dio cuando desde la terraza la observé irse, calle abajo, con todo su equipaje y posiblemente sin saber a donde podría ir. Creo sinceramente que ella siempre pensó que yo estaba de vacaciones y que en cualquier momento la abandonaría, no queriendo vincularse conmigo y cuando quiso darse cuenta de que nuestra relación podía haber durado el tiempo que ella hubiese querido, ya había cometido demasiados errores y mi decisión era inapelable.

Como era de temer, volvió al continente con aquel calamidad, que tras la terrible paliza que le dio como recibimiento, la siguió tratando incluso peor que antes.

Yo pude saber todas las andanzas de Yoneida porque cuando la conocí estaba viviendo con una muy lejana tía suya que la apremiaba para que buscase otro alojamiento, ya que en verdad, la casa era muy pequeña y estaban muy estrechos. Esta señora tenia un chiringuito, especie de carrito que situaba, lloviese o tronase, en uno de los ángulos de La Plaza de Bolívar de Porlamar y en él llevaba a la venta caramelos, cigarrillos, café (aquí se dice "tinto") , toda clase de infusiones y en fin una serie de chuminadas que céntimo a céntimo mantenían a la familia.

Cuando Yoneida me la presentó, intuí que era conveniente tener buena relación con aquella señora que podía darme información de Yoneida, de la que todavía desconocía casi todo.

Le di buenas propinas; le acerqué algún tentempié de vez en cuando y la traté con mucho afecto. La Plaza de Bolívar era un punto al que acudíamos muy a menudo.
Esta señora me tomó cariño y como Yoneida le contaba a su prima todas sus intimidades y su prima se las largaba a su madre, ésta a la vez me las contaba mí, de ahí lo bien informado que yo estaba.

Cuando se marchó Yoneida no me encontraba a mí mismo. Tuve que buscar compañia pagada, teniendo la suerte de que llegase hasta mí una chica preciosa que no me explico cómo había llegado a ser lo que era pudiendo haber sido lo que se hubiera propuesto.Se llamaba Mildrech.
A los pocos días concluyó el arriendo del apartamento y me instalé en un hotel de esos que en las películas utiliza el fugitivo y en el que para inscribirse no piden mas documento que el pago por adelantado.
Perdí el apetito, no había comida que mi estómago pudiese aceptar y prácticamente me pasaba el día tomando costeñitas (un tipo de cerveza) y, como muchísimo, un par de perros calientes que medio comía por ser el alimento mas ligero que podía encontrar, (aunque curiosamente nunca me habían gustado y actualmente ni los pruebo).
Así estuve, como sonámbulo, varios días, entre ellos los del carnaval, en el que no sé cómo me conseguí una negrita muy atractiva que en un determinado momento me dijo: "Cuando he subido contigo a la habitación, entre otras cosas, lo he hecho porque no había encontrado ningún sitio donde alojarme y con tal de quedarme aquí estaba dispuesta a satisfacer todos tus caprichos, pero ya no puedo más, estoy agotada, no sé cómo con la cara de muerto que tienes has podido conmigo y aún pretendes seguir. Si quieres que me vaya me voy, pero yo no sigo, mañana si quieres, será otro día, pero hoy se acabó"

Y diciendo esto se dejó escurrir por el lateral de la cama, alojándose en el suelo, dispuesta a dormir allí.

Me pareció tan graciosa y me dio tal inyección de moral que hasta sonreí, tomándola del suelo y alejándola junto a mi, mientras la abrazaba con todo mi cariño.

Pasó el Carnaval y mi negrita también se fue con lagrimas en los ojos porque realmente surgió entre nosotros una sincera amistad.

Unos días después de mi nuevo encuentro con la soledad, tuve que ir al BBVA (aquí también está ese banco) y cuando subía por las escaleras a la primera planta, alguien desde abajo me llamó; era la novia de un amigo de El Piña al que había perdido la pista desde mi emancipación.

Como ya os dije, la mayor parte de mi tiempo con "El Piña" la pasé en el taller donde le estaban arreglando el Jeep, y esta chica, que era la novia de uno de los mecánicos, a menudo pasaba por allí, siendo el espectáculo de su llegada lo único agradable que podía esperar en mi aburrida cotidianidad ya que la niña era preciosa: 18 años indescriptibles que ahora estaban frente a mi con una sonrisa que me levantaba el espíritu.


Pero antes de seguir voy a contaros lo que me ocurrió exactamente el día siguiente de la marcha de Yoneida.

Después de salir de mi casa, Yoneida no tuvo más recurso que instalarse por esa noche en casa de su mentada tía, la cual informada de nuestra ruptura, al día siguiente se presentó en mi casa con la mas joven de sus hijas. Era ésta una chica que no creo hubiese cumplido los 17 años, bastante atractiva, de mi estatura aproximadamente. Venía con la pretensión de que se quedase conmigo, asegurándome que era una chica buenísima, señorita (aquí señorita es virgen), que siempre me querría y respetaría. Yo miraba de soslayo a la joven que no decía una sola palabra pero asentía con la cabeza todo cuanto su madre manifestaba. Parecía que su decisión ya estaba tomada porque como colofón le dijo a su hija: " Y ahora para que el Sr. Juan vea que es verdad lo que le decimos dale un beso y un abrazo y dile lo feliz que vas a hacerlo".

La chica, ni corta ni perezosa me abrazó con fuerza me besó y se limitó a decir: "Es verdad, es verdad",  como explicación gráfica y elocuente de lo que decía su madre.

Me sentí atrapado sin saber de qué modo eludir el compromiso que por un lado me atraía porque la niña estaba buenísima, pero por otro no sé por qué me daba miedo.

Las invité a comer a un buen restaurante (que aquí es algo muy importante) y siempre dirigiéndome a la madre dije textualmente:


“Señora, no sabe cuanto me honra la confianza que me dispensa al ofrecer su hija a mi cuidado. Sé que lo hace porque ve en mi la seriedad y honradez que Vd. desea para su hija y es precisamente por ello por lo que no puedo aceptar que se quede conmigo de inmediato. Necesitamos conocernos más a fondo hasta que ambos sepamos que podemos dar ese paso sin temor a equivocarnos."


Le di un billete de 50.000,- Bolívares (unas 3000 pesetas), que aquí es una cantidad importante (con con la que ahora no podrias comprar ni un bocasillo) y le dije que me pondría en contacto con ellas de inmediato, y tras una buena comida nos despedimos. Esta aventura os puede hacer ver que a pesar de mis veleidades estoy actuando con cordura.

Y volvemos de nuevo al BBVA.

La novia del amigo de El Piña era una belleza fuera de serie: 18 años, bella, culta, esbelta blanquísima, rubia y con unos ojos color miel que sabían hablar todas las lenguas y todos los dilectos sin que su preciosa boca dijese una sola palabra. Su simpatía desbordante me había impactado desde el primer día que la vi, pero como la consideré inaccesible, nunca quise ni imaginar un posible encuentro con ella. El Piña estaba enamoradisimo de ella, pero también lo mantenía en silencio y solo a mi me lo había dicho en prueba de confianza.
  
Me preguntó como me habían ido las cosas y le conté a grandes rasgos lo ocurrido con Yoneida, omitiendo los motivos de nuestra ruptura; le dije lo solo que me encontraba y lo necesitado que estaba del calor de una mujer, no perdiendo la ocasión para manifestarle lo enamorado que había estado de ella y mi lógico silencio sabiéndola enamorada de otro hombre, joven y apuesto, con el que ni en sueños podía competir. 

Muy lejos de sorprenderse, me respondió que siempre había intuido lo que yo sentía por ella; que su relación con su novio no funcionaba y que no se había separado todavía porque no sabia como decírselo, pero que iba a hacerlo. Conforme hablaba, mi experiencia traducía sus palabras con tal acierto, que la conversación terminó en la habitación de mi hotel donde pasamos dos horas inolvidables, fumando ambos un cigarrillo al final como en las películas.

Estuvo visitándome hasta que me vine a Colombia. Por cierto no me despedí de ella. Lo que hizo con su novio, después podía haberlo hecho conmigo.

SI EL PIÑA, SE ENTERASE DE QUE SU ÍDOLO HABÍA ESTADO CONMIGO TANTAS VECES, LE DARÍA UN ATAQUE.

Y ahora os digo: " Si en aquellos momentos en los que estaba totalmente solo; que no tenia ánimos ni para comer; que entraba y salía del hotel cien veces porque fuera no tenia donde ir y dentro me consumía, no hubiese tenido alguna que otra aventura como aquellas ¿Qué habría sido de mí? Bien sabe Dios que yo buscaba un ángel, pero ¿dónde podría encontrarlo?


CONTINUARÁ.


lunes, 27 de diciembre de 2010

KANKONKINKEKLU

Hoy me he despertado con una palabra en mi pensamiento que inmediatamente he situado en el lugar que le correspondía, y ha sido como si se encendiese una luz.
Existe todavia una memoria de las acciones de nuestros inmediatos antepasados, que pueden ser la fuente de imitación y de ejemplo necesarias para abordar la ingente tarea que se nos avecina, si es que queremos afrontar los eventos que sin duda nos van a acaecer como consecuencia del fenómeno economico que estamos atravesando.

NUNCA HABRÉ DICHO CON MAS RAZÓN QUE QUISIERA EQUIVOCARME, pero a mi criterio la situación irá empeorando hasta llegar a una cota de miseria, a la que tendremos que adecuarnos, que se estabilizará, afincándonos en ella de forma permanente durante al menos quince o veinte años, para después iniciar un paulatino progreso de mejora económica, que si somos coherentes con la experiencia que estamos viviendo y vamos a vivir, nunca permitiremos, ni mucho menos, que llegue al nivel que hasta hace poco hemos venido disfrutando y que ha sido y sería la causa de nuestra ruina presente y futura si no aprendiesemos la lección.

NUESTRA SITUACIÓN ES LA CAUSA DE NUESTRO ALTISIMO STANDING Y ESTO ES ALGO QUE SE VEIA VENIR.

No podemos andar con paños calientes para evitar susceptibilidades ni resentimientos. Estamos todavía muy cerca de NUESTRO ENGAÑOSO ESPLENDOR como para poder aceptar nuestro fracaso y cualquier peldaño que no sirva más que para bajar, A PESAR DE LAS EVIDENCIAS, nos sigue pareciendo inaceptable. Pero lamentablemente hay momentos en los que para después poder avanzar, no queda más remedio que retroceder y no lo digo para justificar a nuestros patéticos gobernantes que son los que nos pusieron el caramelo en nuestra boca para después arrebatárnoslo.

No quiero ni hablar de los culpables de nuestro primer puesto entre los paises arruinados de Europa. ¿Para qué reiterar lo que es tan obvio? Es mejor que estemos todos juntos y unidos en la empresa que tenemos que iniciar. Pero si tengo la delicadeza de no emplear los epítetos que se merecen los que han contribuido con tanto celo a nuestra ruina, espero que ellos y sus seguidores guarden la debida compostura cuando otros líderes traten de sacarnos de este caos utilizando medidas que por desgracia en muchos casos han de ser impopulares.
NO PODEMOS UTILIZAR NUESTRAS MANOS PARA ALZAR LAS PANCARTAS DE NUESTROS ABOMINABLES SINDICATOS QUE CON SUS EXIGENCIAS PERMANENTES Y SUS IMPOSICIONES INACEPTABLES ACELERARON NUESTRA RUINA, OBLIGANDO A CERRAR A LAS EMPRESAS QUE EN DEFINITIVA ERAN LAS QUE NOS MANTENIAN. El momento exige que nos centremos exclusivamente en la tarea de cumplir con nuestras obligaciones, que sí que son inherentes a nuestra existencia, SIN QUE NINGUN SINDICATO TENGA QUE MARCAR POR DEFECTO O POR EXCESO LA MEDIDA DE NUESTRO ESFUERZO, QUE NO HA DE SER NI MÁS NI MENOS QUE EL QUE HONÉSTAMENTE PODAMOS DESARROLLAR y que A PARTIR DE AHORA NO HA DE TENER OTRO EMPEÑO QUE EL DE CONSEGUIR DE INMEDIATO COMO MÍNIMO, PARA DE AHÍ YA NUNCA RETROCEDER: NIVELAR NUESTROS GASTOS Y NUESTROS INGRESOS Y CONSEGUIR QUE NUESTRA PRODUCCION PERMITA QUE AL MENOS PODAMOS SOBREVIVIR.

No puede verse ya con simpatía ninguna racanería en lo individual ni en lo colectivo que afecte a los intereses de la comunidad y ésta ha sido una práctica tolerada por todos de forma casi general, por lo que ahora, en una situación tan difícil, debemos ser todos intransigentes con ellas, ateniéndonos a las responsabilidades que se deriven por la inobservancia de este precepto.

Nuestros líderes deben proteger los intereses inalienables de cada individuo. Los bienes sobre los que no se esté ejerciendo un uso que beneficie a la comunidad podrán de momento administrarse por el estado, pero jamás deberán ser desposeidos de forma permanente sus legales propietarios, que en su momento serán recompensados en su justa medida por su directa o indirecta colaboración.

El pago de las amortizaciones de las vivienda familiares o cualquier otro tipo de obligación con cualquier banco será restringido y si fuera necesario congelado, de acuerdo con las posibilidades del deudor en el momento de efectuar el pago, aunque la ampliación del plazo consiguiente para la cancelación de la deuda total genere unos intereses módicos que se aplicarian al final del pago de la deuda generada inicialmente y se amortizarán de igual forma.

Lo que todo el mundo necesita es poder, no es suficiente con querer, ni es momento de exigir. Nadie se comprometió con lo que no podia cumplir. En ese momento todos eran capaces de atender sus compromisos, de otro modo no habrían conseguido el "favor" de los bancos, por eso ahora hay que respetar el pacto y pagar en proporción a nuestra capacidad actual, que no es consecuencia de una merma en la dedicación ni se debe a una falta de empeño, ni tampoco a un gasto excedido, sino a la dismunución de nuestros ingresos por fuerza mayor a pesar de seguir realizando el mismo esfuerzo y a la reducción o anulación de ayudas que se extinguieron y siguen extinguiéndose.

No puede exigirse al individuo cuando es el gobierno el que empieza a incumplir los pactos y compromisos que él mismo se impuso, sin pensar más que en el número de futuros votos que podría lograr. No se pueden otorgar unas ayudas y crear unas prebendas para después retirarlas cometiendo la doble injusticia de haberlas otorgado a unos y negado a otros y arrebatarlas a los que las recibieron cuando por ellas adquirieron nuevos compromisos que hoy no pueden cumplir. ¿Qué clase de logros sociales son esos?

Ya va siendo hora de que los que podamos aportar ideas para lograr soluciones reales y coherentes que puedan mejorar la situación que nos acucia, entremos en acción, empezando por destituir a este gobierno incompetente, o mejor a desahuciarlo como a un vulgar inquilino que no ha cumplido con sus obligaciones, volcando a partir de este momento toda la ayuda posible a quienes con toda seguridad sabrán hacerlo mejor, como ya lo demostraron en los ocho años de esplendor económico que caracterizó su mandato, a pesar de haber encontrado cuando llegaron una España arruinada.

Seran muchos los que habrán de comerse el orgullo, si tienen dos dedos de frente. Recuerden que nuestros absurdos rencores son mutuos y que los culpables de cada uno de los bandos de aquel entonces, por lo general, ya pudrieron tierra con el respeto de muchos y las maldiciones de otros tantos. Es hora de que esos rencores no se transmitan en nuestros legados, porque la obcecación hace que a veces se desatiendan los remedios que se precisan aunque LA EVIDENCIA SEÑALE CON UNA FLECHA LUMINOSA EL CAMINO QUE HAY QUE SEGUIR.

Cualquier partido que haya tenido mandatos suficientos como para poder aplicarle como característica que lo pueda definir la palabra " incompetente" por su ofuscada reiteración, merece un largo periodo de descanso que les permita crear savias nuevas que puedan brindarnos, Dios lo quiera, nuevas generaciones que verdaderamente estén preparadas para gobernar. Mientras tanto inclinémonos por lo mejor que tenemos a nuestro alcance, eso sí, prestándoles toda la colaboración que van a necesitar con el mismo entusiasmo y complacencia que demostramos cuando equivocadamente se nos obsequió CON LO QUE NO DEBIMOS ACEPTAR para por lo menos, no haber llegado tan precipitadamente a este caos que nos sobrecoge.

Por cierto, la palabra mágica, os la diré, AL IGUAL QUE OS BRINDARÉ UN BONITO PROGRAMA PARA SALIR MÁS RAPIDO DE ESTE INFIERNO, después de las próximas elecciones, si procede, o antes si este gobierno tuviera vergüenza y dimitiera en pleno. LE OFRECI MI AYUDA VARIAS VECES, EN BIEN DE TODOS, PERO NUNCA LA ACEPTO, IGNORANDO OLIMPICAMENTE TODOS MIS INTENTOS.

ES LÓGICO QUE, EQUIVOCADAMENTE, LOS NECIOS CREAN QUE LAS GRANDES IDEAS SÓLAMENTE PUEDAN BRILLAR EN LAS MENTES MÁS PRIVILEGIADAS, PERO AÚN LOS HACE MAS NECIOS EL QUE PIENSEN QUE ESAS MENTES PRIVILEGIADAS SON LAS SUYAS.

ANÉCDOTAS AMERICANAS 2


Tomás nos había contado que "El Piña " había convencido a un tribunal médico de que estaba chiripa y lo habian retirado del servicio con una cuantiosa pensión.
Yo, hoy por hoy, creo sinceramente que el Tribunal Médico acertó plenamente en su diagnóstico.

Como la casa no estaba totalmente amueblada, no había cama para mí en el cuarto que me asignó y tuve que dormir en el sofá que había en el salón junto a la puerta de entrada y enfrente mismo de una escalera de madera que subía a los dos dormitorios que había en la planta superior, en uno de los cuales él dormía.

La primera noche, cuando estaba entrando en el séptimo cielo mecido por los brazos de Morfeo, un estruendo infernal me despertó y sobresaltado pude ver iluminado por la luz de la escalera que permanecía encendida, al Piña en calzoncillos que en cuatro saltos se había presentado frente a mí con la pistola en la mano interrogando:
"¿Has abierto la puerta? ¿Quién ha abierto la puerta? ¡¡ Alguien ha abierto la puerta !!" - y miraba por aquí y por allá mientras yo le observaba lleno de estupor y sin decir una sola palabra.

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La vida diaria era como sigue: levantarnos y desayunar si había algo en la nevera, pedir un taxi a la hora que a él le apetecía- y que normalmente pagaba yo- y marcharnos a un taller donde le estaban arreglando un Jeep de la segunda guerra mundial que había comprado y que supongo que todavía no estará listo para andar; quedarnos allí hasta la hora de comer, caminar un par de cuadras para llegar a un restaurante tan cutre que ni os lo podéis imaginar, donde el cubierto valía al cambio un euro (hay otros más económicos) y volver al taller hasta que decidía que nos retirásemos a dormir, no sin antes pasarse por un chiringuito para comerse unos tasajos de cerdo asado que le encantaban, sin importarle si esa dieta era para mí la más conveniente.

Yo estaba hasta el gorro de estar allí ya tres días y no conocer prácticamente nada de la isla.

Un día no se decidía a llamar al taxi: eran ya casi las seis de la tarde y no habíamos almorzado casi nada porque nuestras existencias estaban agotadas. Yo tenía hambre, aburrimiento y mal genio por tener que aguantar las extravagancias de mi amigo, único ser que conocía por aquellas latitudes y propietario de la casa en la que me alojaba. Él también parecía inquieto , aunque yo no encontraba ningún motivo que lo justificase, salvo que hubiese adivinado mi enfado y el por qué del mismo. Por fin levantó el auricular y solicitó un taxi.

Por muy ligero que viniese tardaría algo más de media hora, pero como "El Piña" siempre citaba a los taxis en una parada de autobús que había en un cruce a más de un kilometro de la casa, salimos casi de inmediato para llegar a tiempo al punto de encuentro.

No quería citar a los taxis en la casa por razones de seguridad que yo no compartía, así como tampoco comprendía algunas otras chuminadas que no vienen al caso pero que a veces me exasperaban.

Cuando llegamos al cruce, en la cabina de la parada del autobús había un señor de unos 60 años acompañado de una joven de no más de 20. Llevaban ya bastante tiempo esperando la llegada del posible último autobús, ya que en la quietud de la noche, como "El Piña" y yo íbamos en silencio ya llevaba bastante tiempo escuchando el murmullo de sus voces. Ya a poca distancia de ellos, observamos en la penumbra a la pareja, que dialogaba apaciblemente y nos intercambiamos un saludo.

Aún tuvimos que esperar un buen rato hasta que llegó nuestro taxi y entonces, el hombre, dirigiéndose a mí, quizás por ser el de más edad, me dijo:
"He venido a acompañar a esta señorita a la parada y me temo que a estas horas no venga ya ningún autobús. ¿Sería mucha molestia para Vds. llevarla hasta Porlamar pagándoles naturalmente su parte del taxi? "
"¿Cómo no? - le contesté - la llevaremos gratis con mucho gusto".
Nos lo agradeció efusivamente y nos despedimos.

Dada la hora que era, para mí el ir a Porlamar no tenia otro objetivo que comer algo, ya que no habíamos tomado practicamente nada en todo el día.
La señorita fue todo el trayecto sin decir una sola palabra, por lo que nos sorprendió oir su voz al decirnos:
"Si me lo permiten, yo me apeo aquí" - nos dio las gracias, bajó del taxi y se marchó.

El restaurante al que nos dirigiamos estaba ya muy cerca del lugar en que se despidió la joven y a mi estómago ya estaban acudiendo los jugos gástricos cuando "El Piña" cortó en seco mi prematura digestión ordenando al taxista con voz que sólo podía provenir de un Sargento de la Guardia Civil:
"Gire en redondo y vuelva al punto de origen"
Esas fueron exactamente sus palabras.

Tanto el taxista como yo nos quedamos a cuadros mientras él con impaciencia manifiesta repitió con mucho mas eénfasis
"He dicho que gire en redondo y vuelva al punto de origen."

Yo tenía mucha hambre y entre regresar y volver se nos iban a ir casi hora y media además del gasto del taxi, por lo que le suplique:
"Rafael, vamos a cenar primero, YO TE INVITO."
"¡Hay que volver de inmediato! - dijo - ¡Esa pareja estaba al acecho esperando nuestra salida y la chica se ha venido con nosotros para tenernos controlados mientras su cómplice está saqueando impunemente la casa!"

¡Esto era el colmo! Pero estaba tan fuera de sí mismo que no me atreví a discutirle ni aún cuando en vez de ir directamente a la casa hizo parar el taxi en el cruce y me obsequió con dos kilómetros de paseo. No obstante, en ese momento, comprendí y justifiqué que se pueda llegar a sentir deseos de matar.

Como era de esperar la casa estaba sin novedad y lo único malo que ocurrió es que tuve que acostarme con el estomago vacío, viendo como él se paseaba de un lado a otro haciendo guardia y buscando evidencias de que, aunque no habían tenido tiempo para robar, si que lo habían intentado.

Estas y otras cosas más, me obligaron a pedir la emancipación. Lo malo es que no encajó bien mi deseo de marcharme y fue a partir de entonces cuando surgieron las críticas y especulaciones que hizo sobre mí y que tanto os inquietaron.

Espero se haya tranquilizado y sea muy feliz, pero después de estas experiencias preferiría que no llegase a enterarse de estos comentarios porque no creo que los encajara deportivamente.


CONTINUARÁ...

sábado, 25 de diciembre de 2010

UN VIAJE ACCIDENTADO


Antes de salir de casa, cada uno de los pasajeros que coincidieron en la Terminal para abordar el autocar que debia trasladarlos hasta el mismo destino, habian comprobado que su equipaje estaba completo y que incluso llevaban aquellos objetos no imprescindibles, pero que de olvidarlos, seguro que después los echarian de menos. Se despidieron de sus familiares por última vez al llegar el taxi que los trasladaria hasta la Terminal o lo hicieron al subir al autobús quienes fueron llevados hasta allí por algún familiar o amigo en coche propio, yendo poco a poco alojandose en sus respectivos asientos después de haber facturado debidamente sus maletas, conservando solamente su equipaje de mano.

El viaje era largo y antes de abordar, el que mas y el que menos habia dado una vuelta por los lavabos para hacer una última necesidad, al menos, hasta que llegasen a la primera parada, tres horas, después de la salida.

Como los asientos eran númerados, todos tuvieron que conformarse con el compañero que por azar les correspondió, no pudiendo la mayoría, evitar la tensión lógica del saludo inicial ante la incognita del talante de quien a cada uno o una le pudiera haber correspondido.
Parece que la suerte no le dió la espalda a nadie en el reparto y todos se sintieron complacidos con quienes durante dieciseis horas les iban a acompañar. Tras el intercambio de alguna frase de cortesia cada cual se puso lo mas cómodo posible, dandole la inclinación mas apetecible a su asiento, bajando o retirando el posa piés o corriendo a su antojo la cortina de la ventanilla, etc., sin descuidar, los experimentados, el mantener al alcance de la mano alguna prenda de abrigo, dada la excesiva refrigeración que se suele padecer en este medio de locomoción, en los viajes largos.

NO HAGO ESTE VIAJE PORQUE DEBA, SINO PORQUE QUIERO HACERLO, le escupió en la cara el pasajero del asiento 7-p a su compañero del 8-v.
CADA UNO DE NOSOTROS TENEMOS UN PRESENTE, PERO ESTE VIAJE ES PARTE DE NUESTRO FUTURO INMEDIATO, le contestó el 8-v al 7-p, mientras con el pañuelo se enjugaba la saliba que le habia salpicado el rostro trás cada acento de la frase que le habia propinado su compañero.

Ambos se quedaron por unos instantes pasmados por las estupideces mutuas que se habian dirigido y ya hicieron todo el viaje sin dirigirse la palabra limitandose a sonreir amablemente cuando se cruzaban las miradas.

La Azafata y el Segundo Conductor, ocuparon los asientos, no númerados, situados en la primera fila, a la derecha del conductor sin haber podido terminar de largarse los improperios que habian empezado a decirse en el Hostal, mientras se ventian y que habian quedado congelados en sus labios al tener que acomodar a los pasajeros, pero aún seguian lanzandose miradas de odio y de rencor que no pasaban desapercibidas ante los tres matrimonios que ocupaban los números del 1 al 6, que viajaban juntos y que al estar ya en la última etapa de su madurez o al principio de la tercera edad, según la benevolencia con que se les mirara, ya conocian perfectamente el leguaje de las miradas.

Hubo algunas filas agraciadas con el encuentro de varón y hembra y algunas otras quizás no menos felices al haber coincidido chicos con chicos o chicas con chicas a pesar de que, en todos los casos, sus aspectos eran mas o menos agraciados y sus edades no siempre coincidentes. El resto del autocar lo ocupaban un grupo de estudiantes acompañados de un profesor y una profesora en su viaje de fin de curso.

Lo gracioso era que la Azafata realmente era novia del Conductor que al verla tan irritada pensó que el mal genio de su novia era porque se habia enterado de que la habia engañado esa misma tarde. El ayudante que era el verdadero culpable del enfado disfrutaba oyendo las estúpidas escusas del novio, metiendo toda la cizaña posible para que el enfado que en verdad recaia sobre él, su amante, lo trasladara hacia su novio para así evitarse la situación tan violenta que estaba pasando ante las miradas de ira y los achuchones que por lo bajini le endosaba la Azafata. Los matrimonios del 1 al 6, que por las palabras que cazaban al vuelo y por los gestos de unos y otros ya estaban al corriente de toda la trama, se sonreian a hurtadillas, pero como a los viajeros del 7-p y 8-v todavia les rondaba el conato de conversación que habian tenido mutuamente y era muy posible que las risitas de los matrimonios surgieran en recuerdo a su incomprensible estupidez, quisieron cada uno por su parte enmendar la nota, aclarando en lo que cupiera lo que habian pretendido decir, pero con enfasis suficiente para que no pasase desapercibido para los matrimonios que sin duda todavía seguian burlandose.

" PARTE DEL FUTURO INMEDIATO DEL QUE LE HABLABA, YA NO ES SIQUIERA PRESENTE SINO QUE PASO DEFINITIVAMENTE AL PASADO", dijo el del asientp 8-v.
NUESTRO AMIGO DEL 7-p HERIDO EN SU AMOR PROPIO PORQUE SU VECINO LE HABIA TOMADO LA DELANTERA, COMO YA TENIA PREPARADA LA ARENGA QUE IBA A DECIR, SIN IMPORTARLE QUE VINIERA A CUENTO O NO CON LO ACABABA DE ESCUCHAR, CONTESTÓ, PROCURANDO MATIZAR, PARA ASEGURARSE DE QUE IBA A SER ESCUCHADO POR LOS MATRIMONIOS:

"NUNCA PRETENDI DECIR QUE ELUDO MI DEBER. "SI DEBO, TAMBIEN VIAJO AUNQUE NO QUIERA". EL DEL 8-v QUE YA ESTABA MAS CALMADO AL HABER SOLTADO SU FRASE DE FORMA TAN REDONDA, PRESTO ATENCIÓN A LO QUE SU COMPAÑERO LE DECIA Y CON EL AFAN DE SER MAS CORTÉS QUE LA VEZ ANTERIOR PERO SIN ANALIZAR SI LO DICHO TENIA ALGO QUE VER CON LO QUE EL DIJERA, PRECIPITADAMENTE CONTESTO SIN DARSE CUENTA QUE INCURRIA EN UN GRAVE ERROR DE INTERPRETACION: "YO TAMBIEN SI DEBIERA TENDRIA QUE MARCHARME. NO PODRIA SOPORTAR LA VERGÜENZA DE QUE ME SEÑALASEN CON EL DEDO". A LO QUE EL VECINO QUE TAMBIEN HABIA YA PRESTADO ATENCIÓN, DESPUES DE HABERSE TRANQUILIZADO CON LA EXPLICACIÓN DADA, SINTIENDOSE OFENDIDO POR LA INSÓLITA CONCLUSIÓN A LA QUE SU VECINO HABIA LLEGADO Y CONTESTÓ: "AQUI EL UNICO QUE DEBE ES USTED Y NO SE LO QUE DIJO ANTES DEL FURURO, PERO ESTOY SEGURO QUE NO VA A LLEGAR A EL SI VUELVE A INSULTARME CON ASQUEROSAS MENTIRAS.

¡¡¡¡¡CAYENSE USTEDES!!!! DIJO LA AZAFATA DIRIGIENDOSE A SU NOVIO Y AL AYUDANTE QUE NO DEJABAN DE MOLESTARLA, EL UNO CON SUS EXCUSAS Y EL OTRO CON SUS INTRIGAS, PERO ESA ORDEN, LOS MATRIMONIOS PENSARON QUE IBA DIRIGIDA A ELLOS QUE NO PARABAN DE CUCHICHEAR SOBRE EL MENAGE A TROIS DEL CONDUCTOR, LA AZAFATA Y EL AYUDANTE, MIENTRAS QUE NUESTOS AMIGOS DEL 7-p y 8-v PENSARON DE INMEDIATO QUE LO DECIA POR ELLOS QUE HABIAN SUBIDO YA EN DEMASIA EL TONO DE SUS INSULTOS. ASÍ QUE SINTIENDOSE TODOS ALUDIDOS EMPEZÓ CADA CUAL A DESPOTRICAR, SOLTANDO TODO EL VENENO QUE LLEVABAN DENTRO Y DEJANDO AL DESCUBIERTO LO QUE SE SABIA, LO QUE SE IMAGINABA Y HASTA LO QUE DE MOMENTO NADIE HABIA CAIDO EN LA CUENTA. PUDIENDO DAR GRACIAS DE QUE EN EL MOMENTO MAS ÁLGIDO DE AQUEL MAREMAGNUM LLEGABA EL AUTOCAR A LA PRIMERA PARADA.

Esta crisis de buenos deseos por incomprensión mal interpretados, estas cínicas hipocresías entre los que incurrieron en las mismas traiciónes y esas sarcasticas e inoportunas burlas que solapadas o abiertamente proceden de quienes sin duda han sido o serán sus victimas en cualquier momento por ley de vida, llegaron a tal extremo que, en la primera parada del recorrido cada cual recogió sus maletas y se fué por otros derroteros, lo que me hace pensar que la trifulca que se encadenó entre el conductor, la azafata, el ayudante, los matimonios y nuestros amigos del 7-p y 8-v, fué muy similar, aunque solo sea en cuanto a las consecuencias, a la que se desencadenó entre el resto de los viajeros de aquel autobús que solo puedo comparar por los hechos allí acaecidos en tan corta pero intensa convivencia, con nuestra mas reconocida Institución Politica de Entedimiento, LA O.N.U., cuyos encuentros suelen terminar de forma tan parecida a la de nuestro autocar que SI VOLVIESE A LA VIDA NUESTRO INOLVIDABLE MANOLO CARACOL, SEGURO QUE LE CANTARIA: "QUIEN TE PUSO SALVAORA, QUE POCO TE CONOCIA".

jueves, 23 de diciembre de 2010

¿QUÉ DÍA ES HOY?

¿Os había dicho alguna vez que desde niño siempre me gustaron los Jueves?
Había algo muy especial en ellos y es que por la tarde no teníamos colegio, pudiendo dedicarla totalmente a jugar. ¡Qué hermosas aquellas largas tardes de verano, jugando fresquitos, en el patio de la fábrica, en la balsita que había junto a la entrada del cuarto donde se alojaba la caldera de la calefacción del Cine "Ideal Cinema" y por donde también se accedía a la parte trasera de su inmensa pantalla, o abrigado en invierno, al calor del brasero, en la mesa camilla del salón de mi tía Antonieta, madre de mi primo José Fernando, jugando al Palé, (Monopoly), con mis tambien primos, Guillermo y Rodolfo y en algunas ocasiones acompañados por otros amigos de la calle, entre ellos Josanso, al que le venia ese sobrenombre porque su padre se llamaba Jo...sé - Sán...chez - So...ria - JOSANSO, que era su nombre comercial y por lo tanto el nombre con el que nos dirigiamos a su hijo y amigo nuestro Juanito, quiero decir Josanso.
Era éste amigo un verdadero soñador al que todos le tomabamos el pelo. Tenía una pasión fuera de lo común por todo lo militar, especialmente por la aviación, siendo su sueño hacerse piloto cuando fuera mayor.

Como su padre tenía un negocio de materiales eléctricos, entre los que vendía aparatos de radio de las marcas Philips, Telefunken, Marconi y algún que otro hecho por él mismo, con su propia marca "Josanso", - que por cierto siempre dieron un magnifico resultado- a veces, en el hermoso patio de su casa se amontonaban muchísimos cajones de madera, embalajes de los productos que se recibían para la venta, entre los que tambien vendia vajillas, según creo recordar.
Rodeando el patio por la primera planta de la casa había una terraza que se comunicaba con las dependencias del piso primero.
Un buen día, nuestro potencial piloto quiso hacer prácticas de vuelo sin motor y no se le ocurrió otra cosa que apilar todos los cajones de los embalajes formando una torre que llegaba hasta la barandilla del piso primero, por la que nuestro intrépido aviador, con mucho tiento, alojó sus piés en el interior del último de los cajones y después agazapándose en el mismo como si estuviera en la cabina de uno de aquellos Cazas de la Primera Guerra Mundial, sujetándose con una de sus manos a uno de los barrotes de la barandilla de la terraza se atrevió a hacer un pequeño balanceo, flexionando el brazo suavemente, para que la prueba resultase lo más veraz posible. Gozó por unos segundos de su tan genial vuelo, pero de repente tuvo que hacer un aterrizaje forzoso cuando uno de los cajones de la base se desplazó con el consiguiente derrumbe de aquella improvisada Torre de Babel, con el resultado de múltiples lesiones en la cabeza y rostro; dos costillas lastimadas y un brazo roto, sin que eso le hiciera cejar en su empeño de ser aviador costase lo que costase.
NO PUDO SER, NO LO ACEPTARON POR MIOPIA.
Es una lástima porque tenía verdadera vocación este querido amigo mío al que le perdí la pista en lo cotidiano pero no a lo largo de la vida, coincidiendo con él muchas veces, en las que pudimos comprobar que nuestra amistad estaba intacta. Tales eran nuestras recíprocas muestras de cariño. Me consta que siempre fue una excelente persona y
NO SÉ SI SERÁ POR SU VOCACIÓN FRUSTRADA O PORQUE NO LE MARCHABAN BIEN LAS COSAS, SIEMPRE QUE ME CRUCÉ CON ÉL VÍ EN SU MIRADA UN CASI IMPERCEPTIBLE BRILLO DE TRISTEZA.

Cuando jugabamos al Palé, me apodaban "El tío Sellesico". El tio Sellés era un hombre cuya fortuna era incalculable. Había barrios enteros de Elda que eran suyos, además de ser dueño de varios cines entre ellos, el Coliseo, el Alcazar, el Cervantes y el Teatro Castelar, pero era tal su aspecto de indigencia, que a pesar de estar en tiempos de necesidad, se dice que en más de una ocasión, hubo quien le dio una moneda de limosna y él se la tomó. Pues bien, como cuando terminabamos el juego, casi todas las calles y construcciones del Monopoly eran mías, me llamaban "el tío Sellesico".

Este buen señor estaba casado con una dama tan aplicada como él en estas cuestiones de ahorro. No tenían hijos ni familia allegada y estaban atendidos por una criada que recogieron cuando todavía era casi una niña. Solo salían los domingos a pasear y lo hacian con un matrimonio con el que tenian una gran amistad de toda la vida, vaya usted a saber por qué y terminaban el día viendo algún estreno de los que echaba alguno de sus cines, normalmente el Coliseo, donde ocupaban siempre una platea que naturalmente tenían reservada, creo recordar que era la platea nº 9. No es que tenga importancia este dato, lo expreso como muestra de lo que la mente a veces puede guardar sin ninguna razón.

Cuando murió el matrimonio, la criada heredó lo suficiente como para poder vivir con cierto desahogo, pero la verdadera GRAN FORTUNA la heredaron los hijos de aquel matrimonio con el que siempre pudieron contar. Lo sé a ciencia cierta porque aquellos nuevos millonarios eran primos hermanos míos.

Cuando no había tiempo para jugar al Palé, soliamos jugar a las cartas.
Una tarde me sentía tan a gusto que pensando en voz alta dije: "Dónde mejor que aquí podiamos estar, jugando a las cartas amigablemente y calentitos... " y mientras exteriorizaba mi opinión se acercaba hasta nosotros un joven que vivia en la casa de mi tia Antonieta y que era sobrino de su marido José Bertomeu, un caballero de los de Tara, que lo había alojado en su casa y le habia dado trabajo en su negocio de Almacen de Curtidos, el cual oyendo mi exaltado monólogo me respondió: "LOS NAIPES NO LOS DEBERÍAIS TOCAR NI PARA HACER CASTILLOS CON ELLOS. Mejor estaríais en la calle pasando frio que aquí calientes jugando a las cartas".

Aquellas palabras, que también sin ningún sentido me quedaron grabadas, las comprendí más tarde, siendo ya algo más que un adolescente, cuando me dí cuenta del peligro latente de los naipes y de cualquier otro juego de interés, que pueden transformarte, sin que te des cuenta, en un ludópata, con las consecuencias que ello acarrea.

Mi tío Berto, como cariñosamente lo llamaba su esposa, no tuvo la muerte dulce que merecía; su cáncer de estómago segó su vida sin que jamás nadie oyese de su boca una palabra subida de tono, ni antes ni después de su enfermedad, que lo consumió dejándole con solo la piel sobre los huesos. Muy lejos estábamos por entoces de pensar que mi primo José Fernando, todo fuerza y vitalidad acabaria sus días de forma idéntica a su padre.

Pero donde verdaderamente disfrutábamos era en el patio de la fábrica, ¡inmenso!; los carros de mulas descargaban constantemente grandísimos tablones en él y con menos frecuencia también algún camión, que por aquellos tiempos eran escasísimos. Solian ser REOS, UNOS CAMIONES MILITARES, adquiridos por procedimientos más o menos ortodoxos, cuyo precio en el mercado estaba fuera del alcance de la mayoría, teniendo en cuenta que el parque móvil de España, recién entrado el año cincuenta, era paupérrimo, entre otras cosas por el BLOQUEO INTERNACIONAL QUE PADECÍAMOS POR LA AYUDA QUE PRESTAMOS A LOS ALEMANES EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL CON LOS VOLUNTARIOS DE LA DIVISION AZUL.

Mi primo José Fernando era un baúl de ideas y mi primo Guillermo era el que las materializaba, aunque él tambien aportaba de vez en cuando alguna, que generalmente tenía algún matíz sádico. Una de ellas fué hacer una GUILLOTINA. Salió perfecta, podria decirse que a escala de una de verdad. Tenía unos setenta centímetros de altura y su cuchilla, obtenida de un torno de carpinteria, se deslizaba a lo largo de los dos pilares laterales para caer con su peso de casi un kilo sobre una base parecida, en su proporción, a los tocos donde trocean los carniceros.

Estas actividades llenaban todos los espacios de nuestro tiempo y nos provocaban un entusiasmo fuera de lo común, ya que todos participábamos, más o menos, bien fuera en la construcción del artefacto o en la cacería de los pobres animalitos (especialmente lagartijas) que nos servirian como víctimas propiciatorias en nuestros juegos, o fabricando pólvora con clorato potásico, azufre y un poquito de carbón en polvo; o bien haciendo espadas...., todo ello, para futuros juegos o si se terciaba para hacer más espectacular el que llevavamos entre manos.

Y así, semana tras semana es como consumíamos las tardes de los jueves que, aunque solo sea por la añoranza de aquellos que viví, siguen siendo el día de la semana que me inspira mas cariño, aunque desde hace muchisimo tiempo esté en dura competencia con los sábados que han llenado de ilusión otras etapas de mi vida que, no sé por qué misterio, nunca podrán compararse con las de mi niñez.

EL HOMBRE, ESE SER IMPREDECIBLE

Cuando en la tierra surgieron los primeros vestigios de vida, según los científicos bruscamente, por una emanación del medio ambiente ante el influjo de ciertas condiciones físico-químicas, se dice que los primeros seres vivientes fueron las bacterias, que a pesar de su microscópico tamaño, ofrecen una estrctura y propiedades bien definidas y "específicamente distintas" que, sobretodo, se traducen por las reacciones químicas que resultan de sus diferenciados metabolismos.
Los virus filtrantes que atraviesan incluso el cristal, ya ofrecen diferenciación de formas y de reacciones ante el medio, fijadas en su carácter específico, que distingue a unos de otros y a todos los de un grupo de todos los demás.

También se dice que de igual modo que la vida surgió en un momento preciso, también desaparecerá de forma tan brusca como se inició, teniendo en cuenta que en los términos científicos,  bruscamente signifique cientos de miles de años.
¿A dónde quiero llegar? Muy sencillo, simplemente a que desde su origen, la vida se mostró con caracteres diferenciados congénitos sin una explicación coherente, y en la evolución de las distintas especies fue insignificante la posibilidad de convivencia y promiscuidad.
Esto dió lugar a un evolucionismo diferenciado con las consecuentes especies que han ido apareciendo sobre la faz de la tierra a lo largo de millones de años, mas de dos mil millones según los expertos.
Pero según parece, esa evolución no progresó de forma proporcionada en las distintas especies en cuanto al intelecto, aunque sus instintos se fueran enriqueciendo en virtud de sus propias experiencias que de forma aún no definida se trasmite en los animales de forma inequívoca.

El hombre, contrariamente a los animales, se deja llevar por las apariencias y solamente, si es muy escrupuloso, necesitará mas de una evidencia para llegar a una conclusión. Son pocos los que ante ella, profundizan para no sacar una conclusión falsa, cosa que deberíamos hacer constantemente porque, lamentablemente, las evidencias pueden ser en muchos casos engañosas y lo que nos parece bueno puede llevarnos a un final desastroso.
Este problema no existe en los animales porque ellos actuan impulsados unicamente por su instinto. Pero, ¿en qué momento de la evolución el hombre empezó a prescindir de su instinto?... He aquí una pregunta que no es fácil de contestar y cuya respuesta solamente puede ser puramente especulativa, pero si alguna opinión tuviera que dar, sin duda me quedaría con el momento en que se percata de su facultad para pensar.

Lo que sí es evidente, y además comprobable, en la actitud del hombre, es que tras someter un hecho al análisis de su pensamiento, muchas veces, su actitud no coincide y a veces ni siquiera responde a la conclusión obtenida en el análisis previo a la acción, lo que demuestra que existen unos impulsos coercitivos, o unas necesidades espirituales, según el caso, que influyen en nuestras decisiones y que nos obligan, a veces, a actuar en contra de nuestros propios intereses y cómo no, de nuestro propio razonamiento.
No debe por ello quedar en entredicho el valor de nuestro razonamiento, aunque a veces, si insistimos mas allá de la apariencia podremos percatarnos de que en las actuaciones en que no hemos obrado de acuerdo con nuestro análisis previo, es porque inconscientemente hemos tenido en cuenta factores que, de una forma u otra, podrían afectar al hecho razonado de tal forma que lo que podría parecer que va en contra de lo bueno en "apariencia", es lo que realmente nos "interesa."
ESTAS ACTITUDES PODRÍAN SER EL RESIDUO DE NUESTRO INSTINTO, VINCULADO A NUESTRA RAZON.
Pero debemos ser muy cautos cuando sintamos esa tendencia a ir en contra de nuestro propio razonamiento. Podemos, incluso debemos, sacrificar a veces nuestros intereses, podemos mutilar nuestro ego y dar nuestro brazo a torcer en cuestiones más o menos intrascendentes, pero jamás debemos de traicionar nuestros principios.
EL HOMBRE QUE NO RESPETA SUS PRINCIPIOS SE TRAICIONA A SI MISMO Y A LOS DEMÁS, y si prescinde de ellos se transforma en alimaña.

Seria demencial concebir una vida auspiciada por el medio idóneo, regalada de los mejores alimentos y usufructuaria de los mejores placeres si tuvieramos que prescindir de unos principios que enriqueciesen nuestro espíritu. De ahí nuestras normas, nuestras reglas y nuestras leyes, que nos exigen el estricto cumplimiento de sus mandatos. Generalmente son obligaciones que no haría falta que estuvieran escritas, ni seria preciso que su inobservancia estuviera sancionada para que su cumplimiento se llevara a efecto por pura convicción, como algo normal y conveniente, pero si volvemos a nuestros orígenes y evidenciamos las variaciones en cuanto al comportamiento de los seres microscópicos que dieron lugar a nuestra existencia, no creo que nadie se lleve las manos a la cabeza porque no coincidan todos nuestros criterios, ni credos, ni a veces los mas elementales conceptos de belleza o de ética.

Hasta aquí esta diferenciación podria ser buena porque enriquecería nuestro entorno, dando diversidad a un conjunto homólogo. Lo malo es que esta diferenciación a veces provoca choque de intereses y de credos entre las partes y no es fácil la aceptación o sometimiento de ninguna de ellas, provocando conflictos que con el tiempo han dado lugar a todas las lacras y enfrentamientos que hemos padecido a lo largo de nuestra historia.

EL TEMOR AL ENFRENTAMIENTO CONDUCE AL SOMETIMIENTO Y ÉSTE AL RESENTIMIENTO Y AMBOS AL ODIO QUE INEXORABLEMENTE NOS VUELVE A ENFRENTAR AÑADIÉNDOSE UN NUEVO ESLABÓN A LA CADENA DE NUESTRA HISTORIA.

Cuando un lider consigue la convivencia pacifica de culturas diferentes, pongamos por ejemplo a Tito, en la que fue YUGOSLAVIA, estuvimos presenciando un milagro social. La muerte del lider reaviva los resentimientos de las distintas etnias con las consecuencias que todos conocemos.

¡Qué bomba de relojeria habría sido España si se hubiesen mantenido conviviendo los musulmanes, los judíos y los cristianos! Ni el más optimista de los sociólogos habría apostado por la posibilidad de una convivencia pacífica a través de los siglos, de igual modo que jamás ha sido posible una convivencia pacífica entre judios y palestinos.
¿Y quién tiene la razón en éste o en cualquier otro conflicto? No quepa duda de que variarán los criterios según el lugar, el credo, la tendencia política o simplemente la simpatía que cada cual le tenga a cada bando.
Pero ¿quién tiene derecho a juzgar? Y si alguien lo tiene ¿es incuestionable su veredicto? ¿Quién está capacitado y autorizado para enmendar un posible error si lo hubiera? ¿CÓMO ENTONCES PODRÁ IMPONERSE UNA VERDAD QUE POR INCOMPATIBLE NUNCA PODRÁ COINCIDIR CON EL CRITERIO DE CADA UNO DE LOS BANDOS? ¿TENDRÁ QUE HABER ALGUIEN QUE SE IMPONGA? ¿HA ESTADO ALGUNA VEZ BIEN VISTO EL QUE SE IMPONE? ¿QUÉ CONSECUENCIAS LE ACARREARÁ A LA LARGA SU IMPOSICIÓN?

El hombre está predestinado a auto destruirse. Va implícito en su constitución desde sus orígenes porque, como ser superior, potenciado por millones de seres unicelulares que lo forman y que no han renunciado nunca a su individualidad, carece de una identidad propia y el único camino para conseguir esa identidad le conduce indefectiblemente a su autodestrucción. Por lo que nuestra existencia pasada, presente y futura fue, es y será mientras dure, un maravilloso milagro.

jueves, 16 de diciembre de 2010

SOLILOQUIO ANTE LA MUERTE

Has estado tan cerca de mí tantas veces que ya te profeso un gran afecto. A veces te he llamado con ansiedad y con cariño, anhelando de ti lo mucho que te pareces a una madre.
En ti nunca hay animosidad y siempre nos acoges con ternura. Curas nuestro dolor y borras nuestros pesares; elevas nuestro espíritu y tu luz hace que veamos todo con mayor claridad.
Pero aún así, siempre temí los caminos tortuosos e inquietantes que a ti nos llevan y no tuve la fuerza, ni el valor, ni el ánimo para perseverar en mi deseo de alcanzarte, consciente de que jamás cejarás en ese empeño que algún día lograrás aunque mi renuncia laudable nunca fue más que un proseguir, igual que tú jamás cejaste en lo que tarde o temprano lograrás y al que con gusto me someto.

Mis ilusiones, tal como antaño las concebí no pueden adecuarse ya a las circunstancias actuales. Ante el mundo ya no tengo necesidad de saberme en el pensamiento de los demás, ni de sentirme contemplado con admiración, ni me considero acreedor de ningún discurso de alabanza, ni merecedor del tiempo que los demás me quieran dedicar, que siempre consideraré como un privilegio.

Me conformo con que respeten el espacio que ocupo.

No hay nada fuera de mí que me sea imprescindible, ni nada de lo que conservo que me sobre; tampoco creo que haya nada que me inquiete como para sentir temor, ni tengo ningún deseo que pueda robarme el sueño; pero sí creo que debería de haber otra existencia en la que pudiera enmendar mis errores y un lugar en el que poder ser feliz recordando los buenos momentos con quienes los propiciaron antes de que sea demasiado tarde.

Solo hay una muestra de vanidad a la que no renuncio y esta no es otra que sentirme orgulloso de mis hijos, con todas sus virtudes y todos sus defectos que por lo insignificantes ya ni se los veo.

Podría hablar de propósitos, pero siempre fui consciente, en mi debilidad, de lo difícil que es llevarlos a efecto y creo sinceramente que "es mejor no hacer lo que se debiere a dejar de cumplir lo que se prometiere" CONTANDO SIEMPRE CON LA INFINITA MISERICORDIA DE DIOS, QUE ES LA QUE ME SALVARÁ.
De ahí el que me guste tanto ese verso de Sabina que dice en una de sus canciones: " Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir" y yo añado "y que sin embargo se cumplen".
Así me gusta más: "Hacer las cosas sin haberlas prometido"

En fin, son tantísimas las cosas que me hubiera gustado hacer a lo largo de la vida; las metas que hubiera querido cruzar; los éxitos que quise alcanzar; esas cosas grandes que ansiaba conseguir para después poderlas ofrecer..., que ahora cuando en el catálogo de mis posibilidades ya nada es realizable pienso que lo único que puede llenar mi corazón de satisfacción es llegar a la noche y a modo de oración poder decir antes de acostarme: "Señor, ha pasado todo un día sin darme cuenta de lo que he hecho. no ha debido haber en el nada importante porque lo recordaría, pero tampoco debo de haber hecho nada malo porque me siento feliz".

lunes, 13 de diciembre de 2010

MI PÁGINA DE ESCRITORIO - BELLEZA POTENCIAL

  • Cuando requiero su presencia aparece ante mí con su blancura inmaculada, como una llanura nevada que antes nadie holló, con esa capacidad que parece limitada pero que me consta que se expande, en sí misma, pudiendo llegar hasta donde yo le proponga. La interrogo dirigiendo mis ojos a su nitidez, pero no hallo respuesta; está vacia. La contemplo con mayor atención y tampoco puedo hallar más respuesta que el silencio. Entonces, mi mirada, que sigue clavada en su albor impoluto, en una introversión inconsciente, busca en mi pensamiento la idea que ella me niega y al creer que la hallo, si tengo duda, mi lucidez se resiste a plasmarla por temor a restarle prestancia a su albura, sospechando que mis frases puedan ser deleznables; puros garabatos incompatibles con la perfección de su silencio impoluto, donde cabe todo el ilimitado potencial de belleza que se puede acoger en sus también ilimitados margenes. Esa belleza de blancura virgen, de novia virgen que danza sobre lagos helados en la estepa nevada, es la que quiero que dibuje con las pisadas de sus piés minúsculos mis frases meritorias, para que entonen en total armonía con su pulcritud.

  • Pero no siempre podemos dialogar con la belleza ni tenemos la elocuencia para hablar de ella, sintiéndonos incapaces de plasmar los giros de su irrepetible danza de blancura infinita y nos perdemos cada vez mas en ese mundo donde solo pueden habitar Los Armiños.
  • Desesperado a veces ante mi impotencia, me rebelo por lo que empiezo a considerar insolente desafio, y dejándome llevar por la ira, vierto sin pudor, sobre su pureza, mis pobres palabras en castigo como revancha a su pulquérrimo silencio. Teniendo que enmendar lo errado, después arrepentido, comprobando que lucen mucho más las páginas en blanco que todo el contenido de un mal libro.
  • Por eso, cuando creo que mejor me siento, es cuando sin las iras de la vanidad maltrecha, mi pensamiento, sin arrogancia se humilla ante la albura de la nívea pagina y tras largo espacio ensimismado en ella, decide desistir de todo intento de ensuciar con banales pensamientos su pureza prístina, volviéndola a guardar esplendorosa como cuando llegó a mi ¡tan limpia!, QUEDANDO EN ESTOS CASOS MI CONCIENCIA TRANQUILA, SIN TEMOR A LA INEVITABLE CRÍTICA Y SIN NINGÚN REMORDIMIENTO EN LO QUE A MIS LECTORES LES AFECTA, POR EL TIEMPO QUE LES HUBIERA HECHO PERDER MOSTRANDO MI INMUNDICIA.

sábado, 11 de diciembre de 2010

¿SON ESTOS VIEJOS DE HOY AQUELLOS NIÑOS DE AYER?


Cuando yo era un niño, había unos Campamentos auspiciados por el Frente de Juventudes de la Falange, que acogian a quienes lo solicitaban, previa la correspondiente autorización de sus padres. Yo fuí a uno de esos Campamentos cuando tenía ocho o nueve años. Estaba situado en lo que con mucha imaginación podia parecer un Oasis, sobre las dunas de la costa del término de Guardamar, pueblo agrícola y pescador, distanciado a varios kilómetros del Campamento al que hago alusión.

EN AQUELLOS AÑOS LA PALABRA TURISMO ERA PARA TODOS UNA DESCONOCIDA.

Nuestro "Oasis" carecia de muchas cosas, entre otras, las palmeras, teniendo que ser los pinos, las chumberas y los arbustos sus sucedáneos.Tampoco podia verse ningún lago a la sombra de alguna fresquísima espesura paradisiaca porque ni habia lago, ni fresquisima espesura, pero sí contaba con un pozo, protegido por una caseta de mamposteria ordinaria, enmedio de una solana desangelada, cuya agua dejaba mucho que desear por su blandura y su puntito salino que no la hacia apetecible salvo cuando la sed apremia

Los pinos, la mayoria, ralos y retorcidos, habian crecido teniendo que soportar las embestidas de los vientos costeros y no podian evitar que se apreciase en ellos ostensiblemente, la inclinación de sus troncos y de sus ramas hacia el interior como si fueran gorras con desproporcionadas viseras sobre cuerpos encorvados, que apartando la vista al mar parecian otear en busca de algún otro lugar, donde vivir mejor, olvidando en su afán lo imposible de su quimera por su fatal anclamiento.

Salvo en algunas zonas en que formaban pequeños bosquecillos, los pinos se distanciaban unos de otros, intercalándose entre ellos algunos matorrales de los que aún recuerdo algún que otro madroño y muchísimas adelfas, algunas de ellas gigantescas, asi como gran número de Piteras y Chumberas que bordeaban el entorno de casi todo el Campamento.

Pero donde a mi me gustaba jugar era bajo la sombra de los pinos aunque estuviera empobrecida por el raquitismo de sus ramas, víctimas de la voracidad manifiesta de la Procesionaria que las menoscababa, comiéndose sus hojas, las agujas que otrora entonaron con el viento a coro, los dulces y armoniosos sonidos que desde el mar, los navegantes, siempre quisieron creer que eran los Cánticos de las Sirenas.

De todos los insectos que por allí se arrastraban, volaban o se escondian bajo tierra, me solia entretener jugando con los escarabajos, muy variados en sus formas y tamaños; mi preferido, sin duda, era el Escarabajo Pelotero, que con sus patas traseras modelaba una bola con el excremento de cualquier animal, QUE DE ALGUNA FORMA YO TRATABA DE FACILITARLE, y después la empujaba con sus patas como si de una pelota se tratara, driblando cualquier dificultad, hasta llegar al lugar idóneo donde la camuflaba, no sin antes depositar en su interior los huevecillos que garantizarían su descendencia.

Era también un encanto contemplar a los Zapateros, tan seriecitos y afanosos, con sus dos puntitos negros en la parte inferior de sus libreas rojas de las que emergian unas cabecitas mínimas en las que no me explico como podian asentarse ese par de antenas, que sin duda los desequilibraba, viéndolos a cada momento de espaldas al suelo, mostrando sus pancitas brillantes de un negro intenso, pataleando por un segundo para después, con suma facilidad, volver a su postura normal como si nada hubiera pasado.

Los saltamontes también eran muy apreciados por mí; los habia de varios tamaños y colores.
Me gustaba acariciarlos, evitando que se lastimasen las patas traseras que los impulsaban y cuando ya los habia observado atentísimamente, los lanzaba al aire, no pudiendo evitar la extraversión de mi júbilo a través de mis risas y mis arrebatados saltos, cuando al verlos volar exhibían el tornasol de sus alas al trasluz de los rayos del sol.
A las arañas y los alacranes me limitaba a matarlos, aunque a veces en compañía de otros niños hicimos algún que otro rito satánico con estos últimos, metiéndolos en un circulo de fuego del que tras tratar de salir y fracasar en todos sus intentos, acababan con su vida clavando sobre si mismos la uña venenosa de su cola como si de un ritual se tratara, en una variante de harakiri.

Pero de todos los insectos, fue siempre a las chicharras a las que le tuve un mayor respeto. Me gustaba localizarlas guiado por el sonido de sus cantos, y después observarlas atentamente.

Las veia pulcras y con un sello de distinción que invitaba a conferirles una alta jerarquia. Siempre les he profesado un sentimiento que no se cómo calificar y su canto, lejos de molestarme siempre me ha hecho compañia y me ha dado una sensación de paz. A veces pensaba que lo que para la inmensa mayoría no era mas que una estridente machaconería y para otros, una muestra de júbilo del animal, realmente era una penitencia por alguna maldita deuda que tenia con la naturaleza, estando sentenciada a pagarla con ese interminable maratón de canto, por los siglos de los siglos.

Conforme se iba acercando la noche no podia evitar pensar en mi familia; mis padres, mis hermanos, mis abuelos..., a los que tantísimo añoraba. Lo que tambien añoraba, aunque guardando naturalmente las distancias, era el botijo de agua fresquísima que solía haber en la ventana del salón de mi casa, junto al patio, teniendo en cuenta que a esas horas mi cantimplora estaba casi vacía y su inapetecible agua hecha un verdadero caldo.
Los recuerdos que desfilaban por mi memoria iban formando poco a poco un nudito en mi garganta, pero, aunque parezca mentira, cuando con mi pantaloncito corto, mi camisa azul y mi boina roja, en posición de firme veia arriarse la bandera al son del cornetin, me transformaba en un hombre capaz de tragar con su saliva su tristeza, y en ese momento ya no tenia ocho años.

Ahora no estoy en el campamento pero si estoy ausente de mi familia. No tengo ocho años, sino sesenta y ocho. Añoro mas que nunca a mis padres y a mis abuelos, aunque sé perfectamente que están en el Cielo, como espero que estén tambien todos mis tíos y la mayor parte de mis primos ya muertos, pero... he aquí el milagro. No están ellos, PERO ESTÁN MIS HIJOS Y MIS NIETOS , que entonces no estaban y que tuvieron que esperar muchos años para poder existir.

LA VIDA ES UNA CADENA A LA QUE SE VAN ACOPLANDO NUEVOS ESLAVONES Y EN ELLA NO EXISTE EL "YO", PASAMOS A OCUPAR EL LUGAR QUE ANTES OCUPARON OTROS, A SER PARTE DE UNA GENERACIÓN DE LA QUE NO SE SABRÁ MAS QUE LO QUE QUEDE EN EL RECUERDO DE LOS QUE NOS SOBREVIVAN. POR ESO NUESTRA IDENTIDAD ES TAN EFÍMERA, AUNQUE NUESTRA PRESENCIA TÁCITA Y LATENTE SIEMPRE PERMANEZCA..

El hombre que empezó a forjarse a los ocho años, es ahora tan frágil como aquel niño que empezaba a vivir y como entonces, conforme se acercan mis noches no puedo evitar pensar en mi familia y sentir mis añoranzas; y al verme tan lejos, de aquel lugar, PARA MI INACCESIBLE y ante la incognita de un tan precario futuro, sin más bagaje que un ramillete de arcanas ilusiones irrealizables y de inestinguibles recuerdos irrepetibles..., despues de tantos años..., como ya me ocurrió y me ha ocurrido en tantas ocasiones..., cuando me aprieta la añoranza y siento el nudo en mi garganta, me trago con la saliva mi tristeza, echando mano de aquella entereza antigua, totalmente infantil, que surgia en mi corazón cada vez que al son del cornetín se arriaba mi bandera.

jueves, 9 de diciembre de 2010

PARA MI HIJA, COMO UN APERITIVO DE LA QUE LE DEDICARÉ EN SU PROXIMO CUMPLEAÑOS.

Cuando pienses a veces sin razón

que no te extraño por no haberte escrito,

pon la mano en tu pecho despacito

y sentirás latir mi corazón.

Tu tambien vas volando libremente

por esas salas de mi pensamiento

por eso tu inconsciente me presiente

igual que en mi inconsciente te presiento.

Yo estoy dentro de ti y es mi ilusión

ocupar un pequeño rinconcito

y estar por no estorbarte quietecito

sin que sientas ni mi respiración.

Pero si alguien un día se atreviera

a intentar de algún modo lastimarte

surgiria de ti como una fiera

esgrimiendo muy alto el estandarte

de la alcurnia y blasón de los Cabrera

paradigmas de honor. ¡Que Dios Te Guarde!.

SERENIDAD

¡Qué hermoso debe de ser

morir bajo de un olivo;

bajo una parra o un chopo;

bajo una higuera o un pino!

En la casa solariega,

sin las prisas ni los ruidos

morir tranquilo y con fe,

morir en Dios y contigo.

VARIACIONES SOBRE LA MISMA FRASE

Todo lo que me hizo lo que era..., se esfumó

Todo lo que me hizo lo que soy..., se aleja

Todo lo que fuí cuando yo era..., se marchó...

Todo lo que un día deba ser..., ya llega.

Pero no volverá, ni se irá, ni vendrá nunca,

Lo que pudo haber sido y no fué... ¡dulce quimera!.

martes, 7 de diciembre de 2010

LAS PELICULAS, OTRAS COMPAÑERAS


No dudo que todos tenemos algunas películas favoritas que no nos cansamos de ver. También las hay que nos causaron un gran impacto cuando las vimos, pero cuando hemos tenido oportunidad nos ha dado pereza volverlas a ver.
Para elegir una película, el titulo puede influir a la hora de seleccionarla; la sinopsis puede que nos ayude a decidir, pero quien definitivamente elegirá el tema será nuestro estado de ánimo. Y ES QUE EL CINE ES LA VIDA MISMA.

No estamos siempre igualmente dispuestos para una misma cosa, ni preparados para iniciar una determinada tarea, ni inspirados para poner en orden nuestro pensamiento. Sin embargo, podemos, en medio de la apatía mas exasperante, intuir un proyecto que nos transforma en un instante de poltrones redomados en diligentes infatigables, de igual modo que en cualquier otra ocasión podemos sufrir una decepción en plena euforia y sumirnos en la más monolítica de las apatías.

Lo que diferencia la vida real de la del cine es que las personas, a diferencia de los personajes, en cada instante podemos elegir nuestra linea de conducta, pudiendo salirnos "digamos de nuestro guión" rozando o incluso superarando lo absurdo hasta extremos insospechados, aunque no haya mas propósito en ello que demostrarnos que nuestra libertad de acción no tiene límites.
Lo malo es que ciertos alardes en este aspecto PUEDEN NO CONSIDERARSE COMO GENIALIDADES y podrían afectar seriamente la carrera y la fama del que se excediera, por muy transitoria que científicamente se calificase su locura o por muy elocuente que fuese su discurso en defensa de la libertad.

Lo que sí es cierto y en esto incluyo el supuesto anterior, es que no siendo posible actuar de dos formas diferentes en un mismo momento, aunque seamos conscientes de que podríamos cambiar nuestro talante y nuestro diálogo de mil formas diferentes, invariablemente, siempre tendremos que decantarnos por una determinada que es la que va a marcar nuestra linea de "actuación", porque ¿QUÉ OTRA COSA ES LA VIDA?

Y ES AQUÍ CUANDO LLEGA UNA PREGUNTA QUE NO TIENE RESPUESTA INTANGIBLE Y QUE PODRÍA PONER EN DUDA NUESTRA CREENCIA INALIENABLE DE QUE SOMOS DUEÑOS Y POR TANTO ÚNICOS RESPONSABLES DE NUESTROS ACTOS:

¿ELEGIMOS NOSOTROS NUESTRA FORMA DE ACTUACIÓN EN CADA MOMENTO DE NUESTRA VIDA O LA ELECCIÓN QUE REALIZAMOS ESTA IMPUESTA POR LAS CIRCUNSTANCIAS, LOS CONVENCIONALISMOS, LOS ESTADOS DE ANIMO, LAS DECEPCIONES, LAS APATÍAS, LOS ENTUSIASMOS INCONTROLADOS, LOS AFANES METAFÍSICOS, LOS MIEDOS AL FRACASO, LOS TEMORES A LA CRÍTICA, ETC.?

¿QUÉ CLASE DE LIBERTAD ES ESA CUYOS LIMITES, SALVANDO LÓGICAMENTE LOS DERECHOS DEL PRÓJIMO, NO ESTÁN IMPUESTOS ÚNICAMENTE POR NUESTRO PERSONALISMO CRITERIO?

LA VERDADERA LIBERTAD NO PUEDE EXCLUIR JAMÁS EL DERECHO A EQUIVOCARSE.

AL ERROR NUNCA SE LE DEBIERON APLICAR EPÍTETOS QUE FUERAN SINÓNIMOS DE FRACASO O DE INCOMPETENCIA, MÁXIME CUANDO EL ERROR JAMÁS ES ABSOLUTO Y MENOS TENIENDO EN CUENTA QUE COMO MÍNIMO CONTRIBUYE A LA IDENTIFICACIÓN DE LA VERDAD AUNQUE SOLO SEA POR EXCLUSIÓN.

Los personajes en el cine están siempre circunscritos a su guión. No importa que los mortales que los observamos hagamos todo tipo de esfuerzos mentales para sacarlos de su destino fatídico. Podremos detener el desenlace apagando el reproductor, pero siempre quedará un trágico final pendiente sobre sus cabezas, aunque siempre podamos reiniciar la película hasta llegar al culmen de la felicidad y volvamos a apagarla cuando va a iniciarse el declive que los conducirá a la tragedia.

Quizás es esto lo que motiva la pereza de volver a ver algunas películas por grande que haya sido el impacto que nos causó cuando la vimos por primera vez y es que sabemos que irremisiblemente vamos a volver a sufrir sin que el no siempre hermoso final compense nuestra inevitable angustia.

Por eso son pocas las películas que no nos cansamos de ver y éstas no son otras que aquellas cuyos personajes actúan como nosotros hubiéramos querido actuar si hubiésemos estado en su situación, viéndonos en la pantalla plano a plano, escena tras escena, no importando saber que no estamos rodeados de un mundo exquisito, (aunque de serlo, para mí mucho mejor), ni siendo necesario que al final triunfen nuestros personajes ni sus proyectos, (aunque me encanta cuando así ocurre), porque nos conformamos tan solo con que siempre hagan lo que a nuestro criterio es conveniente y que de su esfuerzo obtengan la recompensa necesaria para poder sacar adelante sus familias, llegando a un final lleno de esperanza, con un espacio inmenso por delante que se abre como una promesa ante sus ojos que ríen con sus pequeñas satisfacciones y que lloran ante el gozo inefable de sus sencillas emociones.

Dentro de las películas que no me canso de ver se encuentra Las Noches de Cabiria que por cierto no se ajusta al patrón que he marcado como película peculiar según mi criterio. Por eso la cito como excepción, como también hablaré como excepción de Marcelino Pan y Vino de Pablito Calvo q.e.p.d..

En Las Noches de Cabiria se sufre y se llora, pero COMO PASO A PASO vamos viendo que Cabiria está ganando todo aquello que ya nadie va a poder arrebatarle, siendo mucho lo que pierde, es tantísimo más lo que gana que nadie se siente estafado por la pérdida, especialmente cuando después de haber estado llorando tantísimas horas amargamente, aparece en su semblante esa sonrisa dulcísima, tan expresiva y tan llena de conformidad y de esperanza que su insignificancia se engrandece hasta una cota tan alta de sublimidad que creo que no hay varón que la vea que no sienta un inmenso deseo de amarla, con la ternura con que se presentaría, si pudiera materializarse, el amor mismo.

SI CUANDO SE LLORA, POR ALGÚN RESQUICIO, LLEGA A NUESTRA ALMA LA LUZ DE UN PENSAMIENTO QUE NOS HACE ESBOZAR UNA SONRISA, ESTAMOS SOLO A UN PASO DE NUESTRA SALVACIÓN.

En Marcelino Pan y Vino dudo que haya nadie que no llorase cuando Jesús le dice a Marcelino que ha sido un niño muy bueno y que por ello quiere concederle el deseo que le pida. Marcelino no lo duda y le dice que lo que el más quiere es ver a su madre. Jesús lo toma en su regazo y le pregunta ¿dónde está tu madre? y el inocente niño le contesta absolutamente convencido: está en el Cielo con la tuya. Jesús lo acuna en sus brazos y le dice: ahora mismo estarás en el Cielo con tu madre pero debes dormirte. Y Marcelino contesta: - Si, si, llévame pronto

Dios mío, benditas lagrimas que brotan sin ser llamadas en una explosión de dicha emocionada.

EL LLANTO ES LA EXPRESIÓN MÁS SUBLIME DE NUESTROS MÁS PROFUNDOS SENTIMIENTOS y cuando surge espontáneamente, sin ira, sin dolor, sin tristeza, sin impotencia, sin decepción... sino por todo lo contrario, es como un bálsamo que cura las heridas del alma y nos empuja a desear ser mejores.

lunes, 6 de diciembre de 2010

¡QUE PEQUEÑO ES EL MUNDO!

Van a cumplirse ya diez años de mi salida de España y de mi llegada a Isla Margarita (Venezuela) como primer destino en la huida de mi mismo. Allí encontré a una joven preciosa llamada Yoneida, que fue mi dicha y mi tormento y pudo ser la causa de mi muerte.

Después de su salida de Isla Margarita, caí en una terrible depresión y tuve que pagar las consecuencias de un amor pluscuam-imperfecto en el que mi orgullo ganó todas las batallas, pero no así mi corazón que jamás pudo borrar la terrible herida que en él me había dejado.

Yoneida era la alegría misma; la reina de aquel presente y la que había elegido como guardiana de mi futuro, llegando a quererla casi tanto como terminé odiándola.

Siempre hablé de ella, a mi actual esposa, como el ejemplo que no debía de seguir, pero finalmente, con la suspicacia que caracteriza a la mayor parte de las mujeres terminó comprendiendo lo locamente enamorado que había estado de Yoneida, a pesar de lo mal que se había comportado.

¡QUÉ GRANDE HA DE SER EL AMOR EN UNA MUJER, PARA QUERER HACER LLEGAR AL SER AMADO NOTICIAS DE LA MUJER QUE ANTES ÉL QUISO, SIN MAS PRETENSIÓN QUE VERLE FELIZ!.

Ya hace algún tiempo, quiso Milena que le facilitara los datos personales de aquella chica con la que había convivido en Isla Margarita, confesándome que estaba tratando de localizarla lo cual se me antojó una empresa imposible y no tuve inconveniente en darle LO ÚNICO QUE ME QUEDABA DE ELLA ADEMÁS DE SU RECUERDO: SU NOMBRE Y SUS APELLIDOS.

Anteayer me comentó que ya la tenía localizada y hoy estaba radiante de alegría porque Yoneida le había mandado un correo en el que me manifestaba su cariño y su alegría por saberme vivo y en "buen estado de salud", haciéndome saber que jamás se había desprendido del celular que le regalé con la esperanza de que algún día la llamara.

A mí se me han olvidado todos los rencores y no he tenido que emplear ninguna frase de despecho cuando le he escrito, porque nada le tengo que reprochar, que no sea, el que no supiera valorar el inmenso cariño que siempre le profesé.

No he podido tener en la cabeza otro pensamiento que no fuera el de ella durante todo el día y no se por qué me ha venido a la memoria una novela de Gabriel Miró cuya frase final siempre odié porque no encajaba con mis sentimientos de adolescente: " Lo que no podré explicarme nunca, es cómo habiéndola querido tanto, he podido vivir sin Elena".

A lo largo de los cincuenta y pico años transcurridos después de la decepción de aquella frase, que a lo largo de la vida se ha ido imponiendo, debido a los incontables episodios amorosos que a lo largo de mi vida han tenido ese mismo final. el que la vida me haya obligado a aceptar como algo real e inevitable la tan por mi vilipendiada frase, no significa que no siga odiándola y además vea en ella una connotación de fracaso y de decepción que no sabéis cuánto me pesa.

Pero no voy a entrar en disquisiciones que pretendan reivindicar mis convicciones, ni trataré de hacer una reposición de aquellas etapas de mi vida que en verdad, ENCIERRAN MÁS AMOR Y TERNURA DE LO QUE PUEDAN IMAGINARSE POR LA LIGEREZA CON QUE TRATO EL ASUNTO.

Espero que no se enoje Dios conmigo si Le pido que proteja a todas las mujeres a las que he amado y han dejando una huella en mi alma.

En cuanto a la frase final a mis desencantos, no puedo repetir la que tanto me hirió en la adorable etapa de mi adolescencia...; por más que lo intento no puedo olvidar mis sentimientos y odio y odiaré a aquel personaje que la dijo, con el que fatalmente me ha tocado tener que convivir en todos y cada uno de mis fracasos. SERIA DESHONESTO CON VOSOTROS... Y CONMIGO MISMO SI LO HICIERA.

domingo, 5 de diciembre de 2010

LOS AMIGOS

Cuando mi hijo Juan Ramón estudiaba en el Colegio Lloret, según cuenta en una de las entradas de su blog, tenia un profesor llamado D. Antonio, cuyo apellido creo recordar era Sarabia, quien de vez en cuando les contaba los chascarrillos que a su vez le había contado a él su amigo Sarasate.
Me hizo gracia a mi "su tal amigo", que siempre pensaron todos que era imaginario y que aún así, de inmediato, lo quise tambien como amigo mio.
No podía haber sido otro su apellido: "Sarasate". Glorioso, ya en sí, por su tocayo el insigne violinista y además vocablo que no se por qué, me pareció desde el primer momento que se expandía al proninciarlo haciendo intuir, una corriente de información fluida e interesante, lo suficientemente profunda como para no tener prisa en tomar la palabra cuando fuera él el que estuviera en posesión de ella.

¡QUE INMENSO PLACER PODER MANTENER UNA CONVERSACION INTELIGENTE DISFRUTANDO DE LAS PALABRAS DEL QUE TE HABLA Y COMPRENDIENDO SU MENSAJE QUE TE SEDUCE Y QUE TE ENRIQUECE!.

Yo tuve en mi juventud un buen amigo muy dado a sacar conclusiones y a dejarse caer alguna que otra sentencia. Entre otras cosas decia: Cuando estés gozando de una compañia y el gozo sea mutuo, NUNCA SE TE OCURRA DESPEDIRTE, NI MIRAR EL RELOJ, NI PENSAR EN LAS COSAS QUE TIENES QUE HACER.
NO HAY NADA MÁS IMPORTANTE QUE SACAR EL MÁXIMO PARTIDO A LAS SITUACIONES QUE NOS PROPORCIONAN UNA SANA FELICIDAD.

Él es tambien el que trató de decirme un día, o al menos así yo lo comprendí: ES IMPORTANTE GOZAR EN ESTA VIDA DE TODO AQUELLO QUE DESEAMOS, HASTA LOS LIMITES QUE IMPONGA NUESTRO PROPIO CRITERIO, PARA QUE DESPUÉS NO NOS QUEDE LA MENOR DUDA DE QUE SOLO PODREMOS ALCANZAR LA PLENITUD DE NUESTRA FELICIDAD CUANDO SOLO EXISTA EN NUESTRO PENSAMIENTO UN ÚNICO DESEO: ALCANZAR LOS ANHELOS DEL ALMA.

Pero hay otro amigo cuyo recuerdo siempre me ha sobrecogido y aún me sobrecoge y me dasasosiega y me embarga y hace que me llene de reproches y que me lleguen las lágrimas, por él y por mi. Señor ¿por dónde vagaría mi alma cuando le ignoré? ¿Como pude actuar así, si yo mismo no me reconozco?

DE ESTE AMIGO DEL QUE TANTO PODRIA HABLAR SIEMPRE PARA BIEN, SIEMPRE ME SURGE UN RECUERDO IMBORRABLE, "SU CONFORMISMO ANTE LA VIDA" INCLUSO ANTE MI, SU AMIGO.
SIN UN REPROCHE, SIN NINGUNA INSISTENCIA, VINO A ADORNAR MI NEGATIVA A SU PETICIÓN DE AYUDA EN UN MOMENTO EN QUE TANTO LO NECESITABA CON UNA SONRISA SINCERA DE COMPRENSION, PORQUE EN SU CABEZA NO CABÍA EL QUE LE DIERA LA ESPALDA POR TAN POCO A NO SER QUE REALMENTE NO ESTUVIERA A MI ALCANCE.

YA VEIS, APRENDEMOS EN LA VIDA UNAS VECES POR LAS PALABRAS Y OTRAS POR LOS SILENCIOS

Debemos ser MUY cuidadosos con nuestras decisiones. Nuestra desidia puede inducir al error y este puede dar paso a nuestro fracaso o al de los demás por nuestra negligencia, que en definitiva equivale a ser un fracaso nuestro. Lo sé porque de mis errores, aquellos por los que he hecho sufrir a los demás, son los que más veces han llamado mis lágrimas.

Es bueno que siempre tengamos un amigo del que echar mano en cualquier momento, al que podamos contar nuestros chascarrillos y podamos pedirle de vez en cuando consejo. ¿Qué importa que sea real o imaginario?. Lo importante es que esté con nosotros cuando lo necesitamos.
No quiero tener que volver a lamentarme por no tener su consejo cuando lo he necesitado. Por ello, me voy a quedar con Sarasate que promete ser el más honesto y el más fiel y lo creo porque sé que es el que mejor me conoce.

No os extrañe pues que más tarde o más temprano empiece alguno de mis escritos diciendo: "Esta mañana he visto a mi amigo Sarasate", lo cual, entre otras cosas siempre me será gratificante, porque se que de inmediato, como una ráfaga, van a estar presentes en mi memoria D. Antonio y mi hijo Juan Ramón surgiendo del pasado para situarse cada cual en su actual perspectiva, sin que de ella, por lo óbvio, haga falta que D. Antonio pregunte: "Cabrera, ¿eres feliz?"