jueves, 16 de diciembre de 2010

SOLILOQUIO ANTE LA MUERTE

Has estado tan cerca de mí tantas veces que ya te profeso un gran afecto. A veces te he llamado con ansiedad y con cariño, anhelando de ti lo mucho que te pareces a una madre.
En ti nunca hay animosidad y siempre nos acoges con ternura. Curas nuestro dolor y borras nuestros pesares; elevas nuestro espíritu y tu luz hace que veamos todo con mayor claridad.
Pero aún así, siempre temí los caminos tortuosos e inquietantes que a ti nos llevan y no tuve la fuerza, ni el valor, ni el ánimo para perseverar en mi deseo de alcanzarte, consciente de que jamás cejarás en ese empeño que algún día lograrás aunque mi renuncia laudable nunca fue más que un proseguir, igual que tú jamás cejaste en lo que tarde o temprano lograrás y al que con gusto me someto.

Mis ilusiones, tal como antaño las concebí no pueden adecuarse ya a las circunstancias actuales. Ante el mundo ya no tengo necesidad de saberme en el pensamiento de los demás, ni de sentirme contemplado con admiración, ni me considero acreedor de ningún discurso de alabanza, ni merecedor del tiempo que los demás me quieran dedicar, que siempre consideraré como un privilegio.

Me conformo con que respeten el espacio que ocupo.

No hay nada fuera de mí que me sea imprescindible, ni nada de lo que conservo que me sobre; tampoco creo que haya nada que me inquiete como para sentir temor, ni tengo ningún deseo que pueda robarme el sueño; pero sí creo que debería de haber otra existencia en la que pudiera enmendar mis errores y un lugar en el que poder ser feliz recordando los buenos momentos con quienes los propiciaron antes de que sea demasiado tarde.

Solo hay una muestra de vanidad a la que no renuncio y esta no es otra que sentirme orgulloso de mis hijos, con todas sus virtudes y todos sus defectos que por lo insignificantes ya ni se los veo.

Podría hablar de propósitos, pero siempre fui consciente, en mi debilidad, de lo difícil que es llevarlos a efecto y creo sinceramente que "es mejor no hacer lo que se debiere a dejar de cumplir lo que se prometiere" CONTANDO SIEMPRE CON LA INFINITA MISERICORDIA DE DIOS, QUE ES LA QUE ME SALVARÁ.
De ahí el que me guste tanto ese verso de Sabina que dice en una de sus canciones: " Las mejores promesas son esas que no hay que cumplir" y yo añado "y que sin embargo se cumplen".
Así me gusta más: "Hacer las cosas sin haberlas prometido"

En fin, son tantísimas las cosas que me hubiera gustado hacer a lo largo de la vida; las metas que hubiera querido cruzar; los éxitos que quise alcanzar; esas cosas grandes que ansiaba conseguir para después poderlas ofrecer..., que ahora cuando en el catálogo de mis posibilidades ya nada es realizable pienso que lo único que puede llenar mi corazón de satisfacción es llegar a la noche y a modo de oración poder decir antes de acostarme: "Señor, ha pasado todo un día sin darme cuenta de lo que he hecho. no ha debido haber en el nada importante porque lo recordaría, pero tampoco debo de haber hecho nada malo porque me siento feliz".

3 comentarios:

anahija dijo...

Mi principal anhelo papá..es que seas feliz.Si no tenerte cerca es por tu felicidad,me complace enormemente no tenerte a mi lado.Pero no concivo mi felicidad plena sin la tuya,por lo que desaría en el alma que fueras muy feliz.
Espero que no dejes nunca de tener un motivo por el que levantarte cada mañana,si quieres te doy uno..programar un viaje a España y conocer a los nietos que aún no conoces.Vendrías a casa,a mi casa.. y todos nos reuniríamos allí.Así que cuídate mucho,porque tenemos muchoas ganas de volver a verte.

Anónimo dijo...

Todo se andará cariño. Dame un poco de tiempo.-

Mira en tu correo. Te envié una carta para mis nietas.

amador dijo...

No sé lo que será de tí amigo de la infancia , de aquellos quince años pero el no verte no me separa de los recuerdos y vivencias con la pandilla y con el " vampi". No volverán a suceder pero han sucedido. Los recordaremos y te digo que eres y fuiste un manantial de buenas acciones y hechos como bien describes en tu blog. Hasta siempre.