lunes, 13 de diciembre de 2010

MI PÁGINA DE ESCRITORIO - BELLEZA POTENCIAL

  • Cuando requiero su presencia aparece ante mí con su blancura inmaculada, como una llanura nevada que antes nadie holló, con esa capacidad que parece limitada pero que me consta que se expande, en sí misma, pudiendo llegar hasta donde yo le proponga. La interrogo dirigiendo mis ojos a su nitidez, pero no hallo respuesta; está vacia. La contemplo con mayor atención y tampoco puedo hallar más respuesta que el silencio. Entonces, mi mirada, que sigue clavada en su albor impoluto, en una introversión inconsciente, busca en mi pensamiento la idea que ella me niega y al creer que la hallo, si tengo duda, mi lucidez se resiste a plasmarla por temor a restarle prestancia a su albura, sospechando que mis frases puedan ser deleznables; puros garabatos incompatibles con la perfección de su silencio impoluto, donde cabe todo el ilimitado potencial de belleza que se puede acoger en sus también ilimitados margenes. Esa belleza de blancura virgen, de novia virgen que danza sobre lagos helados en la estepa nevada, es la que quiero que dibuje con las pisadas de sus piés minúsculos mis frases meritorias, para que entonen en total armonía con su pulcritud.

  • Pero no siempre podemos dialogar con la belleza ni tenemos la elocuencia para hablar de ella, sintiéndonos incapaces de plasmar los giros de su irrepetible danza de blancura infinita y nos perdemos cada vez mas en ese mundo donde solo pueden habitar Los Armiños.
  • Desesperado a veces ante mi impotencia, me rebelo por lo que empiezo a considerar insolente desafio, y dejándome llevar por la ira, vierto sin pudor, sobre su pureza, mis pobres palabras en castigo como revancha a su pulquérrimo silencio. Teniendo que enmendar lo errado, después arrepentido, comprobando que lucen mucho más las páginas en blanco que todo el contenido de un mal libro.
  • Por eso, cuando creo que mejor me siento, es cuando sin las iras de la vanidad maltrecha, mi pensamiento, sin arrogancia se humilla ante la albura de la nívea pagina y tras largo espacio ensimismado en ella, decide desistir de todo intento de ensuciar con banales pensamientos su pureza prístina, volviéndola a guardar esplendorosa como cuando llegó a mi ¡tan limpia!, QUEDANDO EN ESTOS CASOS MI CONCIENCIA TRANQUILA, SIN TEMOR A LA INEVITABLE CRÍTICA Y SIN NINGÚN REMORDIMIENTO EN LO QUE A MIS LECTORES LES AFECTA, POR EL TIEMPO QUE LES HUBIERA HECHO PERDER MOSTRANDO MI INMUNDICIA.

2 comentarios:

anahija dijo...

Prefiero mil veces cualquier cosa escrita por tí...que la llanura nevada de una página en blanco,y no coincido contigo,en este caso,puesto que nadie mejor que tú,para romper su silencio impoluto y deleitarnos con tus siempre tan bien escogidas letras.
Es un placer leerte

pichiri dijo...

Es un ejercicio de composición que pretende elevar cualquier cosa hasta las mas altas cotas de su potencial.En este caso es una pagina en blanco, como podia haber sido una mancha en la pared, o la apacible forma de caer la nieve. El caso es decirlo, tratando de elevar los conceptos por encima de nuestro ego, conduciendolos paso a paso hasta lo mas alto de su potencial, dentro de lo que nuestra limitación puede concebir como límite si es que lo tiene. Allí es donde está su sitio y allí es donde siempre los deberiamos ver, aunque nunca los veamos porque siempre somos nosotros los que los contemplamos desde el plano que no nos corresponde.
Si el ejercicio alcanza un nivel satisfactorio, probablemente permitirá que nos demos cuenta de nuestra insignificancia ante la grandeza de lo que siempre consideramos insignificante. Lo cual nos pondrá tambien a nosotros en nuestro sitio, ya que además de la lección de humildad que siempre nos será beneficiosa, tendremos una mejor idea de lo que somos buscando respuesta a la siguiente consideración: "si lo que veiamos insignificante realmente es grandioso ¿Cuan grandiosos seremos nosotros que nunca nos vimos insignificantes?...