martes, 8 de febrero de 2011

EL VERDADERO VALOR DE LAS COSAS


Por muy árida que sea una prosa, es infinita la belleza que puede encerrar. Hablamos sobre el arte de escribir y nos centramos en valorar la técnica y la necesidad de sentir lo que se dice, especialmente cuando lo que se dice es realmente lo que se siente, pero solemos olvidarnos de algo igual o más trascendente: el arte de saber leer y de captar el mensaje que entre lineas clama a gritos ser escuchado.
Quienes saben leer pueden hacer esplendoroso un texto, aunque aparentemente pueda parecer mediocre y digo que "pueda parecer" porque no hay ningún texto mediocre si sabemos acceder a lo que se pretende expresar y captamos el mensaje que, a veces, como ya dije, queda escondido entre lineas. El período en que más auge alcanzó el humor fue cuando el papel de imprenta estaba censurado. Las críticas estaban tan bien camufladas que el censor era burlado, mientras que el incisivo lector daba con el tema y descifraba el garabato, resolviendo el intríngulis del mensaje, que solía ser muy divertido.
El verdadero riesgo de los que escriben radica en que siempre dicen mucho más de lo que solemos captar aquellos que los leemos, provocándose una triste pérdida y una lógica merma en la valoración del texto, que suele quedar mutilado. Benditos pues aquellos que tienen la dicha de encontrar buenos lectores, que sepan exprimir el texto sacándole toda la sustancia.
No debemos sin embargo abusar de estos mensajes, a veces subliminales, en demasía, teniendo en cuenta que venimos atravesando una larga etapa en la que el arte en general y sobre todo la literatura y la pintura, tienden a despreciar la forma y a comprimir las expresiones. Pero también es cierto que si no establecemos una lucha con esas tendencias aberrantes, al final ni siquiera habrá base para hacer un comentario como el que estoy haciendo.

Yo siempre busco el mensaje en el texto, pero esto no impide que prefiera solazarme leyendo sin encontrar en las frases, palabras que rompan la armonía. Esta debería estar presente en cada oración, entrelazándose con la siguiente en busca de una cadencia sin medida y sin rima pero con ritmo. Ahora, cuando esto se consigue se habla de poesía. ¡Que barbaridad! Ya quisiera yo que ciertas poesías de los últimos años se acercasen a lo que trato de calificar como prosa espléndida.

No se puede entrar en el meollo del por qué de ciertas acciones. Para intentarlo es imprescindible actuar con tal objetividad que incluso se contemplen los puntos de vista de sus más acérrimos enemigos.
Son muy esclarecedores los matices críticos. A veces tanto, que por sí solos legitiman los hechos criticados por pura contradicción.
Nos decía nuestro gran profesor D. Alonso González Cuello que un hombre es en la vida lo que cree que es; lo que los demás creen que es y lo que es en realidad. Pero él además agregaba que había un cuarto hombre que era el que siempre quiso ser.
Es por lo tanto imposible que nadie pueda juzgar el por qué de algunas acciones de los hombres. YA QUE A VECES NO ES SU VERDADERO YO QUIEN LAS EJECUTA.

LA HISTORIA PUEDE TENER TANTAS VERSIONES DIFERENTES DE UN HECHO COMO EL NÚMERO DE INDIVIDUOS QUE LO PRESENCIARON, O MEJOR, DE PERSONAS QUE LO NARRARON. EN UNO Y OTRO CASO, LO RARO ES ACERTAR LA VERSIÓN QUE REALMENTE ACONTECIÓ, QUE MUY PROBABLEMENTE NO COINCIDA CON LA DE NINGUNO DE LOS QUE LA CUENTAN.

Lo que sí es cierto, es que los hechos de los hombres que no tuvieron el privilegio de pasar a la historia, POR MUY ESPLENDOROSOS QUE HAYAN SIDO, YACERÁN CON ELLOS EN SUS TUMBAS. ¡Qué pocos recuerdos perduran! Debiera haber alguien que guardase tales tesoros sin ninguna pretensión. Aunque ¿para qué? Morirían también sin remisión, cuando desapareciese el último testigo.

Generalmente los que han pasado a la historia para bien, realmente no han hecho más que cumplir con sus obligaciones. Los éxitos son consecuencia del quehacer en los distintos oficios, o a veces de forma improvisada, aunque generalmente la suerte influya y lleve a unos por el buen camino y a otros por el equivocado.
Sin embargo, aunque los esfuerzos sean idénticos, los honores sólo recaerán sobre el que logró el objetivo aunque lo haya conseguido apoyándose en el esfuerzo de otros o la diferencia entre uno y otro solo sea una centésima de segundo.He aquí otra de las injusticias de los hombres.
Es por eso por lo que creo que los que realmente debían haber pasado a la historia, o al menos debían de haber pasado con tantos honores como los exitosos, son aquellos que siempre fueron honrados, generosos y faltos de egoísmo, cuando hayan mantenido estas virtudes hasta en los momentos en que ha estado justificado, por las adversas circunstancias, el no mostrar esa actitud.

La única ilusión que a título póstumo nos podría proporcionar el pasar a la historia es que nuestros nietos pudieran presumir ante sus amigos de que el nombre de su abuelo apareciese en una larguísima lista de celebridades. Presunción que como todo, el tiempo iría diluyendo hasta la nada en razón directa al distanciamiento en el parentesco.

DE TODAS FORMAS, NO CREO QUE TRAS LA MUERTE, EN EL LUGAR QUE OCUPEMOS COMO DESTINO FINAL, CON CONSCIENCIA O SIN ELLA, SEAN DEMASIADO IMPORTANTES PARA NOSOTROS TALES HONORES.

Juro que aunque fuese a costa de perder la autoría de los muchos proyectos que he meditado y que nunca han progresado por falta de audiencia y de medios, renunciaría a cualquier honor con tal de que se llevasen a efecto en bien de todos.
Me conformaría con que mis hijos y yo supiéramos que todos los honores que otros se pudieran llevar, a mí solo me correspondían. DESEO ESTE QUE NO DEJA DE SER UNA ABSURDA VANIDAD CON FECHA DE CADUCIDAD.

Y como por ley de vida y de muerte, queda patente que nada es eterno salvo nuestro espíritu, las vanidades, como ya apunté, serán con nuestro cuerpo, precarios inquilinos de nuestras tumbas, que tampoco resistirán los embates del tiempo.

Pero mientras tanto, gocemos con nuestros recuerdos, puros y livianos, sin precipitar los acontecimientos.

INEVITABLEMENTE YA LLEGARÁ EL DÍA EN QUE PODREMOS DECIR CON TODA PROPIEDAD: "CONFORME VOY PERDIENDO LA MEMORIA, ME VOY QUEDANDO SIN VIDA." Y ESO SI QUE SERÁ UNA VERDAD... PROBABLEMENTE LA ÚLTIMA.

5 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Trato hecho!

Anónimo dijo...

Por eso me cabrean tanto los Cabrera, porque son tan listoooooooos que no me entero de nada.
Esta tarde volveré a leerlo a ver si encuentro algún mensaje entre las frases.
Juana Mari

pichiri dijo...

Mi querida tocaya, ya quisiera ser la mitad de inteligente que tú, a veces rizo el rizo para parecerlo, pero estoy seguro que te costará a ti menos comprender, que a mi tratar de explicar. ¡Que alegria tenerte en mi blog!. No sabes lo que se agradece saber que no estás solo. Ah, no te esfuerces. En este post no hay ningún mensaje subliminal, CASI TODO está al descubierto, je, je.

Anónimo dijo...

Pues hace tiempo que sigo este blog.
Ultimamente las entradas que mas despiertan mi interes son.......
ANECDOTAS AMERICANAS!!! JAJAJAJA
Incluso tengo debates conmigo misma intentando adivinar si todo fué real o hay algunos retazos de RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS.
Juana Mari

pichiri dijo...

Todo lo que escribo es cierto.Casi todo son pasajes de mi vida.Incluso las reflexiones y conclusiones a las que llego son consecuencia de mis experiencias. Lo único que surge de mi imaginación son los Relatos que Pudieron ser Ciertos y de ellos tambien algunas cosas las he vivido o he sido téstigo de primera fila.
Te sugiero que dejes al margen, de momento, los temas reflexivos y los políticos y estoy seguro que encontrarás muchas entradas que te gustaran. Y si nó para eso está el recuadro para los comentarios, siempre abierto a la crítica mas severa.Je, Je, je.