Rielaba mi amor en el mar
y jugaba en su espuma de nacar,
fabricando espejos
con cada reflejo
del agua bañada de luna.
Con retazos de sueños,
mi amor, fabricó una nave segura,
que el céfiro blando empujó,
huyendo de antiguos recuerdos de bruma.
El amor quiso ser capitán
de aquel velero
para hacer realidad un sueño...
Miró una estrella, orientó su rumbo
y partió decidido a encontrarla
a lo largo del mundo.
En el mar preguntó a las nereidas,
peinadas de plata;
en el bosque, a las dríades,
ocultas, dentro de sus troncos
y al llegar a la caverna tetrica;
consultó a Láquesis y Cloto,
pero eludió a Átropos,
temiendo que esta parca,
hubiese ya cortado
el hilo ovillado de su amada ignota
quedando el sueño roto.
Nunca desfalleció,
henchido su velamen de suspiros.
De equipaje, llevaba solamente,
una imagen sin rostro
y un billon de caricias
y como guia en su postrer viaje
aquel reflejo, gravado en su retina,
que aún mostraba a su amada,
sumida entre la espuma de nacar
de la mar y la luz de la luna.
2 comentarios:
¡Qué maravilla, Juan!
Es el amor esa fuerza poderosa capaz de mover montañas, de impulsar naves a través del océano, de hacer girar la tierra.
Esa fuerza inmensa del amor es lo que me transmiten estos versos.
Enhorabuena!
Mil besos!!!
Qué frase más digna de tertulia!!! "Con retazos de mis sueños mi amor fabricó una nave segura..." En verdad el amor se construye primeramente en sueños que nos apartan de la realidad, pero algo tan frágil como eso no es impedimento para que por amor se sienta uno con la seguridad de vencer cualquier obstáculo y defender su causa por encima de cualquier otra. FRAN.
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