Cuanta verdad hay en el refranero español y que poco caso hacemos de lo que debiamos considerar una guia práctica en nuestro hacer cotidiano. En lo que a mi respecta, antes de salir de España desatendí el que dice " No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" y no sabeis las terribles consecuencias que mi omisión me ha provocado en los tres años que llevo en Colombia; nada menos que siete viajes a Panamá y los que todavia me quedan. El trámite que me hubiera evitado tantas molestias y gastos lo podia haber hecho enValencia (España), pudiendo justificar unos ingresos mensuales fijos superiores a 1.500 dolares, podia haber obtenido una Visa permanente y la residencia definitiva a partir de los cinco años de estancia en Colombia, pero como me daba pereza desplazarme hasta el Consulado Colombiano en Valencia, me auto convencí de que si aquí en España era tan facil conseguir esa Visa, mas facil seria en el propio Colombia, que al fin y al cabo era el país que me la concedia, pero mis consideraciones fueron equivocas. Ya en Colombia me personé en el D.A.S., lo que en España es la Dirección General de Policia, explicando cual era mi pretensión y me dijeron que la competencia para obtener ese documento era a través de cualquier Consulado de Colombia y naturalmente, en Colombia no hay ningún Consulado de Colombia lo que me obligaba a desplazarme a cualquier otro país; no quise una taza de caldo y me tuve que tomar toda la olla. Por ser Panamá el país mas cercano, es el que he venido utilizando para estos menesteres. Y ya me veis en Panamá por septima vez, despues de cuatro viajes, nada menos, en el primer año sin conseguir mis fines ya que siempre faltaba algún documento para últimar el trámite y cuando lo conseguia me pedian que viniera apostillado por el Ministerio de Justicia Español y otra vez a empezar, porque los documentos solo tenian vigencia por tres meses y siempre alguno me llegaba caducado. Ahora ya domino la situación y con la Visa recien obtenida ya son tres las que voy a disfrutar, esperando no tener ningún otro problema en lo sucesivo. No vienen al caso todas estas explicaciones, pero si son buenas para, como ejemplo, haceros ver que las consideraciones que a veces nos hacemos en cosas que aparentemente son obvias, no son mas que las excusas que nosotros mismos nos ponemos, POR PEREZA, para no hacer lo que debieramos y está muy bien que despues nos pasen las cosas que nos pasan.
Las horas se hacen larguisimas cuando no tienes en que ocuparlas; de Panamá ciudad ya no me queda nada importante que ver ya que en los anteriores viajes lo visité todo, no porque sea un apasionado por conocer, sino por matar el tiempo y os aseguro que Panamá no tiene nada que mostrar que valga la pena, incluido su famosisimo canal, por lo que en mis ultimos viajes me limito a pasear, a ver la tele y a dormir fuera de las horas que empleo en realizar el trámite y aunque no son muchas, el horario de los vuelos me impone una permanencia mínima de tres días.
Como es mi costumbre, tras mi llegada a las 6,30 de la tarde aproximadamente, me dirijo al Hotel Venecia que últimamente es mi cuartel general. En los dos primeros viajes, en que me acompañaba Milena, me instalaba en el Paitilla, que es una joya arquitectonica de cinco estrellas, que os aconsejo si en vuestro posible viaje, que no recomiendo, quereis estar bien instalados en un ambiemte de super lujo. Los últimos cinco viajes, salvo en una ocasión, me he instalado siempre en el Venecia, bastante mas futre, pero mas cercano al Consulado y sobretodo muchisimo mas barato. Ya instalado, después de una buena ducha, bajo a cenar a un pequeño restaurante que hay en los bajos del hotel y como cualquier cosa por no acostarme sin cenar ya que nunca jamás tengo apetito y eso me preocupa muchisimo, ya que lo poco que como lo hago con un terrible esfuerzo; despues me pongo comodo en mi habitación y veo la tele hasta quedarme dormido.
No sé que clase de terrible mostruo habré creado, de mi mismo, en algunas mentes por haberme expresado con sinceridad en algunos aspectos de mi vida, sobretodo en lo que se refiere a mi atracción hacia la belleza femenina, que creo que será igual que la que sienten los demás hombres, y si no es así " valga la diferencia". Seria prolijo enumerar la cantidad de anecdotas que me exonerarian de lo malo que pueda tener esa atracción, ya que siempre he sentido un profundo respeto por cualquier mujer y no he hecho nada que me pueda avergonzar, renunciando a todo aquello que iba en contra de mis principios y de mi conciencia a pesar de todos los atractivos que pudiera encerrar el ofrecimiento y lo tuviese al alcance de mi mano. Ya me hubiese gustado ver a quienes se consideran mas integros o, por mejor decir, a los que ocultan sus devaneos, como hubieran reaccionado en casos similares a los que a mi se me han presentado y he rechazado a lo largo de mi vida. La anecdota que voy a contar puede ser un humilde ejemplo, aunque no sea ni la punta del iceberg de las que podia contar y no porque yo las haya buscado, que ahí esta el intringulis de la cuestión, sino porque se me han presentado sin saber el como ni el porqué, incluso en mi propia casa y aunque me siento tentado a comentar alguna de ellas, no lo haré porque prefiero que deis fé a lo que digo, por el solo hecho de que yo lo diga, ya que si soy sincero en lo malo, considerando como malo lo que yo cuento y los demás callan, no debeis dudar de mi sinceridad en lo mucho bueno que tambien hay en mi.
El caso es que siempre que voy a Panamá no hay en mi ni el mas mínimo deseo de llevar a cabo ningún escarceo por los lugares mas apropiados para este tipo de cosas y solamente en un deplazamiento me dejé influir por un amigo del Consulado ante su machacona y reiteradisima insistencia. El caso es que me llevó a un paraiso del sexo y lejos de entusiasmarme por la cantidad y la calidad de tanta belleza "física", sentí cierta repulsión ante aquel mercadeo de cuerpos en el que la primera palabra siempre la tenia nuestro amigo el DOLAR. Para mi no hay nada mas bonito que el encuentro casual fuera de esos ambientes, la mirada que se cruza y se detiene, el pensar la frase que puede servir de inicio a una conversación y todos los entresijos que conlleva una posible conquista, que al fin y al cabo nunca es tuya, porque en definitiva siempre es la mujer la que conquista, pero al menos te hace vivir una incertidumbre, un desasosiego que soslayado tras toda clase de argumentos, premia tu vanidad. Esta es mi verdad y así la expreso. Sin embargo, en este último viaje, sin haber programado nada diferente a los anteriores y sin mas intención que ver discurrir las horas, iba paseandome por el Parque Arruca, próximo al Consulado; sentada en un banco lindero a la acera por la que yo paseaba pude observar, sola, una belleza de los pies a la cabeza, digna de ser la imagen del mejor cuadro de Julio Romero de Torres. Su pelo negro como el azabache, su rostro bellisimo, con unos ojos tambien negrisimos atentos a lo que escribia en lo que parecia un diario, su boca sensual, su nariz griega, todo en ella era una armonia de belleza exquisita; relenticé mi paso para poder observarla con mayor atención aprovechando que ella estaba embebida en lo que hacia y no se habia percatado de mi proximidad. La ropa que lucia se notaba que era de calidad, pero no tenia la pulcritud propia de una dama de su aparente rango. Pasé por delante de ella sin que se inmutara, andé veinte metros y giré en redondo para volver a verla. Habia dejado de escribir y con la espalda apoyada en el respaldo, tenia el rostro elevado como buscando inspiración.
Y aquí aparecio de nuevo ¿mi defecto o mi virtud? Siempre que me he encontrado en situaciones como esta no he podido resistir la tentación de tratar de conseguir un acermamiento; el nó siempre lo he considerado como lo mas probable y a veces me impone, pero me impone mucho mas el recordar después lo que tanto me cautivó habiendo dejado escapar esa oportunidad de mi vida por cobardía o por remilgados convencionalismos.
Me acerqué de nuevo y con mucha educación, tras pedirle disculpas por la molestia, le pregunté donde podia encontrar una cafeteria para desayunar.
Con una delicadeza que iba en consonancia con su porte me indicó hacia donde tenia que dirigirme y aprovechando el que habian varios giros que hacer a derecha e izquierda la interrumpí y le dije: Antes de empezar a buscar ya estoy perdido, ¿por qué no me acompaña y desayunamos juntos?. Titubeó un poco, pero como quien toma una importante decisión se levantó y aceptó mi invitación. Supo de inmediato que era español aunque yo no le habia dicho nada y me preguntó cosas de España; por donde pasabamos llamaba la atención, tal era su belleza. Me habló del lugar donde ella habia vivido hasta hacia un par de días..., y por el nivel de la zona descrita debia haber estado bien situada economicamente. Ya en la cafeteria, que por cierto dejaba mucho que desear, me sorprendió de la siguiente manera: "Yo soy princesa, ahora estoy atravesando un mal momento, todo empezó cuando mi principe me llevó con él a Estados Unidos, yo no podia, ni queria porque mis obligaciones me lo impedian, pero mi obligada sumisión hacia él no me dejó otra alternativa. Posiblemente, por algún asunto de sumo interés, tuvo que partir y me dejó sola y sin dinero; tuve que abandonar el hotel y alimentarme de las sobras de los mercados, sobretodo verduras, hasta que el jefe de Los Camarones Dorados, Cabezas Rapadas, me llevó con él. Cuando nos detuvo el F.B.I. me hicieron muchisimas preguntas y yo les expliqué que estaba allí porque allí me habian llevado, pero la juez, dijo muchas cosas feas de mi, incluso que estaba loca y me llevaron a un psicologo, pero yo sé que no era un psicologo, era un agente de la C.I.A. y aproveché para que me ayudara a volver a Panamá porque soy su Princesa y tengo la obligación de cuidar a mi pueblo. Yo cuido a mi pueblo con mi sola presencia, pero no me pagan nada por eso y donde acudo no me atienden, por eso no dejo de escribir a la Autoridad Mundial para que reconozcan mis derechos. En esta última carta que acabo de escribir le amenazo diciendole que si no me pagan saldré de Panamá a cualquier otro pais y se quedaran sin el apoyo de mi presencia." Como quiera que mientras me relataba sus cuitas, la mirada la mantenia fija en algo que no eran mis ojos y si un imposible infinito en aquel antro y sus explicaciones no dejaban la menor duda de que efectivamente estaba como una cabra, el sentimiento que provocó en mi el deseo de acercamiento se desvaneció, quedandome solo una inmensa tristeza.
Me preguntó si estaba hospedado en algún hotel y si podia venir conmigo aunque solo fuese por una noche ya que no tenia donde alojarse, y no sabiendo como eludir algo que repugnaba a mi conciencia le dije que mi vuelo salia aquella misma tarde, pero le dí cien dolares para que pudiese instalarse en cualquier pensión durante seis o siete días.
Que mal se queda uno cuando se siente impotente ante situaciones como esa, ¿En que manos llegará a caer esa chica?
Por esos hazares de la vida unas horas mas tarde entré en un Sai para hacer una llamada a Colombia y allí, en un rinconcito, frente a la pantalla de un computador, la ví sin que ella se percatase, absorta como estaba ante el teclado, trascribiendo posiblemente la carta que habia escrito en aquel banco, sin duda, dirigida a la Autoridad Mundial, en la que exigiria, con toda la energia y prepotencia que confiere la realeza, el inmediato reconocimiento de todos sus privilegios.
A tí Princesa, errante y destronada,
surgida como un sueño entre las frondas
del olvidado y triste Parque Arruca;
un banco de madera es ya tu trono
y temo que quizás tambien tu almohada;
el contemplarte me alegró la vida
llevando a mis neuronas atrevidas
una inquietud nacida de la nada,
mas luego percibí que estabas sola,
sola y ausente, en un submundo extraño,
sin mas amparo que tu mente herida
que no admite ya mas otra cabida
que una obsesión que a nadie le hace daño.
Cuida de Panamá con tu presencia,
alejate de principes huidizos
y huye tambien del Camaron Dorado
que te involucra en todos sus delitos.
La Autoridad Mundial tiene que oirte,
no pierdas la esperanza y si algún día
el corazón de pena te atenaza,
escribeme una carta sin destino,
yo te aseguro que llegará a mi alma.
Si no es así, en mi proximo viaje
vendré de nuevo a tu trono sin falta.
¿Que habrá sido de ti, oh mi Princesa?
¡Maldito quien ultraje su pureza!
¡Que amargo para mi es recordarla!
5 comentarios:
Vaya cosas que te pasan Pichiri. La verdad es que leyendo esta última historia "panameña", nadie podrá acusarte de intentar algo deshonesto con la "princesa", más bien al contrario.
Un saludo desde Almafrá Alta.
A estas alturas, no creo que nadie pueda sorprenderse de tu actitud. Yo, desde luego, no lo estoy. Una cosa es que a uno le gusten las mujeres, y otra muy diferente aprovecharse de la incapacidad mental de una belleza.
Y quien sabe, Juan, igual ella es más feliz en su mundo que tú y que yo en el nuestro.
En cualquier caso, esta anécdota de Panamá es algo más que ocupará su sitio en ese zurrón tan abultado que llevas a cuestas.
Y la poesía que le has escrito me ha emocionado. Probablemente, nadie le dirigirá jamás pensamientos tan nobles y bellos.
Ojalá la vida le diese un momento de lucidez para leerla y sentirse princesa de verdad.
Un fuerte abrazo!!!
Una vez más me dejas boquiabierto. Por todo. Por esa sencillez con tanta calidad al escribir tus anécdotas, por las cosas que te ocurren, por tu filosofía ante la vida, por las reflexiones...
Una verdadera pena lo de esa mujer. Me hago una idea de lo que te escocerá recordarla después de haberla conocido en esa situación y no saber qué será de ella.
Un beso.
Tomás dijo:
Que pena me ha dado escuchar esta historia, un amujer ya es de por si vulnerable, pero si ademas algo anda ,mal en su cabeza más, y si ademas es bella, su vulnerabilidad es mucho mayor, una pena, la verdad. Pobre princesa.
Lo que son las cosas de la vida pichiri, me encontre con esa misma mujer, y nada tio la puse a mamar le di veinte dolares y sigue con su historia en las calles.
lo que no hiciste tu por la impresion lo hacen muchos tios por una buena mmda y todo el mundo felizzzz.
Publicar un comentario