martes, 17 de febrero de 2009

DEMASIADO TARDE

Esos ecos que guardan nuestras almas de frases nunca dichas,
esas muecas de risas olvidadas que aún brilla en tus pupilas,
esos hondos pesares desgarrados que amargan nuestras vidas,
esas sombras sutiles que nos buscan en nuestras noches frías;
ese extraño silencio que guardado nos pide hablar a gritos,
esa obtusa cautela que nos sume en errores infinitos,
ese plañir que ahogamos, por vergüenza, sin ser jamás oídos,
esa angustia que ahoga y envenena de la que nos nutrimos.

Esta carga imposible de todos estos odios y rencores,
es la rémora hambrienta que se engulló las ilusiones nuevas,
es, el recuerdo implacable y cruel de todos nuestros males,
que destruyó cualquier signo de amor, en la esperanza incierta.
La rémora del odio con fuerza se afianza, el rencor reaparece,
las larvas que aún podrían crecer y culminar, nacieron muertas,
no está la rosa, ni el jazmín, ni el laurel en el jardín de antaño,
no habrán mas despertares entre risas, ni besos, ni abrazos,
para eso...,para salir de este fracaso,
tendríamos que volver, desnudos, al principio del pasado
y comenzar de nuevo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito este texto poético. No voy a hacer más comentarios ,simplemente leerlo de nuevo. FRAN

Io dijo...

Qué duro cuando el amor se acaba.

Qué vacío prescindir de algo tan inmenso.

Qué bien reflejado, cuanto sentimiento.

Qué gran escritor, qué inmensa alma.

Un fuerte abrazo!

Anónimo dijo...

PRECIOSO,PAPA "ese extraño silencio que guardado nos pide hablar a gritos""esa obtusa cautela que nos sume en errores infinitos"...se siente bajo la piel todo lo que dices,se siente en el centro mimo de las entrañas.