Te admiro y te respeto, oh mar,
que al sol humillas en cada atardecer,
mientras por tu piel navegan las pupilas
de aquellos que te admiran y te temen.
En el ir y venir de tus mareas
la parva de tus aguas cribas,
tratando de encerrar en las espuertas
tejidas con tus algas diatomeas,
la amarga sal de lagrimas vertidas
por los hombres, con vida o ya sin vida,
que en ti lloraron sus ilusiones muertas.
Eres espejo de luz y es armonia
la cadencia de tus olas al llegar,
todas iguales y todas diferentes,
como nosotros que también seremos mar.
3 comentarios:
Mar en calma.
Sólo el título ya suaviza la tensión de mis músculos.
"mientras por tu piel navegan las pupilas
de aquellos que te admiran y te temen"
Estos versos me han fascinado. Mis pupilas pertenecen al mar desde hace años, navegan por su superficie sin prisa por llegar a puerto.
Preciosa composición digna del poderoso ser al que va dirigida, cuyas aguas se han alimentado de sueños de conquista, sangre de bravos guerreros, lágrimas de hombres vencidos y apasionadas noches de luna llena.
Enhorabuena!
Mil besos!!!
Veo que sigues tan inspirado para seguir escribiendo poesía. Supongo que estas últimas son de nueva creación pues nunca te las había oído.
Recuerda que en casa tenemos aquella encuadernación de poemas que fuimos escribiendo tu y yo. Te lo digo por si quieres que te envíe alguno o todos.
Un beso papá
Hay algo que no cambia nunca sobre la superficie siempre cambiante de nuestro planeta y ese algo es el mar. Precioso poema...contemplar el mar es trasladarse a cualquier época de la humanidad en que fué contemplado por otros de la misma forma inalterable que ahora lo es por nosotros. FRAN.
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