viernes, 3 de mayo de 2013

VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA

Siempre estuvo entre mis mas altos anhelos, el que acaeciese la ruptura del hilo de mi vida, sintiendo que una mano amiga apretase la mia. Láquesis, mientras hilaba, adornó a veces la blancura del hilo de mi existencia con hebras doradas, pero fue tan severa y reiterativa ensombreciendolo con la lana negra de la desdicha que, quizás, queriendo nivelar penas y glorias, debió hacer algún añadido a mi longevidad para propiciar el equilibrio en la balanza.

Tantas veces confundió a Atropos con su estratagema, que sintiendo ésta vulnerada su impecable e implacable puntualidad, de la que siempre había hecho gala, cuando ya nada impedía que diese el tijeretazo no lo hizo, habiéndose negando en cada ocasión, desde entonces a hacerlo como muestra de agravio hacia sus hermanas al pretender hacerla caer en tan ingenua farsa. 

No son muy buenas las relaciones de las dos hermanas debido a esta veleidad sin precedentes, en la que Clotos, no sé por qué extraña superstición, creo que está también implicada ya que de lo contrario ¿de que forma hubiera podido Láquesis prolongar mi longevidad si Cloto no le hubiese hilado las hebras necesarias para el añadido?

He me pues aquí, viviendo de prestado y sin temor a una muerte inmediata, ya que el rencor entre los dioses dura mucho y Átropos no cortará el hilo de mi vida hasta que su, o sus hermanas le den una convincente explicación por su insólito comportamiento. 

Por mi parte, yo busco también la verdadera causa, ya que no existe antecedente previo, que demuestre privilegios por falta de equilibrio en pesares y gozos. Ahí esta el libro de la historia que lo demuestra y no digamos de los casos que no pasaron a ese libro, plagados de penurias y tormentos inmisericordes.

Lo único que concuadra, si es que en los intringulis de tan altas divinidades se tienen en cuenta  ciertos anhelos, es que siempre que vino hasta mi la temible Moira, nunca tuve a mi lado esa mano amiga que apretase mi mano, por estar aislado del mundo exterior bajo los efectos de la anestesia en mis largas y difíciles intervenciones quirúrgicas, aunque después de pasado el peligro, gozase hasta el colmo de las atenciones de todos mis seres queridos.

Sea lo que sea, creí que debía aprovechar este regalo de la divinidad haciendo algo que fuera de utilidad para todos, pero mi empeño, como mi muerte, se retrasa mas y mas, quizás porque no he sabido elegir el camino o porque realmente no tengo nada que aportar, en cuyo caso solamente puedo repetir una vez mas: ¿QUE ESPERAS DE MI DIOS MIO?


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