domingo, 18 de enero de 2009

RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS nº 1

En un caserio oculto entre las frondas del rio Mundo, conocido con el nombre de Alcadima vivió hace muchos años, entre otras, una familia de labriegos que eran ayudados en sus tareas por sus tres hijos, jovenes muy trabajadores que guardaban un gran respeto a sus padres y que siempre les honraron con sus muestras de bondad y de abnegación en los mejores momentos y en las etapas dificiles. El mayor ya habia cumplido su compromiso militar y como habia prestado su servicio en la capital y habia tenido el buen criterio de aprender durante el mismo a leer, a escribir y a hacer cuentas, sus hermanos e incluso su padre, respetaban mucho sus razonamientos, considerando que sus criterios eran inapelables. Nunca, sin embargo, hizo nada sin consultar previamente con su padre que siguió a pesar de todo siendo el cabeza de familia y la mayor autoridad, dentro y fuera de la casa.
Los hermanos menores de diecisiete y quince años no dejaban de preguntar a su hermano como era el mundo fuera del caserio, ya que ellos, el viaje mas largo que habian hecho no fué nunca mas allá de Ayna, mas que población, una aldea grande, no muy lejana, pero lo suficiente como para no ir a ella mas que cuando intercambiaban los productos que cultivaban por otros de primera necesidad que no podian obtener por sus medios y tambien en las fiestas, en las que siempre alcanzaban algún premio en las cucañas y eran aplaudidos, por sus recortes, en la suelta de los toros. El resto de los dias los pasaban trabajando, salvo el domingo, que lo dedicaban a la pesca o a la caza y si se propiciaba a robar algún beso a la moza mas atrevida del caserio que siempre "por casualidad" solia andurrear por sus entornos
Ya desde hacia muchos meses, el mayor, andaba un poco taciturno por algo que le inquietaba y que no se habia atrevido a comentar con la familia, consciente de que si lo hacia iba a perder, en mucho, el buen concepto que de él tenian, ya que a él mismo le parecia absurda tal inquietud, pero no pudo evitar que su padre, hombre inculto pero con la sabiduria que dan los años le preguntase por el motivo de su melancolia. Tras muchos rodeos y tratando de hacer comprender a su padre, que era, él, el primero en saber que era una tonteria, desembuchó su secreto diciendo: Mira padre, desde que parió la vaca, cada noche, cuando me duermo, oigo una voz que me dice "en el puente mas alto de Murcia está tu destino" y por mas vueltas que doy en la cama no puedo dormirme. A veces me salgo a la calle, me siento en el portal y me lio un cigarro para distraerme, pero noto en los sesos como la voz me repite siempre lo mismo."
Para el Padre una peseta mal gastada era un derroche, porque sabia los riesgos que conlleva el campo; las heladas, el granizo, las plagas; una simple mala polinización podia diezmar la cosecha y eso significaria hambre, por eso, centimo a centimo, habia ahorrado lo que para ellos era una pequeña fortuna, para poder paliar, si se terciaba, una eventual miseria, pero ante la angustia de su hijo, haciendo de tripas corazón, entró en la casa y casi de inmediato salió con una pequeña cajita en la que guardaba todos los ahorros y como el que entrega una inmensa hacienda la puso en manos de su hijo. Ambos sabemos que nada vás a encontrar, le dijo, pero ni tu puedes sufrir mas ni yo puedo permitir que sufras estando en mi mano el que puedas hacer ese viaje. Si nada encuentras vuelve tranquilo, porque nada espero, pero a partir de entonces vuelve a ser el eras, ese será nuestro premio. Lo que ahora se gasta es de todos porque por todos lo he podido ahorrar y entre todos volveremos a ahorrarlo para cuando se necesite, pero no creo que debamos comentar nada de lo que hemos hablado porque puede que los demás no te comprendan como yo te comprendo. Diremos que te vas a hacer unos jornales a Almansa. Al día siguiente, al amanecer, padre e hijo se encaminaron a Ayna, para allí conseguir un transporte que llevara al hijo hasta Albacete, donde sin duda habria algún tren para Murcia.
Tras las visicitudes propias de un joven, que aunque en la aldea se movia como pez en el agua, fuera de ella era casi una nulidad, a trancas y barrancas llegó hasta el puente mas alto de Murcia y ya allí, con la bolsa que le habia preparado su madre a cuestas empezó su peregrinaje de una a otra punta del puente, recordando las guardias que habia hecho en la mili, parandose tan solo para liar un cigarro o para mirar a su alrrededor esperando la señal que abriese el camino de su destino. A veces, cuando alguien le miraba, al cruzarse, el sostenia la mirada esperando que el extraño fuera a decirle algo. ¿Quizás fuese que le iban a dar un buen empleo? ¿Seria que algún jefe del ejercito residia alli y al conocerlo, por su buena conducta, lo reengancharia a su cargo y llegaria a ser Sargento? ¿quizás al pasar alguna calesa se desbocarian los caballos y el seria el salvador de sus ocupantes que serian riquisimos y lo harian encargado de alguna de sus fincas? Cualquier cosa que fuese factible paso por su cabeza durante su caminar hacia ningún destino y las horas fueron pasando y el sol empezó a ocultarse y la esperanza a desvanecerse.
Desde una tienda, junto a la entrada del puente, su dueño, habia visto el deambular de aquel extraño joven al que le habia prestado un mínimo de atención, pero ya entrando la noche y ante sus persistencia, llegó a pensar que era un suicida que no llegaba a decidirse a acabar con su vida y temiendo lo peor, cuando el muchacho estuvo casi a la puerta de su establecimiento lo llamó preguntandole con que fín llevaba casi todo el dia recorriendo el puente sin ninguna razón logica . Habia esperado tanto tiempo que alguien le hablase que cuando oyo aquellas palabras casi se puso a llorar y abriendo su corazón explicó a aquel hombre cual era su inquietud. Sorprendido el tendero y con el afán de que no se sintiera incomprendido le dijo: "No te preocupes, este tipo de cosas suele pasar a muchos jóvenes y tu has demostrado ser mas valiente que muchos, sin ir mas lejos, cuando yo tenia aproximadamente tu edad tuve una obsesión parecida. Habia una voz que me decia que en ALCADIMA, en una casa que hay junto a un gran olmo, debajo de la cama del matrimonio habia un gran tesoro" Imaginate si me presento con una pala en casa de esos labriegos para cabar debajo de su cama la paliza que me hubieran dado.
Según se dice, a los pocos días de regresar el joven de su incognito viaje, toda la familia abandonó el caserio sin llevarse sus enseres. Solo, posiblemente, sus ropas y sus herramientas envueltas en dos grandes bultos hechos con las sábanas de la cama, aunque la mula sorprendentemente parecia por su esfuerzo que llevara una pesada carga.

6 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Te estás descubriendo como un prolífico escritor. En cuanto me descuido un poco se me amontona la faena.
Qué gracia me ha hecho que nombres a Alcadima y Ayna, pueblo éste de bonitos recuerdos para todos nosotros. Curiósamente la limpiadora del centro donde trabajo es ayniega!!
Me ha gustado mucho la historia. ¿Es un cuento popular modificado o algo así? Te lo digo porque he oído versiones distintas del hecho.

pichiri dijo...

Los hechos me los contó el padre de Segunda, madre de vuestras amigas, un día que nos fuimos a pescar. La historia la he recreado a mi gusto, pero nunca he sabido de la existencia de ningún cuento con este tema. Siempre creí que se trataba de una leyenda local que habia pasado de boca en boca desde Dios sabe cuando. De todas formas esto biene a cuento de lo que en otras ocasiones te he asegurado, y es que todo lo que puedas imaginar siempre habrá pasado o incluso esté pasando en el momento en que lo imaginas.

Io dijo...

Precioso relato, Pichiri!

Cuántas veces buscamos la felicidad fuera de nuestras fronteras personales, fuera de nuestro mundo, hasta que alguien nos hace ver que nuestro mayor tesoro se encuentra aquí, en el pequeño universo que contruimos día a día.

Las palabras que dices aquí, tan cargadas de luz, me recuerdan a un pasaje de Juan Salvador Gaviota:

"El secreto es comenzar sabiendo que ya has llegado"

Das un mensaje de una tremenda fuerza espiritual, "todo lo que puedas imaginar está pasando en el momento en que lo imaginas".

Si consigo vender libros, será un ejemplo a tener en cuenta. Empecé a escribir por entretenimiento, sin pretensiones comerciales, para olvidar los problemas, inventando historias en las que el dinero (la ausencia de él) no era un obstáculo para poder desarrollar cosas importantes, en las que sus personajes, sin ser ricos, disponían de la cantidad suficiente como para no tener que pensar en él.

Y mientras escribía esto, a mí me consumían los problemas económicos.

Y ahora pienso... Si vendo libros, resultará que mientras escribía ya estaba solucionando mis problemas económicos, sin saberlo.

Me gusta mucho cómo recreas la historia. Eres un gran narrador. Lo has demostrado hablando de tus recuerdos y lo demuestras tanbién con estos relatos.

Enhorabuena!

Un fuerte abrazo!

Anónimo dijo...

Hay un relato de Pablo Coelho ( si no me equivoco) que viene a ser una versión del clásico "Conde Lucanor" con moralejas incluídas. Una de las historias es exactamente igual que esta. Tan sólo cambian las personas y los lugares. Quizá él se valió de cuentos populares para escribir su libro...quién sabe. FRAN

Anónimo dijo...

Hay un relato de Pablo Coelho ( si no me equivoco) que viene a ser una versión del clásico "Conde Lucanor" con moralejas incluídas. Una de las historias es exactamente igual que esta. Tan sólo cambian las personas y los lugares. Quizá él se valió de cuentos populares para escribir su libro...quién sabe. FRAN

Unknown dijo...

Mi abuela era de Alcadima, y esta historia me la contó muchas veces en mi niñez. Me alegro saber que mas personas la sabían.