domingo, 8 de septiembre de 2013

EL INSTINTO Y EL RAZONAMIENTO

Hablaba no hace muchas entradas del Cáncer y de los motivos que a mi criterio inducían a la Célula a generarse como tal, tras sentirse acosada por factores que incurrían en su entorno y que no eran propicios para su adecuada subsistencia. 
Este mismo fenómeno se produce en gran parte de los seres vivos a todos los niveles, que buscan soluciones a los problemas que los acosan y a los que generalmente encuentran solución, pudiendo contemplarse algunos ejemplos en lo que conocemos como migraciones, en las que unas determinadas especies, en las fechas propicias, se trasladan de un lugar a otro en busca de mejores climas o para paliar la escasez de alimentos que castiga la zona que han venido ocupando  por largos periodos.

Me causó una gran impresión un reportaje sobre una isla que está habitada de forma endémica por una especie de roedor, que cuando su número atenta el equilibrio ecológico en el tándem, población-alimento, de forma masiva se suicida, arrojándose por los acantilados al mar hasta que solo queda un determinado número de esta especie, que por las normas que ellos mismos tienen establecidas no participan en tal holocausto, permaneciendo vivos durante un largo periodo en el que tienen asegurada, tanto ellos como su descendencia una subsistencia sin privaciones, hasta que la necesidad aconseje un nuevo holocausto.

Las soluciones que buscan los seres vivos ante esos graves problemas, no suelen ser tan drásticas como las que emplean estos roedores, que por sus circunstancias no tienen otra alternativa, pero podrian llegar a serlo si esos medios con los que hasta hoy cuentan, dejaran de existir.

De forma generalizada, se observa que estos fenómenos migratorios por lo general responden a dos factores esenciales: EL CLIMA Y EL ALIMENTO, aunque pueden responder también A UN PELIGRO INMINENTE, cuando en determinadas zonas sea aconsejable la evacuación por los mas diversos riesgos, o cuando por la reiteración de fenómenos meteorológicos adversos son sus mismos pobladores, por su iniciativa, los que las abandonan, buscando poner a buen recaudo su integridad.

Vemos pues, que las actitudes de todos los seres vivos responden a una causalidad ante la que pueden reaccionar de forma masiva según el grado en que se sientan afectados, llegando incluso al suicido, como hemos contemplado en el ejemplo de los roedores a los que aludí, QUE AUNQUE PARECE SER QUE HAY DISIDENTES SOBRE LA VERACIDAD DE ESTOS SUICIDIOS EN MASA, LO QUE NADIE NIEGA ES QUE DE FORMA INTERMITENTE, LAS POBLACIONES DE ESTOS ROEDORES DISMINUYEN MUY CONSIDERABLEMENTE DE FORMA INDEFECTIBLE.

La lucha de los seres vivos por mantener el equilibrio ecológico de su entorno es constante. Hasta el punto de provocar su instinto enfrentamientos entre seres de la misma especie, siendo el hombre el que ha dado mayores muestras en este tipo de proceder, intuyendo los peligros a los que les podría conducir cualquier sometimiento. Ni siquiera la consanguinidad es una garantía para la convivencia humana cuando surgen discrepancias en determinados aspectos, siendo a veces tan sutiles las diferencias que nos enfrentan que resulta difícil dilucidar qué bando está en posesión de la razón.

Por ello, es por lo que me inclino a pensar que en este maravilloso orden que rige la Naturaleza, el razonamiento es un arma que la propia Naturaleza nos concede, como un seguro para si misma, dándonos la opción de que lo empleemos, dándole un buen uso que nos encamine a maravillosas épocas de esplendor o limpia y llanamente, a través de él, forjemos nuestra propia destrucción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. La naturaleza busca equilibrios y cuando algo la puede alterar simplemente lo elimina de alguna forma, y lo hace en ocasiones con tanto criterio y razón que parece que tenga conciencia propia, hasta el punto que se la puede llamar Dios.

Siempre pongo el ejemplo de determinados peces que no recurren al suicidio pero si al cambio de sexo. En lagos en los que la población es limitada si nacen muchas hembras éstas se convierten en machos como medio de reducir la población. Lo curioso es que estos pecesde nivel de inteligencia cero saben buscar equilibrios matemáticos como si supieran contar ¿Son ellos mismos o alguien lo hace por ellos? De la misma forma cada vez hay más científicos de acuerdo en que la evolución de las especies se debe al cumplimiento de sus propios deseos mentales que se convierten en facto. Así el deseo de una jirafa por llegar a esas hojas que no alcanza es concedido a sus hijos con cuellos más altos y nuestro deseo de comunicación produjo cambios en nuestra laringe... Si "ella" o "Él" quiere evolucionaremos, si no, acabará con nosotros... FRAN