sábado, 22 de noviembre de 2008

UN PASO ADELANTE Y OTRO HACIA ATRAS


No es necesario que lo asegure, porque los que han conocido a mi familia bien lo saben, mi casa siempre ha sido un santuario con las puertas abiertas, de par en par, para todos los que han llegado. Punto de encuentro y esparcimiento donde quien ha venido ha tenido asegurada una estancia grata y divertida que les ha incentivado a repetir sus visitas sin que jamás se hayan sentido defraudados. La nunca bien ponderada madre de mis hijos ha sido madre y consejera tambien, de todos sus amigos y amigas, que no dudo en absoluto, siempre la recordaran con un afecto por encima de lo que supone una buena relación social, porque han comprobado en la sinceridad y el cariño de nuestro trato, que lejos de sentirlos huespedes, eran considerados integrantes de esta gran familia, beneficiaria y receptora de la felicidad que nos aportaban con su compañia. Unos más asiduos, otros distanciando mas nuestros encuentros por las circunstancias que impone la vida y algunos otros que probablemente no volvamos a ver por las grandisimas distancias que nos separan, se que guardaran siempre entre sus mas privilegiados recuerdos, la sombra de nuestra marquesina, la mesa camilla del salón, la gran mesa de nuestra cocina y el sofá frente al fuego en el invierno, con las anarquicas tertulias entre aquella algarabia de gritos y risas, que hacian resaltar los poquisimos interválos de silencio. Nosotros, los ahora mayores y los que entonces ya eran mayores y que poco a poco nos fueron dejando, gozabamos de la fuerza y el empuje de la nueva generación, disfrutando contemplandoos, quizás mas que vosotros mismos actuando.
Yo he tenido la suerte y la desgracia de vivir cuatro etapas en lo que al concepto de moral se refiere: La estrictisima, la menos severa, la de apertura y la del desmadre. Me he reprimido en la primera, me he sorprendido en la segunda, se fueron derrumbando todos mis ídolos en la tercera y como no, en mi chochez, me desmadré en la cuarta, pudiendo llegar por mis experiencias a conclusiones que los que no han vivido esas cuatro epocas nunca podrán comprobar. Creo sinceramente que en muy pocas cosas se ha ganado y en otras muchas se ha perdido. Como ya es dificil hablar de moral porque es un término casi anacrónico, cuando ocurre algo que en otros tiempos hubieramos tachado de inmoral, decimos que es poco etico y en esa frase se diluye todo el morbo que sugeria el término "inmoral". El hombre, en general, ha dado rienda suelta a sus pasiones. Se vive la vida como lo que es, algo que se acaba y que hay que aprovechar. Lo que no nos hemos parado a pensar es lo que verdaderamente es provechoso y en nuestro afán de búsqueda de nuevas experiencias, no gozamos ni apuramos en su plenitud lo que ya tenemos, porque siempre queda relegado por lo que deseamos, y así en una espiral que nunca acaba. Yo ya en el romanticismo de mi juventud y quizás intuyendo lo que se nos avecinaba escribí una poesia en la que sus últimos cuatro versos decian:



Que la pasión no busque jamás el beso,

Que nos baste tan solo con el aliento.

Si el suspiro se prende ya no es suspiro,

Si el deseo se logra ya no es deseo.



Creo que seriamos muchos los mayores que rechazasemos volver a los veinte años para reiniciar de nuevo nuestra vida, salvo que fuera con la experiencia de todos nuestros años y es posible que ni aún así. El hombre vive el momento y si su momento es de carencia, imagina. ¡Este es el verdadero extasis! Lo imaginado está por encima del plano de la realidad y podemos hacerlo tan sublime que sin duda seriamos capaces de renunciar a todo con tal de alcanzar ese irreal climax de felicidad. Hasta tal altura podemos llegar con nuestra imaginación, que a veces pensamos que despues de vivido nuestro sueño ya nada de la vida nos importataria; pero no es así y entonces, defraudados, pretendemos dar marcha atrás para recuperar lo que perdimos. Es un paso adelante y otro hacia atrás en nuestra quimerica búsqueda de la felicidad.

Hubo un tiempo, que añoro, en que estuve convencido de que la estampa de mi verdadera felicidad era verme viejo, cogido de la mano de mi esposa, tranquilo, en paz conmigo mismo y con los demás, al calor de la lumbre, compartiendo un sin fín de bellos recuerdos. Aquellos sentimientos se condensan en una poesia que escribí y que dice:

Que hermoso debe de ser

morir bajo de un olivo,

bajo una parra o un chopo,

bajo una higuera o un pino.

En la casa solariega,

sin las prisas ni los ruidos,

morir tranquilo y con fé,

morir en Dios y contigo.



Despues, las circunstancias, las incomprensiones, el afan de busqueda, el inconformismo, ese paso adelante que nos empuja irremisiblemente me condujo a escribir otra poesia cuyos primeros versos dicen así:



Quiero decir las cosas que nunca nadie ha dicho;

ver enormes estrellas en corpusculos infimos;

encender mis pasiones en senos infinitos

y estar varado eterno entre preciosos muslos.

Quiero captar las muecas de todos los placeres

y aglutinar con ellas, sintetico y fatídico

el orgásmo gigante que está en todas las mentes

y que inconscientemente buscamos desde niños.

Quiero tener acceso a todos los resortes

que impulsan nuestra vida al bien o al mal y cuando

en el Cielo no encuentre la presencia que ansio

me lanzaré al Averno en busca de lo que amo.



En mi paso atrás me quedaria con mi primer criterio, pero aunque somos responsables de nuestros actos, no somos dueños de nuestro destino y hay cosas que se rompen y no se pueden volver a componer. La estampa a la que me remitia en mis momentos de angustia, las imagenes que me daban fuerza para seguir luchando por obtener el premio final que os describí, se han diluido. No cerraran mis ojos las manos que siempre pensé que lo harian ni volará mi último suspiro por la casa solariega en que deberia haber gozado de todos mis recuerdos. Sirva mi experiencia para que os afinqueis en todo lo bueno que teneis y si dais un paso hacia adelante lo hagais con muchisimo tiento. A mi de todas formas siempre me quedará el poder decir: "Yo tuve la dicha de tener.....







5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola buenas Juan padre.me presento soy azafran (voy de incognito).todavia no he leido todo el blog (que lo hare) y parece muy interesante.Así pues y dando una paso "hacia lante"le mando un abrazo desde otro rincon del mundo.

JuanRa Diablo dijo...

Me parece que esta es la segunda vez que te expones "a corazón abierto"
Me es difícil ponerme en tu piel cuando haces estas reflexiones. Imagino que habrás meditado muchísimo acerca de todo esto y será algo que habrás analizado y asimilado finalmente tras pasar por momentos más o menos dolorosos.
Aún pienso que me hubiera gustado mil veces más otro desenlace pero me consuela mucho pensar que te encuentras bien.
Los poemas son maravillosos.
Un beso.

Candelilla Wax dijo...

Me han encantado los versos de "morir bajo un olivo". Maravilloso tu texto

Txema Rico dijo...

...efectivamente, suscribo las palabaras iniciales del post en las que hablas de la hospitalidad de los "Cabrera". Soy,o mejor dicho, fuí, testimonio directo de ello. Del resto, simplemente decir que ahora que estoy peinando los 42y las circusntancias familiares me han llevado a reconducir mi vida...tienes toda la razón, hay que quedarse con lo bueno de cada momento, como si fuera el último de nuestra existencia. Saludos desde una casa pareja a esa "solariega" que describes en Almafrá Alta....

Anónimo dijo...

Espero que el desmadre del que hablas tenga sus límites... Yo me encuentro ahora en la etapa estrictísima...pero espero no desarrollar en amplitud el resto o que la etapa de desmadre sea de juerguecillas con los amigos, como hacen mis suegros...No obstante tienes razón en que la vida es una "tómbola" y da mil vueltas y a pesar de sentirme estricto nunca juzgo demasiado a nadie por sus actos, como posiblemente hicieras tú entonces, porque como dice el dicho: "Nunca digas de esa agua no beberé, porque aunque turbia sea el agua más turbia puedo tener la sed". Me inquieta un poco ese desmadre, a decir verdad, pero sólo pienso en tu felicidad por encima de todo. FRAN