martes, 9 de septiembre de 2008

MI AVENTURA MADRILEÑA - Segunda Parte

En mis quehaceres en Midco, S.A., pude observar que en las liquidaciones de Seguridad Social venian pagando un 4% de la base de cotización por concepto de Mejorada de Mutualismo Laboral y yo sabia que esa Mejorada no era asimilable a la actividad que la empresa realizaba, es decir, estaban pagando una millonada por algo que después no les iba a repercutir. Tambien ví que los empleados de las secciones de alimentación carecian del Carnet de Manipuladores de Alimentos, que era y sigue siendo imprescindible para este tipo de trabajo, lo que podia ocasionasionarles una cuantiosa multa y además ciertos impuestos los estaban pagando sobre el volumen total de ventas, cuando por la diversidad de productos que se vendian , estos impuestos solamente repercutian sobre algunos de ellos y siempre por un porcentaje menor de lo que se venia pagando, con lo que tambien estaban teniendo una pérdida absurda. En pocas palabras, ví una posibilidad de afianzar mi puesto en la empresa y ni corto ni perezoso preparé un informe dirgido al Director de la misma D. Plácido Arango, (hoy todo un personaje, aunque debe ser muy mayor), y lo dejé sobre su mesa. Al día siguiente el encargado de mi sección, que ni me conocia, me localizó diciendo mi nombre a viva voz y me concertó una entrevista con el Sr. Arango a petición del mismo, lo que dejó a todos, incluso al Jefe de Sección muy intrigados. Me uní con ellos a la sorpresa pero sin decir una palabra de lo de mi informe. No fué D. Placido quien me recibió sino el Sr. Lara, un Jefazo de la multinacional que estaba en viaje de inspección y que por lo que supe superaba en el organigrama de la empresa al propio Sr. Arango. Era mejicano, todos los inversionistas tambien lo eran, así como los puestos de mayor entidad estaban a cargo de mejicanos . El Sr. Lara tenia todo el aspecto de un ranchero de Texas, incluso lucia el caracteristico sombrero. Tras una larga conversación sobre los temas de mi informe y otros aspectos de la empresa me pidió que le hablase sin interrupción de cualquier tema que se me antojase, instandome, cuando hacia alguna pausa, a que siguiese. Mi monologo se me hizo eterno y lo orienté a las aspiraciones que me habian conducido a Madrid y a mi sueño de poder traerme a mi esposa y a mi hijo de los que estaba separado ya muchos meses. Parece que le complació la forma en que me expresé porque una vez terminada mi disertación decidió contratarme nada menos que con la categoria de Jefe de Personal y con un excelente sueldo, permitiendome un espacio de cadencia para que pudiera seguir en la Citröen hasta que finalizase el mes.
Ante la buena nueva, saqué hasta el último céntimo ahorrado y conseguí alquilar un apartamento en la calle Carnicer, muy ceca de su esquina con la Murillo, a la altura del que cro desaparecido Cine Cristal y del legendario Mercado Maravillas. El apartamento era pequeño, lo suficiente para nosostros tres, pero estaba hecho una pena. A la cama de matimonio le faltaba una pata y estaba apoyada sobre dos ladrillos y el resto de los muebles estaban hechos una verdadera ruina, pero yo sabia que cuando Ana viniese lo iba a transformar. En mi primera inspección en solitario, al tratar de abrir la puerta de cristal de la galeria,que estaba encajada, se me rompió el cristal, que terrible desgracia ya que
aún faltaban unos días para cobrar en la Citröen y me habia quedado con lo justo para pasar el resto del mes, teniendo en cuenta que habia pagado la fianza y dos meses por adelantado de alquiler. No podia por otra parte dejar el cistal en esas condiciones ante la inminente llegada de Ana, ya que por esas fechas hacia bastante frio y decidí emplear mis últimos fondos en la reparación.
Salí a la calle y enfrente mismo de mi puerta habia un pobre tullido vendiendo loteria . Le pregunté donde podria encontrar un cristalero y me informó detalladamente, despues me pidió que le comprase un decimo. Me dolió en el alma no poder atender su petición. Ante su insistencia tuve que explicarle que apenas llevaba dinero para pagar el cristal pero el me insistió diciendome que me iba a tocar y yo volví a lamentarme de no poderlo atender despues de haber sido tan amable. Y aquí volvió a intervenir la Providencia. Ese pobre tullido, que se ganaba a duras penas su subsistencia con las propinas que recibia por cada venta, en un Madrid inmenso y a una persona que jamás habia visto me dijo: "Llevese el decimo que le va a tocar, ya me lo pagará cuando pueda", pero hombre le contesté, si Vd. no me conoce de nada y el me dijo, no importa, yo sé que Vd. me lo vá a pagar. Aunque fuera lo último que hiciera en mi vida le pagaré el decimo en el momento en que cobre, le dije y me marché. Era viernes y al día siguiente mi decimo salió premiado con quince mil pesetas, busque al tullido y le dí mil pesetas de propina, recuperando lo pagado por el cristal y quedandome todavía dinero suficiente para recibir a Ana con cierta olgura economica. A PESAR DE QUE VIVÍ EN ESA CALLE MAS DE CUATRO MESES JAMAS VOLVI A VER A AQUEL ANGEL.
La llegada de Ana y de mi hijo Juan recien cumpliditos los dos años fué la culminación de todas mis ilusiones, me sentia seguro de mi mismo, en una empresa de porvenir y con un cargo envidiable. No se puede describir la escena de nuestro encuentro ni voy a tratar de hacerlo, eso queda para mi solo, permitirme que no lo comparta, si os diré que mi hijo con dos añitos recien cumplidos me cantó de principio a fin la canción La,La,La de Masiel y a partir de entonces no hubo vecino que no le pidiese que la cantase. Con la llegada de mi esposa, aquél esperpento de vivienda se transformo en un verdadero hogar como yo sabia de antemano, quedando precioso con los retoques y arreglos que Ana le hizo. Sin duda esa epoca fué una de las mejores que recuerdo de mi vida porque jamás hubo mas cabida en ella que mi esposa, mi hijo y mi trabajo.
Que fabuloso porvenir si el Sr. Lara no se hubiese marchado a Mejico antes de incorporarme definitivamente a la nueva empresa. Se hizo cargo de mi contratación definitiva el Jefe de Administración, hoy tambien un gran personaje, pero que mencionaré utilizando las siglas de su nombre J.R.N. por no ser muy loables los comentarios que tengo que hacer.
J.R.N. no se vió muy complacido con mi contratación, tengase en cuenta que todos los fallos por mí detectados eran de su exclusiva responsabilidad y desde el primer momento trató de anularme. Cualquier tipo de comunicación se hacia por medio de memorandum y siempre siguiendo el curso reglamentario. Yo dependia directamente de J.R.N., así que todas mis informaciones, hallazgos y propuestas tenian que pasar por sus manos, y el, impunemente,las trasladaba a Dirección General como suyas. Trabajos que a mi me habian costado muchisimas horas de esfuerzo, que no me habian sido encargados, sino que los hacia por mi propia iniciativa, J.R.N. se los apropiaba y los presentaba como suyos llevandose todos los honores. No he conocido jamás un hombre tan cinico y perverso como el.
Todo lo descubrí a raiz de un estudio de rentabilidad de mercado que me fué costosisimo teniendo en cuenta que tenia que conjugar muy escrupulosamente "espacio ocupado, costos de stocks, espleados que se requerian para la atención y mantenimiento, margenes comerciales de los productos, historial de mermas controladas y sin controlar y un sin fín de aspectos que bien hilvanados nos iban a proporcinar información real sobre las secciones que se debian ampliar, reducir e incluso anular. Surgiendo de mi tabajo conclusiones tan enfrentadas que incluso parecian absurdas pero que bien estudiadas demostraban que secciones cuyo volumen de ventas era muy aceptable, en realidad no eran rentables.
Este trabajo me llevó algún tiempo y la secretaria del director general pasaba a veces por mi despacho y en broma calculaba conmigo los royos de papel de calculadora que habria gastado. Yo a veces le comentaba lo que estaba haciendo y concretamente le hable bastante sobre este trabajo. El informe lo pasé a J.R.N. y a los pocos días entró la secretaria del Sr. Arango en mi despacho y me dijo: " Sr. Cabrera le voy a decir una cosa pero me tiene que prometer que no vá a decir nada que me pueda perjudicar, J.R.N. está en la sala de juntas con el Sr. Arango, Con D. Amilcar Corrochano (Jefe de Compras) y con D. Juan Antonio Escudero (Jefe de Ventas), presentando y explicando en la pizarra, como suyo, el tabajo que Vd. hizo últimamente. Ya lo habia hecho antes con otros trabajos pero no me atreví a decirselo, pero cuando he visto que lo felicitaban despues de todo lo que le ha costado a Vd. hacerlo me he indignado tanto que he venido a decirselo.
A partir de entonces no volví a hacer otra cosa que no fuera cumplir estrictamente con lo que por mi cargo me correspondía, mientras el canalla de J.R.N. me instaba diciendome ¿Es que se le han acabado las ideas Sr. Cabrera?
Mi hermano Guillermo me visitó, tenia entre manos un negocio que parecia muy bueno y estaba dispuesto a pagarme lo que alli cobraba si me iba con el ya que necesitaba una persona de toda su confianza. Ana habia regresado a Petrel en ´las últimas semanas de su embarazo y acababa de parir a Tomás y yo me moria por abrazarlos y J.R.N. era un dique imposible de salvar, así que me presenté en su despacho con el escrito de mi dimisión, no sin antes decirle lo canalla, cinico y mezquino que era.

ASI TERMINO MI AVENTURA MADRILEÑA.

3 comentarios:

Txema Rico dijo...

Si señor, con un par....que le den al JNR ese....ja jaja

JuanRa Diablo dijo...

Han pasado nada menos que cuarenta años desde los hechos que relatas. ¿Te has parado a pensar en cómo te habrías quedado si entonces te hubieran dicho que escribirías sobre todo ello 4 décadas después para que lo pudiera leer todo el mundo y que lo harías desde el otro lado del océano?

Anónimo dijo...

Muchas cosas las sabía a medias...Ahora ya sé cuál fué verdaderamente tu aventura madrileña. Hay otra historia que me ronda la cabeza y ´no sé bién cómo es... Hace poco conoció Tomás a una chica que es familia nuestra por parte de una tal Laura que deduje que era una prima tuya a la que visitamos una vez la abuelita tú y yo en el cementerio ¿Podrías contarme esa parte de la historia de tu familia? FRAN