viernes, 5 de febrero de 2010

¿REIMOS O LLORAMOS?

Mi cuñado Antonio Olaya Gallego, q.e.p.d., que derrochaba simpatía, siempre tenía en la boca, para cada momento, el chiste, la anécdota o la chirigota mas oportuna, ya fuera de su propia cosecha, o recogidas, generalmente, de los trabajadores que había tenido a su cargo a los que había investido de cierta celebridad, al contar sus historias mencionando sus nombres y apellidos, hasta que se nos fueron haciendo familiares a través de los años ya que cada anécdota la repetía tantas veces como se propiciaba hacer uso de ella, terminando todos por aprenderlas y celebrarlas cada vez que salían de su boca, ya que además procuraba contarlas como si fueran ellos mismos los que lo hacían, imitando su gracejo, sus posturas, sus gestos y sus tonos de tal forma que cuando por esos azares de la vida tuvo la oportunidad de presentarnos a alguno de ellos, la imagen que nos habíamos forjado de él, coincidía exactamente con el que se nos mostraba en la realidad, circunstancia aleatoria que nos hacia reír, del mismo modo que nos hicieron reír sus historias, sin importar la miga que pudiera tener el relato, sino la situación, el decorado y la interpretación que daba a cada una de ellas.


Para dar una idea de lo que trato de decir sirva el ejemplo de un tal Verias, que era extremo derecha del equipo de fútbol de Ontur (Albacete), pueblecito, por aquel entonces, con muy pocos habitantes y donde, como es natural, todos se conocian.

El tal Verias era un joven que quizás hubiese llegado lejos en el fútbol si hubiera caído en buenas manos, pero por sus circunstancias, mas bien dejaba algo que desear como futbolista, cosa que no ocurria como trabajador del campo, que no habia otro que cavara mejor y mas rápido las cepas que él, sin llevarse demasiadas veces las manos a los riñones, ni le iba a la zaga a los mejores en las tareas de poda, desbroce y desborronado, por no hablar de los injertos ni del desmamantado, o en suma de cualquier otra tarea de la agricultura que era su verdadera profesión.

¿Qué más se podía pedir de este pobre muchacho?. Trabajaba toda la semana de sol a sol y el domingo se iba a jugar el partido después de retozar mas o menos con su novia, aprovechando cualquier descuido, ya que era el único día en que tenian algún tiempo para ellos y podían refocilarse con una muy relativa libertad. Fuera de esto, no eran muchos los alicientes de su vida, especialmente los crematisticos, que por la practica del fútbol se limitaban a viajar gratis en los desplazamientos y alguna que otra merienda cuando ganaba su equipo. No por ello dejó de soñar que el día menos pensado, algún entrenador famoso pasaria por casualidad por aquel pueblo y pararia su lujosisimo automovil dispuesto a descansar, distrayendo su ocio viendo el partido que se estaria celebrando en el pueblo, en el que Verias, estaría jugando de forma magistral.

El partido de aquel domingo era trascendente porque había cierto picadillo entre El Ontur y El Fuente Alamo, conjunto del pueblo vecino, que era el otro equipo que competía. Desde el comienzo del partido Verias estaba haciendo un derroche de energía y pundonor pensando que podría ser el día soñado y en la grada podría estar viéndolo algún entrenador de fama o incluso, ¿por que no?, el mismísimo seleccionador nacional.

En un momento dado, a pesar de que su puesto era de delantero, bajaría a la defensa, robaría la pelota y por la banda como una exhalación, emulando los mejores momentos de nuestro inolvidable Gento, driblaría a uno, dos, tres contrarios y llegaría a la linea de medio campo. Alzaría la vista, otearía el horizonte, observaría la posición de sus compañeros que ya se iban situando alrededor del área y con una velocidad de vértigo siguiria profundizando para alcanzar la esquina, desde la que, rozando la raya, centraría con la perfección de un tiralíneas poniendo el balón en la cabeza del delantero menos marcado que solo tendría que empujar suavemente la bola con el lateral izquierdo de su frente para obtener el gol de la victoria y para él además, el salto a la fama tras su pase directo a la Selección Nacional.

En estas cavilaciones, iba profundizando en dirección al angulo de corner, cuando una voz clara y sonora, desde la grada, dijo: "VERIAS..., QUE MALO QUE ERES".


Esta imprecación, enmudeció los clarines de la gloria, mientras el tal Verias que en aquel momento circulaba con la velocidad de un tren expreso, paró en seco su carrera pisando el cuero y mirando a la grada sin saber a ciencia cierta quien era el sujeto que lo había asesinado, a pleno pulmón y con cierta connotación de amargura le dijo: ¿MALO YO? " LO QUE PASA ES QUEGTOY MAG GUENO QUE LA HÓSTIA". Y siguió corriendo sin perder del todo la esperanza.

6 comentarios:

pichiri dijo...

Gracias por el fabuloso decorado.

JuanRa Diablo dijo...

Parece que me suena haberle oído relatar esta historia pero mucho más las que contaba en relación a El Lute, y ese tinte que les daba al hacerlo entre serio y divertido.
Contando anécdotas, el tío Toni era único.

PD. De nada :)

pichiri dijo...

Realmente, la historia que relato la contaba el tio Tony como un chiste para hacernos ver hasta que punto podian ser brutos los de su pueblo. Yo le he añadido aquí y allá cosas de mi cosecha y finalmente creo que ha quedado como una amarga experiencia en la que se deja ver como ignoramos nuestra impotencia; como nos dejamos engañar por nuestros sueños y la voluntariosa colaboración de los demás para despertarnos de ellos con toda la crueldad de la que son capaces. Yo no quisiera despertar de un sueño tan amargamente como Verias, pero si lo hiciera si que quisiera parecerme a él en algo. No dejandome perder toda la esperanza.

Io dijo...

Pues a mí, cuando alguien me dice que lo que escribo no vale nada (una opinión que asumo y comparto) les contesto "Escribe tú algo mejor".

Ya, ya sé... pero es que la chulería nació en Madrid :)

Me gusta mucho tu nuevo diseño. Y las fotos. Vaya colección de nietos para presumir.

Besos!

Txema Rico dijo...

Que bueno el relato, una vez más he disfrutado leyéndolo...jjaja
Por cierto, veraz o no, es un fiel reflejo de que en esta España nuestra, por esos "campos de Dios" hay muchos más futbolistas talentosos, desperdiciando su quehacer, que los que realmente llegan a tocar el cielo. Yo, personalmente, en nuestra querida Elda, conozco algunos que han preferido acabar sus vidas dando cement en fábricas de calzado y tomando cervezas en el BAr Campico con sus amigotes que ingresar en el mismísimo REal Madrid. Lo digo en serio...

Un abrazo desde nuestra querida Almafrá Alta.

Toni Olaya dijo...

Me has emocionado, tío…..y eso que hace ya casi 10 años que lo escribiste, y casi 25 que dejó de contra sus historias...… Cada día sigue a mi lado, comentando con acidez pero sin maldad las miserias de cada tontaina que nos cruzamos.....