sábado, 4 de julio de 2009

MUCHO ANTES DEL ULTIMO CUPLÉ

Ayer cumplí setenta y cinco años y dando un repaso mental me di cuenta que ya faltan muchos de los amigos de mi generación, aquellos que en cualquier oportunidad, sin importar la hora ni el lugar, estábamos dispuestos a jugar al Soldado Tieso, al Quedo, a la Taba, al Guá, al Rolde, o a la Primera sin Tocar; después seria a las carambolas y a la Cuarenta y Una y después, algún que otro domingo y algunos festivos al Cinquet, a las cuatro cartas o al Orón.

Cada cual llevaba a cuestas su anecdotario personal mas o menos abultado, confiriendo todos de forma tácita al que tenia el historial mas interesante, cierto carisma de autoridad sobre el grupo, que se hacia notar en las decisiones finales que siempre venia a tomarlas el mismo.
En mi pandilla nuestro jefe indiscutible era Horacio El Viejo. Podía tener tan solo un par de años mas que los demás, era sensato y sus decisiones solían ser del agrado de todos, quizás por el respeto que nos inspiraba. Podía considerarse como su lugarteniente a Pascualico "El Tartana", que no le caía bien a muchos, pero que El Viejo, siempre aceptó como su segundo y por tanto nosotros también.
El resto del grupo eramos una chusma sin voz ni voto, aunque en ausencia de los altos mandos, Pedro, el único que no tenia mote del grupo, lograba alzar su voz. También eran miembros del grupo: Alejandro "El Calderilla"; Armando "El Morrogoma"; Antoñín "El Cabecilla"; Vicente "El Chato"; Pepe "El Flaco"; Pepito "El Cinco Minutos"; Luis "El Sevillano"; Angelito "El Cuco"; Juanji "El Cabezabuque" y algún que otro que venidos de otras calles se unían al grupo , si llegaba a caernos bien. Un servidor siempre fue Juanito y cuando se enfadaban conmigo me decian "El Cabra".

Horacio El Viejo, nuestro líder, no sé por qué razón, era también EL NUMERO UNO EN TODAS LAS ACTIVIDADES. Tanto jugando a la trompa, como a Membrullo, como al Guá o El Rolde. Corría mas deprisa que cualquiera de nosotros y era un excelente delantero de fútbol. Yo tuve el privilegio de formar parte del equipo Real Halcón, en el que también jugaba mi amigo Horacio y el que de por vida seria mi mejor amigo Antonio Vidal, es decir "Antoñin "El Cabecilla". Aún recuerdo a la perfección el magnifico gol que marcamos a la limón El Viejo y yo y que nos valió el campeonato del barrio. Cogí el balón en la linea media y zizzagueando lo pasé a Horacio que aguantándolo un poco permitió que me adelantase devolviendome el balón; calqué su misma jugada y se lo devolví ya en el área pequeña y cuando le acosaron los defensas me lo volvió a enviar ya con el portero desguarnecido y yo solo tuve que empujar la bola. Fue precioso y nunca lo olvidaré.
Como por arte de magia nos desvanecimos todos como en un ensueño y nos perdimos la pista; yo cambié de grupo y salvo con Antoñín "El Cabecilla, desde hace muchisimos años Monje en el Monasterio de Silos y con el que todavia mantengo un estrecho contacto, ignoré casi por completo la vida de los demás, enterándome tan solo de temas muy puntuales y generalmente desagradables y así hasta el momento de venirme a Colombia. 

Es curioso que de aquellos amigos de la calle uno se hiciese cura y otro fraile y no deja de ser anecdotico el que unas horas antes de venirme para América me encontrara con Pepito "El Cinco Minutos" al que hacia años no veía y que me manifestó unas muestras de afecto que me llegaron a emocionar, recordándome cosas que yo ya había olvidado.

Quiero en su honor y para su recuerdo, relatar el por qué de su mote, aclarando que cuando se lo pusimos podría tener unos doce años y por aquel entonces, sabiendo todos que no era muy bueno en estos menesteres,  contaba satisfecho que había salido un domingo con su bolsa de bolas y en la Plaza de Arriba había encontrado a un grupo jugando y que en cinco minutos les había ganado tres pesetas. El mote inicial fué "Cinco minutos tres pesetas" pero para hacerlo mas corto se quedó en "Cinco minutos". No tuvo mas cultura que la que pudo obtener de los libros, que vendió a lo largo de casi toda su vida, pudiendo manifestar sin miedo a equivocarme que siempre fue uno de los hombres mas elegantes que he conocido.

 Al despedirnos, no sabiendo que hacer para complacerme y conociendo desde siempre cual era mi tendencia política, me dijo: "Juan, tu ya sabes, yo siempre con los míos aunque sepa lo mal que lo están haciendo; no te prometo que en las próximas elecciones vaya a votar por los tuyos, sabrías que te estaría mintiendo, pero si te prometo que me abstendré. Realmente nos despedimos con muchísimo cariño y desde aquí, si vives, te envió un abrazo, perdonándote si es que no cumpliste con la promesa que me hiciste en cuanto a que te abstendrías en tu voto. 

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bonitos son los recuerdos y qué pena que se pierdan los contactos con la gente que ha significado algo para nosotros! Por eso en la medida de lo posible hay que mantener esos contactos vivos. Anoche precisamente nos juntamos los miembros de la peña "La farola" ¿te acuerdas? hace ya 20 años de aquellas reuniones diarias en las que tanto disfrutábamos y debimos disfrutarlas mucho porque cuando nos juntamos siempre recordamos alguna anécdota nueva. FRAN.

Txema Rico dijo...

Hola Juan. Como se agradece tu vuelta a la blogosfera y los relatos cargados de emociones y sentimientos. Sí, la verdad es que es bonito retener recuerdos del pasado, de esas pandillas callejeras que ya no existen. Ahora los niños ya no son ni "El..." ni "La...".Ahora son: "xfbh####@hot,,,com", eah cosas de la evolución...Un saludo desde nuestra querida Almafrá, que ya no es ni la sombra de lo que era...

Anónimo dijo...

Los recuerdos es lo unico que queda,antes era todo muy diferente a lo que es hoy en dia,todo cambia hasta los amigos,es muy lindo mantener una amistad de toda la vida ,sincera, noble..etc.cuando yo estaba pequeña jugabamos todos juntos niñas y niños y asi fuimos creciendo,y terminamos cada uno por su lado osea como si no nos hubiesemos conocido nunca.mi unico amigo,esposo,amante y confidente eres TÚ con amor Milena

Io dijo...

Precioso pedacito de tu vida. Ya lo echaba en falta. Debe de ser entrañable encontrar a esos amigos de la infancia al cabo de muchos años.

Yo no conservo amigos de la infancia, nunca tuve una estrecha amistad con ellos. Siempre fui un alma solitaria. Me gustaba más leer o estar con mi familia, me lo pasaba mejor con mis hermanos que con mis amigos. Me pasaba las horas muertas montando en bicicleta, y generalmente lo hacía sola o con mi hermano Inke.

Y siempre me ha causado cierta envidia contemplar situaciones como la que relatas, conservar las amistades del barrio, del colegio, de las vacaciones, pero lo cierto es que está en mi naturaleza huidiza que no sea así.

Sin embargo, con los años sí que he ido cosechando amistades duraderas, tal vez porque he dado con personas que entienden y respetan esa necesidad de soledad que al día de hoy sigue siendo una fiel compañera.

Parece mentira que mi hija sea, afortunadamente, tan diferente a mí. Me causó una profunda emoción ver a compañeras del colegio en su boda. Pero en fin, como yo no me voy a casar tampoco lo echaré en falta :D

Besos.

pichiri dijo...

¡Será porque no quieres!.

Io dijo...

Por supuesto :D

anahija dijo...

Papiiiii!!Qué alegría leerte de nuevo.Menos mal que me has resuelto el enigma de por qué le llamaban el 5 minutos..y sí..existen vínculos especiales y muy distintos al resto de vínculos con las personas con las que has crecido,no sé por qué.Como te comentaba Fran,la noche en que se reunieron los de la Peña La Farola me llamaron por teléfono y uno a uno se fueron poniendo y no te puedes imaginar lo que consiguieron emocionarme,sobre todo escuchar de nuevo la voz de JuanMi,diciendo las mismas paridas que hace la friolera de 20 años o incluso más...

JuanRa Diablo dijo...

Me ha gustado hasta el título: "Mucho antes del último cuplé" jajaja
Y retransmisión deportiva con gol a lo Zarra.

Qué bonitos recuerdos guardas de amigos de la niñez. Yo le he perdido la pista a todos, salvo, claro está, José Enrique y Juan Luis, y que es una suerte que sigamos en contacto.

PD. A mí en el cole me decían a veces de pitorreo Juan Cabreeeera, como balando, pero nunca me molestó.

pichiri dijo...

La cabra es para mi un animal entrañable, creo que si me lo propusiera llegaria a poder hablar con ella, le sigue a la zaga la oveja, especialmente el cordero; son dos animales que compartieron muchos años de mi infancia. En este recuerdo, durante muchos años de mi madurez, solia jugar en el cupón de los ciegos el nº 51, que se llama la cabra precisamente, pero nunca quiso favorecerme con ningún premio de cierta relevancia. Sin embargo, los recuerdos en los que aparece como fondo un grupo de estos animales, para mi, no tienen precio. Son simples estampas que llevo gravadas en la mente o que quizás invento en mi nostalgia, pero te aseguro que daria cualquier cosa por poderlas revivir, siendo aún aquel niño que como tu, no se molestaba porque dijesen su apellido balando o como yo que aguantaba con cierta reticencia que me llamasen cabra, pretendiendo que lo considerase como un insulto.