El otro día, tras escribir un articulo, pensé que las generaciones futuras lo leerían, luego recordé la terrible cantidad de papeles que se tiran cuando se hace una limpieza general y me pareció mas difícil. Pero siempre al menos me queda una puerta abierta a la esperanza de que alguien, quizás antes de tirarme a la basura, por pura curiosidad, lea lo que de una forma u otra se haya podido conservar. Esta necesidad espiritual no creo que sea otra cosa que mi encubierto anhelo de eternidad.
Los grandes personajes no corren ese riesgo. Sus biografías están en todas las bibliotecas que se precien y sus nombres se repiten en todos los libros de texto pasando a formar parte de la cultura de muchísimos estudiosos, que entre otras cosas, ven compensados sus esfuerzos al saber contestar a las preguntas que, sobre aquellos, se hacen en los concursos de televisión. Me apena que muchas personas con méritos mas que suficientes para haber formado parte del grupo de los inmortales hayan pasado su vida en el mas oscuro de los anonimatos.
Siempre he sentido curiosidad por conocer el baremo por el que se puntúan "los méritos" que dan acceso a la inmortalidad y según mi criterio nunca se ha tenido en cuenta de forma efectiva "el sacrificado esfuerzo". ¿Cuantos científicos, por poner un ejemplo, se habrán dejado la vista delante de sus microscopios, día tras día, año, tras año, en su intento de lograr ese descubrimiento que los llevase a la gloria.? Decepción tras decepción y sufriendo la falta de medios al que su fracaso les empujaba, han seguido luchando sin ver ni por asomo el mas mínimo galardón que los premiara. ¿Toda una vida de esfuerzo carece de valor? ¿El merito solo radica en el hallazgo, aunque sea casual? ¡Nunca se levantará una estatua al valor del esfuerzo y el sacrificio de alguien que luchó en la vida sin éxito!. Lo que cifra en el baremo de la historia es el éxito, casual o no, logrado sin ayuda o apoyado en el trabajo de muchos fracasados que dejaron abierta la puerta del camino que se debía seguir. El récord es el récord, ¿quien recuerda a los segundos, aunque el vencedor haya obtenido la victoria por una centésima. ¿Que importa a veces la verdad, cuando el mundo ha elegido a su héroe.?.
Yo no voy a dedicar este articulo a los que alcanzaron la gloria por el éxito, casual o no, ni tampoco a los que no la alcanzaron nunca por haber seguido un camino equivocado, aunque reconozca que su esfuerzo en la decepción, tiene tanto merito como el del que alcanzó la gloria. Tampoco voy a hablar de nosotros, que en nuestra humildad disfrutamos de las mejores riquezas: Amor, amistad, bienestar económico, fé en el futuro, incluso la posibilidad de una inmortalidad mas o menos efímera si es que nuestros escritos llegan a manos de otras generaciones. Tampoco quiero hablar de los pobres, de los necesitados, de los afligidos, porque todavía tienen esperanza de escapar de esa condición.
Quiero hablar de los pobres de espíritu que sufrieron nuestra humillación y nunca se rebelaron, de los ignorados, pues todos los conocíamos y jamás quisimos saber de su vida, ni nos importaron sus penalidades, sus angustias o sus anhelos. De los desposeídos porque todos ellos tuvieron una familia o al menos una madre que algún día los colmó de besos, para después quedarse completamente solos; de los tontos porque nunca nos acercábamos a ellos con bondad y por eso nos rehuían con temor; de los locos porque a veces no podían aguantar nuestros insultos y creíamos que eran gritos incongruentes sus sollozos de impotencia.
Por eso quiero hacer un humilde homenaje a todos los tarados de mi pueblo, de los que nos mofábamos en nuestra insensibilidad pensando que bajo una apariencia tan grotesca no podía haber un alma divina.
Honor a tí "Tano", que recibías lo que te daban pero que nunca pedías. Nunca supimos lo que habia bajo la venda que siempre rodeaba tu cabeza. Algunos decían que tapaba un tercer ojo que tenias en el cogote. Bendito seas "Paquico El Tonto" que llevabas tu casa a cuestas; mantas cruzadas en el pecho a lo militar, cuerdas, sartenes, cacerolas y cantimploras que colgaban por debajo de tu chaqueta y en los bolsillos o colgados en ristra, platos de aluminio y cucharas de madera y un bote de tomate vacío como vaso. Gloria a ti "No tene dentes" humilde gangoso, retrasado mental con flequillo a "lo hospicio" y apariencia grotesca al que un día dieron una paliza de muerte porque mordió en la oreja a un rapaz que lo acosaba y al que quiso demostrar que sí tenia dentes. Hermosa sea por siempre "La Yaya" cuya mayor satisfacción era que le dijeran que era guapa y cuyo último refugio fue el Hospital Municipal donde limpiaba las salas de los enfermos hasta que Dios quiso llevársela con El. Y también "El Azafanero", aquel hombretón que siempre llevaba varias chaquetas aunque fuera verano y del que se decía que en una de ellas llevaba cosidos todos los ahorros de su vida y al que una noche atacaron en su cueva y le robaron dejándolo medio muerto y sin un céntimo.
¿Que pensarían estos personajes cuando se quedasen en el silencio de la noche aún mas solos de lo que siempre estaban?, ¿Le pedirían a Dios? ¿Les quedaría alguna lágrima para desahogar su desconsuelo? o ¿verdaderamente tendrían la dicha de ser tan tontos o tan locos como para no darse cuenta de su miserable situación? Bendita locura si por ella no se sintieron nunca desgraciados. Pido a Dios que no tuviesen nunca un solo momento de lucidez, ni siquiera en su muerte. ¡Que perdidos y aturdidos se hubiesen tenido que ver en ese momento. Mejor que llegasen todos al Cielo, guiados por el tercer ojo del Tano y anunciados con toda pompa por el ruido de las sartenes y las cacerolas de Paquico El Tonto.
4 comentarios:
Sublime, papá.
Esto es escribir cosas con trascendencia, con mensaje, con emoción, amor y respeto.
Qué terrible pensar que muchas de esas personas fueron sin duda conscientes de sus limitaciones y sufrieron el menosprecio de los demás. Pero además, ¿cómo vivirían y seguirán viviendo los padres y madres de esos infelices que han comprobado cómo el mundo repudia por costumbre a sus hijos? No me lo quiero ni imaginar.
Me he acordado de un libro y de una pelicula que recomiendo a todos. El libro "Concierto para instrumentos desafinados" de Vallejo Nájera, con historias verídicas sobre esos tontos y locos que a menudo nos rodean y que con frecuencia ignoramos y la película "El hombre elefante" sobre el caso real de John Merrick que vivió en sus carnes la humillación y el desprecio de la sociedad pero también la dicha de convivir con unos pocos que le respetaron y trataron con dignidad.
Muchas gracias Pichiri! creo que tengo a toda la familia dandome animos.jeje No sabeis lo bien que me viene de verdad.
Ayer cogí mi mochila de exploradora y encontré un poquito de ilusión... yo creo que tantos animos tienen algo que ver...
Un abrazo desde el otro lado del charco!!:)
Qué bonito papá!! Has hecho un homenaje a esas personas con sólo nombrarlas. Estoy seguro, completamente seguro, de que cuando se nombra o incluso recuerda a un fallecido (más si se trata de personas solitarias como éstas)su alma se regocija en la gloria por tan hermoso regalo y más aún cuando haces partícipes a más personas de la existencia de aquellos desheredados.FRAN
Se me han puesto los pelos de punta...¡què bonito!Y mientras lo leìa me he acordado de aquel señor vestido con un traje opaco que alguna vez luciò bonito,aseado y bien peinado,de unos 65 años, que con toda la educaciòn y amabilidad del mundo(inusal en estos tiempos)me pidiò un poco de comida...se notaba que tras esa cordialidad se sentìa violento,tal vez humillado.Pero no fue eso lo que me conmoviò tanto.Tra entregarle una bolsa con comida que recibiò con muchìsima gratitud,le ofrecì un peluche de mis hijas que me disponìa a tirar a la basura.El brillo que detectè en su mirada y la ilusiòn con la que me dijo que a su nieto le encantarìa fue lo que entristeciò mi corazòn.Le dije que volviera cuando lo necesitara y durante un tiempo guardè una bolsa con juguetes por si acaso,pero ya no regresò.Todavìa lo recuerdo mientras se alejaba..mirando al osito,por unos instantes...feliz.
Publicar un comentario