sábado, 20 de febrero de 2010

DE COMO FLUCTUAN LOS SENTIMIENTOS EN EL MERCADO DE VALORES DEL ESPIRITU

Los indicativos del sentimiento y del reconocimiento están sujetos a una serie de escalas que los hacen fluctuar constantemente. Estas escalas que pueden ser subjetivas, objetivas o puramente circunstanciales pueden a la vez estar influenciadas por un sin fín de concausas, según EJERCITEMOS EL ANALISIS ANTES O DESPUES DEL TOTAL CONOCIMIENTO DE LA PERSONA, ANIMAL O COSA ANALIZADA.

Para ciertos analisis pocos son los datos que precisamos, aunque si puedan ser necesarios algunos mas de los que se ofrecen a nuestra vista para poder juzgar con acierto: Un magnifico animal puede perder un concurso por no andar con elegancia pongo por caso y esto puede influir tambien a la hora de valorar la belleza de una mujer, pudiendo desmerecer tanto en este aspecto como por el tono de su voz o por la delicadeza de sus movimientos, aspectos estos, que van implicitos en el concepto general de "belleza".

Lo que ya no se justifica y sin embargo está presente en todas nuestras valoraciones, es la inclusión de hechos y circunstancias ajenas al concepto analizado, que influyen de forma determinante y posiblemente perniciosa en nuestro criterio para una justa valoración. La belleza física de un hombre o una mujer, o un animal o una planta o un objeto solo precisan de su presencia física para ser apreciados. La valoración, digamos científica, se obtendrá previo un análisis y estudio pormenorizado de todas sus cualidades en reposo o en movimiento,según convenga. Nada ajeno al concepto que se valora debe influir en la decisión final y tras la obtención del galardón que pueda alcanzar nadie tiene por qué restarle ningún mérito.

Lo curioso es que tras una valoración puramente física, en la que prevalece la belleza, ésta pueda deteriorarse por matices totalmente ajenos a ella, hasta el punto de que una mujer diez, pueda llegar a sernos indiferente por concurrir en ella alguna circunstancia que a nuestro criterio la devalúa. Una de estas circunstancias podría estar ligada a la mayor o menor facilidad para acceder a ella; el que su logro sea una empresa ardua, dificilmente alcanzable o inaccesible puede influir al alza en su valoración, denigrándose indefectiblemente cuando puede alcanzarse fácilmente. pudiendo llegar a hacerse despreciable cuando está a disposición de cualquiera.

¿Hasta que punto puede pués la razón influir en el goce de los bienes materiales para además sentir o no una verdadera satisfacción espiritual? y por otra parte ¿En que se apoya la razón para influir mas o menos en el goce de los bienes que hay a nuestro alcance?

Entramos ya en una dinamica absurda en la que las valoraciones no fluctuan por la perfección del bien analizado sino por las circunstancias que concurren en torno a ese bien. Ejemplo: "El valor material y espiritual de la mujer mas perfecta es inversamente proporcional a su disponibilidad, pero aquí hay una aberración que desequilibra mi razón: " Esta disponibilidad también se valora mas o menos según la categoría de los individuos para los que haya sido asequible". "Una mujer solo asequible para los magnate de la élite puede mantener su cotización material incluso espiritual, cosa que no ocurrirá jamás si su disponibilidad se generaliza o si su promiscuidad, por cualquier circunstancia, no ha alcanzado las altas cotas de la élite."

Que esto pueda rayar en lo inverosímil no impide que deje de ser cierto. Conseguir algo que nadie ha conseguido se valora como sublime, si son pocos y selectos los que lo han conseguido puede ser envidiable y si está al alcance de cualquiera no pasa de ser despreciable, produciéndose un divorcio entre la calidad del bien y el deseo que nos provoca, que no está tampoco sujeto a un baremo constante, pudiendo influir otras circunstancias que pueden catapultarlo al alza o arrastrarlo a la mayor devaluación.

Puede ser determinante en su cotización el que sepamos que ese despreciado disfrute puedes tenerlo a tu alcance en cualquier momento o si nuestro desprecio lleva implícito el perder la opción a gozarlo definitivamente. Debiendo entenderse que no me refiero exclusivamente al sexo. Valga como claro ejemplo el poco aprecio que damos a los mejillones por su abundancia y su asequible precio, siendo como es uno de los moluscos mas sabrosos. Si escaseasen los consideraríamos como uno de nuestros bienes preciados y pagaríamos por ellos precios exorbitantes.

En otro orden de cosas hay un ejemplo también muy significativo: Un ganadero descubre en una granja un caballo impresionante que por su edad, medidas, color y características, lo considera como extraordinario ejemplar. Piensa al instante que cruzando ese semental con sus hembras va a obtener ejemplares envidiables que darán fama y prestigio a su yeguada y su mayor deseo no es otro que comprar ese caballo sea cual sea su precio, imaginando los beneficios que podría obtener vendiendo su esperma, sin contar el inmenso valor que alcanzarían sus crías con solo parecerse a su incomparable padre, pero todo su sueño se resquebraja cuando se entera que su ídolo carece de pedigri. TODA SU ALZADA, SU EDAD, SUS MEDIDAS, SU COLOR Y SUS CARACTERÍSTICAS NECESARIAS PARA PODER CALIFICARLO COMO EXTRAORDINARIO SEMENTAL DESAPARECEN POR EL SOLO HECHO DE QUE SU PROPIETARIO NO HIZO LOS TRAMITES ADECUADOS EN EL MOMENTO DE SU CONCEPCIÓN. . Ese hermoso ejemplar ya no podrá tener ningún puesto de honor en su yeguada, ni en cualquier otra que se precie, ni tampoco su descendencia.

NO VALORAMOS DE LAS PERSONAS, NI DE LOS ANIMALES, NI DE LAS COSAS SUS CUALIDADES INTRINSECAS Y EXCEPCIONALES COMO DEBIERAMOS.

Han de concurrir además otros valores convencionales y abstractos y otras circunstancias puramente subjetivas para que lo que de por sí ya tiene méritos suficientes, para ser admirado, tenga además la posibilidad de poder seducirnos y enamorarnos. La firma, el pedigri, el origen, la antigüedad, la cuna, la abundancia, la asequibilidad, la promiscuidad, la calidad de esa promiscuidad, la riqueza, la posibilidad o no del uso permanente, etc, etc, etc, son circunstancias que concurren, influyen y modifican los conceptos de perfección, calidad y belleza, SIN TENER NADA QUE VER en realidad ni con la perfección, ni con la calidad, ni con la belleza.

Analicemos en cada momento lo que tengamos que analizar y no desmerezcamos jamás por cuestiones ajenas a su realidad, valores tan excelsos como el amor, la belleza, la inteligencia, la amistad, la honradez, la sinceridad y tantas otras virtudes que cuando nos lleguen, de donde nos lleguen, debemos recibirlas con gratitud y emoción,sin preguntar jamás por su pedrigrí, su firma, su origen, o su cuna.

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