En la vispera del miércoles de Semana Santa se veia una actividad desacostumbrada en la casa donde vivia con mi familia en la Calle Antonio Maura, nº 16. Nosotros ocupabamos una de las dos viviendas del primer piso, la otra la ocupaban las dueñas del inmueble, dos primas hermanas devotisimas y ya casi ancianas, ambas solteras, que hacian una vida retirada y a las que no solia verse en la calle salvo por cuestiones de pura necesidad. La mayor, Dª Luisa, habia vestido los habitos de monja carmelita hasta que una enfermedad aconsejó su retiro, pero no por ello dejó de hacer una vida casi monastica y era su prima Encarna la que se encargaba de las tareas de intendencia, siendo la unica a la que se le veia de vez en cuando comprando lo impescindible para cubrir sus necesidades. Fuera de esto solo salian los domingos muy temprano para oir la primera misa y luego regresar a su retiro. Entre ambas viviendas habia una puerta que comunicaba con una sala y dos dependencias, una que daba a la calle con un hermosisimo balcón y que utilizaban las dueñas como dormitorio y la otra era una pequeña capilla en la que sobre un altar habia un precioso Cristo Nazareno del tamaño de un hombre que vestido con su túnica morada, sujeta en su cintura por un cordón anudado cuyos extremos terminaban en unas borlas doradas, aguantaba sobre sus hombros encorvados por el peso y la fatiga una tremenda cruz. Por debajo de su túnica podian verse sus pies descalzos descarnecidos y sobre su cabeza, cubierta por una hermosisima melena negra, una corona de espinas que heria su frente por la que corrian regueros de su preciosisima sangre. Su rostro, indescriptible, superaba con creces la perfeción de las mejores tallas de Berruguete o de Salcillo y me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que tambien a las de Miguel Angel, pero no es tan solo a la perfección de las facciones a lo que quiero referirme sino a su expresión. Sus ojos aunque tristisimos no tenian la languidez que solemos encontrar en las tallas religiosas. Le mirases desde cualquier angulo el te seguia con la mirada, no compungida sino interrogante, como preguntandote "¿que quieres de mí? ¿a que has venido? Su aspecto parecia cansado, por encima de la amargura de su suplicio, pero aún estaba presto para apartar su cruz y echarnos una mano si lo necesitabamos. Sus manos, que tantas veces besé eran finas y delicadas a pesar de las heridas sufridas en cada caida, pero se mantenian firmes asidas al madero. Verle provocaba una congoja que no te invitaba a perdirle, sino a darle y en su presencia se empequeñecian todas las angustias.
En la planta baja vivian mi tia Lucia, su esposo Tiburcio, mis tres primas y mis abuelos maternos y ellos, al igual que todos los que habitabamos en aquel caserón, la víspera del miercoles, primera procesión del Nazareno, participabamos en la preparación del evento con una meticulosidad aprendida a través de los años, sabiendo exactamente cada cual lo que tenia que hacer. Mi padre, mi tio, mi abuelo y mi hermano bajaban a Cristo del altar y lo situaban en el amplio descansillo de la escalera mientras mi madre y mi tia hacian una limpieza general de la capilla, tan a conciencia que no quedaba rincón por impenetrable que fuera que quedase con una mota de polvo. Mis primas y mi abuela dejaban hecho un cristal el suelo de la inmensa entrada de la planta baja donde se situaria la imagen durante los siguientes días de Semana Santa, espacio de tiempo que aprovechaban los fieles, cada año para su adoración, ya que finalizados esos días el Cristo volvía a la intimidad de su Capilla. Eran unos días en los que la casa de mis abuelos era un hervidero de fieles y el hecho de que fuese a su casa a donde acudían les hacia sentir cierta notoriedad, siendo mi abuelo el que cada año otorgaba a los mozos el privilegio de llevar las andas de la imagen, cuatro para las dos andas delanteras y otros cuatro para las traseras siendo innumerables las peticiones que recibía cada año y que me imagino otorgaría a aquellos que mejor propina le dieran. El llevar las andas de una imagen, especialmente las del Nazareno era un honor y las mozas se fijaban muy bien en los que ostentaban ese privilegio por lo que no dejaba de haber cierto grado de orgullo personal en lo que en realidad tenia que ser tan solo sentimiento penitencial. Pero Dios nos comprende y perdona, aunque después cada cual presumiera de haber soportado tan terrible peso. Yo iba a la zaga con mi abuelo, pero lo que yo adjudicaba eran las muletas donde se apoyaban las andas en cada parada y aunque siempre era a mis amigos a los que se las entregaba, alguna que otra vez me dejé sobornar por algún chaval caprichoso. Había que adiestrarlos ya que teníamos que estar muy atentos. Cada vez que algún porteador se sentía cansado golpeaba la base del Paso y nosotros debíamos poner inmediatamente y al unísono nuestras muletas en el lugar apropiado y en vertical para que las andas entrasen limpiamente en el semicírculo superior de cada muleta y quedase apoyado todo el peso de la imagen y de su peana sobre nuestros cuatro puntales. No era fácil ser un buen puntalero; si no colocabas la muleta correctamente y de forma vertical el peso se vencía hacia el lugar en que el apoyo estaba ladeado y si los porteadores no estaban atentos podía llegarse a situaciones comprometidas. Mas de uno de nosotros tuvo que ser sustituido por una persona mayor cuando hubo reincidencias, en este aspecto, pero esto fue muy pocas veces.
En una ocasión yo tuve que abandonar la procesión. No había merendado y tenia angustia, y como las farolas de los penitentes se encencian con petroleo y echaban mucho humo, por las calles estrechas y con la colaboración de un vientecillo muy propicio, iba respirando todas aquellas emanaciones gaseosas llegando a aturdirme de tal modo que casi caigo de bruces. De inmediato fui sustituido en mi labor y llevado a mi casa por un conocido, ¡bendita alma caritativa!, que por el camino tuvo que sujetarme la frente varias veces hasta que vomité mi primera papilla.
Como por entonces el pueblo era pequeño y mi familia muy conocida pronto acudieron mis padres al extenderse la noticia de que el hijo de Cabrera había sufrido un desmayo en la procesión. Eran tres días los que salia el Nazareno y a mi ya no me quedaron ganas de sufrir aquel suplicio. Creo que esa fue mi última escaramuza en tales labores a pesar de que yo siempre me había sentido muy orgulloso al considerar que los puntaleros eramos mas importantes que los porteadores. ¡Menuda responsabilidad!.
Doña Luisa y Doña Encarna me tomaron mucho cariño, especialmente cuando se me ocurrió la terrible idea de decir que quería hacerme seminarista por el solo hecho de congraciarme con ellas. Yo ya acudía a menudo al Seminario, pero no al así calificado ortodoxamente, sino a un billar que por ese nombre era conocido. En cierto modo me sentía atraído por la idea de hacerme cura, aunque nunca sabré si era la vocación lo que realmente me seducía, o el creer que con ello tenia garantizado el Cielo. No obstante, cuando mis vecinas, tan devotas, se enteraron, como ya había previsto, me llenaron de preguntas; "si realmente estaba convencido de que era lo que quería", "si era consciente de la responsabilidad que iba a tomar", "si sabia que si me hacia cura nunca podría casarme" y mil cosas mas, pero ante mi terquedad, para no defraudarlas, pensaron que realmente podía tener vocación y me pedían que las acompañase a la capilla del Nazareno para rezar con ellas el rosario todas las tardes, después de salir del colegio. Nunca entré en esa capilla sin sentirme sobrecogido de emoción y de amor por aquel Cristo cuyo destino final desconozco. Dª Luisa murió cuando nosotros todavía vivíamos en esa casa. Dejó en herencia un lote de terreno a mi hermana Cecilia que habia nacido en su presencia y a la que tenia un especial cariño. Algo despues de su muerte nos trasladamos a otro domicilio mas moderno y mejor situado y solo me enteré que tras la muerte de su prima Doña Encarna, sus herederos derribaron la casa y construyeron un edificio de varias plantas. Se dijo que el Cristo había sido llevado a otra capilla; nunca lo comprobé ni sé en realidad que fue de aquel Jesús Nazareno que siempre puso su mano sobre nosotros, aquel al que recé y pedí lo que ya ni recuerdo; pero su rostro, ese rostro en el que a través de sus ojos se podía entrar como por una puerta abierta al infinito, esa boca que nos hablaba con frases de silencio, esas manos delicadas pero firmes y seguras y esos pies descarnados y cansados de tanto seguir nuestros pasos sin llegar nunca a alcanzarnos, todo, todo El, está presente en mi con tanta nitidez que no hay detalle que haya olvidado y ahora que de nuevo está presente en mi recuerdo, vuelvo a sentirme sobrecogido de emoción y de amor por ese Hombre verdadero y Dios verdadero, tallado por no sé que benditas manos, no humillado por el peso de una cruz sino por la carga de nuestros pecados.
No se donde estará; quizás arrinconado en cualquier lugar, cubierto por una lona inmunda, pero sé que desde donde esté aún me protege y ahora, que mi recuerdo está vivo y puedo volver a verme y a verlo, como cuando de niño arrodillado ante su altar, vuelvo a pedirle que me ampare y que después de tantos años de olvido, acepte, renovada, la ofrenda que un día le hice con todo mi corazón.
sábado, 31 de enero de 2009
jueves, 29 de enero de 2009
GENIO Y FIGURA HASTA......
No voy a volver a escibir sobre lo que esté a la vista de todos, ya es evidente, no hay por qué repetirlo, dijo el columnista al redactor jefe. Si, se muy bien que eso es lo que vende; la gente quiere leer lo que quisiera escribir, lo que quisiera denunciar publicamente y se complace cuando otros lo hacen por él al comprobar que sus inquietudes están en la buena sintonia; escuchar por boca de otro lo que nos inquieta nos complace y adiciona. Yo mismo hago lo imposible por conectar la radio en mi casa o en el coche para escuchar un determinado programa de un determinado comentarista, coincide exactamente conmigo en mis criterios y urga con la uña sutil de su palabra satisfaciendo nuestra ira reprimida ante tantos desmanes seudopoliticos, ante tan descaradas ofensas al pueblo, ante tanta indignidad, pero me doy cuenta de que tras asentir a todo cuanto refiere, todos, incluyendome yo nos reintegramos a nuestra vida cotidiana pensando que al estar en conocimiento de todos los ultrajes a nuestra confianza, al saber que los demás coinciden con nuestros criterios y al podernos refociliar ante las críticas sarcasticas ya hemos contribuido, sin dejar de sorprendernos cada día mas y mas del poco resultado de nuestro empeño, a pesar de quedar al decubierto el verdadero incentivo de quienes nos gobiernan, siendo el derecho al pataleo la única satisfacción que podemos darnos y el precio que ellos tienen que pagar por sus demanes. Y como todo tiene su lógica, tambien la tiene el que impunemente todo permanezca igual. Paralelamente a los periodicos que leo y a los comentarios que oigo, otras fuentes desmienten nuestras críticas emitiendo y publicando informes completamente opuestos a la realidad que se palpa pero que un sector amplisimo no quiere aceptar, informandose a través de la prensa que defiende sus colores y desoyendo las criticas que ofenden al lider de sus amores y los que son conscientes de que las cosas no funcionan bien prefieren mantener lo malo conocido por lo bueno por conocer a pesar de que lo bueno por conocer ya ha demostrado ser mejor que lo que tenemos. Aquí esta el meollo de la cuestión. POR MUY MAL QUE VAYAN LAS COSAS, POR MUCHOS QUE SEAN LOS DESMANES, COMPROBADOS, JAMAS VOTARE EN CONTRA DE MI PARTIDO, LOS OTROS TAMBIEN ROBAN. Se podria hacer una enorme y triste relación por parte de unos y que cortita quedaria en parte de otros, pero ¿Quien quiere y acepta la información veraz?, ¿Quien quiere descubrir el cinismo de los que admira? ¿Por qué si lo hace le dá la espalda a quienes han demostrado ser mas honestos?. Cuando dos amigos hablan es mejor no tocar el tema de política, se corre el gran riesgo de que se enfrie la relación y todo viene a consecuencia de un sentimiento mas fuerte que la propia amistad. Se establece por ello un convenio mutuo, ni tácito ni expreso, mas bien intuido y este se hace extensible a infinidad de criterios ajenos por completo a la politica. Defender una opinión sobre tal o cual concepto puede derivar en consecuencias funestas en la relación cotidiana; la religión, la diversidad de lenguas, la pena de muerte, las bodas de los gays, el aborto, la defensa de ciertas minorias, la empecinada obsesión por destruir cualquier vestigio de cierta parte de la historia, el simpatizar con Bus, o con Staling, el mencionar lo bueno de alguien caido en desgracia, el hacer una crítica constructiva, incluso el ser forofos de equipos diferentes puede llegar a situaciones lamentables. El precio de la buena convivencia radica en no tocar esos temas tabú, el morderte los labios y mirar hacia otro lado cuando el amigo o el compañero de trabajo comenta algo que no comulga con nuestros sentimientos o nuestros ideales. El mayor error, hablar de temas prohibidos, el segundo error tratar de debatirlos. Son pocas las personas que tienen suficiente presencia de animo como para no indignarse jamás o si lo hacen mantenerse en silencio. Todos tarde o temprano incurrimos en el error y cuando lo hacemos, creyendonos en posesión de toda la verdad, nos desesperamos ante la obcecación de quienes no comparten nuestras criterios, pero no queremos comprender a los que adoptaron esa misma postura si sus ideales aunque justos, no responden a nuestras convicciones. Cuando a alguien se le aplica un calificativo en tono despectivo pero de inmediato se agrega la coletilla "pero es muy buena persona", sin duda es porque ese alguien, aunque opine lo mismo sobre nosotros nunca se nos ha dirigido con ese tono despectivo, ni sabe que nosotros así hemos hablado de el. Se aplicó la regla, aunque con cierta traición ignorada y se mantiene la convivencia y la amistad, mantenida por el convencimiento mutuo de nuestra mutua bondad, compadeciendonos incluso del error en el que según cada cual estamos inmersos. Nuestros convencimientos discurren por caminos paralelos, o es blanco o es negro, es dia o es noche, ¿Para qué buscar las tonalidades que pueden acercarnos? ¿Para qué internarnos en el crepúsculo tratando de encontrarnos.? ¿Todo lo mio es bueno y lo tuyo malo? Lo grave es cuando se transforman los conceptos, se pisan las creencias, se esgrime la mentira para defender los argumentos, se falsea la verdadera historia y se moldea la ética a nuestra conveniencia para hacer bueno lo que siempre ha sido malo. En las propias definiciones de la enciclopedia de nuestra lengua podriamos encontrar muchas verdades ultrajadas. Tambien puede ser que los doctos academicos de la lengua no coincidieran con el criterio general, pero sin duda respondian a lo que por ellas conociamos. Cualquiera sabe a que nos estamos refiriendo cuando oimos una definición. Con los nuevos conceptos tendremos que variar muchas definiciones, pero por mucha mayoria que exista siempre quedaran personas fieles a sus principios.¿Cual de esas posturas se considerará mas digna? La respuesta es muy sencilla, solo hay que contestar con la verdad que te inspira el corazón, tambien se puede razonar, ¿por qué no? y si la ley lo permite cualquiera puede hacer uso de ella, pero de ahí a pretender que ciertas cosas dejen de ser indignas porque las acepta la mayoria vá un abismo. A estas alturas de la divagación el redactor jefe ya se habia quedado dormido en su sillón, pero el columnista hablando ya consigo mismo seguia. Yo mismo defiendo la pena de muerte en casos puntualisimos, sin embargo somos minoria quienes opinan como yo. ¿Si llegasemos a ser mayoria deberia cambiar el criterio de los demás? Los problemas del mundo no los vá a solucionar ningún tipo de dialogo, ni de crítica epistolar o comentario radiofonico. La lucha y enfrentamiento político subsistirá tres mil años mas, nada hemos inventado, la democracia ya la practicaban los griegos hace mas de tres mil años y veamos en lo que quedó. Los gobiernos se reciclan como las modas y lo que ahora es blanco despues sera blanco tambien pero con otras directrices que no serán mas que las que se utilizaron en otra epoca de la historia, que a veces nos sorprende con un lider que intuye el camino y al que desgraciadamente se aniquila o se denigra por los intereses de mediocridades que le cierran el paso. Pobre de aquel que aniquila antes de ser aniquilado porque ya se encargaran tras de su muerte de hacerlo aparecer como un sanguinario asesino y otras lindezas, pero si se repasa la historia y se comprueba como fué el periodo de su mandato siempre hayaremos una linea de progreso permanente, de trabajo provechoso y de bienestar general y que cualquier crítica que se le quiera imputar siempre estará plenamente justificada. Los convencionalismos nos atan y nos esclavizan a unos y a otros y los criterios generalmente se apoyan en esos convencionalismos, muchas veces absurdos. Mientras cada decisión que tomemos no sea fruto de nuestra pura y sincera reflesión, sin dejarnos llevar por ideas preestablecidas de ningún color, doctrina o sentimentalismo trasnochado, seremos marionetas movidas por los que en el fondo solo ven en nosotros un voto mas.
jueves, 22 de enero de 2009
EVOCACIONES
Estaba buscando una idea para proseguir con mi serie de Relatos que Pudieron ser Ciertos cuando he recordado una bellisima etapa de mi vida que quiero evocar con todos vosotros. Comprende un peridodo de aproximadamente tres o cuatro años y cuando comenzó podria yo tener unos doce, estando por lo tanto en el segundo curso de Bachillerato. Todo empezó una mañana en la que apareció mi hermano con un precioso palomo en las manos; era de color azul cielo, con la mitad de las alas blancas a partir de la articulación que en nosotros es el codo; en el argot de los aficionados: aliblanco azul. Las plumas de su buche, casi hasta llegar a la base de su pico, emitian reflejos multicolores con un brillo espectacular. Yo no habia visto nunca un palomo a tan corta distancia y mi primer impulso fué acariciarlo, recibiendo de inmediato un picotazó que me hizo retirar la mano sin quedarme ganas de ponerme de nuevo a su alcance. Estaba absorto contemplando aquel precioso animal mientras mi hermano explicaba a mis padres su procedencia. Se lo habia regalado un palomista de la vecindad que conocia su afición por todo lo que estuviera relacionado con las aves. He de aclarar que mi hermano tiene once años mas que yo y que actualmente es una autoridad reconocida mundialmente en el campo de la ornitologia, habiendo publicado un libro que no puede faltar en la libreria de cualquier ornitologo que se precie. Tras las logicas protestas de mi madre y las prudentes consideraciones de mi padre, salimos a la terraza y mi hermano que por lo visto ya lo tenia todo previsto, señaló un murete que podria llegar a la altura de mi pecho, sobre el que podia instalarse el jaulón idoneo para este tipo de aves. Seria prolijo hacer un gráfico, pero si es preciso saber, por si a alguno le entrase la afición, que el jaulón cuenta con dos receptaculos en cada extremo, completamente cerrados, con tan solo unos orificios laterales para permitir la respiración de un único ejemplar en cada uno de los receptaculos y dos aberturas por las que se introduce la pileta del bebedero y el cajoncito de la comida del animal, además de dos puertecitas compactas del tamaño de una mano; una para poder coger el animal si fuera preciso y la otra que se abre, cuando quiere darse salida al mismo y que se comunica con un espacio libre entre los dos receptaculos, con una longitud de unos setenta centimetros y una anchura de unos cincuenta. Este espacio está cerrado por los laterales, y por arriba, dispone de una redecilla metalica deslizante que permite si está echada que el animal pueda solazarse sin poder escapar o bien, si la redecilla se recoge, pueda salir a volar. Los receptaculos suelen medir 40x50x40, un espacio, con suficiente olgura para el animal, que normalmente está solo, y su pareja, de forma eventual, cuando la consigue.
Como dije, mi hermano lo tenia todo previsto, pues tras la aprobación de mis padres, empezó de inmediato a construir un palomar para dos ejemplares, con los materiales mas improvisados, conseguidos de los deshechos de alguna que otra carpinteria, asi como algunos cajones de embalaje que le regalaron en los comercios del barrio. La rejilla la fabricó el mismo, entrelazando la cadenilla de unas viejas persianas y aunque quedaron horribles, cumplieron la función que se pretendia. No fué mucha mi colaboración, pero si contribuí en lo que pude en las tareas de abastecimiento.
Listo el palomar solo quedaba suscribirse en la Sociedad Colombofila. Por una cuota semanal, muy pequeña, creo recordar que eran dos pesetas y por ellas, tenias derecho a volar uno o dos palomos diarios que competirian con todos los de lo demás socios para llevar a su cajón una de las seis hembras que diariamente se soltaban y que los aficionados distinguiamos en su vuelo a simple vista porque en su cola recortada casi hasta la base, se ataba una pluma blanca, este distintivo se le ponia para que la distinguiesen los menos avezados, ya que a los a entendidos no les hacia falta ningún distintivo para distinguir una hembra en vuelo. Todos los machos sueltos se iban agrupando detrás de una u otra paloma formandose lo que en el argot se conocia como "piñas", que podian verse surcando el cielo por distintas zonas de la población. Los aficionados y sobretodo los propietarios de los palomos, especialmente en los domingos y días festivos, seguian esas piñas en sus desplazamientos, formando grupos que comentaban las excelencias de cada palomo y como nó, tambien de la hembra, algunas mas idóneas que otras para este tipo de competición, según unas caracteristicas que conocian los especialistas en este tipo de certamenes con tan solo contemplarlas en los jaulones antes de proceder a la suelta. Como es lógico, cada propietario seguia a la piña en la que volaba su palomo, que al surcar el cielo distinguia porque bajo sus alas llevaba pintado unos determinados colores que eran el distintivo de cada socio pudiendo identificarlo a simple vista. Una de las muestras de la afición es que cada socio conocia los colores de todos los demás y era habitual el que cuando alguien trataba de localizar a su palomo siempre hubiera el que le dijese por que zona iba volando y si iba solo, o agrupado en una piña, tambien el que si algun animal destacaba en su actuación se oyese exclamar "ese palomo es de fulanito o meganito", e incluso se supieran el nombre del palomo. Puede que esta interconoxión parezca exagerada pero hay dos razones fundamentales que la justifican. Elda no era un pueblo muy grande por aquellos tiempos y consecuentemente no eran muchos los aficionados a este deporte de minorias; por otra parte era costumbre que despues del trabajo se acudiera a la sede de la Sociedad, que entonces se ubicaba en la C/. Legionarios donde se hacia tertulia sobre el tema y a donde como es logico nunca dejaban de acudir los socios cuyos palomos habian conseguido llevar a su palomar, las hembras que se habian soltado por la mañana de ese mismo día. El secretario, con cierta solemnidad, señalaba en el gráfico correspondiente las entregas, poniendo una cruz roja en la linea correspondiente a los colores que habian conseguido la captura y después se procedia de identica forma en el gráfico particular de cada palomo. Este pequeño homenaje daba lugar a los comentarios sobre cada animal triunfador, cuyo palmarés iba haciendo ascender su valor crematistico a través del tiempo. Era un orgullo para cualquier palomista, que así es como les calificaba la gente en general, acudir a la devolución de las hembras conseguidas por sus palomos y cuando este hecho se repetia a menudo iba in crescendo su prestigio como socio y como criador, subiendo por lo tanto el valor de sus ejemplares. Las competiciones eran muy reñidas, porque las hembras solo se entregaban al ejemplar que les demostraba ser el mejor padre potencial para sus crias y esta selección natural de la hembra respondia a una serie de valores que el macho le demostraba a lo largo de su persecución en la que competian a veces varias docenas de ejemplares. Los viejos aficionados sabian cuales eran y en los eventos importantes, en los que solo se soltaba una hembra y la participación se limitaba a palomos con un reconocido palmarés y tambien otros ejemplares famosos de otras poblaciones, siempre habia un jurado que puntuaba las muestras demostradas por cada palomo para despues otorgar los respectivos premios que se repartian tras el concurso, premios que se añadian al historial de cada palomo pudiendo llegarse a valorar algunos ejemplares en unos precios millonarios. En vuelo, el palomo que se mantenia mas tiempo en la competición cubriendo a la paloma era el mas puntuado, considerandose tambien a los que en en la piña mas cerca estaban de la misma. Cuando paraban en cualquier punto, el que con mas ardor protegia a la hembra; el que mejor la arrullaba y el que mas tiempo permanecia a su lado aguantando las embestidas de todos los demás, ese, era el mejor puntuado. Esta actitud podia durar muchas horas, incluso podia llegar la noche sin que nadie pudiera llevar la hembra a su jaulón, tal era la competencia a veces encarnizada que se desarrollaba y en este caso se entragaba el galardón al palomo que mas puntuación hubiese logrado a lo largo de la contienda, aunque normalmente siempre habia un palomo que conseguia seducirla. Para ello, y eso tambien puntuaba, el palomo que mas cerca habia estado de la paloma, debia renunciar a su posición privilegiada haciendo una salida en dirección a su palomar para comprobar si la hembra le seguia, cosa que no conseguia ni mucho menos en el primer intento. Lo malo es que cuando regresaba, otro palomo habia ocupado su puesto de privilegio y para volver a ocuparlo tenia que atravesar la maraña de candidatos que pretendian lo mismo que él y despues despalzar al que estaba mas cerca de la paloma, labor que cuando se conseguia era a costa de gran cantidad de peleas intermedias en las que tenia que salir vencedor y muchos ya no eran capaces de conseguir la supremacia. Por ello, esas salidas estaban muy bien puntuadas. Cuando el macho salia varias veces y volvia a situarse sobre la hembra tantas veces como lo intentaba ya era un candidato de primer órden para el premio, salvo que hubiera otro que consiguiese llevarse la hembra a su palomar aunque hubiese conseguido menos puntos que él, cosa que no solia suceder, pero a veces los baremos establecidos por el instinto de la hembra estaban por encima de los establecidos por los hombres y aquellos eran los que prevalecian. Quiero hacer notar que las parejas nunca se abandonan entre sí y aunque el macho pueda tener algún que otro escarceo siempre cria con una sola hembra. Si alguno de los dos muriese siempre sacará adelante a los pichones el superviviente. A pesar de su agresividad con los estraños, con el dueño llegan a unirle ciertos vinculos de amistad y de sumisión. Siempre crian en los mismos lugares, que no abandonan jamás salvo en rarisimas ocasiones. Tambien hay muchisimas anecdotas en la vida de algunos palomos, cual de ellas mas bonita. Como una muestra, un palomo de mi propiedad estuvo alimentando a una hembra durante muchos días hasta que descubrimos el motivo de sus largas ausencias. Tratando de protegerse de la piña habia quedado encajada en un hueco del que no podia salir y mi macho todos los dias la embuchaba para que no muriese. Lo descubrimos con la colaboración de otros aficionados que lo vieron entrar varias veces en el mismo lugar y nos lo comunicaron, fué muy emocionante comprobar la solicitud con que el macho alimentaba a la hembra embuchandola como si de un pichón se tratase. Esa hembra fué llevada a la sede de la Sociedad que por unanimidad decidió otorgarsela al macho que le habia salvado la vida. Al macho le llamabamos Español y era de color senderino, blanco, con tantas incrustaciones de otros colores oscuros que el blanco se desvanecia; muy parecido a lo que ocurre con los caballos pintos.
Crió con aquella hembra y nos sacaron dos hermosos machos que llegaron a ser muy reconocidos por todos los aficionados por su estampa y por su palmarés. Desde el primer momento elegimos, a mi petición, los colores los de la Bandera Española que por lo vistosos y faciles de identificar pasearon, nuestra presencia en el cielo de nuestro pueblo durante varios años. Quizás esto haya influido en el gran amor que siempre he sentido por la enseña de mi partia, hoy tan lastimosamente denigrada por la insidia y desidia de algunos gobernantes y grupos politicos. Mi padre que jamás habia tenido mas jovi que su trabajo se hizo cargo de los palomos cuando mi hemano se trasladó a Alicante, primero a regañadientes y después con las muestras del mayor cariño y dedicación, llenando todas sus horas de asueto, desgraciadamente pocas, por lo que yo tuve que ayudarle con el mayor entusiasmo. Mi afición llegó a tal extremo que ya me permitia hacer comentarios ante los expertos, muy aplaudidos por todos, que me tenian verdadero cariño. Distinguia perfectamente un palomo borrao de un fumao y conocí la totalidad de los colores y sus combinaciones. Supe distinguir un laudino entre las distintas variedades y razas; pude distinguir si un palomo llevaba mezcla con alguna otra raza y con cual era y supe distinguir entre las hembras del gran jaulón que habia en la sede, cuales eran las mas propicias para que dieran un buen juego, por lo que cuando yo estaba allí me encargaban que fuese yo quien las eligiera, aconsejandome solo a veces un cambio, dandome las razones del por qué. "Juanito, esa que has cogido es buena pero está muy fuerte y se vá a ir con el primero que se le acerque"; "Juanito, esa no porque ha puesto un huevo y está a punto de poner el segundo y vá a volar poco tratando de echarse en cualquier momento. Es conveniente que todos sepan que las hembras se volaban solo una vez para que no las influyera ninguna querencia y que una vez voladas se canjeaban con otras de las provincias mas alejadas, para que cuando fueran soltadas se sintieran perdidas y a expensas de que un galán, el mas idoneo según sus instintos la invitase a su casa. Construimos hasta cuatro jaulones y mi padre delegó en mi las funciones de entrega de hembras seducidas y asistencia a la sociedad con lo que me convertí en el aficionado mas joven del grupo, gozando de las simpatias de todas aquellas gentes, generalemnte sencillas, que demostraron su generosidad y cariño regalandome algunos ejemplares y llenandome de sus inestimables consejos. A esas alturas ya habiamos destinado un cobertizo del patio para albergar los machos y hembras destinados a la cria. Al salir del colegio me iba a mi casa con una inmensa ilusión para ver si alguno de mis palomos habia conseguido su hembra, despues en el cobertizo observaba las parejas que estaban haciendo nido, las que ya tenian huevos y tambien como se iban emplumando los pichones, estando muy atento para en su momento anillar sus patas. Esta era su documentación. cada anilla llevaba un número que coincidia con la chapa de propiedad, que a la vez se registraba en unos libros oficiales en los que figuraba el dueño del palomo, las caracteristicas de plumaje, la garantia de su raza, el nombre de sus padres y el suyo propio. Este trámite era tan serio que cualquier omisión al respecto podia diezmar el valor del ejemplar en caso de venta y quedar vedado para cualquier competición oficial. Mientras cambiaba el agua, y reponia comida, cantaba a viva voz las canciones que mas se oian por la radio, llegando a aprenderme muchas de ellas que aún canto a veces, por lo bajini, cuando estoy solo. Me preparaba la merienda que durante un largo periodo solió ser una gran ensalada con tomate, cebolla y alguna otra verdura que regaba con gran cantidad de aceite de oliva y que me comia con abundante pan y buenos tragos de agua fresca del botijo y algún que otro traguito de vino. Cuando salia depués a la calle con mis amigos no habia quien se acercara a mi por el tremendo olor de cebolla, pero no por eso desistí de aquella merienda que tanto me seducia, debiendo comentar que jamás he vuelto a sentir el sabor de aquel aceite que por lo visto ya ha desaparecido de los mercados. Me es muy grato recordar a mi padre, tan serio y siempre tan impecable en el vestir, como con un delantal de mi madre se ponia a curar a los pichones tanto de la pepitilla como del fuego que en la punta de la lengua y en las tragaderas se les alojaba produciendoles unas terribles heridas supurantes, que él, que era incapaz de ver sangre, haciendo de tripas corazón, los limpiaba con una pinza, los desinfectaba y después aplicaba el remedio recomendado, haciendoles tragar después media pastilla de sulfamida cuyo nombre no recuerdo. Y lo más insolito, verlo formar parte de los grupitos que seguian a la piña cuando algún palomo nuestro entraba en concurso. El, que para hablarle se descubrian, corriendo de un sitio a otro como uno mas de aquellos bienaventurados que se sentian enaltecidos en su afición por su sola presencia y que le decian "Don Juan, su palomo lo está haciendo muy bien y el, que no tenia ni idea de lo que estaba bien o mal sonreia humildemente agradecido. Es algo que jamás podré olvidar.
Se que a pocos pueden importar estos recuerdos para mi tan entrañables, pero siempre al menos tendreis un mejor conocimeinto del Palomo Laudino, noble, orgulloso, tenaz, luchador, enamorado, fiel, responsable con su pareja y con sus crias, docil con su dueño y amante del entorno en que nació como pocos. ¿Que mas se puede pedir de un animal.?
Como dije, mi hermano lo tenia todo previsto, pues tras la aprobación de mis padres, empezó de inmediato a construir un palomar para dos ejemplares, con los materiales mas improvisados, conseguidos de los deshechos de alguna que otra carpinteria, asi como algunos cajones de embalaje que le regalaron en los comercios del barrio. La rejilla la fabricó el mismo, entrelazando la cadenilla de unas viejas persianas y aunque quedaron horribles, cumplieron la función que se pretendia. No fué mucha mi colaboración, pero si contribuí en lo que pude en las tareas de abastecimiento.
Listo el palomar solo quedaba suscribirse en la Sociedad Colombofila. Por una cuota semanal, muy pequeña, creo recordar que eran dos pesetas y por ellas, tenias derecho a volar uno o dos palomos diarios que competirian con todos los de lo demás socios para llevar a su cajón una de las seis hembras que diariamente se soltaban y que los aficionados distinguiamos en su vuelo a simple vista porque en su cola recortada casi hasta la base, se ataba una pluma blanca, este distintivo se le ponia para que la distinguiesen los menos avezados, ya que a los a entendidos no les hacia falta ningún distintivo para distinguir una hembra en vuelo. Todos los machos sueltos se iban agrupando detrás de una u otra paloma formandose lo que en el argot se conocia como "piñas", que podian verse surcando el cielo por distintas zonas de la población. Los aficionados y sobretodo los propietarios de los palomos, especialmente en los domingos y días festivos, seguian esas piñas en sus desplazamientos, formando grupos que comentaban las excelencias de cada palomo y como nó, tambien de la hembra, algunas mas idóneas que otras para este tipo de competición, según unas caracteristicas que conocian los especialistas en este tipo de certamenes con tan solo contemplarlas en los jaulones antes de proceder a la suelta. Como es lógico, cada propietario seguia a la piña en la que volaba su palomo, que al surcar el cielo distinguia porque bajo sus alas llevaba pintado unos determinados colores que eran el distintivo de cada socio pudiendo identificarlo a simple vista. Una de las muestras de la afición es que cada socio conocia los colores de todos los demás y era habitual el que cuando alguien trataba de localizar a su palomo siempre hubiera el que le dijese por que zona iba volando y si iba solo, o agrupado en una piña, tambien el que si algun animal destacaba en su actuación se oyese exclamar "ese palomo es de fulanito o meganito", e incluso se supieran el nombre del palomo. Puede que esta interconoxión parezca exagerada pero hay dos razones fundamentales que la justifican. Elda no era un pueblo muy grande por aquellos tiempos y consecuentemente no eran muchos los aficionados a este deporte de minorias; por otra parte era costumbre que despues del trabajo se acudiera a la sede de la Sociedad, que entonces se ubicaba en la C/. Legionarios donde se hacia tertulia sobre el tema y a donde como es logico nunca dejaban de acudir los socios cuyos palomos habian conseguido llevar a su palomar, las hembras que se habian soltado por la mañana de ese mismo día. El secretario, con cierta solemnidad, señalaba en el gráfico correspondiente las entregas, poniendo una cruz roja en la linea correspondiente a los colores que habian conseguido la captura y después se procedia de identica forma en el gráfico particular de cada palomo. Este pequeño homenaje daba lugar a los comentarios sobre cada animal triunfador, cuyo palmarés iba haciendo ascender su valor crematistico a través del tiempo. Era un orgullo para cualquier palomista, que así es como les calificaba la gente en general, acudir a la devolución de las hembras conseguidas por sus palomos y cuando este hecho se repetia a menudo iba in crescendo su prestigio como socio y como criador, subiendo por lo tanto el valor de sus ejemplares. Las competiciones eran muy reñidas, porque las hembras solo se entregaban al ejemplar que les demostraba ser el mejor padre potencial para sus crias y esta selección natural de la hembra respondia a una serie de valores que el macho le demostraba a lo largo de su persecución en la que competian a veces varias docenas de ejemplares. Los viejos aficionados sabian cuales eran y en los eventos importantes, en los que solo se soltaba una hembra y la participación se limitaba a palomos con un reconocido palmarés y tambien otros ejemplares famosos de otras poblaciones, siempre habia un jurado que puntuaba las muestras demostradas por cada palomo para despues otorgar los respectivos premios que se repartian tras el concurso, premios que se añadian al historial de cada palomo pudiendo llegarse a valorar algunos ejemplares en unos precios millonarios. En vuelo, el palomo que se mantenia mas tiempo en la competición cubriendo a la paloma era el mas puntuado, considerandose tambien a los que en en la piña mas cerca estaban de la misma. Cuando paraban en cualquier punto, el que con mas ardor protegia a la hembra; el que mejor la arrullaba y el que mas tiempo permanecia a su lado aguantando las embestidas de todos los demás, ese, era el mejor puntuado. Esta actitud podia durar muchas horas, incluso podia llegar la noche sin que nadie pudiera llevar la hembra a su jaulón, tal era la competencia a veces encarnizada que se desarrollaba y en este caso se entragaba el galardón al palomo que mas puntuación hubiese logrado a lo largo de la contienda, aunque normalmente siempre habia un palomo que conseguia seducirla. Para ello, y eso tambien puntuaba, el palomo que mas cerca habia estado de la paloma, debia renunciar a su posición privilegiada haciendo una salida en dirección a su palomar para comprobar si la hembra le seguia, cosa que no conseguia ni mucho menos en el primer intento. Lo malo es que cuando regresaba, otro palomo habia ocupado su puesto de privilegio y para volver a ocuparlo tenia que atravesar la maraña de candidatos que pretendian lo mismo que él y despues despalzar al que estaba mas cerca de la paloma, labor que cuando se conseguia era a costa de gran cantidad de peleas intermedias en las que tenia que salir vencedor y muchos ya no eran capaces de conseguir la supremacia. Por ello, esas salidas estaban muy bien puntuadas. Cuando el macho salia varias veces y volvia a situarse sobre la hembra tantas veces como lo intentaba ya era un candidato de primer órden para el premio, salvo que hubiera otro que consiguiese llevarse la hembra a su palomar aunque hubiese conseguido menos puntos que él, cosa que no solia suceder, pero a veces los baremos establecidos por el instinto de la hembra estaban por encima de los establecidos por los hombres y aquellos eran los que prevalecian. Quiero hacer notar que las parejas nunca se abandonan entre sí y aunque el macho pueda tener algún que otro escarceo siempre cria con una sola hembra. Si alguno de los dos muriese siempre sacará adelante a los pichones el superviviente. A pesar de su agresividad con los estraños, con el dueño llegan a unirle ciertos vinculos de amistad y de sumisión. Siempre crian en los mismos lugares, que no abandonan jamás salvo en rarisimas ocasiones. Tambien hay muchisimas anecdotas en la vida de algunos palomos, cual de ellas mas bonita. Como una muestra, un palomo de mi propiedad estuvo alimentando a una hembra durante muchos días hasta que descubrimos el motivo de sus largas ausencias. Tratando de protegerse de la piña habia quedado encajada en un hueco del que no podia salir y mi macho todos los dias la embuchaba para que no muriese. Lo descubrimos con la colaboración de otros aficionados que lo vieron entrar varias veces en el mismo lugar y nos lo comunicaron, fué muy emocionante comprobar la solicitud con que el macho alimentaba a la hembra embuchandola como si de un pichón se tratase. Esa hembra fué llevada a la sede de la Sociedad que por unanimidad decidió otorgarsela al macho que le habia salvado la vida. Al macho le llamabamos Español y era de color senderino, blanco, con tantas incrustaciones de otros colores oscuros que el blanco se desvanecia; muy parecido a lo que ocurre con los caballos pintos.
Crió con aquella hembra y nos sacaron dos hermosos machos que llegaron a ser muy reconocidos por todos los aficionados por su estampa y por su palmarés. Desde el primer momento elegimos, a mi petición, los colores los de la Bandera Española que por lo vistosos y faciles de identificar pasearon, nuestra presencia en el cielo de nuestro pueblo durante varios años. Quizás esto haya influido en el gran amor que siempre he sentido por la enseña de mi partia, hoy tan lastimosamente denigrada por la insidia y desidia de algunos gobernantes y grupos politicos. Mi padre que jamás habia tenido mas jovi que su trabajo se hizo cargo de los palomos cuando mi hemano se trasladó a Alicante, primero a regañadientes y después con las muestras del mayor cariño y dedicación, llenando todas sus horas de asueto, desgraciadamente pocas, por lo que yo tuve que ayudarle con el mayor entusiasmo. Mi afición llegó a tal extremo que ya me permitia hacer comentarios ante los expertos, muy aplaudidos por todos, que me tenian verdadero cariño. Distinguia perfectamente un palomo borrao de un fumao y conocí la totalidad de los colores y sus combinaciones. Supe distinguir un laudino entre las distintas variedades y razas; pude distinguir si un palomo llevaba mezcla con alguna otra raza y con cual era y supe distinguir entre las hembras del gran jaulón que habia en la sede, cuales eran las mas propicias para que dieran un buen juego, por lo que cuando yo estaba allí me encargaban que fuese yo quien las eligiera, aconsejandome solo a veces un cambio, dandome las razones del por qué. "Juanito, esa que has cogido es buena pero está muy fuerte y se vá a ir con el primero que se le acerque"; "Juanito, esa no porque ha puesto un huevo y está a punto de poner el segundo y vá a volar poco tratando de echarse en cualquier momento. Es conveniente que todos sepan que las hembras se volaban solo una vez para que no las influyera ninguna querencia y que una vez voladas se canjeaban con otras de las provincias mas alejadas, para que cuando fueran soltadas se sintieran perdidas y a expensas de que un galán, el mas idoneo según sus instintos la invitase a su casa. Construimos hasta cuatro jaulones y mi padre delegó en mi las funciones de entrega de hembras seducidas y asistencia a la sociedad con lo que me convertí en el aficionado mas joven del grupo, gozando de las simpatias de todas aquellas gentes, generalemnte sencillas, que demostraron su generosidad y cariño regalandome algunos ejemplares y llenandome de sus inestimables consejos. A esas alturas ya habiamos destinado un cobertizo del patio para albergar los machos y hembras destinados a la cria. Al salir del colegio me iba a mi casa con una inmensa ilusión para ver si alguno de mis palomos habia conseguido su hembra, despues en el cobertizo observaba las parejas que estaban haciendo nido, las que ya tenian huevos y tambien como se iban emplumando los pichones, estando muy atento para en su momento anillar sus patas. Esta era su documentación. cada anilla llevaba un número que coincidia con la chapa de propiedad, que a la vez se registraba en unos libros oficiales en los que figuraba el dueño del palomo, las caracteristicas de plumaje, la garantia de su raza, el nombre de sus padres y el suyo propio. Este trámite era tan serio que cualquier omisión al respecto podia diezmar el valor del ejemplar en caso de venta y quedar vedado para cualquier competición oficial. Mientras cambiaba el agua, y reponia comida, cantaba a viva voz las canciones que mas se oian por la radio, llegando a aprenderme muchas de ellas que aún canto a veces, por lo bajini, cuando estoy solo. Me preparaba la merienda que durante un largo periodo solió ser una gran ensalada con tomate, cebolla y alguna otra verdura que regaba con gran cantidad de aceite de oliva y que me comia con abundante pan y buenos tragos de agua fresca del botijo y algún que otro traguito de vino. Cuando salia depués a la calle con mis amigos no habia quien se acercara a mi por el tremendo olor de cebolla, pero no por eso desistí de aquella merienda que tanto me seducia, debiendo comentar que jamás he vuelto a sentir el sabor de aquel aceite que por lo visto ya ha desaparecido de los mercados. Me es muy grato recordar a mi padre, tan serio y siempre tan impecable en el vestir, como con un delantal de mi madre se ponia a curar a los pichones tanto de la pepitilla como del fuego que en la punta de la lengua y en las tragaderas se les alojaba produciendoles unas terribles heridas supurantes, que él, que era incapaz de ver sangre, haciendo de tripas corazón, los limpiaba con una pinza, los desinfectaba y después aplicaba el remedio recomendado, haciendoles tragar después media pastilla de sulfamida cuyo nombre no recuerdo. Y lo más insolito, verlo formar parte de los grupitos que seguian a la piña cuando algún palomo nuestro entraba en concurso. El, que para hablarle se descubrian, corriendo de un sitio a otro como uno mas de aquellos bienaventurados que se sentian enaltecidos en su afición por su sola presencia y que le decian "Don Juan, su palomo lo está haciendo muy bien y el, que no tenia ni idea de lo que estaba bien o mal sonreia humildemente agradecido. Es algo que jamás podré olvidar.
Se que a pocos pueden importar estos recuerdos para mi tan entrañables, pero siempre al menos tendreis un mejor conocimeinto del Palomo Laudino, noble, orgulloso, tenaz, luchador, enamorado, fiel, responsable con su pareja y con sus crias, docil con su dueño y amante del entorno en que nació como pocos. ¿Que mas se puede pedir de un animal.?
martes, 20 de enero de 2009
RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS nº 3
Habian discutido muchas veces pero ella siempre accedió. Al principio esto fué suficiente, pero después, los mimos y las caricias no bastaron para hacer que se desvaneciesen los enfados que por cualquier motivo duraban de forma desproporcionada. Mas tarde llegó el rechazo y las palabras hirientes y como galardon final, la bofetada. La primera vez que golpeó su cara fué algo inesperado, inexplicable, absurdo, imposible. ¿Como podia haber hecho eso aquel que le juró amor eterno, el que habia manifestado, saliendole del alma que ella era el único motivo de su vida, que sin ella jamas podria vivir?. Pero no era una alucinación, no era una pesadilla, era cierto, se encontraba ante un hombre violento que la miraba con odio, mientras que ella sin salir de su asombro apretaba sus manos sobre la mejilla golpeada sin saber que decir. Le brotaban las lagrimas sin llorar y casi no tenia conciencia de que eso le estuviera pasando y menos, de manos del hombre que amaba. Repasó a conciencia, todos los gestos, palabras, acciones u omisiones, por su parte, que pudieran haber desembocado en aquel rapto de ira, mientras el despotricaba sobre infinidad de cosas que ella no llegaba a comprender. Sin temor, pero tambien sin el menor deseo de reivindicar su dignidad ultrajada, manifestó a su esposo que desconocia, qué le habia empujado a hacer lo que habia hecho, pero que si realmente existia un motivo le pedia perdón. ¡TERRIBLE ERROR!, pero el amor ya se sabe, nos hace ciegos, nos deja mudos, y nos impide oir lo que no queremos escuchar. Desde aquel día no tuvo otro propososito que no fuera endulzar la vida de su esposo aunque tuviese que arrostrar los mayores sacrificios, pensando que el veria en ella tanto amor que seria imposible que volvieran a discutir, pero incomprensiblemente, fué despreciando más y más todas aquellas ternuras hasta llegar a odiarlas de forma manifiesta. La primera vez que se atrevió, con cierta energia, a invocar un por qué a esa actitud recibió como respuesta otro golpe en su rostro y las palabras mas mordaces que podia recibir en ese momento: "Me fastidia y me aburre tanta hipocresia", "Estoy harto de tí", "no me dejas respirar". Ella, volvió a encajar serenamente los hechos y las palabras y calladamente entró en el dormitorio y se acostó. Cualquiera puede imaginarse lo que aquella mujer sufrió en el silencio de su soledad, pero ¿que pasaria por la mente de su verdugo?. Cuando empezaba a conciliar el sueño se abrió la puerta del cuarto bruscamente, el hombre al que tanto amaba se avalanzó sobre ella y la poseyó, no con la ternura a la que en otros tiempos la tenia acostumbrada sino como un animal salido que acude a la hembra para desfogar sus mas bajos instintos, exhalando, mezcladas con los vapores del alcohol, incoherentes y despreciables palabras, mientras palpaba su cuerpo con el mayor sadismo. A la mañana siguiente con parsimonia infinita la esposa preparó su maleta y se dispuso a volver a casa de sus padres, no sentia ninguna animosidad ni sed de revancha; en su corazón solo habia tristeza y ante sus ojos una inmensa barrera que le impedia ver cual iba a ser su futuro, pero lo que si tenia claro es que era imposible permanecer un día mas con ese hombre, en el que desde hacia mucho tiempo no habia vislumbrado ni la mas mínima prueba de cariño. Mientras recogia lo mas estrictamente necesario solo una cosa la atormentaba ¿Por qué y como se habian precipitado aquellos acontecimientos? Volvió atrás en sus recuerdos hasta llegar a sus días de felicidad absoluta, cuando él, timidamente se habia dirigido a ella por primera vez y casi temblandole la voz la habia invitado a bailar; aún tenia gravada la sonrisa de satisfacción que habia brotado en su rostro cuando ella accedió, su amable conversación que la cautivó y la hizo olvidar al resto de sus amigas, manteniendolos en la pista una y otra pieza más, hasta terminar el bailé que pasó como una exalación. Su corto noviazgo durante el cual la habia colmado de atenciones y juntos habian programado lo que iba a ser el resto de sus vidas; como iba a ser la casa en que iban a vivir, los hijos que iban a tener, los nombres que les pondrian, como los iban a educar. Todo habia sido maravilloso; la boda intima, rodeados de sus mejores amigos y familiares mas allegados, sencilla pero sin que nada se echara a faltar y una corta luna de miel llena de emoción y de recuerdos imperecederos. ¿Que habia pasado entre ellos para llegar a ese final tan nefasto? Es cierto que nunca pudieron vivir en la casa de sus sueños, que desde que su esposo habia perdido su empleo por reducción de la plantilla no habian podido levantar cabeza en lo economico, que sobre el pesaba un "absurdo" complejo de fracaso al no haber conseguido desde entonces ningún empleo estable y sobretodo que no habian podido tener hijos por la debilidad de sus espermas, pero todo ello ya lo habian razonado y ella siempre le habia manifestado que no debia inquietarle ya que lo verdaderamente importante era que estaban juntos y seguian enamorados. Ahora, ni siquiera eso les quedaba, de forma incomprensible la odiaba y ella, aunque lo queria, nunca volveria a amarlo como antes. Marcharse era lo mejor para los dos, de este modo, el podria encauzar de nuevo su vida sin sentirse fracasado ante nadie. Quizás fuera su pasividad y conformismo lo que le exasperaba, al no quejarse nunca de lo que, él, creia que habia sido para ella una insalvable decepción y sufria, por ella, lo que no hubiese sufrido estando solo y que, en todo caso, habria afrontado con menos dolor. Definitivamente hacia lo mejor, DEBIA DEJARLO SOLO PARA QUE PUDIERA ORIENTAR DE NUEVO SU VIDA. ESA ERA LA MEJOR FORMA DE EXPRESARLE SU AMOR.
En estas cavilaciones estaba cuando sonó el timbre. Abrió la puerta y dos agentes le comunicaron con fingida afectación." Su esposo se ha suicidado. "
En estas cavilaciones estaba cuando sonó el timbre. Abrió la puerta y dos agentes le comunicaron con fingida afectación." Su esposo se ha suicidado. "
lunes, 19 de enero de 2009
RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS nº 2
Era un hombre callado, cuando andaba e incluso cuando estaba sentado, miraba a lo lejos como si su vista la apoyase en algún punto lejano, igual que cuando, nosotros, ocasionalmente, tenemos la mirada perdida sin fijarnos en nada concreto, sumidos en cualquier pensamiento y cuando nos preguntan que miramos o que pensamos respondemos con sinceridad "en nada" porque no hay nada concreto que responder por ser un cúmulo de cosas las que volaban por nuestra mente, pero sin saber exactamente cual fué la idea que centraba nuestra atención. Solo concentraba su vista, cuando te hablaba, mirandote a los ojos, inciciativa poco frecuente, ya que no solia prodigarse en palabras si no era requerido para ello ante alguna pregunta, que siempre se esforzaba en responder del mejor modo, con gran solicitud. Tambien se le veia atento y concentrado cuando observaba si las yemas de los árboles, la floración de los olivos, o el brote de la siembra anunciaba buena o mala cosecha. Hacia ya mucho tiempo que habia delegado cualquier iniciativa en manos de su esposa, una santa mujer, fuerte, con dotes de mando y con criterios inamovibles que hacia imposible cualquier razonamiento que se apartara de los canones que no sé por que genes tenia tan arraigados. Mientras siguió sus propios criterios, en los primeros años de su matrimonio, tuvo que sufrir por cualquier tráspiés las críticas reiteradas de su esposa, por no haberle consultado o por no haber hecho lo que ella le aconsejaba, por eso, con los años se limitó a hacer lo que ella decia, no porque estuviese convencido de que era lo mejor sino por evitar tener que oirla renegar. Así, poco a poco, llegó a ser practicamente un cero a la izquierda en cualquier decisión que se fuera a tomar y tanto sus hijos como los jornaleros que en algunas ocasiones se contrataban, que siempre solian ser los mismos, acudian a la patrona para recibir las órdenes.
Nunca le molestó, al menos en apariencia, ocupar el lugar al que, él mismo, se habia relegado porque esto le ahorraba cantidad de disgustos y como nunca reprochó a su esposa los errores que ella cometia, muy pocos por cierto, pudo llevar una vida mas o menos apacible realizando las labores que le eran encomendadas por su consorte, sin discutirlas, ni analizarlas, tal como corresponde a un buen peón. Las pocas veces que se le invitaba a una conversación inteligente, demostraba tal cantidad de valores y de conocimientos que sorprendia a sus contertulios por mucha cultura que tuviesen, pero como este tipo de cosas sucedia muy a las largas, no era dificil cruzarse con él, absorta la mirada y moviendo los labios como si fuese hablando consigo mismo.
Un día de crudo invierno, a finales de Febrero, periodo ideal para podar los sarmientos de la vid, la esposa envió a su marido a unas piezas de viña que tenian a muchos kilometros de la casa; el tiempo estaba inseguro, pero como ella así lo habia decidido se encaminó, a pie, casi amaneciendo, a aquellas bancales que por ser parte de una finca que tuvieron sus padres le traian muy entrañables recuerdos. La finca se repartió entre todos los hermanos, pero el caserón estaba a disposición de todos y como suele ocurrir en estos casos nadie lo utilizaba. Como la casa era de todos, ninguno se preocupó nunca de hacer las debidas reparaciones y con los años era ya casi una ruina, húmeda y triste.
Ya en las viñas comenzó tu trabajo de inmediato. No invitaba el tiempo a reposar ya que hacia un frio que helaba la moquita. El suelo estaba cubierto de escarcha que crujia al andar y los sarmientos ateridos, perdida la elasticidad, hacian mas dificil la labor, ya que esta no consistia en l cortar los sarmientos, sino hacerlo dejando solamente dos yemas. Así se lo habian enseñado sus padres y así el se lo repetia en voz alta " hay que dejar dos yemas por si una no cuajase y si las dos cuajan ya quitaremos la mas debil cuando broten," se decia a si mismo y así una a una hasta podar una interminable fila para empezar con la paralela en sentido contrario.
No paró para almorzar por temor a enfriarse. El viento empezó a sentirse, primero como una brisa helada, después de forma mas severa, llevando en suspensión pequeñas particulas que emblanquecian el rostro y que no eran mas que gotitas del chiri miri congeladas. Su afán era por lo menos terminar aquella pieza antes de que se desencadenase la tormenta que se avecinaba. Solamente le quedaba la mitad del bancal mas grande y era una pena tener que volver otro día para terminarlo. Tenia que llevar los ojos prácticamente cerrados porque el viento ya fortisimo desprendia la escarcha de los sarmientos que llegaban a su rostro como agujas que lo lastimaban e incluso lo herian pudiendose ver en su cara y manos pequeños puntitos rojos de la sangre que brotaba por tan diminutos cortes. De pronto, lo que hasta entonces habia sido solo chispear, se transformó en lluvia intensa; las gotas de agua casi helada pronto empaparon sus ropas, la cortina de lluvia hacia ya casi imposible distinguir a mas de un metro a su alrrededor, pero como el conocia aquellos parajes como la palma de su mano se encaminó hacia la casa, unico reducto donde podia encontrar al menos un techo para cobijarse. Mientras llegaba le asaltó un temor; la casa estaria cerrada y habria sido vano su intento, pero el sabia que su madre, cuando vivian allí, solia dejar una llave en la gatera por si alguno de ellos llegaba y se encontraba la puerta cerrada, pero de esto hacia ya tantisimo tiempo...; su pobre madre ya hacia muchisimos años que habia muerto; cualquiera la podia haber utilizado en alguna ocasión y era poco probable que aún estuviera allí. En esas cavilaciones, el viento y la lluvia lo dejaban avanzar muy poco, pero por el tiempo que llevaba en el intento la casa no deberia estar muy lejos. Ante la poca visivilidad casi se dió de cara contra el muro y apoyado en el fué recorriendo su fachada hasta llegar al portón; en la gatera estaba su posible salvación porque empapado de agua helada y con un frio sin duda muy por debajo de los 0º sus músculos estaban tumefactos y sus pies y sus manos le dolian intensamente; tambien le dolian muchicimo la nariz y las orejas que no se atrevia a tocar por temor a que se rompieran entre sus dedos que verdaderamente no eran ya mas que verdaderas garras sin sensibilidad. No sé a quien se invocaria porque creo recordar que no era creyente, pero estoy seguro que en el momento en que metió su mano en la gatera no tendria mas remedio que acordarse de Dios cuando tropezó con la llave que por tantisimos años estuvo allí esperando este momento.
Ya bajo techo, protegido del agua, se sintió aliviado, pero el frio lo tenia aterido, los dientes le castañateaban y las piernas le temblaban, los dedos le dolian y su cuerpo completamente helado estaba al borde del colápso. El el cobertizo del patio habia un inmenso montón de sarmientos secos, casi descompuestos por los años, pero con ellos se podia encender y mantener el fuego por mas de un día. Como pudo, llevó hasta la chimenea unas cuantas brazada de ellos y broza seca para disponerse a encender una gran fogata, pero tanto su caja de fosforos como su cajetilla de tabaco estaban completamente empapadas de agua y era inutil ningún intento, el tiempo implacable iba en su contra porque ya cualquier movimiento le resultaba penoso, la congelación iba progresando y no tenia fuerzas ya ni para arrastar sus pies. Apoyó sus manos en la repisa de la chimenea para poder sostenerse porque sabia que si se echaba ya nunca se levantaria y como un lamento silencioso se reprochó el no haberse dado cuenta nunca de lo importante que podian ser las cosas mas insignificantes: Un baso de agua para un sediento, una goma para hecer un torniquete, y en su caso un foforo para no morir congelado y mientras divagaba en esos, ya absurdos pensamientos se dió cuenta de que sus dedos inconscientemente estaba jugando con algo que habia en la repisa de la chimenea, era alargado y mas grueso por una punta, era un fosforo dejado allí por alguien no sabia desde cuando, sus rostro se iluminó y apagó de inmediato, era imposible que ese fosforo aún sirviera, la casa era fria y humeda y los años no pasan en balde incluso para un fosforo y lo mas seguro era que en el primer intento se descabezara. Lo cogió con el mayor esmero, eligió el lugar mas idoneo para frotar su cabeza, aspiró y espelió el aire de sus pulmones varias veces y casi con los ojos cerrados friccionó con fuerza sobre la losa viendo con agradabilisima sorpresa que aquella cerilla que alguien dejó alli olvidada iba a salvarle la vida. La broza seca prendió enseguida y tras ella los sarmientos iluminandose la habitación que pronto se caldeó. Se quitó la ropa y la acerco a una respetable distancia de la lumbre mientras desnudo absorvia y recuperaba el calor perdido. Ya repuesto y vestido con sus ropas secas dispuso un buen aprovisionamiento de sarmientos y de cepas viejas junto a la chimenea, sacó de la bolsa su pan, su fiambrera y su barrilito de vino y sentado en una vieja pero cómoda silla de anea se dió el mas suculento banquete, apartando los ojos de las brasas solo cuando empinaba el barrilito para saborear el explendido vino de su cosecha. Despues fumó con el mayor placer uno de sus cigarrillos ya secos y nunca, nunca más, ambicionó nada que tuviese valor pero no tuviese utilidad.
Nunca le molestó, al menos en apariencia, ocupar el lugar al que, él mismo, se habia relegado porque esto le ahorraba cantidad de disgustos y como nunca reprochó a su esposa los errores que ella cometia, muy pocos por cierto, pudo llevar una vida mas o menos apacible realizando las labores que le eran encomendadas por su consorte, sin discutirlas, ni analizarlas, tal como corresponde a un buen peón. Las pocas veces que se le invitaba a una conversación inteligente, demostraba tal cantidad de valores y de conocimientos que sorprendia a sus contertulios por mucha cultura que tuviesen, pero como este tipo de cosas sucedia muy a las largas, no era dificil cruzarse con él, absorta la mirada y moviendo los labios como si fuese hablando consigo mismo.
Un día de crudo invierno, a finales de Febrero, periodo ideal para podar los sarmientos de la vid, la esposa envió a su marido a unas piezas de viña que tenian a muchos kilometros de la casa; el tiempo estaba inseguro, pero como ella así lo habia decidido se encaminó, a pie, casi amaneciendo, a aquellas bancales que por ser parte de una finca que tuvieron sus padres le traian muy entrañables recuerdos. La finca se repartió entre todos los hermanos, pero el caserón estaba a disposición de todos y como suele ocurrir en estos casos nadie lo utilizaba. Como la casa era de todos, ninguno se preocupó nunca de hacer las debidas reparaciones y con los años era ya casi una ruina, húmeda y triste.
Ya en las viñas comenzó tu trabajo de inmediato. No invitaba el tiempo a reposar ya que hacia un frio que helaba la moquita. El suelo estaba cubierto de escarcha que crujia al andar y los sarmientos ateridos, perdida la elasticidad, hacian mas dificil la labor, ya que esta no consistia en l cortar los sarmientos, sino hacerlo dejando solamente dos yemas. Así se lo habian enseñado sus padres y así el se lo repetia en voz alta " hay que dejar dos yemas por si una no cuajase y si las dos cuajan ya quitaremos la mas debil cuando broten," se decia a si mismo y así una a una hasta podar una interminable fila para empezar con la paralela en sentido contrario.
No paró para almorzar por temor a enfriarse. El viento empezó a sentirse, primero como una brisa helada, después de forma mas severa, llevando en suspensión pequeñas particulas que emblanquecian el rostro y que no eran mas que gotitas del chiri miri congeladas. Su afán era por lo menos terminar aquella pieza antes de que se desencadenase la tormenta que se avecinaba. Solamente le quedaba la mitad del bancal mas grande y era una pena tener que volver otro día para terminarlo. Tenia que llevar los ojos prácticamente cerrados porque el viento ya fortisimo desprendia la escarcha de los sarmientos que llegaban a su rostro como agujas que lo lastimaban e incluso lo herian pudiendose ver en su cara y manos pequeños puntitos rojos de la sangre que brotaba por tan diminutos cortes. De pronto, lo que hasta entonces habia sido solo chispear, se transformó en lluvia intensa; las gotas de agua casi helada pronto empaparon sus ropas, la cortina de lluvia hacia ya casi imposible distinguir a mas de un metro a su alrrededor, pero como el conocia aquellos parajes como la palma de su mano se encaminó hacia la casa, unico reducto donde podia encontrar al menos un techo para cobijarse. Mientras llegaba le asaltó un temor; la casa estaria cerrada y habria sido vano su intento, pero el sabia que su madre, cuando vivian allí, solia dejar una llave en la gatera por si alguno de ellos llegaba y se encontraba la puerta cerrada, pero de esto hacia ya tantisimo tiempo...; su pobre madre ya hacia muchisimos años que habia muerto; cualquiera la podia haber utilizado en alguna ocasión y era poco probable que aún estuviera allí. En esas cavilaciones, el viento y la lluvia lo dejaban avanzar muy poco, pero por el tiempo que llevaba en el intento la casa no deberia estar muy lejos. Ante la poca visivilidad casi se dió de cara contra el muro y apoyado en el fué recorriendo su fachada hasta llegar al portón; en la gatera estaba su posible salvación porque empapado de agua helada y con un frio sin duda muy por debajo de los 0º sus músculos estaban tumefactos y sus pies y sus manos le dolian intensamente; tambien le dolian muchicimo la nariz y las orejas que no se atrevia a tocar por temor a que se rompieran entre sus dedos que verdaderamente no eran ya mas que verdaderas garras sin sensibilidad. No sé a quien se invocaria porque creo recordar que no era creyente, pero estoy seguro que en el momento en que metió su mano en la gatera no tendria mas remedio que acordarse de Dios cuando tropezó con la llave que por tantisimos años estuvo allí esperando este momento.
Ya bajo techo, protegido del agua, se sintió aliviado, pero el frio lo tenia aterido, los dientes le castañateaban y las piernas le temblaban, los dedos le dolian y su cuerpo completamente helado estaba al borde del colápso. El el cobertizo del patio habia un inmenso montón de sarmientos secos, casi descompuestos por los años, pero con ellos se podia encender y mantener el fuego por mas de un día. Como pudo, llevó hasta la chimenea unas cuantas brazada de ellos y broza seca para disponerse a encender una gran fogata, pero tanto su caja de fosforos como su cajetilla de tabaco estaban completamente empapadas de agua y era inutil ningún intento, el tiempo implacable iba en su contra porque ya cualquier movimiento le resultaba penoso, la congelación iba progresando y no tenia fuerzas ya ni para arrastar sus pies. Apoyó sus manos en la repisa de la chimenea para poder sostenerse porque sabia que si se echaba ya nunca se levantaria y como un lamento silencioso se reprochó el no haberse dado cuenta nunca de lo importante que podian ser las cosas mas insignificantes: Un baso de agua para un sediento, una goma para hecer un torniquete, y en su caso un foforo para no morir congelado y mientras divagaba en esos, ya absurdos pensamientos se dió cuenta de que sus dedos inconscientemente estaba jugando con algo que habia en la repisa de la chimenea, era alargado y mas grueso por una punta, era un fosforo dejado allí por alguien no sabia desde cuando, sus rostro se iluminó y apagó de inmediato, era imposible que ese fosforo aún sirviera, la casa era fria y humeda y los años no pasan en balde incluso para un fosforo y lo mas seguro era que en el primer intento se descabezara. Lo cogió con el mayor esmero, eligió el lugar mas idoneo para frotar su cabeza, aspiró y espelió el aire de sus pulmones varias veces y casi con los ojos cerrados friccionó con fuerza sobre la losa viendo con agradabilisima sorpresa que aquella cerilla que alguien dejó alli olvidada iba a salvarle la vida. La broza seca prendió enseguida y tras ella los sarmientos iluminandose la habitación que pronto se caldeó. Se quitó la ropa y la acerco a una respetable distancia de la lumbre mientras desnudo absorvia y recuperaba el calor perdido. Ya repuesto y vestido con sus ropas secas dispuso un buen aprovisionamiento de sarmientos y de cepas viejas junto a la chimenea, sacó de la bolsa su pan, su fiambrera y su barrilito de vino y sentado en una vieja pero cómoda silla de anea se dió el mas suculento banquete, apartando los ojos de las brasas solo cuando empinaba el barrilito para saborear el explendido vino de su cosecha. Despues fumó con el mayor placer uno de sus cigarrillos ya secos y nunca, nunca más, ambicionó nada que tuviese valor pero no tuviese utilidad.
domingo, 18 de enero de 2009
RELATOS QUE PUDIERON SER CIERTOS nº 1
En un caserio oculto entre las frondas del rio Mundo, conocido con el nombre de Alcadima vivió hace muchos años, entre otras, una familia de labriegos que eran ayudados en sus tareas por sus tres hijos, jovenes muy trabajadores que guardaban un gran respeto a sus padres y que siempre les honraron con sus muestras de bondad y de abnegación en los mejores momentos y en las etapas dificiles. El mayor ya habia cumplido su compromiso militar y como habia prestado su servicio en la capital y habia tenido el buen criterio de aprender durante el mismo a leer, a escribir y a hacer cuentas, sus hermanos e incluso su padre, respetaban mucho sus razonamientos, considerando que sus criterios eran inapelables. Nunca, sin embargo, hizo nada sin consultar previamente con su padre que siguió a pesar de todo siendo el cabeza de familia y la mayor autoridad, dentro y fuera de la casa.
Los hermanos menores de diecisiete y quince años no dejaban de preguntar a su hermano como era el mundo fuera del caserio, ya que ellos, el viaje mas largo que habian hecho no fué nunca mas allá de Ayna, mas que población, una aldea grande, no muy lejana, pero lo suficiente como para no ir a ella mas que cuando intercambiaban los productos que cultivaban por otros de primera necesidad que no podian obtener por sus medios y tambien en las fiestas, en las que siempre alcanzaban algún premio en las cucañas y eran aplaudidos, por sus recortes, en la suelta de los toros. El resto de los dias los pasaban trabajando, salvo el domingo, que lo dedicaban a la pesca o a la caza y si se propiciaba a robar algún beso a la moza mas atrevida del caserio que siempre "por casualidad" solia andurrear por sus entornos
Ya desde hacia muchos meses, el mayor, andaba un poco taciturno por algo que le inquietaba y que no se habia atrevido a comentar con la familia, consciente de que si lo hacia iba a perder, en mucho, el buen concepto que de él tenian, ya que a él mismo le parecia absurda tal inquietud, pero no pudo evitar que su padre, hombre inculto pero con la sabiduria que dan los años le preguntase por el motivo de su melancolia. Tras muchos rodeos y tratando de hacer comprender a su padre, que era, él, el primero en saber que era una tonteria, desembuchó su secreto diciendo: Mira padre, desde que parió la vaca, cada noche, cuando me duermo, oigo una voz que me dice "en el puente mas alto de Murcia está tu destino" y por mas vueltas que doy en la cama no puedo dormirme. A veces me salgo a la calle, me siento en el portal y me lio un cigarro para distraerme, pero noto en los sesos como la voz me repite siempre lo mismo."
Para el Padre una peseta mal gastada era un derroche, porque sabia los riesgos que conlleva el campo; las heladas, el granizo, las plagas; una simple mala polinización podia diezmar la cosecha y eso significaria hambre, por eso, centimo a centimo, habia ahorrado lo que para ellos era una pequeña fortuna, para poder paliar, si se terciaba, una eventual miseria, pero ante la angustia de su hijo, haciendo de tripas corazón, entró en la casa y casi de inmediato salió con una pequeña cajita en la que guardaba todos los ahorros y como el que entrega una inmensa hacienda la puso en manos de su hijo. Ambos sabemos que nada vás a encontrar, le dijo, pero ni tu puedes sufrir mas ni yo puedo permitir que sufras estando en mi mano el que puedas hacer ese viaje. Si nada encuentras vuelve tranquilo, porque nada espero, pero a partir de entonces vuelve a ser el eras, ese será nuestro premio. Lo que ahora se gasta es de todos porque por todos lo he podido ahorrar y entre todos volveremos a ahorrarlo para cuando se necesite, pero no creo que debamos comentar nada de lo que hemos hablado porque puede que los demás no te comprendan como yo te comprendo. Diremos que te vas a hacer unos jornales a Almansa. Al día siguiente, al amanecer, padre e hijo se encaminaron a Ayna, para allí conseguir un transporte que llevara al hijo hasta Albacete, donde sin duda habria algún tren para Murcia.
Tras las visicitudes propias de un joven, que aunque en la aldea se movia como pez en el agua, fuera de ella era casi una nulidad, a trancas y barrancas llegó hasta el puente mas alto de Murcia y ya allí, con la bolsa que le habia preparado su madre a cuestas empezó su peregrinaje de una a otra punta del puente, recordando las guardias que habia hecho en la mili, parandose tan solo para liar un cigarro o para mirar a su alrrededor esperando la señal que abriese el camino de su destino. A veces, cuando alguien le miraba, al cruzarse, el sostenia la mirada esperando que el extraño fuera a decirle algo. ¿Quizás fuese que le iban a dar un buen empleo? ¿Seria que algún jefe del ejercito residia alli y al conocerlo, por su buena conducta, lo reengancharia a su cargo y llegaria a ser Sargento? ¿quizás al pasar alguna calesa se desbocarian los caballos y el seria el salvador de sus ocupantes que serian riquisimos y lo harian encargado de alguna de sus fincas? Cualquier cosa que fuese factible paso por su cabeza durante su caminar hacia ningún destino y las horas fueron pasando y el sol empezó a ocultarse y la esperanza a desvanecerse.
Desde una tienda, junto a la entrada del puente, su dueño, habia visto el deambular de aquel extraño joven al que le habia prestado un mínimo de atención, pero ya entrando la noche y ante sus persistencia, llegó a pensar que era un suicida que no llegaba a decidirse a acabar con su vida y temiendo lo peor, cuando el muchacho estuvo casi a la puerta de su establecimiento lo llamó preguntandole con que fín llevaba casi todo el dia recorriendo el puente sin ninguna razón logica . Habia esperado tanto tiempo que alguien le hablase que cuando oyo aquellas palabras casi se puso a llorar y abriendo su corazón explicó a aquel hombre cual era su inquietud. Sorprendido el tendero y con el afán de que no se sintiera incomprendido le dijo: "No te preocupes, este tipo de cosas suele pasar a muchos jóvenes y tu has demostrado ser mas valiente que muchos, sin ir mas lejos, cuando yo tenia aproximadamente tu edad tuve una obsesión parecida. Habia una voz que me decia que en ALCADIMA, en una casa que hay junto a un gran olmo, debajo de la cama del matrimonio habia un gran tesoro" Imaginate si me presento con una pala en casa de esos labriegos para cabar debajo de su cama la paliza que me hubieran dado.
Según se dice, a los pocos días de regresar el joven de su incognito viaje, toda la familia abandonó el caserio sin llevarse sus enseres. Solo, posiblemente, sus ropas y sus herramientas envueltas en dos grandes bultos hechos con las sábanas de la cama, aunque la mula sorprendentemente parecia por su esfuerzo que llevara una pesada carga.
Los hermanos menores de diecisiete y quince años no dejaban de preguntar a su hermano como era el mundo fuera del caserio, ya que ellos, el viaje mas largo que habian hecho no fué nunca mas allá de Ayna, mas que población, una aldea grande, no muy lejana, pero lo suficiente como para no ir a ella mas que cuando intercambiaban los productos que cultivaban por otros de primera necesidad que no podian obtener por sus medios y tambien en las fiestas, en las que siempre alcanzaban algún premio en las cucañas y eran aplaudidos, por sus recortes, en la suelta de los toros. El resto de los dias los pasaban trabajando, salvo el domingo, que lo dedicaban a la pesca o a la caza y si se propiciaba a robar algún beso a la moza mas atrevida del caserio que siempre "por casualidad" solia andurrear por sus entornos
Ya desde hacia muchos meses, el mayor, andaba un poco taciturno por algo que le inquietaba y que no se habia atrevido a comentar con la familia, consciente de que si lo hacia iba a perder, en mucho, el buen concepto que de él tenian, ya que a él mismo le parecia absurda tal inquietud, pero no pudo evitar que su padre, hombre inculto pero con la sabiduria que dan los años le preguntase por el motivo de su melancolia. Tras muchos rodeos y tratando de hacer comprender a su padre, que era, él, el primero en saber que era una tonteria, desembuchó su secreto diciendo: Mira padre, desde que parió la vaca, cada noche, cuando me duermo, oigo una voz que me dice "en el puente mas alto de Murcia está tu destino" y por mas vueltas que doy en la cama no puedo dormirme. A veces me salgo a la calle, me siento en el portal y me lio un cigarro para distraerme, pero noto en los sesos como la voz me repite siempre lo mismo."
Para el Padre una peseta mal gastada era un derroche, porque sabia los riesgos que conlleva el campo; las heladas, el granizo, las plagas; una simple mala polinización podia diezmar la cosecha y eso significaria hambre, por eso, centimo a centimo, habia ahorrado lo que para ellos era una pequeña fortuna, para poder paliar, si se terciaba, una eventual miseria, pero ante la angustia de su hijo, haciendo de tripas corazón, entró en la casa y casi de inmediato salió con una pequeña cajita en la que guardaba todos los ahorros y como el que entrega una inmensa hacienda la puso en manos de su hijo. Ambos sabemos que nada vás a encontrar, le dijo, pero ni tu puedes sufrir mas ni yo puedo permitir que sufras estando en mi mano el que puedas hacer ese viaje. Si nada encuentras vuelve tranquilo, porque nada espero, pero a partir de entonces vuelve a ser el eras, ese será nuestro premio. Lo que ahora se gasta es de todos porque por todos lo he podido ahorrar y entre todos volveremos a ahorrarlo para cuando se necesite, pero no creo que debamos comentar nada de lo que hemos hablado porque puede que los demás no te comprendan como yo te comprendo. Diremos que te vas a hacer unos jornales a Almansa. Al día siguiente, al amanecer, padre e hijo se encaminaron a Ayna, para allí conseguir un transporte que llevara al hijo hasta Albacete, donde sin duda habria algún tren para Murcia.
Tras las visicitudes propias de un joven, que aunque en la aldea se movia como pez en el agua, fuera de ella era casi una nulidad, a trancas y barrancas llegó hasta el puente mas alto de Murcia y ya allí, con la bolsa que le habia preparado su madre a cuestas empezó su peregrinaje de una a otra punta del puente, recordando las guardias que habia hecho en la mili, parandose tan solo para liar un cigarro o para mirar a su alrrededor esperando la señal que abriese el camino de su destino. A veces, cuando alguien le miraba, al cruzarse, el sostenia la mirada esperando que el extraño fuera a decirle algo. ¿Quizás fuese que le iban a dar un buen empleo? ¿Seria que algún jefe del ejercito residia alli y al conocerlo, por su buena conducta, lo reengancharia a su cargo y llegaria a ser Sargento? ¿quizás al pasar alguna calesa se desbocarian los caballos y el seria el salvador de sus ocupantes que serian riquisimos y lo harian encargado de alguna de sus fincas? Cualquier cosa que fuese factible paso por su cabeza durante su caminar hacia ningún destino y las horas fueron pasando y el sol empezó a ocultarse y la esperanza a desvanecerse.
Desde una tienda, junto a la entrada del puente, su dueño, habia visto el deambular de aquel extraño joven al que le habia prestado un mínimo de atención, pero ya entrando la noche y ante sus persistencia, llegó a pensar que era un suicida que no llegaba a decidirse a acabar con su vida y temiendo lo peor, cuando el muchacho estuvo casi a la puerta de su establecimiento lo llamó preguntandole con que fín llevaba casi todo el dia recorriendo el puente sin ninguna razón logica . Habia esperado tanto tiempo que alguien le hablase que cuando oyo aquellas palabras casi se puso a llorar y abriendo su corazón explicó a aquel hombre cual era su inquietud. Sorprendido el tendero y con el afán de que no se sintiera incomprendido le dijo: "No te preocupes, este tipo de cosas suele pasar a muchos jóvenes y tu has demostrado ser mas valiente que muchos, sin ir mas lejos, cuando yo tenia aproximadamente tu edad tuve una obsesión parecida. Habia una voz que me decia que en ALCADIMA, en una casa que hay junto a un gran olmo, debajo de la cama del matrimonio habia un gran tesoro" Imaginate si me presento con una pala en casa de esos labriegos para cabar debajo de su cama la paliza que me hubieran dado.
Según se dice, a los pocos días de regresar el joven de su incognito viaje, toda la familia abandonó el caserio sin llevarse sus enseres. Solo, posiblemente, sus ropas y sus herramientas envueltas en dos grandes bultos hechos con las sábanas de la cama, aunque la mula sorprendentemente parecia por su esfuerzo que llevara una pesada carga.
viernes, 16 de enero de 2009
TAMBIEN LOS HAY
Cuando el hombre ya no se siente socorrido ni por por su propio lamento, cuando ya nada en su entorno le duele porque ha llegado al punto mas alto del dolor, cuando su perspectiva no es otra que puertas cerradas, cuando el amor ya es tan solo un recuerdo de la niñez, cuando acudes al llanto ante la miseria ajena y al pedir ayuda te dicen que llegaste tarde porque hoy solo se llora ante el exterminio de los delfines, cuando vuelve la cabeza y ve tras de si un sin fín de hombres que, como él, buscan tambien un camino, cuando rehuye a esos hombres temiendo que si encuentra un trozo de pan tendrá que repartirlo, cuando la sed y el hambre dominan su razón, cuando no hay mas que odio en su semblante, cuando mas que hablar gruñe ya como una bestia, cuando le llega la muerte.... ¡Que paz!
LOS DOS CAMARADAS
Pertenecian los dos al mismo destacamento. En una emboscada habian sido de los muy pocos que habian quedado con vida, pero que atrocidad. Ocupaban la misma habitación en la planta de quemados del hospital militar, ambos con quemaduras de tercer grado como consecuencia del napalm y a uno de ellos habian tenido que amputarle las dos piernas casi hasta la altura de las ingles; el otro habia podido conservar todos sus miembros pero estaban anquilosados y su aspecto era completamente el de una momia de la que solo se veia su cara tambien magullada. Era un milagro que hubiesen conservado la vida, aún en peligro si no se les atendia con sumo cuidado. Durante el día su habitación era un continuo ir y venir de enfermeras que les atendian con todo mimo aplicando con exactitud cronometrica los remedios que los facultativos anotaban en la tablilla, en sus dos visitas diarias, no pudiendo, practicamente, intercambiar entre ellos ninguna conversación, pero al atardecer, revisados los vendajes, aplicados los remedios y administrados todos los medicamentos, las enfermeras les daban la cena y los dejaban listos hasta el día siguiente. Este era el mejor momento de ambos, ya que precisamente a esas horas se encendian las luces del parquecito que habia muy cerca del hospital, precisamente frente a la ventana del que parecia una momia, el cual como tenia el cuerpo reclinado junto mismo a la ventana podia divisar un amplio espacio de su entorno y dada la inmobilidad de ambos contaba a su compañero todo lo que iba viendo, siendo esta la única forma de evadirse de aquel infierno. Tan minuciosas eran las descripciones del entorno, que el que estaba alejado de la ventana conocia al centimetro cada uno de los detalles y lo emocionante para ambos era esperar el acontecer que cada día se producia en tan limitado espacio. El parquecito no era muy grande pero si muy acogedor y como no tenia demasiado arbolado y estaba bien iluminado permitia ver sus cortas avenidas como si de un exagono regular se tratase, de cuyos vertices partian para confluir en una placita en cuyo centro habia una pequeña fuente iluminada por una gran farola de cuatro brazos. A ambos lados de las avenidas, de forma simetrica habia unos bancos de madera cuyo espaldar inclinado hacia atrás con forma redondeada hacia intuir que eran muy cómodos y algunos de ellos, quizás por que así habia sido diseñado el parque estaban situados bajo la frondosidad de las falsas pimientas que daban cierta intimidad al ambiente. A la izquierda del parquecito y formando calle con el, habia un edificio de apartamentos y en sus bajos varios establecimientos comerciales, entre ellos una farmacia, una tienda de ultramarinos y otra de articulos fotográficos, estas al menos eran las que estaban al alcance de su vista. La calle de la derecha del parque mirando por la ventana, no quedaba ya al al alcance de la vista desde la posición que ocupaba el enfermo. El parque siempre ofrecia algún que otro tema de entretenimiento, aunque a veces a través de las ventanas de los apartamentos tambien podian observarse a rafagas alguna que otra situación que vulneraba la intimidad de los vecinos pero que hacia esbozar en los dos enfermos la mueca de una sonrisa. Habia una pareja que era adicta a uno de los bancos, que aunque estaba protegido de las miradas desde la calle era un blanco perfecto para la mirada del enfermo. No solian fallar ninguna noche y lo que en principio eran dialogos casi platonicos con las manos entrelazadas poco a poco se fué desbordando en besos apasionados y caricias perifericas, llegando el momento en que la observación hubiera llegado a sonrojar las mejillas del enfermo si no las hubiese tenido chamuscadas. El enfermo que estaba alejado pedia mas y mas, queria que le diese los mas mínimos detalles ¿La está besando ahora? preguntaba, ¿le distingues los senos? ¿Que ropa lleva? y así día tras día, esperaban ansiosos esas horas de intimidad quedando su mente pendiente de la película que por jornadas la noche les propiciaba. El enfermo que estaba alejado de la ventana habia pedido a su amigo con insistencia que permitiese cambiar su cama junto a la ventana aunque solo fuera por unos días. Queria ver las caras de los enamorados, sentir en directo esas sensaciones que llegaban hasta el tan solo a través de la voz de su compañero, pero este nunca accedió. Esto fué creando en el un odio latente. Una noche el que observaba por la ventana sufrió unas terribles convulsiones; de inmediato su compañero que tenia una mano sana cogió el timbre para avisar a la enfermera, pero le pasó por la cabeza el que si su compañero moria el podria ocupar esa cama privilegiada. Una lucha interior mas encarnizada que la que ya habia sufrido en aquella terrible emboscada inundó su corazón y prevaleció su insana envidia. Al día siguiente las enfermeras encontraron el cuerpo sin vida de aquel pobre soldado que tanto habia padecido. Sin demora, su asesino, pidio que trasladaran su cama junto a la ventana, ya nadie tendria que contarle lo que el iba a ver en directo, ese aliciente le daria fuerzas para sobrevivir. Cuando fué trasladado pidió que descorriesen las cortinas y al asomarse quedó estupefacto al ver que la ventana daba a un callejón interior del hospital en el que tan solo se veian apilados algunos materiales de construcción.
J.R.CABRERA AMAT.
Basado en una historía que me contó
mi cuñado Rodolfo Guarinos Amat q.e.p.d.
hace ya sesenta años.
J.R.CABRERA AMAT.
Basado en una historía que me contó
mi cuñado Rodolfo Guarinos Amat q.e.p.d.
hace ya sesenta años.
jueves, 15 de enero de 2009
CON LAS MANOS EN LA MASA
Sobre el templete, los musicos de la banda, formada por trabajadores del pueblo con una vocación musical a prueba de un sin fín de ensayos, se disponia a terminar el concierto que cada domingo, en el verano, se celebraba en los jardines del mas bonito de los parques de la población. Era una noche apacible y todas la sillas instaladas para la celebración del evento estaban ocupadas, así como los bancos del entorno y las mesas del kiosco, donde se servian refrescos helados y algún que otro aperitivo. El ambiente era de los que se evocan cuando te alejas de tu pueblo. Una bella música, en un marco agradabilisimo, abriendose paso entre la algarabia inevitable, como fondo a tertulias, discusiones mas o menos acaloradas, susurros amorosos y gritos infantiles. Entre todo aquel gentio, un hombre demacrado, enflaquecido, disminuido por la enfermedad y quizás solamente sostenido por el odio, apretaba con su mano derecha metida en el bolsillo de su pantalón el fleje afiladisimo que le sirvió en otros tiempos como herramienta, en su trabajo de cortador. Desde hacia algún tiempo dudaba de la fidelidad de su mujer, joven y lozana, con unas evidentes ganas de vivir, que hacian mas penosa la enfermedad de aquel hombre, que se sentia impotente para satisfacer sus lógicos deseos. No faltaron las voces de alerta de amigos y allegados que vinieron a reafirmar sus sospechas, pero solo aquella tarde, pocas horas antes del concierto, pùdo comprobarlas. Para distraerse, solia salir de su casa despues de la comida y sentado en el bar de la esquina leia la prensa. Solia sentarse en un lugar desde el que veia la puerta de su casa sin ser visto y desde allí era imposible que nadie entrara o saliera que pudiera escapar a su control. Esa tarde, a los pocos minutos de salir, observó que su esposa se asomaba a la calle y despues de mirar a uno y otro lado cerraba la puerta que el habia dejado entornada. Con gran sigilo se acercó a la casa. El ruido de las dos vueltas del cerrojo puso en guardia al intruso que huyó precipitadamente, pero aún entró a tiempo de ver a tráves de la ventana de la sala como este, medio desnudo, saltaba la tapia del patio y lo reconoció. Era su vecino, un panadero cuarentón, fornido y con fama de D. Juan al que en mas de una ocasión habia sorprendido mirando con descaro a su esposa y que le saludaba al pasar con cierta sonrisita socarrona. No dijo nada en absoluto a su esposa, que en su cuarto, afanosa, fingia estar cambiandose de ropa.
Se dirigió al cuarto donde tanto habia trabajado en sus buenos tiempos, eligió el fleje adecuado, lo afiló con esmero y esperó pacientemente sentado sobre su taburete, reclinando su cabeza sobre los brazos apoyados sobre su mesa de cortador. Nadie puede saber que pensaria en esas horas. Siempre fué un matrimonio bien avenido. Se dice que habian estado muy enamorados. La enfermedad fué consumiendo sus fuerzas y sus recursos y por lo visto tambien el amor de su esposa y allí en la oscura soledad de aquel cuarto con el firme convencimiento de lo que debia de hacer, solo le quedaba esperar. Nuestro D. Juan de pacotilla, además de panadero, era miembro de la banda y aquella tarde haria junto a sus compañeros las delicias de sus conciudadanos en el concierto dominical. A la hora elegida, el marido engañado, despabiló su lucubrado sopor, se lavó, se cambió de ropa y despidiendose de su esposa con una sonrisa agridulce le dijo que tenia que resolver un asuntillo pero que no tardaria.
Allí, entre aquel gentio, sintiendo en su cuerpo la fuerza que hacia tiempo le habia abandonado, entraban por sus oidos las notas del clarinete que tocaba el que habia mancillado su honra mientras su mano apretaba con fuerza el instrumento que le haria callar para siempre. Terminado el concierto, al pasar los músicos entre el laverinto de sillas y de gente que todavia no se habia marchado, al otear el horizonte nuestro fornido clarinetista vino a darse de frente con su vecino que llevaba reflejada la muerte en su mirada. Aquel pelele del que sin duda se habia reido tras sus hazañas carnales se levantaba ahora ante el como un muro inexpugnable. No tuvo tiempo para reaccionar, cuando quiso darse cuenta tenia seccionada la yugular y se DEBATIA EN EL SUELO AHOGANDOSE CON SU PROPIA SANGRE, una multitud hizo corro alrrededor del moribundo y de su verdugo sin atreverse a intervenir de ningún modo, mientras el fleje ensangrentado caia de las manos de aquel pobre enfermo, demacrado, enflaquecido, disminuido e impotente que por unos minutos habia vuelto a ser un hombre para defender su honor.
Se dirigió al cuarto donde tanto habia trabajado en sus buenos tiempos, eligió el fleje adecuado, lo afiló con esmero y esperó pacientemente sentado sobre su taburete, reclinando su cabeza sobre los brazos apoyados sobre su mesa de cortador. Nadie puede saber que pensaria en esas horas. Siempre fué un matrimonio bien avenido. Se dice que habian estado muy enamorados. La enfermedad fué consumiendo sus fuerzas y sus recursos y por lo visto tambien el amor de su esposa y allí en la oscura soledad de aquel cuarto con el firme convencimiento de lo que debia de hacer, solo le quedaba esperar. Nuestro D. Juan de pacotilla, además de panadero, era miembro de la banda y aquella tarde haria junto a sus compañeros las delicias de sus conciudadanos en el concierto dominical. A la hora elegida, el marido engañado, despabiló su lucubrado sopor, se lavó, se cambió de ropa y despidiendose de su esposa con una sonrisa agridulce le dijo que tenia que resolver un asuntillo pero que no tardaria.
Allí, entre aquel gentio, sintiendo en su cuerpo la fuerza que hacia tiempo le habia abandonado, entraban por sus oidos las notas del clarinete que tocaba el que habia mancillado su honra mientras su mano apretaba con fuerza el instrumento que le haria callar para siempre. Terminado el concierto, al pasar los músicos entre el laverinto de sillas y de gente que todavia no se habia marchado, al otear el horizonte nuestro fornido clarinetista vino a darse de frente con su vecino que llevaba reflejada la muerte en su mirada. Aquel pelele del que sin duda se habia reido tras sus hazañas carnales se levantaba ahora ante el como un muro inexpugnable. No tuvo tiempo para reaccionar, cuando quiso darse cuenta tenia seccionada la yugular y se DEBATIA EN EL SUELO AHOGANDOSE CON SU PROPIA SANGRE, una multitud hizo corro alrrededor del moribundo y de su verdugo sin atreverse a intervenir de ningún modo, mientras el fleje ensangrentado caia de las manos de aquel pobre enfermo, demacrado, enflaquecido, disminuido e impotente que por unos minutos habia vuelto a ser un hombre para defender su honor.
sábado, 10 de enero de 2009
CONCORDANCIAS DIVERGENTES
He leido un precioso articulo firmado por mi queridisima amiga Io, se titula ¿Y Yo que Pinto?, en el, todo bondad, expone limpia y llanamente las atrocidades de las guerras y sus consecuencias, matizando especialmente en las calamidades que sufre la población civil, sobretodo los niños. Por ello, se rebela ante la pasividad de las instituciones y los gobernantes haciendonos ver que su ineficacia y desidia ante tan grandes problemas solo puede deberse a su ineptitud o a unos encubiertos intereses y en ambos casos nosotros somos tan responsables como ellos por nuestra permisividad, por no alzar nuestra voz exigiendo nuestro mandato, ya que en nuestras manos está el poder y ellos son simplemente meros depositarios a los que podemos exigir lo que por mayoria queremos. Este es a grandes rasgos el mensaje, y me admira la fuerza y el convencimiento con que lo expone, enarbolando la bandera de la "rebelión" si fuera preciso, al considerar que EN MOMENTOS PUNTUALES Y POR CIRCUNSTACIAS DIGNAS DE ELLO, DEBEMOS PONER EN RIESGO NUESTRA COMODIDAD, BIENES, INCLUSO NUESTRA INTEGRIDAD FRENTE A LA INOPERANCIA DE AQUELLOS QUE NOS HAN DEFRAUDADO. Me recuerda esta actitud, que aplaudo, una epoca de nuestra mas o menos reciente historia en el que grupos de jovenes y menos jovenes enarbolaron esa misma bandera ante las atrocidades que vivian y sufrian en sus propias carnes, con los "PASEOS NOCTURNOS" en los que salian empujados de sus casas personas de bien y ya no volvian por su pie, sino envueltos en mortajas con un tiro en la cabeza, despues de haber sido hallados sus cadaveres en una cuneta o al pié de las tapias de cualquier Cementerio; etapa en la que con un odio morboso se quemaban las iglesias y los conventos y se ultrajaba a las monjas, a los frailes y a los sacerdotes, acabando despues con sus vidas, a veces tras atroces martirios, o se repartian las tierras de cualquier terrateniente asesinado, ante la inoperancia de un gobierno que dejaba en la impunidad tantos desmanes.
Los que quisieron poner fín a esa situación, "los rebeldes, los fachas", aquellos que por lógica estaban destinados al fracaso, pero que, aún así, a pecho descubierto y en defensa de sus derechos inalienables se rebelaron, pagaron en buena parte su osadia; buena cuenta se dió de ellos, ANTES y durante la contienda. No importaron sus razones, ni sus miedos, ni sus cuitas. Tampoco los que desconocen la verdad de aquellos años se han preocupado en investigar ni esclarecer los motivos que les movieron a poner en juego su patrimonio y su vida, aunque hasta un ciego podria ver que con ello, no trataban mas que defender sus derechos y su dignidad. " ¿No se puede presumir, al menos, que ya habia llegado "ese momento puntual y esas circunstancias que así lo exigian?". LA SENTENCIA ESTÁ CLARA, "se rebelaron contra el gobierno legalmente constituido". No importa que ese mismo gobierno sacase de su casa al lider de la oposición D. José Calvo Sotelo, al único que predicando en el desierto aún trataba de llegar a un acuerdo mediante el diálogo y lo asesinase como a mas de mil que tuvieron el mismo final con toda impunidad. Y recuerden que estoy hablando de antes de la guerra. ¿Que imagen nos ha pintado el gobierno socialista, a través de todas sus etapas de mandato, despues de haber sido en parte, nosotros mismos, con nuestros votos, los que auspiciamos su regreso, su legalización e incluso su mandato? ¿Que imagen puede describir de un falangista, en la actualidad, cualquier niño, con la educación politica que recibe? Y no digamos del pobre Franco, del que recuerdo, como purga al encono de sus detractores, que jamás se le ha podido, ni antes, ni despues, acusar de haber robado un centimo a los españoles. Que infamia, cuando en el Parlamento, ante el problema del agua alguien apuntó la idea de construir nuevos pantanos y se rieron de él diciendole que si pretendia volver a los tiempos de Paquito "El Rana". Bendito Paquito "El Rana" que nos ha quitado la sed a los españoles durante tantisimos años, mientras este Gobierno Socialista ha abortado todos los magnificos planes que dejó en proyecto, primero por el origen de dichos proyectos y después por no perder el apoyo de Esquerra Unida que con la solidaridad que le caracteriza nunca los aceptó. Tenemos lo que nos merecemos, y en las urnas se demuestra, pero este mal persistirá mientras no analicemos el por qué de nuestras decisiones apoyandolas en las realidades y no en sentimentalismos trasnochados que solo pueden hacernos incurrir en el error. Estoy contigo querida amiga Io y comparto tu dolor por todas las consecuencias que conllevan cualquier enfrentamiento, hasta incluso estoy a tu disposición para seguir los nobles propositos que envuelven tu bandera, pero ten en cuenta que siempre seremos los rebeldes y aunque ganemos la guerra, siempre estaremos enfrentados con los que la hayan perdido porque como nos ocurrió a nosotros en aquella ocasión, tampoco meditarian ahora sobre los motivos que nos movieron a iniciar una nueva Cruzada. ¡Arriba España!
Los que quisieron poner fín a esa situación, "los rebeldes, los fachas", aquellos que por lógica estaban destinados al fracaso, pero que, aún así, a pecho descubierto y en defensa de sus derechos inalienables se rebelaron, pagaron en buena parte su osadia; buena cuenta se dió de ellos, ANTES y durante la contienda. No importaron sus razones, ni sus miedos, ni sus cuitas. Tampoco los que desconocen la verdad de aquellos años se han preocupado en investigar ni esclarecer los motivos que les movieron a poner en juego su patrimonio y su vida, aunque hasta un ciego podria ver que con ello, no trataban mas que defender sus derechos y su dignidad. " ¿No se puede presumir, al menos, que ya habia llegado "ese momento puntual y esas circunstancias que así lo exigian?". LA SENTENCIA ESTÁ CLARA, "se rebelaron contra el gobierno legalmente constituido". No importa que ese mismo gobierno sacase de su casa al lider de la oposición D. José Calvo Sotelo, al único que predicando en el desierto aún trataba de llegar a un acuerdo mediante el diálogo y lo asesinase como a mas de mil que tuvieron el mismo final con toda impunidad. Y recuerden que estoy hablando de antes de la guerra. ¿Que imagen nos ha pintado el gobierno socialista, a través de todas sus etapas de mandato, despues de haber sido en parte, nosotros mismos, con nuestros votos, los que auspiciamos su regreso, su legalización e incluso su mandato? ¿Que imagen puede describir de un falangista, en la actualidad, cualquier niño, con la educación politica que recibe? Y no digamos del pobre Franco, del que recuerdo, como purga al encono de sus detractores, que jamás se le ha podido, ni antes, ni despues, acusar de haber robado un centimo a los españoles. Que infamia, cuando en el Parlamento, ante el problema del agua alguien apuntó la idea de construir nuevos pantanos y se rieron de él diciendole que si pretendia volver a los tiempos de Paquito "El Rana". Bendito Paquito "El Rana" que nos ha quitado la sed a los españoles durante tantisimos años, mientras este Gobierno Socialista ha abortado todos los magnificos planes que dejó en proyecto, primero por el origen de dichos proyectos y después por no perder el apoyo de Esquerra Unida que con la solidaridad que le caracteriza nunca los aceptó. Tenemos lo que nos merecemos, y en las urnas se demuestra, pero este mal persistirá mientras no analicemos el por qué de nuestras decisiones apoyandolas en las realidades y no en sentimentalismos trasnochados que solo pueden hacernos incurrir en el error. Estoy contigo querida amiga Io y comparto tu dolor por todas las consecuencias que conllevan cualquier enfrentamiento, hasta incluso estoy a tu disposición para seguir los nobles propositos que envuelven tu bandera, pero ten en cuenta que siempre seremos los rebeldes y aunque ganemos la guerra, siempre estaremos enfrentados con los que la hayan perdido porque como nos ocurrió a nosotros en aquella ocasión, tampoco meditarian ahora sobre los motivos que nos movieron a iniciar una nueva Cruzada. ¡Arriba España!
jueves, 8 de enero de 2009
EL ESLABON PERDIDO
Que pobre homenaje podríamos ofrecer a nuestros antepasados si tratásemos de hablar de ellos; quizás alguna hazaña fuera de lo común que probablemente no podríamos adjudicar a nadie en concreto ya que si por casualidad la recordáramos por haberla oído de boca de nuestros padres o abuelos, lo mas seguro es que comenzarían diciendo:"No sé si fue bisabuelo o el tatarabuelo de mi bisabuelo..." Esta clase de historias también se pierden a través del tiempo y si alguna perdura solo se debe a que los hechos nos honran. Se recuerdan y a veces pasan de generación en generación. ¿Que mas da quien la hiciese si llevaba nuestro apellido?.
Después de la tercera generación los parentescos y los hechos se desvanecen, salvo como digo, algunos casos excepcionales, en los que recordamos el galardón pero no al galardonado, salvo que los libros de la historia, si el hecho fue muy importante, nos ayuden a recordarlo.
Pero no en todas las familias hay un héroe a recordar, ni un hecho excepcional que merezca tener un puesto en los anales de la historia, ni tampoco todos nuestros antepasados se pueden circunscribir a ese personaje si lo hubiera, limitándose el compendio de sus vidas a la suma de sus días, inmersos en sus penas y en sus ínfimas glorias que nadie recordará, a pesar de sus sinsabores, sacrificios y penalidades; sus pequeñas o grandes alegrías; su felicidad mermada por las necesidades o la gloria inmensa ante el bienestar de los suyos a los que tampoco nadie recuerda o en el mejor de los casos ya a nadie importa, sin siquiera tener en cuenta que nuestra identidad, incluso nuestro bienestar se apoya en los pilares de aquellas vidas, de aquellos hombres y mujeres sin los cuales no habría sido posible nuestra existencia.
No podemos ser culpables de desconocer a quienes nunca vimos, pero si, salvo algunas excepciones, de no habernos molestado en intentar saber sobre ellos; somos culpables de no haber contado a nuestros hijos y nietos las pequeñas hazañas de nuestros padres y abuelos, de no haber trasmitido también lo que ellos, a su vez, nos trasmitieron de sus sus padres y sus abuelos, y así se hubiera mantenida unida y firme la cadena. Contar esas hazañas tan humildes y cotidianas que nunca pasarán a los libros de la historia pero que también nos pueden honrar, transmitiéndonos un mensaje tan hondo y sublime que puede marcar nuestras vidas como a mi me la marcó esta simple y sencilla historia, que os voy a relatar, en cuya insignificancia radica su grandeza:
"Siendo prácticamente un niño, podría tener unos doce años, mi padre me mandó a cobrar un cheque a un banco próximo a mi casa. No os extrañéis ya que por aquellos años nadie se hubiera atrevido a asaltar a nadie por la calle, pero esto no viene al cuento. Eran todavía tiempos de necesidad y yo sabia que mi padre andaba muy escaso, por eso, cuando al contar el dinero que me dio el cajero vi que me había dado mucho mas de lo que me correspondía, salí del banco y como una exhalación me presente en casa y le dije a mi padre "mira papá, traigo mucho mas dinero del que tenia que cobrar" Mi padre muy serio me pregunto por qué y cuando le di todas las explicaciones, a pesar de sus apuros, me increpó por mi actitud y me obligó a volver al banco para entregar lo que no me correspondía, tratando de hacerme comprender que estaba muy mal lo que había hecho. Avergonzado, entré en el banco y dirigiéndome a la persona que me había atendido le dije casi susurrando que se había equivocado al darme el dinero y con cierto despotismo, sin escuchar mis explicaciones, me dio a entender que lo sentía mucho pero que debía haberlo contado antes de salir, porque lo mismo podía haberlo perdido y el no tenia ninguna culpa. Cuando le aclaré que no me había dado de menos sino de mas y puse sobre el mostrador todos los billetes al hombre casi le saltan las lágrimas y levantando el tono de su voz y dirigiéndose a sus compañeros dijo: "Mirad a este niño, le he dado dinero de mas y viene a devolvérmelo", ¿Quien es tu padre? me preguntó, y al decirle que mi padre era Juan José Cabrera _Juan José Cabrera le dije, y al oír su nombre respondió: No podías ser menos ya que tu padre es un gran hombre y un verdadero caballero. Me chocó la mano y me dio cinco pesetas. Cuando llegué a casa y le conté a mi padre lo ocurrido, sonriéndose me dijo: "Esas cinco pesetas si que son tuyas, ¿No te sientes mucho mejor así?.
Desde ese día vi de otra forma a mi padre, y a pesar de que siempre, embebido en su trabajo, no se prodigaba mucho con zalamerías, empecé a quererlo mucho mas de lo que ya lo quería. Ese ejemplo de mi padre ha estado siempre presente en todos los actos de mi vida y en cualquier ocasión que he tenido, he actuado como el me enseñó a hacerlo y en cada una de ellas lo he recordado.
¡Que pobre homenaje te rindo, padre mio!, pero en su insignificancia va implícita con esplendorosas luces tu grandeza, tantas veces demostrada a lo largo de tu vida de trabajo y sacrificio, con el único afán de dar una carrera a cada uno de tus cinco hijos.
Después de la tercera generación los parentescos y los hechos se desvanecen, salvo como digo, algunos casos excepcionales, en los que recordamos el galardón pero no al galardonado, salvo que los libros de la historia, si el hecho fue muy importante, nos ayuden a recordarlo.
Pero no en todas las familias hay un héroe a recordar, ni un hecho excepcional que merezca tener un puesto en los anales de la historia, ni tampoco todos nuestros antepasados se pueden circunscribir a ese personaje si lo hubiera, limitándose el compendio de sus vidas a la suma de sus días, inmersos en sus penas y en sus ínfimas glorias que nadie recordará, a pesar de sus sinsabores, sacrificios y penalidades; sus pequeñas o grandes alegrías; su felicidad mermada por las necesidades o la gloria inmensa ante el bienestar de los suyos a los que tampoco nadie recuerda o en el mejor de los casos ya a nadie importa, sin siquiera tener en cuenta que nuestra identidad, incluso nuestro bienestar se apoya en los pilares de aquellas vidas, de aquellos hombres y mujeres sin los cuales no habría sido posible nuestra existencia.
No podemos ser culpables de desconocer a quienes nunca vimos, pero si, salvo algunas excepciones, de no habernos molestado en intentar saber sobre ellos; somos culpables de no haber contado a nuestros hijos y nietos las pequeñas hazañas de nuestros padres y abuelos, de no haber trasmitido también lo que ellos, a su vez, nos trasmitieron de sus sus padres y sus abuelos, y así se hubiera mantenida unida y firme la cadena. Contar esas hazañas tan humildes y cotidianas que nunca pasarán a los libros de la historia pero que también nos pueden honrar, transmitiéndonos un mensaje tan hondo y sublime que puede marcar nuestras vidas como a mi me la marcó esta simple y sencilla historia, que os voy a relatar, en cuya insignificancia radica su grandeza:
"Siendo prácticamente un niño, podría tener unos doce años, mi padre me mandó a cobrar un cheque a un banco próximo a mi casa. No os extrañéis ya que por aquellos años nadie se hubiera atrevido a asaltar a nadie por la calle, pero esto no viene al cuento. Eran todavía tiempos de necesidad y yo sabia que mi padre andaba muy escaso, por eso, cuando al contar el dinero que me dio el cajero vi que me había dado mucho mas de lo que me correspondía, salí del banco y como una exhalación me presente en casa y le dije a mi padre "mira papá, traigo mucho mas dinero del que tenia que cobrar" Mi padre muy serio me pregunto por qué y cuando le di todas las explicaciones, a pesar de sus apuros, me increpó por mi actitud y me obligó a volver al banco para entregar lo que no me correspondía, tratando de hacerme comprender que estaba muy mal lo que había hecho. Avergonzado, entré en el banco y dirigiéndome a la persona que me había atendido le dije casi susurrando que se había equivocado al darme el dinero y con cierto despotismo, sin escuchar mis explicaciones, me dio a entender que lo sentía mucho pero que debía haberlo contado antes de salir, porque lo mismo podía haberlo perdido y el no tenia ninguna culpa. Cuando le aclaré que no me había dado de menos sino de mas y puse sobre el mostrador todos los billetes al hombre casi le saltan las lágrimas y levantando el tono de su voz y dirigiéndose a sus compañeros dijo: "Mirad a este niño, le he dado dinero de mas y viene a devolvérmelo", ¿Quien es tu padre? me preguntó, y al decirle que mi padre era Juan José Cabrera _Juan José Cabrera le dije, y al oír su nombre respondió: No podías ser menos ya que tu padre es un gran hombre y un verdadero caballero. Me chocó la mano y me dio cinco pesetas. Cuando llegué a casa y le conté a mi padre lo ocurrido, sonriéndose me dijo: "Esas cinco pesetas si que son tuyas, ¿No te sientes mucho mejor así?.
Desde ese día vi de otra forma a mi padre, y a pesar de que siempre, embebido en su trabajo, no se prodigaba mucho con zalamerías, empecé a quererlo mucho mas de lo que ya lo quería. Ese ejemplo de mi padre ha estado siempre presente en todos los actos de mi vida y en cualquier ocasión que he tenido, he actuado como el me enseñó a hacerlo y en cada una de ellas lo he recordado.
¡Que pobre homenaje te rindo, padre mio!, pero en su insignificancia va implícita con esplendorosas luces tu grandeza, tantas veces demostrada a lo largo de tu vida de trabajo y sacrificio, con el único afán de dar una carrera a cada uno de tus cinco hijos.
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